martes, enero 30, 2007

 
Greguerías
Colección de verano

Greguerías veraniegas.
El Imberbe lanzó la colección de candidatos de verano.Lanza a la señora Cristina como modelo clásicamente esquivo para la presidencia.Medea Lobotrico-Powell sostiene que presentar a Cristina en el 2007, en octubre, es una manera astrológica de desearle el mal.Lanza a Scioli para gobernar Buenos Aires. Modelo deportivo memorable . Titular indiscutido de la línea Aire y Sol. Campeón de categorías imaginarias.Lanza al carismático Filmus para el artificio institucional de la ciudad en contra de la actitud victoriosamente suplicante de Telerman.Nepotismo del Primer TipoCon Cristina se asiste a la implantación del Nepotismo del Primer Tipo.A la interpretación del Poder como un Fondo de Comercio Conyugal.Que se completa con la Hermana Alicia para la Gobernación de Santa Cruz.De ser posible con el expansivo hijo Máximo para la intendencia de Río Gallegos.El Imberbe decidió finalmente sacrificar a su mujer.Desgastarla desde el punto de partida.Por ejemplo al difundir encuestas del Frente Encuestológico de la Victoria.Indican que si el candidato fuera Néstor el imberbismo gana en primera vuelta, con el 53.Y que si la candidata fuera Cristina el imberbismo saca el 42.Una forma escasamente caballeresca de pasarle el mensaje hacia la oposición intrascendente.Que puede ganarles con la estrella suplente. Reservándose al titular. O sea Él.Aunque siempre se puede generar la escenografía del renunciamiento.
1-Cristina ayudó más que DuhaldePara que Néstor fuera presidente Cristina fue infinitamente más importante que Duhalde.Néstor le debe a Cristina hasta la imagen fabricada de opositor a Menem.Al presidente que Néstor solía empalagosamente celebrar.Néstor y Cristina supieron armar la sociedad políticamente conyugal.Una Banda que funcionó a la perfección como la de Bonnie and Clyde.Cristina construía el rol televisivo de parlamentaria tenazmente confrontadora.Néstor disfrutaba del conglomerado de prebendas oficiales del noventismo.Cristina ponía rostro de asco ante los desbordes de Menem.Néstor competía para ser el gobernador más disciplinado.Hacedor prolijo de los deberes que solía dictarle el Mingo Cavallo.Entonces los televisores de Garbarino se vendían con la imagen de Cristina incorporada.Con la altivez despreciativa de su mirada superior participaba de las emisiones del cablerío.Se acariciaba el pelo para demoler al menemismo con gárgaras de ética mientras Néstor se dedicaba a consolidar las bases del Sistema Recaudatorio de Acumulación.
2.- Mendicante de kirchnerismoImpresiona la actitud políticamente mendicante de Telerman.Produce una conmovedora misericordia tanta mendicidad.Como los niños desposeídos que se sitúan en las proximidades de los shoppings.Ocurre que para prosperar el progresismo necesita exhibir los miserables.Sin embargo la mendicidad de Telerman no se aplaca con monedas.El pobre Pelado mendiga migajas de kirchnerismo para ser legitimado.El inmigrante que llegó sin nada a la alcaldía aspira inútilmente a ser reconocido como un kirchnerista de la carpa chica. Entonces concede en lo que puede a Zannini y a De Vido mientras Máximo Kirchner presiona a sus funcionarios para que le renuncien.De todos modos Telerman se manifiesta como un soldado del presidente distante.A pesar del flit que violentamente le echa en el rostro el malo del Alberto.Y aunque Telerman para seducirlos les haya dejado hasta la caja mensual del barquito estancado y que nunca se lanza a navegar.
3.- Filmus sigue el ejemplo de IbarraFilmus es un poco menos carismático que Rodriguez Larreta.De todos modos Filmus parece contagiarse del ejemplo cívico de Ibarra.Los implacables fantasmas de Cromagnon lo persiguen al millonario Ibarra hasta en las alturas incandescentes del Cerro Corá.Lo peor es que nada puede hacer Alejandrita para lograr que cese la persecución.Resultan insuficientes los comentarios laudatorios de los Feinmann porque los padres de los muertos irrumpen en cualquier momento para insultarlo y aportarle colorido a su campaña electoral.En adelante Filmus tendrá que cuidarse y evitar que se le repita el síndrome de Ibarra que distribuyen arteramente los militantes afrancesados de Telerman.Filmus tendrá que apelar a su carisma para evitar a los miles de adultos alfabetizados que se dispusieron a alfabetizar mayormente en los pagos de Ishi y de Curto.Son miles de educados que reclaman por los títulos secundarios que les fueron prometidos en el marco de la campaña electoral del 2005 que sirvió para aniquilar a Duhalde.Hoy los adultos alfabetizados parecen querer organizarse como los padres de Cromagnon.A los efectos de aprovechar la merecida proyección de Filmus y escracharlo en donde aparezca con su digna densidad de educador.Para suministrarle una colección de epítetos indignamente desagradables para el ejemplar educador que sabe transmitir el tráfico de progresismo.

 
El boletín de calificaciones que entrega el Foro Económico Mundial ubica a la Argentina en el puesto 69 entre 125 países; esto da lugar a comparaciones que duelen y asombran

El país tiene instituciones tan eficientes como las de Nigeria, Nepal y Burundi, infraestructura tan desarrollada como la de Jamaica, Bolivia y Paquistán, y tanta sofisticación en materia de negocios como en Ucrania y en Colombia; la educación, similar a la de Italia, sube el promedio



Revisar los indicadores de competitividad de la Argentina decepciona tanto como mirar el boletín repleto de aplazos de un alumno talentoso. "La Argentina es un país con un enorme potencial, generosamente dotado de recursos humanos y naturales", dice el Foro Económico Mundial en su reporte anual 2006-2007 sobre competitividad global. Hasta allí llega la elogiosa nota de concepto, y a continuación se exhiben los tristes números. Entre los 125 países evaluados por el Foro, la Argentina se ubica en el puesto 69 mientras que el año pasado ocupaba el lugar 54. La medición, que recoge testimonios de hombres de negocios con poder de decisión en cada uno de los países, considera nueve pilares: instituciones, infraestructura, macroeconomía, salud y educación primaria, educación superior y capacitación, eficiencia del mercado, preparación tecnológica, sofisticación de los negocios e innovación. Los ítems de salud y educación primaria y de educación superior y capacitación fueron los únicos que depararon algunas alegrías a la Argentina. Sólo dos rubros entre los nueve relevados. El país más competitivo del mundo es Suiza (el año pasado estuvo cuarto), lo sigue Finlandia (que repite esta posición), Suecia quedó tercero (era séptimo), Dinamarca cuarto (fue tercero), Singapur es quinto igual que el año anterior y Estados Unidos retrocedió al sexto lugar, tras haber liderado el ranking el año pasado. Japón es séptimo este año (fue décimo), Alemania quedó octavo (era sexto), Holanda es noveno (fue once) y el Reino Unido quedó décimo, cayendo un lugar respecto del ranking anterior. El índice de competitividad da una visión integral de factores que son críticos para la productividad y al competitividad de los países. Según explicó Augusto López-Claros, director del programa global de competitividad del Foro, "la presencia de estabilidad macroeconómica no es suficiente para aumentar la productividad; también es importante el entorno institucional dentro del cual actúan los actores económicos, incluyendo la protección de los derechos de propiedad, la calidad del sistema judicial, la ecuanimidad del proceso político y el freno a la corrupción". En el rubro de las instituciones, la Argentina recibe las peores calificaciones, ubicándose en el puesto 112, obteniendo un promedio de 3 puntos en un grupo donde la nota más alta posible es un 7 (ver aparte). El país comparte la pobre calificación con República Dominicana, Nigeria, Nepal, Burundi, Camboya y Filipinas, entre otros.
La Nación: 28/01/07

jueves, enero 25, 2007

 
Ni Peronistas:
Durante el proceso electoral que llevaría al actual Gobierno al poder, los otrora candidatos se promocionaban ante su potencial electorado como peronistas, pero luego con el Señor Kirchner instalado en la Casa Rosada aparecieron ciertas inconsistencias.Lo primero que llamó la atención de los recién llegados fue la poca o ninguna referencia que se hacía durante los actos públicos de quien había sido hasta ese entonces líder indiscutible del Movimiento Nacional Justicialista. Incluso era notoria la ausencia de retratos del Gral Perón, los que siempre acompañaron durante gobiernos anteriores del mismo signo, reuniones de esa naturaleza.No faltaron algunos bien pensados que adjudicaron al Señor Kirchner cierta vocación republicana de no mezclar partido con gobierno, pero cuando uno de sus ministros y en ocasión de una interna, dijo a sus adversarios del momento “Métanse la marchita en el culo”, los argentinos tuvieron la primera pista.
Las cosas terminaron de aclararse al tomar estado público que el actual Presidente era una de aquellos a los que el General calificara de “estúpidos imberbes” y echara de la Plaza de Mayo, entonces quienes lo votaron supieron que habían sido engañados.
El Señor Kirchner luego de un triunfo electoral solo con un 22 % de los sufragios que le retaceaba legitimidad, desconoció el sabio consejo de Machiavello y se dedicó a construir poder con “ejércitos alquilados” y desde ese poder practica la venganza contra quienes son merecedores de sus odios añejados durante 30 años.
Se podrá especular que ahora ir por el peronismo y el mismo Juan Domingo Perón, no es una actitud revanchista, si no que forma parte de una estrategia para conformar un nuevo “movimiento histórico” que tenga al Presidente como único referente, pero en cualquiera de ambos casos el Señor Kirchner ha iniciado una aventura peligrosa despertando los fantasmas de Ezeiza.

