viernes, septiembre 22, 2006

 
De putas, periodistas y presidentes
Publicado el 22 de September, 2006 en Columnistas, Sigfredo Durán, Que ministros (as) de la Corte, sean reconocidos por promiscuas conductas homosexuales, no parece afectar la dignidad inherente a esos cargos, que un juez federal aparezca desnudo en televisión y recalcándose en la cama con un taxy-boy, no es óbice para que siga dictando sentencias, que un senador nacional sea afecto a prácticas sadomasoquistas, es solo una risueña anécdota, pero que una prostituta se sienta conmovida por las víctimas del terrorismo, es un delito de lesa humanidad que merece la repulsa pública.
Las redacciones periodísticas han recibido en diferentes oportunidades, fotos, vídeos o grabaciones, que comprometen a funcionarios del Poder Ejecutivo, legisladores, jueces, intendentes, obispos y también periodistas, amén de sus esposas, hijos y demás familiares de los mismos, en los que se desnudan las miserias humanas más inimaginables, consumo de drogas, promiscua homosexualidad, adulterio, incluso consentido por el cónyuge, hasta prácticas aberrantes como algún patológico caso de zoofilia.
Sin embargo, normalmente no se recurre a esas infamias con afán de vender notas, el episodio de América TV que involucró a Karina Mujica, no es adjudicable al periodismo, si no a la degradación moral de un gobierno obsesionado por destruir personas, que siente que le molestan el repugnante proceder de Marcelo López, a quien en los medios se conoce como el D’Elía de la TV, acompaña el trabajo sucio de un operador de la Side, como lo es Rolando Graña.
En la carrera al 2007 por el poder absoluto, no será el único episodio de esta naturaleza destinado a destruir personas que no puedan ser compradas, ni sucumban a las amenazas, lo que lleva a preguntarse que sucederá a quienes no se les encuentren “debilidades” dignas de revelar en una cámara oculta, ¿A que otros medios estará dispuesto a recurrir el Señor Kirchner? Autor: Sigfredo Durán

