jueves, enero 25, 2007

 
Incoherencias
Casi todos los argentinos --incluidos los peronistas-- se escandalizan porque Isabel Martínez mandó a la policía y el Ejército, en 1975, a aniquilar a la subversión. Antes, claro, había estallado una guerra civil, uno de cuyos capítulos tuvo como protagonistas principales a la derecha y la izquierda justicialistas que se mataron entre sí, sin pedir ni dar cuartel. En una década revolucionaria como fueron los '60, Perón se sirvió primero de los montoneros para tomar el poder, cuando asesinaron a sus mayores rivales (Pedro E. Aramburu y Augusto Vandor), y luego Perón mismo ordenó "aniquilarlos". Los montoneros y el ERP se dieron cuenta, recién entonces, que el Líder no buscaba crear aquí "otro Vietnam". Ahora, como maridos engañados, pretenden tardíamente cobrarle al hijo ilegítimo, o la hija entenada, la herencia que ellos ansiaban ganarse y entonces no lograron.





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