 
El fracaso de los controles de precios
Los anuncios realizados ayer por el gobierno dejan al descubierto una primera conclusión: el fracaso de los controles de precios que Guillermo Moreno llevó con mano dura, durante todo el año pasado, para contener el alza de los productos de la canasta familiar. Pruebas al canto: cerca del presidente Néstor Kirchner se reconoció, en las últimas horas, que el mandatario analizó puntualmente este tema, entre otros, durante sus cortas vacaciones en Santa Cruz. Y que regresó a Buenos Aires preocupado por las primeras proyecciones que le acercaron los técnicos del ministerio de Economía sobre el comportamiento del costo de vida en el primer trimestre de 2007. No hay que descubrir la pólvora para saber que al presidente le quita el sueño evitar cualquier cimbronazo en la economía y el impacto del aumento de los precios en el bolsillo de los trabajadores figura al tope de esas tribulaciones, en un año eminentemente electoral como el que se inicia. El gobierno hace la plancha justamente encima de los buenos números de la economía y en las proyecciones para los próximos doce meses, con lo que cree anticipar un triunfo sin sobresaltos en las elecciones presidenciales del 27 de octubre, donde Kirchner o su esposa, Cristina Fernández, competirán por otros cuatro años al frente del poder. La decisión adoptada de incrementar en cuatro puntos las retenciones a la soja y a los productos oleaginosos, para financiar la producción primaria de productos que tienen directa influencia en el armado de la canasta familiar, como lácteos, aceites y harinas, va en línea directa con aquella preocupación y la percepción en la cima del poder de que los controles de Moreno, a la larga, no han servido. Así, el presidente ha decidido cambiar de política. Moreno dejará de presionar a las distintas cámaras empresarias para que firmen acuerdos de precios, que en la mayoría de los casos se sostuvieron poco y nada por el aumento de los costos de origen de producción. Cerca de Felisa Miceli defendían esa decisión, que puede provocar, a corto plazo, la reacción de los productores afectados por nuevas retenciones. "Están teniendo un ciclo extraordinario y ellos saben que el gobierno tiene margen para aumentar todavía más esas retenciones, de manera que no deberían quejarse", dijo en diálogo reservado un colaborador de la ministra. Sobre la impresión de que esta medida reemplaza, o busca hacerlo, a los controles de precios abiertamente ineficaces que implementó el gobierno a través del secretario de Comercio Interior, la fuente ministerial relativizó el dato, pero no lo excluyó. "La decisión del presidente es luchar contra el alza del costo de vida y este es uno de los mecanismos permitidos, que reemplaza al sistema de controles que sirvió para terminar 2006 con la inflación por debajo del dígito", expresó. Kirchner arrancó el año electoral que se avecina con una decisión, como la adoptada, que permite advertir que no tolerará que el aumento de los precios de productos que impactan directamente en el salario de las familias, pueda constituirse en una piedra en el camino de los comicios de octubre.

 
Luz
Los intentos de este gobierno por engañar a la gente pueden dar tanto para reír como para llorar. Todo tipo de excusas se ponen para no admitir que la crisis energética, advertida desde hace meses por los diferentes sectores menos el oficial, está entre nosotros. Los constantes cortes de luz que se repiten en los hogares, comercios e industrias desde el inicio de la temporada de calor son justificados por el gobierno como problemas de "distribución" y no de "carencia" de energía. Es increíble que la permanente sucesión de "fallas técnicas" ocurra en esta época y no en otra. Cualquier infante puede deducir que el motivo es el congestionamiento del sistema debido al incremento del uso de aparatos eléctricos por razones estacionales. Pero la Casa Rosada sigue con su estrategia de querer ocultarnos la verdad como si fuéramos niños. Y como si ser niño significara ser tonto.

 
Letra chica
De no implementarse adecuadamente, la batería de servicios adicionales que las empresas de medicina prepaga presentaron a la secretaría de Comercio podría terminar convirtiéndose, para los usuarios, en algo así como un beneficio forzoso, paradoja bienvenida sólo si los dos términos de la fórmula son verdaderos al mismo tiempo. Se aduce que mejorará la calidad y cantidad de sus opciones de salud, pero nadie le preguntó antes si tenían deseos de pagar más --el 22 por ciento-- a cambio de esta invocada mejoría. Habrá quienes quieran y quienes no. Lo que no deberá haber es quienes no quieran y tengan que pagar igual. La letra chica de la resolución que habilite a las empresas a cobrar los así llamados copagos no debería ser demasiado chica.

 
Subsidiópolis
El alza de las retenciones sobre la soja y oleaginosas para subsidiar los consumos populares tendrá, naturalmente, el efecto de expulsar a los productores marginales. Exagerando: aquellos que plantaron soja en el jardín ya no encontrarán remunerativo hacerlo y volverán a los crisantemos (el caso de muchos ganaderos pequeños que vendieron sus planteles y se pasaron). Pero lo más grave es el nivel que ya alcanza el intervencionismo fiscal, que está edificando un laberinto borgiano con subsidios "cruzados" (le sacan a la soja para darle a la harina; y a los aceites, para remunerar a las carnes). Cuando el salitrero de la Puna acabe de subsidiar el boleto del colectivo porteño y el arriero patagónico termine de subsidiar la leche para los niños de las villas, es decir, cuando todos los productores estén sosteniendo a todos los sectores parasitarios reclutados para votar, con tal maraña de subsidios cruzados, la Argentina será, definitivamente, el reino del revés.

 
Incoherencias
Casi todos los argentinos --incluidos los peronistas-- se escandalizan porque Isabel Martínez mandó a la policía y el Ejército, en 1975, a aniquilar a la subversión. Antes, claro, había estallado una guerra civil, uno de cuyos capítulos tuvo como protagonistas principales a la derecha y la izquierda justicialistas que se mataron entre sí, sin pedir ni dar cuartel. En una década revolucionaria como fueron los '60, Perón se sirvió primero de los montoneros para tomar el poder, cuando asesinaron a sus mayores rivales (Pedro E. Aramburu y Augusto Vandor), y luego Perón mismo ordenó "aniquilarlos". Los montoneros y el ERP se dieron cuenta, recién entonces, que el Líder no buscaba crear aquí "otro Vietnam". Ahora, como maridos engañados, pretenden tardíamente cobrarle al hijo ilegítimo, o la hija entenada, la herencia que ellos ansiaban ganarse y entonces no lograron.

 
Pacto
Cada vez que se reúne la cumbre del Mercado Común Sudamericano, es posible observar alguna maniobra nueva para emparchar su propia imposibilidad de existir. Esta vez se trataba de evitar que Paraguay y Uruguay se escurriesen hacia el ALCA firmando sendos pactos directos con los Estados Unidos. Brasil proponía ofrecerles que importaran piezas, armaran productos y los vendieran a sus vecinos como industria doméstica, a lo cual se opuso Néstor Kirchner, porque la industria argentina perseguida por la inflación de costos hubiese caído derrotada por las importaciones. Se decidió darles en cambio un subsidio anual de 125 millones de dólares a los más chicos, bajo un eufemístico "fondo de convergencia". En verdad, cada vez que un país del área pretende venderle al otro artículos que este ya elabora, se le oponen las famosas "salvaguardias", otro eufemismo que en los hechos significa "no entra", lo que impide que las fábricas rivales lleguen jamás a competir o integrarse entre sí, achicando precios a favor del usuario, tal cual era el fin originario del Mercosur. Es verdad que el intercambio se ha decuplicado en 25 años, pero nada prueba que no lo hubiera hecho también sin el pacto, del cual vive una espesa burocracia, que encabeza de nuestra parte el ex senador comunista por la Alianza, Eduardo Sigal. Salvo la integración automotriz fruto de las negociaciones entre las multinacionales, sólo es posible venderle al otro cosas que el otro no fabrique. Como Brasil no puede cosechar trigo por la incapacidad de sus tierras, nosotros se lo exportamos, y como la Argentina está atrasada en electrónica, les compramos a ellos teléfonos celulares. En 2005 todo el trigo vendido al Brasil apenas bastó para compensar la entrada de esos chismes... Kirchner le exigirá a Lula que equilibre esta balanza, pues a pesar de que tenemos el tipo de cambio más barato del mundo, aún le compramos a Brasil más de lo que ellos nos compran. Y Lula dirá que sí, completando el desbalance con la adquisición de más firmas argentinas. Así se nos fueron ya las cerveceras, el cemento y los frigoríficos. ¿Vocé fala portugues...?

 
Bla bla...
Si el Mercosur no sirve para fomentar la integración económica, al menos es una excelente fiesta semestral para que se encuentren los caudillos populistas de la región. Esta vez, la figura esperada era la de Hugo Chávez. El delirante presidente venezolano sostuvo que el Mercosur debe ser reformado, para adaptarlo a la "revolución socialista bolivariana del tercer milenio". Néstor Kirchner, que pasa ante el Departamento de Estado por ser el tutor de Chávez, le arrancó la promesa de no colectivizar, al menos, las firmas argentinas (Pescarmona, Repsol o Techint) arraigadas en Caracas, y ofreció venderle maquinaria agrícola si Venezuela compra más bonos de la deuda argentina, abogando otra vez por el tendido del "megagasoducto" que, a todas luces, es un disparate. Como se puede apreciar, nada nuevo bajo el sol. En las cumbres del Mercosur abundan los discursos inservibles.

 
Góndolas
Trabajar para alcanzar un propósito moral bueno, por más que éste parezca imposible, es positivo. Incluso, puede justificar cierta obstinación, pero ya no el capricho. Doscientos años de teoría de mercado proscriben por inútil el control de precios, y sientan este principio: el de que aquellos precios cuyo desplazamiento más se quiere evitar son los que, a pesar del férreo control o a causa de él, más se terminan desplazando. Ignoramos si al gobierno le importa el primer principio, pero está claro que no le importa el segundo (o bien le importa, pero menos que los golpes de efecto clientelistas). Quería carne más barata, y para lograrlo fijó precios y plaza única a los productores. Ahora tendremos menos carne, pero para compensar, y a la larga, más cara. Quizá la máxima moral enunciada al comienzo debería enmendarse con la salvedad de no intentar lo imposible a costa del bienestar ajeno.