 
Kirchner y las mentiras globalizadas
Publicado el 22 de September, 2006
¿Tendríamos que agradecer al Presidente, las elaboradas mentiras que incluyó en su discurso, ante un auditorio mundial?
Con el desparpajo que le es habitual y caracteriza su gestión, el Señor Kirchner utilizó mendaces manifestaciones sobre la democracia que el ejerce en nuestro país, proclamando en forma grandielocuente la representatividad y transparencia que distinguen a su gobierno .
Habló alegremente de la separación de los poderes, destacando una ejemplar justicia independiente, así como una acción parlamentaria de excelencia, cuando en nuestra Ex-República todas estas facultades se encuentran conculcadas por un poder hegemónico y absoluto.
No podían estar ausentes sus delirios sobre los fantasmas del pasado, con énfasis en la ilegal muestra de la interpolación de la justicia corrupta y adicta, a la intolerencia de una revanchista generación que en minoría, se apoderó del Estado tras un Primer Mandatario que defiende una instancia subversiva que aterrorizó la Nación en los años 70, imponiendo una guerra destinada a tomar el poder durante gobiernos constitucionales, por medio de atentados explosivos, asesinatos y secuestros.
Todo esto es lo que enfatizó el Señor Kirchner ante su público internacional, contrastando con la impunidad reinante en una Argentina que condena a los que vencieron la barbarie y ampara a delincuentes a los que se otorga los beneficios de una justicia desvergonzada que rompe todo principio de la legalidad jurídica.
Ese mismo Presidente sigue acumulando dislates al referirse a la política de Derechos Humanos, la que consideró responde a la sociedad, cuando en la realidad está dirigida a la marginalidad, excluyendo a los ciudadanos honestos, los que no encuentran amparo y no son escuchados por un régimen autocrático, manipulador e inhumano.
Este Señor, que también criticó acaloradamente las acciones destinadas a combatir el terrorismo globalizado, condenando los despliegues militares, puso en evidencia su preocupación ante este fenómeno y se mostró proclive a buscar la paz a través de conversaciones multilaterales, sin embargo la Argentina también estuvo representada en la Cumbre de los No Alineados, una sociedad que incluye estados que prohijan organizaciones terroristas, dentro de sus fronteras.
Destacando en sus exposiciones una legitimidad inexistente, omitiendo una realidad argentina donde la justicia social es burlada por una inequidad aplicada con sarcasmo, donde los ciudadanos no encuentran paliativo a sus problemáticas y recibiendo en cambio medidas irrisorias que solo aumentan la brecha de desigualdad entre ricos y pobres, en una economía de índices dibujados para encubrir los verdaderos alcances de un proceso inflacionario, con acuerdos de precios que solo postergan lo inevitable, por motivos reeleccionarios.
Pese a todos estos condicionamientos, el matrimonio presidencial recibió de la prensa internacional una amplia manifestación de repudio a las afirmaciones de democracia plena que vociferaban en sus prácticas verborrágicas.
Nuevamente han sido el hazmerreir del mundo civilizado al proclamarse demócratas, a sabiendas de todos, que estos populistas refugiados en una enfermiza ideología. Se asocian con un megalómano como Hugo Chávez, o exaltan la incapacidad tiránica de Evo Morales, apoyan las ambiciones de poder de Lula Da Silva y convierten en prócer al tirano cubano, del que son alumnos dilectos en sus estrategias para esclavizar al pueblo.
Las exposiciones de Cristina Kirchner ante la comunidad judía, negando que exista antisemitismo en el gobierno argentino, cuando nunca se ha condenado a Irán, cuna de terroristas y se permite a miembros de Hezbollah desfilan libremente por las calles de la República, no puede significar para su auditorio otra cosa que una escandalosa burla, rematada por la afirmación del carácer opositor de Quebracho.
En un retorno sin pena ni gloria, pero con ridículo, no faltaron las críticas a los organismos multilaterales de crédito, en fin, la suma de todos los fracasos, que seguramente la alquimia de Página 12 , transformarán en los éxitos del estadista del atril.
Autor: LHP.

 
Las instituciones son reglas y conductas

La existencia de pésimas reglas redactadas por los mismos que pueden cambiarlas cuando les conviene y el acceso al poder de individuos inescrupulosos son las verdaderas y auténticas razones del desprestigio y decadencia de nuestras instituciones.