 
Superávit
De las cifras bombásticas con que el gobierno nos ametralla cada día, la más lujuriante es la del superávit fiscal. Se recaudó, en 2006, cuatro veces más que en 2002, aproximadamente. Sabemos que ello se debe al alza de todos los precios internacionales derivada de la caída del dólar, que eleva las bases imponibles. Lo que no se dice es que el grueso de la recaudación proviene de impuestos confiscatorios de la renta como las retenciones a las exportaciones, o distorsivos del comercio como el impuesto al cheque. Sólo leyendo la letra chica se llega a saber que, hoy, estamos gastando más de lo que ingresa (15.515 millones de pesos contra 14.909 millones en diciembre último) y lo peor: que el superávit nacional se concreta sobre los déficit de las provincias. Ya hay siete distritos que están en rojo (entre ellos, el nuestro) y, cuando se produzcan los aumentos de salarios, más Estados pasarán al déficit. La consecuencia directa es que el gobernador, oficialista u opositor, tendrá que viajar a Buenos Aires a pedir al presidente la ayuda central y "este podrá sugerirle", elegantemente, que se sume al transversal Frente para la Victoria, sea como peronista o como radical K. Decía José Ortega y Gasset que "el Estado es lo que está", y lo que está es esto: un sistema extorsivo.

jueves, enero 11, 2007

 
Kirchner enfría la cumbre con Vázquez
El presidente Néstor Kirchner habría ordenado enfriar las expectativas sobre una cumbre con su par uruguayo Tabaré Vázquez, alentada desde ambas orillas sobre finales del año pasado como parte de los esfuerzos para destrabar el conflicto bilateral por la instalación de la pastera finlandesa Botnia en Fray Bentos. Es cierto que la política exterior del gobierno del santacrucerño no ha brillado por su eficacia durante estos tres años largos de gobierno. Y no caben dudas a propios y extraños que se trata de una de las grandes asignaturas pendientes de la administración. De hecho, las marchas y contramarchas han sido una constante que colocó al país más lejos que cerca de la consideración internacional. Algo de eso parece ocurrir ahora con el eterno conflicto con Uruguay. En los últimos días de 2006, el presidente Kirchner de algún modo sorprendió a quienes siguen de cerca la saga con el país vecino, cuando declaró ante un columnista porteño su deseo de "negociar" con Tabaré Vázquez para poner freno a la escalada de tensiones bilaterales. El primer hito en el que tanto Montevideo como Buenos Aires pusieron la mira fue la cumbre de presidentes del Mercosur que se realizará los días 18 y 19 de este mes en Brasilia. Aunque de modo discreto, voceros de ambas cancillerías dijeron que esa sería una magnífica oportunidad para armar un diálogo entre ambos mandatarios. Y en una primera instancia desde la Casa Rosada no se desmintió, pero tampoco se confirmó la especie. Como dijo un informante, "se dejó picando" la chance del encuentro. ¿Qué ocurrió ahora? En despachos del primer piso de Balcarce 50 se afirma que a Kirchner terminó por no gustarle la idea de un encuentro con Tabaré, mientras el mandatario uruguayo persista en su decisión de asegurar que no se sentará a conversar mientras se mantenga el corte de los pasos fronterizos por parte de los asambleístas erntrerrianos. "Si Kirchner acepta la cumbre es para hablar sin condicionamientos, pero si nos van a chicanear con lo de los cortes, ya arrancamos mal", dijo ayer uno de los pocos funcionarios que permanecía en su despacho pese al fuerte ausentismo que generó en la Casa Rosada el descanso de una semana que el mandatario decidió tomarse en El Calafate. En buen romance, Kirchner hubiese preferido que Tabaré afloje un poco con su prédica contra los cortes y con la intransigencia que ha puesto en la cuestión, toda vez que desde la Casa Rosada se habrían comenzado a analizar medidas concretas para levantar los piquetes en Gualeguaychú y los otros dos pasos fronterizos. Aunque no lo reconocen públicamente, la decisión de anticiparse a los bloqueos y formar un cordón preventivo previo, como ocurrió ayer con personal de Prefectura en el puerto porteño, sería la base de esa nueva estrategia. La decisión estaría relacionada con la necesidad del gobierno argentino de mostrar al menos algún grado de avance para terminar con los bloqueos cuando se avecina para los próximos días --tal vez en coincidencia con la reunión del Mercosur en Brasilia-- el fallo de la Corte de La Haya sobre el reclamo que elevó el gobierno uruguayo por la violación de la libre circulación y el perjuicio económico que le producen los cortes. En la cancillería argentina son francamente pesimistas sobre la decisión del alto tribunal internacional. Se suma ahora que Kirchner decidió que no se sentará a negociar con Tabaré bajo la presión del uruguayo que persiste en enrostrarle el tema de los bloqueos a su país.

 
Piñata
Los puentes entre ambos grupos rivales de la CGT se rompieron durante las celebraciones de fin de año, cuando Hugo Moyano desertó de un brindis calculado para avenirlo con los "gordos", titulares de las organizaciones mayores. Ahora se preparan las hostilidades que no estallarán, sin embargo, antes de marzo, cuando ya estén planteadas todas las negociaciones salariales. Y mientras los "gordos" rumorean que Moyano se está levantando una mansión en el Oeste de la Capital Federal, saltó del lado del camionero la actualización del expediente que tramita ante el fiscal Stornelli desde 1996, según el cuál los "gordos" se habrían distribuido dolosamente una fabulosa "piñata" de 500 millones de dólares, esta última década. En el '96, Carlos Menem y Domingo Cavallo tramitaron en el Banco Mundial un crédito para modernizar las obras sociales (que son la cueva de Alí Babá de los sindicalistas). Así, se distribuyeron primero 100, luego 250, y al final 150 millones de pesos-dólares, algunos con imputaciones tan vagas como "afirmación institucional" en el sindicato de Comercio que dirige Armando Cavalieri, pero también hay partidas asignadas al ferroviario Pedraza, el albañil Gerardo Martínez o al sanitario Oscar Lingieri. Cosas veredes...

 
Oportunísima
En caso de que el gobierno de Néstor Kirchner no haya tenido nada que ver con la misteriosa desaparición y oportunísima reaparición del señor Gerez, a estas horas sus principales operadores deben estar maldiciendo la injusta combinación de circunstancias que predisponen a muchos ciudadanos a desconfiar de la versión oficial. El más vehemente inculpador público de un político de la detestada derecha desaparece en las propias barbas de un gobierno que hizo y hace de ese detestar una consigna diaria. ¿Otra vez la impunidad? Algo como una santa indignación mediática arrecia y cunde. Las vestiduras se rasgan y todo pende de un hilo. Entonces el presidente entra en escena: amonesta, rememora y está claro que juega su prestigio si sus palabras no surten efecto. Pero surten. Y el testigo reaparece, hecho un manojo de nervios, gratitud y loas. Sólo con que hubiesen salido las cosas no tan redondas, la sensación de verosimilitud, inseparable de todo drama, se habría diluido menos. Pero lo mejor es enemigo de lo bueno.

 
Anarquía
El movimiento asambleísta que, con sede en Gualeguaychú, propone y promueve evitar, a como dé lugar, la instalación de plantas de celulosa en las márgenes fluviales de aquella localidad, parece haber resuelto en las últimas horas pasar de castaño a oscuro. Con lo cual se parece menos a un conjunto de vecinos que peticionan medidas que a un cuerpo de funcionarios logistas que las comunican sin más. La más reciente de esas "comunicaciones" a la ciudadanía da cuenta de que una comisión vecinal ad hoc dispondrá en el futuro, y cuando lo estime conveniente, una serie de operativos sorpresa. El objetivo: bloquear el acceso a la terminal porteña de la empresa Buquebús e impedir la salida de embarcaciones rumbo a Uruguay. En el país del todo vale, donde el gobierno, durante sus primeros tres años de gestión, ha permitido y, tácitamente, avalado que los piqueteros, por un lado, y los asambleístas entrerrianos, por otro, cortasen rutas a voluntad, tiene lógica la decisión reciente de los militantes de Gualeguaychú. Pero, claro, con el mismo criterio pueden reaccionar los turistas a quienes se les quiere impedir viajar al Uruguay y enfrentar por la fuerza a los asambleístas. Al fin y al cabo, su respuesta también sería lógica. Conclusión, por este camino iríamos a parar a la anarquía. ¿Por qué? Por la ausencia del Estado y la irresponsabilidad del gobierno.

 
Conspiración
A tenor de los reportajes que van haciéndoles a los testigos, el proceso que lleva el juez Norberto Oyarbide para asignar culpabilidades por los crímenes de la Triple A, entre 1973 y 1976, está llamado a inocentar a Juan Perón, y a remachar la leyenda del "brujo" López Rega que lo habría sometido, mediante filtros mágicos y ritos esotéricos, dominando así su voluntad para apoderarse de las decisiones del Estado, en sacrílego connubio con Isabel Martínez, y todo al servicio de la CIA norteamericana. Grave, porque la Justicia validaría una versión conspirativa de la historia. En realidad, López Rega era sólo un fámulo, y no habría hecho nada sin la orden de Perón. Lo que ocurrió luego es que todos los "demócratas", aspirantes, tras 1983, a los votos peronistas, adhirieron a la tesis conspirativa, santificando a Perón, y cargando toda la culpa sobre el mucamo...

 
La oposición no sabe a qué oponerse

Ahora todos quieren ser peronistas -suele bromear Antonio Cafiero-. Pero mucho cuidado, no cualquiera puede serlo: hay que tener un estómago importante para ser peronista. Hay que tragar muchos sapos . Cuando se lo nombra a Cafiero en la Casa Rosada se lo hace con una cierta nostalgia prestigiosa: es un anacronismo pero es, a la vez, la corporación histórica del peronismo troncal. Cafiero piensa como piensa el imaginario peronista de a pie, y eso se respeta mucho en Balcarce 50. Es Cafiero quien dice también que mientras muchos se suben ahora al barco peronista para hacer política y aparecer en la foto, nunca en su historia el peronismo tuvo una oposición más pobre. Esa seguridad deriva en un lugar común de nuestros días: la oposición no existe. Se trata, claro está, de un error. No es que no exista, sino que no sabe a qué oponerse. El kirchnerismo, que es una secuela indeseada de la fractura bipartidista y que marcha orgulloso por las vías del partido único, se ha convertido en una suerte de monstruo de Lovecraft: gigantesco, temible, gelatinoso y elástico, crece y crece desde los páramos posmodernos ocupando todo y devorando a sus enemigos. Néstor Kirchner es un arquero de goma que, con las encuestas en la mano, se estira y estira en todas las direcciones, y obtura todos los huecos. Es muy difícil, en estos días de gloria, encontrarle un flanco y meterle una pelota. Kirchner rompe, todo el tiempo, cualquier eje de oposición. Para empezar, pulveriza la histórica tensión entre peronistas y radicales. Coopta a los radicales que gobiernan, lleva a un radical (Julio Cobos) como candidato a vicepresidente, y obliga a la militancia de la UCR a alinearse con un navegante solitario: Roberto Lavagna, un peronista aprisionado en un cuerpo alfonsinista, que se presenta como un carbónico prolijo del original. Luego la criatura de Lovecraft destroza el eje que ella misma postula. El kirchnerismo se postula como un lugar de la centroizquierda que pelea heroicamente contra la "abominable" centroderecha. Sin embargo, Kirchner elige a un dirigente de centroderecha -el vapuleado vicepresidente de la Nación- para ocupar nada menos que la candidatura del principal distrito del país: la provincia de Buenos Aires. Eso no le impide al Presidente colocar, a su vez, a un centroizquierdista -el tímido Daniel Filmus- en la ciudad. Un producto para cada mercado, sin ideologías que valgan. El cliente siempre tiene la razón. Posteriormente, el gran movimiento nacional kirchnerista juega con la peregrina idea de que la batalla electoral de este año será entre progresistas y noventistas. O para decirlo en términos que el oficialismo suscribe: el campo popular frente al neomenemismo. Esta última "bestia negra" de la política estaría encarnada por Mauricio Macri, el Berlusconi argentino, como gustan decirle en la Jefatura de Gabinete. Se ve que, como piensa el kirchnerismo duro, hay menemistas buenos y menemistas malos: los buenos son los que me apoyan (Scioli) y los malos los que me combaten (Macri). Postular que el presidente de Boca quiere volver a los noventa equivaldría a decir que pretendería erigirse en el hombre del antimodelo. ¿Puede algún opositor en la Argentina hacer campaña contra la nueva convertibilidad del 3 a 1? Así como era suicida en los noventa, es también suicida en la actual Argentina de Kirchner, que crece con ese modelo a un 8 por ciento anual, reduce la pobreza, controla la inflación, aumenta las reservas y genera confianza interna y consumo. La verdad es que nadie tiene, en la oposición, un modelo económico alternativo. Hay matices, y la necesidad de hacerle un "service" a la economía, como sugiere Carlos Melconian: acariciar a los inversores, mimar a los empresarios y acomodar algunos precios y tarifas antes que cambie el viento de cola. Pero nadie en su sano juicio piensa discutir lo que funciona bien, y mucho menos con matices insustanciales que la enorme mayoría del electorado no entiende. La desazón de la centroderecha es aún más profunda. Históricamente, alguno de sus hombres podía ser "el candidato del establishment" o "el candidato de Washington". Pero resulta que, aunque venda lo contrario, Kirchner les ha ocupado también ese sitial. Hace un tiempo, un importante dirigente del centro se reunió con los principales empresarios argentinos y argumentó con dureza contra la política oficial. Al final del amable almuerzo, los empresarios fueron muy sinceros: Nos gusta lo que dice, pero ¿qué ganamos nosotros apoyándolo a usted? Sólo el odio y las represalias del Gobierno. ¿Y por qué vamos a abandonar a los que gobiernan si más allá de algunas rispideces estamos haciendo grandes negocios con ellos? El candidato de centro salió de allí con la cabeza gacha. Algo similar ocurre con los Estados Unidos. Tal como advirtió el "filósofo" kirchnerista Luis D Elía, el giro del Gobierno contra Irán, que fue visto en Washington como una señal inequívoca a favor de la política norteamericana en Medio Oriente, y la llegada de los demócratas al poder legislativo, de indudable sintonía con el matrimonio presidencial, reforzó la "confiabilidad" en un jefe de Estado que, por encima de rabietas mediáticas y oportunistas, pagó la deuda completa a los organismos de crédito y ayudó a morigerar las posiciones extremas de Hugo Chávez. Luego está lo más aproximado a una idea política que ha tenido la oposición: la República frente al populismo. La apelación a defender los mecanismos republicanos frente al avasallamiento peronista de las instituciones. Esa idea sofisticada se volvió, sin embargo, popular en Misiones, y Kirchner recibió así la primera bofetada en las urnas. Pero como el hombre sabe leer muy bien a la opinión pública, y gobierna para ella, tomó dos o tres medidas "republicanas" (desactivó reelecciones provinciales, redujo los miembros de la Corte) y desinfló provisoriamente el globo. Fue, en ese sentido, mucho más inteligente que Chávez, quien con su burda terquedad logró aglutinar enfrente a un grupo variopinto de opositores, unidos una vez más por el espanto y no por el amor. "Chacho" Alvarez, el gran discípulo de Cafiero, supo tener una idea. Una sola. Decidió que Menem, que era rubio y con ojos celestes hasta el Tequila, traicionaba al peronismo y promovía la deshonestidad. Esa idea le permitió obtener cinco millones de votos en 1995. La oposición actual carece de una idea semejante. Intenta Elisa Carrió instalar la ocurrencia de que ésta es una pelea moral contra un gobierno mafioso, pero aún no existen pruebas concretas para que la sociedad lo crea, o lo quiera creer. Quizá porque el periodismo de investigación duerme el sueño de los justos en la Argentina. Falta una idea nueva, y es muy mala noticia que brille por su ausencia. Es necesaria una oposición que sepa a qué oponerse. Que controle al Gobierno, le baje la soberbia, y sea capaz de recrear el bipartidismo y la alternancia democrática. Es necesaria también para que los argentinos no tengan, como los peronistas, que desarrollar "un estómago importante", y tragar cualquier batracio para sostener lo mínimamente alcanzado. Para que los argentinos no tengan que volver al voto cuota. Ni despertarse un día, como muchas veces se despertaron, viendo que el ciclo económico cambió, que los vientos de cola se transformaron en tormentas perfectas, que los magos del Gobierno perdieron la magia y que el país perdió otra gran oportunidad.

sábado, enero 06, 2007

 
Injusto Fisco: Sólo el 4% de los contribuyentes generan el 90% de la recaudación
En la Argentina hay una pésima estructura tributaria. Ejemplos de las distorsiones hay muchos. El siguiente es uno que eligió el Instituto para el Desarrollo Social Argentino para demostrar todo lo que hay que cambiar:
CIUDAD DE BUENOS AIRES ( Idesa). En el 2006 la recaudación alcanzó niveles récord, aunque también fue inédito el nivel de distorsiones que genera el sistema impositivo.
Un problema central es la triple imposición asociada a que los 3 niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal) aplican impuestos similares a los mismos contribuyentes. Una manera de comenzar a construir un sistema impositivo más racional, sin comprometer las cuentas fiscales, es simplificando los impuestos para las pequeñas empresas.
Históricamente los 3 niveles de gobierno han ido tomando a lo largo del tiempo decisiones en materia tributaria guiados fundamentalmente por objetivos coyunturales. Por eso el sistema tributario ha quedado conformado con una estructura aluvional, en donde se acumulan muchos impuestos sin orden ni racionalidad.
Un rasgo notable es que un mismo hecho imponible –una venta, la titularidad o la producción de un bien o servicio– genera la obligación de cumplir con varios tributos regulados desde los 3 niveles de gobierno. Así, la carga impositiva y la burocracia son enormes, y los niveles de evasión masivos, particularmente, entre las pequeñas empresas.
Analizando la recaudación impositiva según el tamaño de los contribuyentes aparecen evidencias importantes. Según datos de la AFIP, en el año 2005 había poco más de 1 millón de monotributistas y 600.000 contribuyentes que tributaban IVA. Tomando el monto de ventas declaradas por estos contribuyentes –en el caso de los monotributistas estimado en base a la categoría en la que tributan- aparece que:
> El 81% de los contribuyentes, incluyendo monotributistas y pequeñas empresas que tributan IVA, generan apenas el 3% del total de ventas declaradas al fisco.
> En sentido contrario, el 4% de los contribuyentes más grandes genera el 86% del total de las ventas declaradas al fisco.
> En el extremo, sólo 9.000 contribuyentes, es decir apenas el 0,5% del total, generan el 68% del total de ventas declaradas al fisco.
La fuerte concentración de la recaudación en muy pocos contribuyentes es consecuencia de la heterogénea estructura productiva del país y, fundamentalmente, de que entre los contribuyentes más pequeños la evasión es masiva. Esto es debido a que los controles entre las unidades productivas más pequeñas son muy difíciles de realizar y a que frecuentemente la elevada presión impositiva y burocrática hace prácticamente imposible el cumplimiento de las normas impositivas.
En este contexto, el nivel record de recaudación alcanzado en el 2006 es la oportunidad para comenzar a racionalizar el sistema tributario argentino. Para avanzar con éxito en esta estratégica meta es clave una cuidadosa planificación.
Las reformas deberían comenzar en áreas donde los perjuicios sociales y económicos que genera la irracionalidad impositiva son más dañinos, preservando en todo momento el equilibrio fiscal.
En este sentido, la concentración de la recaudación en pocos contribuyentes, que además son los más grandes, facilita la instrumentación de las reformas en el sistema tributario ya que si se focalizan en las pequeñas empresas los riegos de perder ingresos fiscales son muy bajos, dado que actualmente son muy pocos los pagan.
Por ejemplo, se podría avanzar en la línea de que el IVA sea el único impuesto que grave las ventas de las pequeñas empresas, eliminando el impuesto a los Ingresos Brutos, las tasas municipales y el actual monotributo (que ha aportado poco en términos de simplificación y mucho en términos de “huecos” por donde se filtra la evasión y la elusión).
Para instrumentar esta medida se debería asignar a las provincias –y eventualmente a los municipios– la responsabilidad de administrar el IVA, que pasaría a ser el único impuesto sobre los pequeños contribuyentes.
Para la AFIP implicaría una pequeña perdida de ingresos, pero un gran alivio administrativo porque se liberaría de la responsabilidad de gestionar trámites en una enorme cantidad de contribuyentes dispersos por todo el país que aportan muy poco a su recaudación.
Para los gobiernos locales sería la oportunidad de mejorar genuinamente sus ingresos aprovechando las ventajas de su conocimiento de la realidad productiva del lugar. Sería comenzar a migrar hacia un sistema tributario más descentralizado y coherente con el régimen federal previsto en la Constitución Nacional.
Pero el principal beneficio se presenta desde la perspectiva del desarrollo nacional por el impulso en favor de la formalización de las pequeñas empresas. Este segmento es el más discriminado por las normas tributarias vigentes y el que contrata a la mayor parte de las personas menos calificadas.
Con menos impuestos, más simples, de gestión amigable y a tasas razonables aumentan las posibilidades de que los pequeños emprendimientos cumplan con las normas tributarias. Este es un paso clave para promover crecimiento con una mejor distribución personal y geográfica del ingreso.

 
Pregunta para quienes votarán por Kirchner:
¿Por qué hay que pagar $ 3,10 por el dólar si vale $ 2,44? ¿Quién se lleva la diferencia?
Si Ud. es quien se lleva la diferencia y está embolsando mucho dinero a expensas de muchos otros argentinos... felicitaciones. Es nada solidario pero... en fin... Ahora si Ud. no se lleva la diferencia pero, a la vez, se encuentra muy satisfecho con este Gobierno y su modelo económico, resultaría interesante que nos explique porqué Ud. no es uno de los que se beneficia y, en definitiva, quién se la lleva. ¿Los exportadores manufactureros como Techint? ¿El Estado (Kirchner) que cobra retenciones al campo.