De vez en cuando, en el escenario político y económico surgen nuevas palabras para expresar ideas de cierta complejidad y una de las que ha adquirido inusual intensidad es el vocablo “instituciones”. Se habla tanto de la degradación de las instituciones y de su empleo subalterno que la Justicia y el Congreso aparecen en las encuestas de opinión con altísimos índices de desprestigio popular. Los integrantes más influyentes del Gobierno utilizan las instituciones para conseguir algo indebido: el intento de acumular poder a cualquier costa. Mientras, la oposición cuestiona el socavamiento de su prestigio señalando la acción disolvente llevada a cabo por el Gobierno cuando presiona o intenta comprar voluntades. Por eso, es importante una reflexión sobre estas cuestiones.
Qué son las instituciones Las instituciones:
Son órganos fundamentales de la sociedad y del Estado y, por eso, constituyen algo más que un mero grupo con capacidad política o una asociación basada en un contrato. El contrato no puede engendrar más que una relación jurídica entre las partes y los terceros involucrados, pero la institución manifiesta su eficacia cuando existe una voluntad colectiva que se evidencia sin necesidad de una base contractual. Esto vale para las instituciones del Estado, como la Cámara de Diputados, el Senado Nacional, el Poder Ejecutivo, la Corte Suprema o el Consejo de la Magistratura. Pero, además, vale para otras instituciones tan importantes como: la sociedad conyugal, la familia, el vecindario, las asociaciones profesionales, la policía, las fuerzas armadas, el mercado, el dinero, el capital, el crédito, el sistema de precios libres, la propiedad privada, el salario, la tradición moral, la religión y la ciencia. Todas ellas pueden cumplir su función indelegable y alcanzar el esplendor de su plenitud, aunque también pueden verse afectadas por la declinación que marca su decadencia. En realidad, los ciudadanos pertenecemos a una pluralidad de instituciones, de las cuales el Estado es tan sólo una categoría, y no la suprema. Dicha pertenencia es el resultado de la natural vocación que las personas tenemos por vivir en sociedad y no recluirnos en un aislamiento huraño. De allí que el factor que infunde vida a las instituciones o les quita vitalidad sean las personas físicas que las integran. Por eso, así como el Estado no es la única institución, tampoco es quien puede atribuirse derechos por encima de las demás instituciones y, de este modo, la libertad del hombre se expresa en la desobediencia al tirano y en el derecho a resistir cuando éste pretende imponer leyes inicuas.
Importancia de las reglas:
En última instancia, las instituciones se resumen en dos elementos esenciales: las reglas que las rigen y la conducta de quienes las integran. Veamos primero el tema de las reglas. El premio Nobel de Economía James M. Buchanan relata que, cuando estaba concluyendo sus estudios del doctorado, ingresó a la biblioteca Harper de Chicago. Por casualidad, su escritorio estaba contiguo a una colección de economía y, fortuitamente, tomó un libro muy viejo y empolvado del economista sueco Knut Wicksell, del que sólo había tres ejemplares: uno en Chicago, otro en la universidad de Illinois y el tercero en Harvard. Buchanan nos cuenta que: “sabía algo sobre Wicksell porque varios libros habían sido traducidos al inglés, pero nadie se había fijado en este librito en particular publicado en 1896. Llevé el desvencijado ejemplar a mi escritorio, lo abrí y fue como si las escamas cayeran de mis ojos porque este hombre había escrito exactamente lo que yo intuía pero no alcanzaba a expresar correctamente”. Wicksell se dirige a los ministros y economistas que asesoran a los gobiernos diciéndoles: “Dejen de actuar como si estuviesen aconsejando a un déspota benévolo. Los políticos no los van a escuchar, así que deténganse, no desperdicien su tiempo, ni malgasten sus fuerzas. Si quieren mejorar los resultados de la acción de los gobernantes, tienen que conseguir el cambio de las reglas bajo las cuales funcionan. Nunca van a lograr que hagan otra