5 años después de la devaluación, y contra la mayor parte de los pronósticos de los economistas, el peso argentino sigue siendo una de las monedas más depreciadas del mundo.
No es aceptable afirmar que el beneficiado es el sector agropexportador porque paga elevadas retenciones. Sin duda que los beneficiarios del modelo de peso depreciado son:
> los políticos, o sea quienes administran el Estado, que ingresa abultados derechos de exportación que pagan los agroproductores; y
> los exportadores manufactureros, de alguna manera representados por la Unión Industrial Argentina que controla Organización Techint.
¿Quiénes son los perjudicados?
Los proveedores de servicios en general, y básicamente la población, que no solamente debe subsidiar el dólar sino que, además, debe comprar más caro todo aquello que se relacione con el dólar, como los alimentos.
De un panel de 20 países analizados por los economistas del banco de inversión JP Morgan, la Argentina tiene, por lejos, el tipo de cambio más atrasado. A valores de diciembre, en el Morgan aseguran que la cotización del peso está un 25% por debajo del "valor de equilibrio".
Si estas estimaciones son correctas, el dólar debería costar en la Argentina hoy $ 2,44 por unidad.
La estimación figura en informe global del 1er. trimestre del 2007 de la entidad. En el mercado, la palabra del Morgan en materia de tipos de cambio tiene un eco particular: la predicción de los movimientos de tipos de cambio es la especialidad de la entidad.
Desde ese área, como estratega global de monedas basado en Londres, se proyectó a la fama 10 años atrás Alfonso Prat Gay, el ex presidente del BCRA.
Para determinar el "tipo de cambio de equilibrio", los economistas pesan factores como productividad, precios externos, riesgo países y diferenciales de tasa de interés, entre otras variables.
Al igual que el peso argentino, se encuentran retrasados el dólar (un 10% contra el euro), el yen (11%), el peso chileno (7%) y el peruano (11%), en estos últimos casos, medidos contra el dólar.
Del otro lado, aparecen como apreciados el real brasileño (un 13% más caro que su valor de equilibrio) y el peso mexicano (4%), entre otras divisas.
La moneda local sigue sin revaluarse en forma sustancial, a pesar de la apreciación que se viene registrando en los últimos meses en América latina. En el 2006, de acuerdo al Balance Preliminar de la Economías de América Latina y el Caribe de la Cepal, las monedas de América del Sur se apreciaron, en promedio, un 5,1%.
¿Qué pasará en 2007? En el JPMorgan creen que el peso argentino registrará una muy leve apreciación, del orden del 3%, con lo cual terminaría el año (suponiendo una inflación del 6%) en un valor nominal de $ 3,15.
El tipo de cambio alto es crucial para el actual modelo: un 10% de los $ 150.000 millones recaudados en 2006 corresponden a retención de exportaciones.
El 27 de diciembre, el diario Página/12 publicó la siguiente nota de Maximiliano Montenegro que permite comprender la transferencia de ingresos que ha provocado la distorsión de precios en medio de la ruptura de la Convertibilidad, la pesificación asimétrica y la sobrevaluación del dólar (que pagan todos los argentinos):
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/1-25265-2006-12-27.html
La realidad económica ya convalidó la pesificación. Hoy la gente deposita en los bancos en pesos y toma préstamos en pesos. Nadie corre detrás de un dólar, y hasta es “mala inversión” de esconder los verdes en el colchón. Salvo en las operaciones inmobiliarias, para casi todas las transacciones económicas se utilizan pesos.
La pesificación de facto no quita que se hayan cometido en estos años grandes injusticias que la Corte Suprema no va a corregir. Entre el 2002 y 2003 salieron del 'corralito' más de US$ 7.000 millones, el 10% del total, vía amparos. Quien retiró entonces sus dólares reales ganó por donde se lo mire.
Con US$ 50.000 en el 2002, se podía comprar 1 departamento de 3 ambientes en uno de los mejores barrios de la Ciudad. Hoy esa propiedad cuesta el doble. O con US$ 10.000 se adquiría un auto que hoy vale cerca de US$ 20.000.
Argentina experimentó durante estos años una inflación en dólares que licuó parte del poder de compra de los dólares en la mano.
Más aún, quienes retiraron sus depósitos a fines de 2003 a $ 1,40 + CER, a una paridad cercana a $ 2,10, tal vez hayan defendido mejor el poder adquisitivo de sus ahorros (comprando un terreno) que quien esperó por dólares a $ 3,10. A decir verdad, los 50.000 depositantes que continuaron los juicios contra la pesificación son minoría. El resto se los llevó hace tiempo.
A los que lograron extraer sus depósitos cuando la paridad del dólar era de $ 3,80 nadie los obligará a devolver nada. Los bancos están ganando, de nuevo, mucho dinero y ninguno reclamará sobre cosas del pasado.
Los grandes beneficiados por la pesificación fueron los deudores, que tomaron préstamos en dólares y terminaron devolviéndolos 1 a 1. Y en particular, los deudores con ingresos en dólares, como las empresas exportadoras, para las que hubo una verdadera licuación de sus pasivos. Deuda pesificada, facturación en dólares: la ecuación perfecta.
¿Quiénes pagaron el costo de la pesificación? Una parte los depositantes, por lo comentado más arriba. Pero fundamentalmente el Estado, es decir todos los argentinos, hasta los más pobres. Se emitieron más de US$ 16.000 millones en títulos públicos con vencimiento hasta el año 2012 para compensar a los bancos por la pesificación asimétrica: créditos 1 a 1, depósitos a $ 1,40.
Esa es la mayor injusticia de la pesificación. Los pobres en Argentina nunca depositaron en el sistema financiero y los bancos jamás les otorgaron un préstamo. Pero pagarán igual. Los bancos aseguran que la compensación estatal era necesaria, porque si no habrían tenido que cobrar los créditos dolarizados para resarcir a los depositantes. Hay quienes dicen que en realidad el salvataje fue para los bancos, porque jamás habrían podido recuperar los préstamos dolarizados y habrían quebrado antes de ejecutar las hipotecas. Lo cierto es que el Estado, como siempre, pagó la mayor parte de la cuenta.

 
Boom económico y crisis de seguridad
La economía china creció 10,4% en 2006 y, de esta forma, se ha expandido a una tasa anual promedio del 9,3% en los últimos 28 años. El resultado es que, en el transcurso de tres décadas, su producto bruto se ha multiplicado por cinco y el ingreso per capita se duplicó cada 8 años.

La economía china creció 10,4% en 2006 y, de esta forma, se ha expandido a una tasa anual promedio del 9,3% en los últimos 28 años. El resultado es que, en el transcurso de tres décadas, su producto bruto se ha multiplicado por cinco y el ingreso per capita se duplicó cada 8 años. El crecimiento chino es obra de la inversión y el comercio internacional; y la primera causa representa el 40% del producto bruto interno, la más elevada del planeta; el segundo factor sobrepasó los 1,7 billones de dólares este año, y se convirtió en el último trimestre de 2006 en el segundo del mundo, después de Estados Unidos. El nivel de inversión en China es financiado por la tasa de ganancias de las empresas, que en el primer semestre de 2006 creció 28%, 9 puntos más que en igual período del año pasado. El comercio internacional chino es obra de las empresas transnacionales, que representan 57% de sus exportaciones y más del 60% de las importaciones. El sector transnacional de la economía china es el 20% del producto interno y el 30% del PBI industrial. Para eso, ocupa el 3% de la fuerza de trabajo (24 millones de trabajadores) sobre 752 millones. Así, 3% de los trabajadores chinos produce 30% del PBI industrial; y la razón es que el nivel promedio de productividad del sector transnacional supera al nacional en una proporción 9 a 1. La participación de las transnacionales es aún mayor en lo que hace al crecimiento económico, sobre todo en los últimos tres años, en que es responsable de más del 40% del total. El sector transnacional de la economía china crece 18% anual, mientras que el segmento no transnacional lo hace a una tasa de 5%/6% en el año. Sin la participación de la inversión extranjera directa (IED) de las transnacionales, el crecimiento chino hubiera sido 3,4 puntos porcentuales inferior por año desde 1990 en adelante. El stock de IED en China hoy (2006) supera los 600 billones de dólares, casi 45% del PBI; es el segundo país en atracción de IED después de EE.UU.; el primero del mundo emergente. El número de empresas transnacionales en China asciende a 242.000, de las cuales 160.000 son industriales. El fenómeno del crecimiento en China no es, en síntesis, esencialmente chino, ni tiene un carácter circunstancial ni transitorio. Es, ante todo, expresión estructural de la nueva fase de acumulación capitalista, vigente en el mundo desde 1991 en adelante. El crecimiento chino encabeza el auge de la región Asia-Pacífico; India, con 1.100 millones de habitantes, creció este año 8,9%; la región en su conjunto, 3.300 millones de personas, la mitad de la población mundial, se expandió 7,7%, promedio. Con el vuelco de China e India al capitalismo globalizado y tras la desaparición del comunismo en Europa Oriental y la ex Unión Soviética, la oferta de trabajo mundial se duplicó en los últimos 15 años: pasó de 1.400 millones de trabajadores a 3.000 millones. En síntesis, es la mayor expansión del mercado mundial capitalista en toda su historia, desde la Revolución Industrial en adelante. No se puede establecer el futuro de antemano; pero sí señalar a dónde llevan las tendencias centrales del presente. “El ingreso global se ha duplicado desde 1980, y más de 450 millones de personas han emergido de la situación de extrema pobreza en los últimos 26 años; y la expectativa de vida en los países en desarrollo es ahora 65 años, promedio”, sostiene el Global Economic Prospects: Managing the Next Wave of Globalization del Banco Mundial, 2006. La previsión es que de acá a 2030 la economía mundial se duplicará, y en el mundo en desarrollo se triplicará. El ingreso per cápita promedio del sudeste asiático (China-India) converge con el de los países de alto nivel de desarrollo en términos de capacidad de compra doméstica. El ingreso per cápita de China, por ejemplo, pasará del 19% al 42% de los países de alto nivel de desarrollo. El Banco Mundial, en definitiva, no prevé una fase expansiva más de la economía mundial, sino una nueva onda larga de crecimiento, la cuarta en la historia del capitalismo. Es un fenómeno estructural, no cíclico, sustentado en tendencias de fondo –salto tecnológico en EE.UU. y en el mundo, ampliación del mercado mundial– difícilmente reversibles o frustrables, aún por fuertes conflictos geopolíticos. Esta tendencia de fondo coincide con un aumento general de la conflictividad, cuyo eje está en Oriente Medio, sobre todo en Irak; y el conflicto en Irak se resuelve, en un sentido u otro, en los primeros 6 meses del 2007: o EE.UU. restablece las condiciones mínimas de seguridad en Bagdad, o la opinión pública norteamericana impone el retiro inmediato de las tropas, lo que constituiría la mayor derrota desde 1975, con consecuencias inmensamente superiores al fracaso en Vietnam. El conflicto no es hoy interestatal ni territorial, sino intraestatal; por eso, el desafío no es la defensa en términos militares, sino la seguridad; y la seguridad no es cuestión de enfrentamientos entre fuerzas convencionales, sino un conflicto que abarca, ante todo, a la población y a las estructuras sociopolíticas. No hay, en estos conflictos, ni “amenazas” ni “enemigos”, sino desintegración de las estructuras estatales: implosión. Por otro lado, Bolivia vive el mejor momento económico de los últimos 20 años: 6% de crecimiento en 2006, superávit de cuenta corriente y fiscal; al mismo tiempo, en los próximos 6 meses se define el conflicto de fragmentación/secesión entre el gobierno de Evo Morales y los cuatro departamentos de Oriente. Es la mayor crisis político-estatal de la historia de Bolivia desde la Revolución de 1952. Los narcotraficantes del Comando Vermelho atacaron en 9 lugares distintos de Río de Janeiro el jueves y mataron a 19 personas; su objetivo fue dejar claro su poder frente al Estado. No hay guerra civil en Brasil sino crisis de seguridad, con un Estado frágil (por ejemplo, en la reciente crisis aérea) y ausente, que se ha retirado de las favelas de Río y de los suburbios de San Pablo. La crisis política (crisis de seguridad) que recorre al mundo no es lo contrario de la globalización, sino, probablemente, su principal consecuencia. El mundo es uno, cada vez más acelerado, cada vez más crítico.