cosa más que beneficiar los intereses de sus secuaces. Así que si tienen una cámara legislativa, sólo deberán esperar que sancionen leyes que gocen del apoyo de la mayoría que los elige. De ellas podrá obtenerse algún resultado eficiente o surgir algún proyecto que valga la pena, pero será pura casualidad. ¿Cómo pueden cambiar esto? Solamente cuando el pueblo entienda que hay que cambiar las reglas sobre las cuales actúan los políticos y haciendo que: 1º, en las reglas de mayoría simple se avance hacia el criterio de unanimidad; 2º, se elimine toda posibilidad de reelección; 3º, el costo fiscal de las ventajas y subsidios que gozan algunos grupos sean soportados por ellos mismos y no por otros”.
Dignidad en las personas:
Además de la calidad de las reglas, la otra condición imprescindible para que haya buenas instituciones es la dignidad de las personas que las integran. En el peor de los casos, si los hombres que forman parte de las instituciones se comportan correctamente, aun cuando obedezcan reglas inadecuadas, el resultado será infinitamente superior a que adopten un comportamiento deshonesto inspirado en las mejores intenciones. Lo que afecta a la sociedad es la conducta indecorosa de sus dirigentes políticos y por eso es fundamental que quienes integran las instituciones del Estado no sean personas mediocres, es decir seres chatos de espíritu; ni mentirosos que medran con falsas promesas que ellos saben no van a poder cumplir, y mucho menos miserables, es decir resentidos que gozan impulsando actos vengativos abusando del poder que les confiere la institución. Cada vez es más notoria la necesidad de contar con un puñado de referentes que den un tono vital a la vida pública y que en nombre de todos nosotros se sientan responsables de las normas y los valores que conforman una sociedad de hombres libres. Hoy necesitamos una auténtica aristocracia de espíritu, cuyos títulos de nobleza no vengan dados por el dinero sino que deriven de sus talentos, virtudes y de un insuperable ejemplo moral. Necesitamos de ese puñado de hombres justos que se cubren con el manto de la dignidad natural que brinda una vida irreprensible. Nuestros países necesitan imperiosamente que haya políticos, empresarios, jueces, agricultores, banqueros, pastores religiosos y militares capaces de ver los grandes problemas de la política y la economía con ojos limpios, no enturbiados por el interés inmediato, ni el corto plazo de sus negocios. También necesitamos dirigentes sindicales honestos que estén capacitados para comprender que las relaciones laborales no son de enfrentamiento ni lucha sino de colaboración entre el capital y el trabajo. Necesitamos periodistas que sepan guiar la opinión pública con moderación y capacidad de juicio, sin adulaciones para satisfacer la morbosidad de las masas ni sucumbir a los intentos de soborno del poder político. John Adams, uno de los redactores de la constitución americana y sucesor de George Washington en la presidencia de EE.UU., había escrito que “pertenecen a esta aristocracia natural de virtudes y talentos, aquellos que no sólo disponen de su voz para hablar en nombre de los que no tienen voz, sino también aquellos que pueden influir en los destinos del país con su ejemplo, su autoridad moral y su elocuencia”. Las reglas que rijan nuestras instituciones tienen que ser reglas que inspiren confianza, que impidan eludir responsabilidades individuales, que no permitan cometer injusticias y, mucho menos, encubrir los delitos de quienes las integran o de sus seguidores. La existencia de pésimas reglas redactadas por los mismos que pueden cambiarlas cuando les conviene y el acceso al poder de individuos inescrupulosos, carentes de todo recurso moral e intelectual, son las verdaderas y auténticas razones del desprestigio y decadencia de nuestras instituciones. Ello no se arregla con picardía, ni con intrigas o enredos, sino con buenas reglas y con personalidades que sepan llevar una vida ejemplar, que sean aceptadas voluntariamente por la sociedad y a las que se les tribute el respeto que merecen.

 
Publicada 21/09/2006
Educación
Anteproyecto de la nueva Ley de Educación

El nuevo proyecto normativo pretende resolver la fragmentación actual del sistema educativo nacional pero vuelve a caer en vicios que nos llevarán por el mismo camino.

Como dieron cuenta todos los medios, desde el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología se lanzó el anteproyecto de Ley de Educación que, una vez que se reciban algunas sugerencias, será enviada al Congreso para su aprobación. Palabras más, palabras menos, las ideas que se manejan en los principios generales son las mismas que en la ley actualmente vigente (aunque no implementada en muchas jurisdicciones) y de la que básicamente difiere en dos cosas:a. Por un lado, vuelve al esquema de primaria y secundaria que se venía aplicando hasta la Ley Federal de Educación, en vez de la EGB, ESB y el Polimodal a los que finalmente nos habíamos acostumbrado a nombrar.b. Por otro, lleva la cantidad de años educación obligatoria a 13, es decir desde preescolar hasta quinto año de la escuela secundaria. Con respecto a lo primero, dicen que el hombre es el único animal que cae dos veces en el mismo agujero, pero debemos reformar el refrán y decir que el “hombre educador” cae infinitas veces. Me explico. Una de las razones de “mayor peso” para cambiar la Ley Federal de Educación fue la “fragmentación” en la que había caído el sistema educativo nacional ya que cada jurisdicción (desde luego que incumpliendo la ley) aplicaba la norma como mejor le convenía. Pues bien, el anteproyecto, en su artículo 15, dice textualmente: “A partir de la sanción de la presente ley, cada jurisdicción podrá decidir sólo entre dos opciones de estructura: a. una estructura de SEIS (6) años para el nivel de Educación Primaria y SEIS (6) para el nivel de Educación Secundaria o, b. una estructura de SIETE (7) años para el nivel de Educación Primaria y CINCO (5) para el nivel de Educación Secundaria. Se establece un plazo de SEIS (6) años para que a través de acuerdos entre el MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA, y el CONSEJO FEDERAL DE EDUCACION se defina la ubicación del 7º año de escolaridad. El MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CIENCIA Y TECNOLOGÍA y el CONSEJO FEDERAL DE EDUCACIÓN acordarán los criterios y mecanismos necesarios a efectos de asegurar la equivalencia de estudios y respetar la movilidad de los alumnos”. O sea que volvemos a fragmentar (pero solo en dos, ¡qué avance!) el sistema educativo que queremos cambiar porque está fragmentado. Al margen de que el 7º año de escolaridad es, en realidad, el 8º (porque el mal llamado preescolar también es escolaridad obligatoria) cuando no coinciden los fines de ciclo en las distintas jurisdicciones, por muchos criterios que acuerden el Ministerio y el Consejo, lo que suele ocurrir (de hecho es lo que hoy ocurre) es que un alumno que, a modo de ejemplo, adeuda materias de séptimo grado de la primaria y, por tanto, no puede comenzar el primer año de la secundaria en su jurisdicción, se cambia a una donde la primaria sean 6 años y como de primero a segundo de secundaria sí puede tener materias pendientes, puede comenzar el segundo año. Apenas empezado el año escolar, pide el pase a la jurisdicción donde cursaba originalmente y va a parar al primer año al que teóricamente no podía acceder. Si están mandando un proyecto de ley nacional, ¿no sería más sencillo definir si la educación Primaria va a durar 6 ó 7 años y dar un plazo para que las jurisdicciones adecuen sus realidades edilicias a esta ley? ¿O es más sencillo no jugarse y patear el problema para más adelante? Esperemos que una de las cosas que cambien del “anteproyecto” al “proyecto” que se envíe al Congreso sea ésta, para no seguir cometiendo siempre los mismos errores. Con respecto al aumento de los años de obligatoriedad, mi comentario queda para la columna de la semana que viene.
(EPT)

 
blicada 21/09/2006
Política nacional / Carlos Mira
Es urgente mirar para adelante

La continua apelación al pasado reverdece los odios y priva al país de gente que, sin haber cometido ningún delito, es perseguida y denostada.