 
Historia de un país bipolar (II)
En la Argentina K, el 4 de agosto un tribunal porteño condenó al represor Julio Simón (el “Turco Julián”) a 25 años de cárcel, y el 20 de septiembre, en La Plata, Miguel Etchecolatz recibió pena de reclusión perpetua “por genocida”, una figura que nunca antes se había aplicado. Pero en la Argentina B, pocos días antes de conocerse la condena del jefe de Policía de Camps, desapareció Jorge Julio López, uno de los testigos del juicio.
Por JORGE LANATA
PASADO Y PRESENTE En la Argentina K, el 4 de agosto un tribunal porteño condenó al represor Julio Simón (el “Turco Julián”) a 25 años de cárcel, y el 20 de septiembre, en La Plata, Miguel Etchecolatz recibió pena de reclusión perpetua “por genocida”, una figura que nunca antes se había aplicado. Pero en la Argentina B, pocos días antes de conocerse la condena del jefe de Policía de Camps, desapareció Jorge Julio López, uno de los testigos del juicio. “Es el primer desaparecido que desaparece en democracia y estamos investigando lo peor, es un hecho gravísimo”, dijo entonces el gobernador Felipe Solá para agregar, tres meses después: “La investigación ha sido un fracaso. La desaparición de Julio López es una espina permanente para todos nosotros. Pero que sea un tema de campaña sería hacer delincuencia ideológica”. Un expediente de doce mil fojas y más de trescientos operativos son la muestra evidente de ese fracaso que fue alterado hace algunas semanas, cuando las llaves de López aparecieron, tres meses después, en su propio jardín. Mientras López sigue sin aparecer, esta semana cayó en España el ex mano derecha de López Rega, Rodolfo Almirón. Casi al mismo tiempo, en Escobar desaparecía Luis Gerez. Hablo Kirchner y reapareció. Dos desaparecidos en democracia hubieran sonado a demasiado. En la Argentina K, después del confuso enfrentamiento entre policías y petroleros en la comisaría de Las Heras, que costara la vida del policía Jorge Sayago, el Presidente reconoció que existieron “excesos” policiales y aclaró: “Yo no avalo jamás este tipo de cosas”. En la Argentina B, la respuesta del poder fue aplastante: se vivió en Las Heras un estado de sitio no declarado y más de cien personas debieron refugiarse en una parroquia local para evitar la violencia de las pesquisas policiales. Las Heras provocó una seria crisis política en la provincia del Presidente, y el entonces gobernador Sergio Acevedo renunció “por motivos personales”, hecho que fue observado en la Argentina B como un golpe institucional de la Casa Rosada en la provincia. Desde entonces el vicegobernador Carlos Sancho se ocupa de consultar al Presidente cada semana para gobernar Santa Cruz.
EL MILAGRO ARGENTINO Telam es, como se sabe, la agencia oficial de noticias y, a la vez, agencia de publicidad del Estado a través de la cual se canalizan algunas de las cuentas estatales del área. Leyendo su anuario 2006 es difícil decir en calidad de qué –si noticias o publicidad– se presentó el resumen de la actividad económica en 2006.
Estos son algunos de los titulares de la Argentina K:
-—“Pago a FMI y reservas fueron pilares en el crecimiento argentino.”
—“Baja inflación sin necesidad de recortes al gasto social.”
—“Cuarto año de crecimiento genera pronósticos alentadores.”
—“Tras doce años, el desempleo se encamina a cerrar en un dígito.”
De haber incluido una foto-epígrafe sobre la vaca lechera campeona de la temporada, bien podía confundirse con un ejemplar del Granma. En la Argentina K, el Gobierno decidió quitar el tema de la deuda de la agenda pública y alinearse con la posición de Bush frente a los organismos de crédito: desendeudarse y pagar todo ahora, actitud que luego tomaron Brasil y Uruguay. A mediados de diciembre de 2005, el Gobierno, con una pequeña ayudita de la prensa, logró instalar que la deuda era una cosa del pasado. “Kirchner le paga ya toda la deuda al FMI”, tituló entonces Clarín. Nadie quiso escuchar que se cancelaban sólo 9.810 millones de dólares, el diez por ciento del total de la deuda externa, y que el país seguía debiendo –y pagando puntualmente– intereses y cuotas de 145.000 millones de dólares más. Los increíbles ingresos por retención a las exportaciones y el ingreso de divisas financieras especulativas, tentadas por la alta rentabilidad de los activos domésticos, hicieron que el Banco Central cerrara el año con más de treinta y un mil millones de dólares de reservas; esto es: recuperó lo pagado al Fondo y acumuló tres mil millones adicionales.
En la Argentina B, el Presupuesto Nacional se aprobó subestimando las metas del crecimiento (un inverosímil 4 por ciento, mientras la totalidad de los economistas lo proyecta entre un siete y ocho por ciento), con lo que el Gobierno tendrá unos 10.000 millones de pesos adicionales que, al no estar incluidos en el gasto previsto, podrán ser asignados a sola firma por Alberto F, según su propia necesidad y urgencia. El crecimiento y la falta de inversiones traerán consigo una prevista crisis de energía que el Gobierno de la Argentina K se niega a reconocer: este invierno, por ejemplo, calefaccionar las piscinas de Nordelta no aumentó ni un centavo, pero las garrafas de gas que consumen quince millones de argentinos pobres subieron mas del 180%. En la Argentina B la actividad económica vive de la ficción de los subsidios: en 2007 los aportes del Estado al sistema privado de transporte subirán un treinta por ciento, llegando a los 2.250 millones de pesos. Los colectivos recibirán 1.680 millones, 38% más que en 2006: cada colectivo le costará al Estado 5.486 pesos por mes. En su trabajo “La Argentina desigual”, el diputado Claudio Lozano, miembro de la Mesa Nacional de la CTA, señala los miles de millones que, para favorecer a determinados sectores, el propio Estado se pierde de recaudar: 1.685 millones por exenciones en Ganancias,1.012 millones en impuestos sobre los combustibles,1.807 millones en reducciones a las contribuciones a la seguridad social. A la vez, el Estado le entrega al capital privado vía regímenes promocionales 3.543 millones, 1.901 millones a las empresas de energía, a las AFJP 10.417 millones, etc. Los indicadores sociales de la Argentina B muestran mejoras a la hora de comparar, pero el problema radica en comparar con qué. Si los números de la Argentina K se comparan con el peor momento del 2001, el saldo es favorable. Pero comparado con la década del noventa, es el único indicador que muestra una leve mejora en la tasa de desocupación, hecho frente al que debe aclararse que hay menos desocupados pero más pobres, ya que quienes tienen empleo (generalmente en negro) no llegan a cubrir sus necesidades mínimas para vivir con su salario. La desocupación es hoy del 12%; si se consideran desocupados a quienes reciben los Planes Trabajar, y en el pico de la crisis posdevaluación 2002/3, llegó a superar el 21%. El promedio de la década del noventa fue de 15% y llegó a un pico del 18% en la crisis del Tequila. La pobreza se redujo del 57% en el comienzo de la gestión K al 34%, pero rondaba el 24% en los noventa. ¿Significan estos datos una apología estadística del menemismo? Lejos estamos de proponerlo. Los datos muestran que el modelo de dólar alto generó mucho empleo pero todavía mantiene altísimos niveles de trabajo en negro (43%), pobreza e inequidad distributiva.
Para decirlo de otro modo: estamos peor que en el noventa, cuando ya estábamos bastante mal. Es cierto que en el precipicio de la economía argentina siempre todo pasado fue mejor: bien podría proponerse aquí volver a los indicadores del gobierno de Illia, cuando la desocupación y la deuda bajaron y creció como nunca antes el poder adquisitivo del salario, pero también debe reconocerse que la bola de nieve del deterioro nace en el pasado e impacta en el presente. Lo que no se observa en la Argentina K es una voluntad real, de fondo, de lograr un cambio en la distribución de la riqueza; a menos que se piense que la manera de controlar la inflación es amenazar a los empresarios y transformar al INDEC en un Instituto de Humorística y Censos. El voluntarismo estadístico de la Argentina K llevó al Gobierno a anunciar que la brecha entre pobres y ricos iba en franco descenso, aunque en la Argentina B el insospechado encuestador Artemio López (que en la Argentina B es un poco más flaco y usa jogging) aclaró con tristeza que el método oficial en el mejor de los casos está equivocado, o es deliberadamente erróneo. El ejemplo que Artemio expone en su blog es bien claro: “Si el perceptor más rico gana $ 100 y el más pobre gana $ 10, la brecha entre ellos es 10 veces. Ahora bien, si en el hogar del perceptor rico es sólo él quien recibe el ingreso de $ 100 y en el hogar pobre perciben ingresos tres personas, el principal $ 10 y $ 10 cada uno de sus dos hijos que trabajan, la brecha por ingreso familiar per cápita ya no es de 10, sino de 6,2”. El denominado “coeficiente GINI de concentración” muestra que la brecha entre ricos y pobres en 2002 era de 31 veces, y hoy está en 25,8, aún por encima de los 24,1 de la crisis de 2001 o del promedio de 20 de los trágicos noventa. En la Argentina B el 45% del total de los asalariados está por debajo del salario mínimo, son 8.771.420 trabajadores. Es la misma Argentina en la que, por cada 100 pesos de crecimiento económico, el 30% más rico se queda con 63,1 pesos y el 70% restante se reparte los 36,9 pesos que quedan.

 
Mejor es improvisar
El pequeño incidente respecto a la fecha de inicio de clases en el distrito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires demuestra, una vez más, que las autoridades educativas tienden a improvisar por definición, incluso en cuestiones tan previsibles como la fijación del calendario escolar.
Muchos de los eventos que se realizan en el mundo se planifican con años de antelación, ya que, en general, no dependen de otras cosas que no puedan saberse antes. Así, un mundial de fútbol fija fechas y lugares con 8 años de antelación, y a nadie se le ocurre que coincida con Navidad. Hay otras cosas para las que indudablemente hay que esperar el anuncio de otros eventos para planificarlas. Así, en una escuela, uno no fija determinadas cosas hasta que no llegan las fechas de los torneos de atletismo bonaerenses, las olimpíadas de matemáticas u otras cosas similares. Por esto uno no puede pretender que una escuela le mande con dos años de antelación todas las actividades que realizará y sus respectivas fechas. Pero si hay algo fácil es agarrar un almanaque (que gracias a Dios no cambia) y fijar las fechas de inicio y terminación de las clases y las vacaciones invernales en el medio, ya que esto puede hacerse con los años de antelación que uno desee, al no depender de factores económicos, climáticos, deportivos, ni ningún otro más que la decisión del funcionario de turno. Uno ya podría estar fijando sin error el calendario escolar del 2014. Pero, claro, en nuestro querido país lo fácil hay que hacerlo difícil. La secretaria de Educación del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires asegura que avisó el 28 de diciembre que las clases iban a comenzar el 1 de marzo. Muchos medios aseveraron que esto no era verdad, pero yo le creo. Y precisamente eso es lo que critico. ¿Por qué esperar hasta el 28 de diciembre, si ya podría estar avisando cuándo empiezan las clases el año que viene, o podría haber avisado en junio de 2005 cuándo comenzaban en 2006? Este pequeño hecho, que no pareciera tener la menor importancia, no hace más que confirmar que las autoridades educativas tienden a improvisar por definición, incluso en aspectos tan previsibles como éste. Ejemplos sobran: nota mínima para aprobar que cambió ya comenzado el curso escolar, evaluaciones que no se saben cuándo son, por nombrar sólo algunos casos. Pero en este tema, lamentablemente, se sumó otro aspecto que hace que, como siempre, la educación salga perjudicada: un montón de padres dijeron que sus hijos no iban a comenzar cuando correspondía, es decir, lo que le transmitieron a sus hijos es que no iban a cumplir con la ley. Y eso no es bueno aunque supuestamente tengan razón. Incluso llegué a leer en un diario (lamento no recordar cuál ni firmado por quién) que un columnista decía que iba a dejar a su hijo de 11 años que decidiera por sí mismo si iba a la escuela o no, como si se tratara de ir al cine. Y después nos llenamos la boca diciendo que la educación es lo más importante. Asimismo, las autoridades, presionadas por la situación, se vieron “obligadas” a correr el inicio de clases al día 6 de marzo (estamos siempre hablando de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Menos mal que los medios no dijeron que se esperaba que comenzaran en abril. Aquí también salió perdiendo la educación. Aunque aseguran que los recuperarán en diciembre, no creo que los cinco días perdidos se recuperen nunca. Esperemos que, a partir de esta experiencia, las autoridades educativas fijen el calendario escolar de los próximos 5 años

El general debe caminar la trinchera
Los feriados decretados para el 22 y el 29 de diciembre alteraron el normal desenvolvimiento de las mesas de exámenes en las escuelas y provocaron graves problemas para cumplir, al mismo tiempo, con el calendario escolar y las evaluaciones previstas.
Cuando comencé a pensar sobre qué escribir esta semana, tenía la sensación de que ya había tratado un tema similar, así que fui al archivo y descubrí que había comenzado el año de una forma muy parecida al que voy a terminarlo: opinando sobre las decisiones que se toman improvisadamente, es decir sin contar con toda la información necesaria. A principio de año me referí a las vacaciones escolares, ahora voy a hacerlo sobre los “asuetos administrativos” que se decretaron para la Nación los días 22 y 29 de diciembre, medida de la que se hizo eco el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Para información de los señores presidente y gobernador respectivamente, por algún motivo que ignoro, tanto los docentes públicos como privados entran dentro de la categoría “administración pública” y, por tanto, el viernes 22 como el 29 hubo de suspenderse la actividad en las escuelas. Ésta es una época de exámenes, donde hay que combinar varias cosas, a saber: que los docentes que dan clases en varios colegios (la inmensa mayoría de ellos) puedan asistir un día a una institución a tomar los exámenes pertinentes, que a los alumnos no les coincidan tres materias para rendir el mismo día y que se cumpla con el calendario escolar, que no permite realizar actividades en enero. Uno no puede alegremente pasar para el martes 26 los exámenes que correspondían al viernes 22, ya que es altamente probable que los docentes tengan ese día mesa en otro colegio, que los alumnos tengan otras materias, o ambas complicaciones a la vez. Las mesas del 29, por otra parte, no pueden correrse hacia adelante ya que se acabó el “curso lectivo”. Para solucionarlo, las escuelas han tenido que apelar a todos los mecanismos posibles: que tomen otros profesores distintos a los que dictaron la materia en presencia del rector, mesas para alumnos que no tenían otros exámenes ese día y otra mesa de la misma materia otro día, etcétera. Puede llegar a ser entendible que el general no tenga la menor idea de que en una trinchera no pueden usarse ojotas si se le ocurriera enviar ese tipo de calzado por el calor. En realidad, lo mejor es que el general estuviera de vez en cuando en la trinchera para saber cuáles son las necesidades reales. Pero, si no ha ido nunca, ¿no hay un oficial inferior, de los que sí están en la trinchera, que le diga algo? ¿Son tan obsecuentes los funcionarios, tanto del presidente como los del gobernador de la provincia de Buenos Aires, que ninguno les informa que el “asueto” es inaplicable sin nefastas consecuencias en el ámbito educativo? ¿No sabían a principio de año que el 25 y el 31 iban a caer en lunes y podrían haber decretado el asueto para que el calendario escolar lo contemplara desde el principio? Me preocupa más que ningún funcionario haya alertado sobre esta situación a la ignorancia de las más altas autoridades.