Hace más o menos diez días, un superlativo acto de regresión volvió a ocurrir en la Argentina: alguien le hizo saber a los medios que el diputado Juan José Álvarez, vinculado políticamente con el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, había pertenecido a los cuadros de la SIDE durante la dictadura militar. Juan José Álvarez es la misma persona a la que se recurrió muchas veces cuando arreciaron las crisis de inseguridad por su especialización en la materia. Por supuesto, se trata del mismo Álvarez al que se llamó como a los bomberos, esta vez desde el Gobierno de la Ciudad, cuando la tragedia de Cromañón mató a 194 chicos el 30 de diciembre de 2004. Luego, el diputado Eduardo Camaño –que también mantiene lazos políticos con Lavagna– amenazó con difundir “carpetas” donde constaría que la ministra de Economía, Felisa Miceli, y la propia hermana del presidente y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, habían cumplido funciones durante el gobierno militar. El país debe salir de esta enfermedad. El tiempo pasa y seguimos discutiendo hechos pasados y sacando a relucir las suciedades de los sobrevivientes de una Argentina que pudo haber perecido definitivamente en aquellos años. En lugar de tomar las positividades que estas personas pueden aportar con sus ideas al progreso del país de hoy, estamos utilizando el chantaje como forma de hacer política. Claramente, éste no es de un país serio, como le gusta decir al presidente que debe ser la Argentina que él gobierna. Estos procederes tienen más que ver con el bajo fondo que con el nivel de políticos que debería tener un país civilizado. La continua apelación al pasado postra las energías de la Nación. Reverdece los odios y priva al país de gente que, sin haber cometido ningún delito, es perseguida y denostada. ¿Quién podría arrojar la primera piedra en un país como la Argentina? ¿Quién podría asumir la estatura moral de señalarse como aséptico en un país plagado de inmundicias? Los argentinos nos encaminamos –una vez más– a sufrir una seria crisis de energía. El manejo irracional de los precios hizo que la inversión en el sector cayera a cero y que el potencial de demanda subiera al infinito. Todo el mundo quiere consumir lo que no cuesta y nadie lo quiere producir. En lugar de estar concentrados en la solución razonable (no, por cierto, la que consiste en comprarle fuel oil carísimo a un Chávez que, a su vez, lo despacha desde las Bahamas o desde puertos norteamericanos porque Venezuela carece de la tecnología de refinamiento para un petróleo tan pesado como el que mana de su suelo) de temas como éste, perdemos el tiempo hurgando en los archivos de un pasado que, no sólo Juan José Álvarez, sino nadie, resiste. El diputado ha dicho que el presidente conocía perfectamente sus antecedentes, porque él mismo se ocupó de revelárselos. Si esto fuera cierto, el tema sería más grave aún, porque el jefe del Estado habría ocultado una información que su propio gobierno considera, sino un delito liso y llano, un antecedente deleznable. ¿Por qué Kirchner evaluó en su momento que era más importante la sabiduría específica de Álvarez en materia de seguridad que el hecho –que según el diputado, el presidente conocía– de haber pertenecido a la SIDE en tiempos de la dictadura? Sencillamente porque en ese momento Álvarez estaba con él. El país necesita desesperadamente actos de grandeza. No saldrá adelante con sectarismos y ataques facciosos. La rueda de la venganza y el rencor no terminarán nunca por este camino. ¿Cuál sería la reacción si, de verdad, alguien le arrojara un carpetazo inconfesable a la cara del presidente? Es hora de evolucionar hacia la concordia. De lo contrario, el caldo de cultivo del odio no terminará sólo con los odiados. Terminará también con los que odian. Terminará con todos.
(EPT)

 
Viernes, 22 de septiembre de 2006

Publicada 18/09/2006

Kirchner: ¿un subordinado al modelo chavista?

El gobierno argentino simpatiza profundamente con el modelo chavista, basado en el odio, el resentimiento, el abuso del poder, el uso de los fondos públicos con fines partidarios, el espionaje interno para detectar opositores, la creación de un clima de miedo a hablar libremente y la utilización de la gente en la calle para imponer sus ideas por la fuerza.