 
Balance bipolar
La Argentina suele atravesar períodos de euforia consumista para luego caer en etapas depresivas, acompañadas muchas veces por violencia. El ciclo se repite una y otra vez desde hace algunas décadas y se ha convertido en una enfermedad para la cual todavía no hemos encontrado la cura.
El ánimo de la Navidad y el fin de año encuentran a la sociedad en un pico de excitación. El consumo vuela y las personas entran y salen de los supermercados y shoppings cargadas de bolsas con compras y regalos. Se trata de una franja de la sociedad, es cierto. Sin embargo, en general, los niveles de gasto privado se han incrementado a niveles que resultaban fuera de lo creíble hace sólo unos años. El desastroso sistema de distribución de la renta nacional, toqueteado desde el poder de modo arbitrario, sigue sin ser un reflejo adecuado de los niveles de competitividad y de esfuerzo de los individuos, pero es innegable que hay más dinero en los bolsillos de los consumidores. La Argentina ha vivido ya experiencias similares. Estallidos de euforia que se traducían en un boom del consumo y en un frenesí que alcanzaba su clímax justamente en los alrededores de las fiestas y de las vacaciones. Como típico país bipolar, al cabo de un tiempo –y como consecuencia de las fallas estructurales del sistema económico que tornaban efímeras las recuperaciones– se volvía a caer en una depresión propia de los enfermos. Muchas veces el pasaje de un estado a otro se caracterizó por períodos violentos en donde el crujir de una estructura llevada al extremo de su agotamiento sumía a la sociedad en el caos y la violencia. Otra característica de la bipolaridad argentina (el país debería ser recetado con una enorme dosis de litio) ha sido el efecto anestésico de las bonanzas. Desde la estupenda performance que siguió a la organización que mareó a aquella sociedad que, de pronto, se creyó Francia, hasta el último experimento de la Convertibilidad que terminó por convencer a todo el mundo de que no había más que hacer un pequeño truco aritmético para tener una moneda tan fuerte como el dólar, la Argentina siempre se caracterizó por esta especie de obnubilación frente a la fluidez circunstancial del dinero. Cuando ese flujo se aquieta, el país no se detiene a pensar por qué ocurrió el fin de las vacas gordas. Generalmente encuentra un chivo expiatorio adecuado, reparte culpas exteriores y apela a la bondad de la naturaleza para apostar a una recuperación. Después de la quiebra de 2001, la violencia cobró sus víctimas, la agresión se apoderó (en alguna medida, para siempre) de los modales argentinos y la Providencia movió sus dados a favor del país un par de años después. Unas extraordinarias condiciones exteriores disimularon los dislates de una administración de revanchismos y el país se recuperó, como el Ave Fénix, de uno de los mayores colapsos de su historia. Creció, prácticamente desde el segundo semestre de 2003, a tasas del 9% anual, incluido el año que termina. Y como de costumbre el analgésico del dinero fluyendo ocultó –y oculta– la formación de una presión de contrasentidos que, de no ser desactivados, estallará de aquí a un tiempo. Los números de la economía no han sido logrados en base a la libertad, la apertura, la competencia, la competitividad y la eficiencia de la producción de bienes y servicios. Más bien han sido el resultado de las mencionadas condiciones del mercado internacional (que no controlamos), del cobijamiento amañado de determinados sectores de actividad debajo del ala arbitraria del Estado, de un proceso de cierre de la economía que comenzó a sustituir importaciones por producciones caras que le hacen pagar a la sociedad argentina una renta extraordinaria (que luego, a su vez, contribuye a la obnubilación por la vía de hacer fluir dinero) y por un abaratamiento artificial del costo de la mano de obra en dólares y de servicios de infraestructura en los que se ha desincentivado la inversión por el escaso o nulo retorno que esos dineros tendrían en la Argentina cuando se los compara con el que tendrían en otros países. Concretamente, nuestro país ha decidido regalar sus fuentes de energía (de gas, de petróleo, de energía eléctrica) por la vía de mantener una estructura de tarifas absolutamente irreales. La artificialidad de la política de tipo de cambio y la expansión de la masa monetaria (el Banco Central admite un crecimiento proyectado del 16% para el 2007) constituyen un combustible ideal para alimentar una inflación a la que, por otro lado, se la pretende combatir con la obsoleta creencia de los controles de precios. Sería interesante romper este ciclo de comportamiento bipolar advirtiendo la formación de las eclosiones cuando aún estamos a tiempo de evitarlas. Para ello, gran parte de la clase dirigente no política del país debería tomar ciertas cartas en el asunto. Concretamente, los tomadores de decisiones en la Argentina, los empresarios, los productores agropecuarios, algunos intelectuales que puedan estar todavía a salvo de las muchas estupideces que generalmente caracterizan a ese encumbrado sector de la vida nacional, deberían advertir lo que se viene y dejar de tener una actitud pueril y obsecuente. El otro gran drama nacional –el “fashionismo”– debería ser resuelto de algún modo. El estímulo al pensamiento realmente diferente tendría que tener un lugar en la Argentina que todo lo etiqueta y todo lo embarra. Si nada de esto hacemos, es muy posible que sólo dependamos del milagro exterior. Ese exterior, que es nuestro blanco preferido de acusaciones y de nuestro embestir con culpas y recriminaciones, se ha convertido en nuestra tabla de salvación desde el 2003 hasta aquí. Si no hacemos nada coherente internamente sólo nos quedará la esperanza de que las locomotoras mundiales sigan tirando de una Argentina que, para ellos, es más un lastre que un compañero de rutas. Y si ese milagro exterior se detuviera o frenara su envión en coincidencia con el agotamiento de un modelo interno maniatado y antojadizo, es muy posible que, de nuevo, caigamos en la fase depresiva de la bipolaridad. A nivel individual, el remedio más efectivo para el Síndrome de Comportamiento Bipolar es el litio. Nuestro litio debe ser el sentido común, la libertad, la confianza en la inversión, la vigencia del derecho y la independencia y honestidad de la Justicia. Si no tomamos esa dosis y seguimos practicando el aislamiento, la agresión, la desconfianza, la obsecuencia y la estrechez de miras, es muy posible que a la euforia de hoy siga un período de angustia. Dicen los especialistas que el enfermo bipolar que conoce su enfermedad y no está bien medicado puede determinar casi con precisión horaria cuando se deprimirá; a qué hora terminará su euforia y empezará su depresión. Intentemos una mirada interior que nos permita ver con anticipación el fin de la euforia. Quizás, si llegamos a ese lugar con antelación, podamos mantener en pie gran parte de lo bueno, eliminar los errores y transformar la bipolaridad en una estabilidad emocional fructífera que nos acerque a las vivencias normales de los países normales.

 
Verano de 2002
Después del turbulento diciembre de 2001 que terminó con el sueño de la Alianza, se prendió la mecha que provocó un incendio de proporciones mayúsculas del que la Argentina todavía no ha logrado recuperarse.
Cinco años atrás, la Argentina vivía, tal vez, la peor crisis económica de toda su historia. El país estaba al borde de la anarquía, en gran medida fogoneada por los populistas radicales y peronistas de la provincia de Buenos Aires. Habían conseguido crear el clima de caos social necesario para poder voltear a un gobierno incapaz de resolver los problemas, como fue el de Fernando de la Rúa. Al igual que en otras oportunidades de la historia argentina, cuando dirigentes políticos del radicalismo y del peronismo iban a tocar la puerta de los cuarteles para que sacaran los tanques a la calle, en esta oportunidad recurrieron a las hordas del Gran Buenos Aires para que salieran a saquear supermercados y comercios. Una vez más, esos dirigentes políticos operaban desde la sombra. En otras oportunidades utilizaron a los militares para alcanzar sus objetivos. En el 2002 organizaron una pueblada y consiguieron su objetivo. Luego, con la idea de resolverle el problema a algunos sectores empresariales, el gobierno de Eduardo Duhalde cometió una de las injusticias económicas más grande de la historia económica argentina: confiscó los depósitos y los pesificó. De esta manera, destruyó el ahorro de miles de familias que, de la noche a la mañana, vieron desaparecer el esfuerzo de años. Junto con el default de Adolfo Rodríguez Saá –que también destruyó el ahorro de miles de personas que, por ejemplo, habían hechos sus aportes a las AFJP– nuestro país se quedó sin uno de los elementos fundamentales para crecer, que no es otra cosa que el ahorro para financiar las inversiones y el consumo. Cuando buena parte del Congreso Nacional aplaudió de pie el default y la devaluación, quedó en evidencia el grado de resentimiento e ignorancia que imperaba en la dirigencia política argentina. Estúpidamente, creían que el default perjudicaba sólo a los bancos, a los grandes inversores y al Fondo Monetario Internacional (FMI). Falso: los primeros ya se habían fugado casi todos y el FMI cobró al contado la totalidad de su deuda gracias a Néstor Kirchner. El actual presidente hizo por el FMI lo que jamás intentó hacer para salvar a los pequeños ahorristas. Curiosa forma de progresismo la del santacruceño. Los que quedaron atrapados fueron los pequeños ahorristas, quienes, atraídos por la avaricia de las altas tasas de interés que ofrecían los bancos para retenerlos y frenar la fuga de depósitos, llevaron las tasas hasta niveles que era obvio que resultarían impagables. En el verano de 2002 también se terminó de destruir el respeto de los ciudadanos por las leyes. Pocos meses antes, el mismo Congreso que aplaudía el default y aprobaba la pesificación, había aprobado una redundante Ley de Intangibilidad de los Depósitos. Riéndose en la cara de la gente y contradiciendo lo que ellos mismos habían votado, los legisladores festejaron a lo grande la injusticia que estaban cometiendo. También hubo festejos cuando se derogó la Ley de Convertibilidad. Una ley que nunca fue un programa económico, sino que consistía en una simple regla monetaria. Los programas económicos son mucho más que una regla monetaria. Los programas económicos incluyen la política impositiva, la eficiencia y nivel de gasto público, la legislación laboral, el grado de apertura de la economía, las regulaciones que permiten o traban el ingreso de nuevos competidores al mercado, etcétera. Pero lo cierto es que, hoy en día la convertibilidad, es asociada a todo un programa económico. En definitiva, el verano de 2002 no fue un verano sólo de destrucción económica, sino que también se destruyeron los sueños y el esfuerzo de millones de argentinos. Lo más curioso es que quienes hicieron semejante destrozo hoy andan por la vida como si nada hubiera pasado, y algunos de ellos se animan a pontificar sobre las políticas públicas como si nada hubieran hecho para destruir a la Argentina. La devaluación de Duhalde significó una fenomenal transferencia patrimonial y una terrible redistribución del ingreso. A la mencionada destrucción del ahorro, se le agregó un impuesto inflacionario atroz que hizo estallar la pobreza y la indigencia. Y todo para que unos pocos vivos pudieran tener un mercado cautivo para vender sus productos a precios y calidades que jamás existirían en un mercado de libre competencia. Kirchner, apadrinado por Duhalde, consiguió entrar a la Casa Rosada por la puerta de servicio, haciendo suya la política económica del ex gobernador de la provincia de Buenos Aires. El 2002 también dio lugar a un despliegue de traiciones políticas que reflejan la ausencia de límites al momento de tratar de llegar al poder. Kirchner lo traicionó a Duhalde, pero funcionarios del gobierno del bonaerense también lo traicionaron al sumarse a las diatribas de Kirchner contra Duhalde. Roberto Lavagna siguió en el cargo de ministro de Economía y hoy es un enemigo acérrimo de Kirchner. Daniel Scioli lo traicionó a Carlos Menem, luego Kirchner lo despreció a Scioli, aunque ahora, por una cuestión de conveniencia política, parece querer recuperarlo para su causa 2007. Volviendo al tema económico, la realidad es que Kirchner continuó con el modelo implementado por Duhalde: tipo de cambio alto para darle rentabilidad elevada a las empresas y salarios deteriorados por el impuesto inflacionario que se aplica para sostener el tipo de cambio en niveles elevados. Sin embargo, la dinámica del modelo está atormentando al presidente. Lo que estamos viviendo en estos momentos es una puja por la distribución del ingreso. Le quitan rentabilidad a las empresas con controles de precios y regulaciones para “mejorar” el ingreso de los asalariados, al tiempo que se decretan aumentos de sueldos. Más de un empresario que estaba feliz con la devaluación empieza ver con preocupación cómo las utilidades comienzan a licuarse. Las grandes utilidades del 2003 al 2005 empiezan a evaporarse. Por eso, los empresarios quieren que les sigan dando energía a precios subsidiados y que los salarios no aumenten. En algún diario leí que alguien sostenía que el clima de inversiones no estaba determinado por el mal trato que Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, da a los empresarios. Es cierto. El clima de inversiones se crea con reglas de juego eficientes y estables que seduzcan a los inversores. Esas reglas hoy no existen en nuestro país. Sólo existe una máquina de imprimir billetes que trata de fogonear el consumo interno, una inflación reprimida con regulaciones y amenazas, distorsión de precios relativos y un país que se ha aislado del mundo, viéndolo más como una amenaza que como una gran oportunidad para aumentar el comercio exterior, crear puestos de trabajo y atraer inversiones a gran escala para exportar. Claro, para el populismo no hay peor enemigo que la prosperidad que le da autonomía económica a la población. El verano de 2002 puede señalarse como el año a partir del cual la Argentina terminó de incendiar sus instituciones jurídicas, políticas y económicas. Ese incendio todavía sigue y tendremos que esperar a que se apague y sus brazas se extingan para poder intentar la reconstrucción el país.

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