Con optimismo veo que, en ciertos medios de comunicación, algunos periodistas y dirigentes políticos comienzan a preocuparse por la institucionalidad del país. Muchos de ellos empiezan a darse cuenta de que obtener una mayoría circunstancial a la hora de votar no habilita a que el gobierno elegido pueda hacer lo que se le dé la gana cual monarca del medioevo. Tal vez los ataques a los que últimamente ha sido sometida parte de la prensa hayan contribuido a advertir el peligro de poner el voto por encima de la ley. Algo así como decir: “yo tengo los votos y eso me habilita a hacer lo que quiera sin ningún tipo de restricciones”. Como lo he señalado en otras oportunidades, en realidad, la democracia no es otra cosa que un mecanismo pacífico para cambiar de administrador. En otras palabras, el reemplazo de un administrador por otro no debería implicar una modificación en las reglas de juego tan profunda como para que las libertades civiles, políticas y económicas se vieran comprometidas. Pero de la democracia ilimitada (tengo los votos y hago lo que quiero sin someterme a la ley) hemos pasado en varios países latinoamericanos al uso de fuerza para imponer los criterios del mandamás de turno. Me refiero al uso de fuerzas de choque para intimidar a los opositores cuando se está en el poder o para crear caos y un golpe de Estado cuando se está en la oposición. Un ejemplo típico de esto es Evo Morales. Mientras no era parte del gobierno, se cansó de sacar la gente a la calle para crear caos social y político y, así, voltear presidentes. Ahora que está en el poder y otros le salen a la calle en protesta por su comportamiento autoritario, saca a sus fuerzas de choque para enfrentarlas con los opositores. Como se ve, ya ni siquiera tenemos una democracia ilimitada en la que el gobierno dispone a su antojo de la vida y la fortuna de las personas. Ahora la fuerza bruta ha reemplazado a la democracia ilimitada. Un hecho similar al de Bolivia se dio en nuestro país unas semanas atrás cuando, con el beneplácito del gobierno, Luis D’Elía intentó intimidar a pacíficos manifestantes que marchaban pidiendo algo tan elemental como seguridad. Este sistema de persecución de los que piensa diferente y el uso de las fuerzas de choque es típico del fascismo, modelo reeditado por Hugo Chávez, quien ha manifestado que no cree en la democracia representativa, sino en la de las movilizaciones populares. Así como en la década del 70 Fidel Castro causaba muerte y destrucción en Latinoamérica exportando el terrorismo, en la actualidad es Chávez, admirador del dictador cubano, quien, gracias a los ingresos del petróleo, está intentando exportar su modelo de democracia a los palazos. En unos casos lo consigue y en otros fracasa estrepitosamente. Evo Morales, que se comporta como un títere de Chávez, se está enfrentando con la reacción de una importante región de Bolivia que, no sorprendería, termine separándose y formando un gobierno aparte. Néstor Kirchner, que tanto declama la independencia de los centros de poder financieros, no sólo tiene buenas relaciones con Chávez sino que, además, depende de este autócrata para colocar bonos y conseguir combustible en momentos en que la crisis energética está tocando a las puertas del modelo productivo inaugurado por Duhalde y seguido por el actual presidente. Por la intolerancia de su discurso, por la agresividad que despliega hacia quienes piensan diferente, por los manejos que hace para concentrar cada vez más poder y por la dependencia económica, Kirchner tiende a parecerse cada vez más a Chávez. O, si se prefiere, tiende a subordinarse al modelo chavista. Es obvio que, al igual que Fidel Castro en los 70, Chávez tiene la aspiración de dominar Latinoamérica. Desea transformarse en algo así como el mandamás de la región. Algunos países, como Colombia, México, Chile y Brasil, lo rechazan. Otros lo ven como el líder regional. Son éstos los casos de Evo Morales y Kirchner. Después de todo, la actual ministra de Defensa de la Argentina es una profunda admiradora del autócrata venezolano, al igual que el funcionario público D’Elía, de manera que resulta bastante claro que el gobierno de Kirchner no puede negar su subordinación o, al menos, admiración al proyecto bolivariano de Chávez. Nos encontramos, entonces, en una situación que, por un lado, trae vientos de optimismo dado que muchos sectores del periodismo y de la política han advertido que con votar solamente no se establece una democracia, sino que los pasos siguientes al del voto son el respeto de las minorías, la libertad de expresión, la posibilidad de disentir políticamente, el derecho de propiedad, entre otros. Es como si ciertos sectores de la sociedad advirtieran cómo se ha desnaturalizado la democracia. Pero, por otro lado, me preocupa que esta reacción sea un poco tardía. Digo esto porque la tolerancia que ha demostrado Kirchner frente a los atropellos de D’Elía demuestran complacencia frente a la fuerza bruta, lo cual podría llevar a la sociedad a un enfrentamiento civil, porque es obvio que el proyecto autoritario de Chávez, exportado a Bolivia y la Argentina, sólo es aplicable mediante el fraude, el uso de la fuerza contra los opositores y la subordinación de los otros poderes del Estado a los deseos del autócrata. El odio y el resentimiento que se impulsan desde el gobierno y sus seguidores han pasado los límites de la política para ni siquiera respetar Derechos Humanos elementales. Por ejemplo, Fernando Siro murió pocos días atrás y la sociedad de actores no permitió que fuera enterrado en su panteón porque su esposa se había expresado a favor de Videla. Este comportamiento sobrepasa los límites de las diferencias políticas o de las chicanas en ese campo. Este comportamiento muestra un odio hacia todo los que no piensan igual que hace pensar que ese sentimiento los puede llevar a utilizar cualquier método con tal de vengarse de los opositores. Tenemos, en síntesis, un gobierno que simpatiza profundamente con el modelo chavista, basado en el odio, el resentimiento, el abuso del poder, el uso de los fondos públicos con fines partidarios, el espionaje interno para detectar opositores, la creación de un clima de miedo a hablar libremente y la utilización de la gente en la calle para imponer sus ideas. En definitiva, un modelo que la gente acepta sumisamente o se lo imponen a palazos. El gran interrogante que se presenta ya no es si en las elecciones del año que viene Kirchner ganará o perderá. El interrogante es si, ante la adversidad en las urnas, el uso de las fuerzas de choque que responden al modelo chavista impondrá por la fuerza lo que no se consiga en las urnas.
(EPT)

domingo, septiembre 17, 2006

 
Carta pastoral de monseñor Joaquín Piña (10 de setiembre de 2006)

“No solo han corrompido las voluntades de nuestros intendentes, legisladores, sindicalistas, jueces, etc. Sino que, a través del clientelismo, han sabido sacarle buen provecho al hambre, la ignorancia y las necesidades de la gente”. Son muchos, hoy, los que vendieron sus derechos, (o su dignidad) a cambio de un plato de comida (o de lentejas), como dice la Biblia que Esaú vendió a Jacob su primogenitura.

Hermanos y amigos:
Los sacerdotes que la vez pasada estuvieron haciendo su Retiro anual en el Santuario de Santa María del Yguazú, enviaron un mensaje a todas las comunidades de la diócesis, respaldando al Obispo, y explicando el porqué de su decisión de aceptar integrar, (o ser la cabeza de lista) de este Frente que se formó para oponerse al proyecto oficial de Reforma de la Constitución, para que nuestros actuales gobernantes puedan perpetuarse en el poder. Para el oficialismo, el problema está en que, si se bajan, quién sabe de qué les podrían investigar… no les vaya a suceder lo de Menem…
Para mí, como para muchos, el tema es que no podemos permitir esta falta de respeto a nuestra “Carta Magna”, y este golpe tan duro a nuestra democracia. Así me lo manifestaron no sólo los políticos, (de todos los partidos), sino también muchos no políticos, que dicen que, de alguna manera hay que ponerle un freno a estas pretensiones hegemónicas del actual Gobierno.
Aunque yo no lo pretendí, ni siquiera lo pensé, a esta altura del partido, creo que podemos decir que, con esta reacción popular en la Provincia de Misiones, tal vez podamos prestar un servicio a otros hermanos, de otras provincias, que están pasando por circunstancias parecidas. Todo sea para bien. “Para servir”, como reza nuestro lema.
En el Mensaje de los sacerdotes, dice que éste no es un Frente contra nadie en particular, sino que se opone sólo a este proyecto del Gobierno de cambiar la Constitución, curiosamente en un solo artículo. Y que no se desconocen las obras de éste u otro Gobierno pueda haber realizado. No se trata de esto. Porque no se pueden comprar las voluntades y el voto de la gente con obras públicas o subsidios.
Se sabe que todos los gobiernos totalitarios, (dictaduras, imperios, o lo que sea), siempre se caracterizan por hacer grandes obras públicas. Tal vez faraónicas, como las pirámides de Egipto, que como sabemos, fueron levantadas por todo un pueblo de esclavos. Así que, no se dejen engañar por esas obras, ni por los discursos y promesas…
Mis hermanos del MEDH, (Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos) me hicieron llegar otro documento muy lindo en el mismo sentido. A partir del texto Bíblico de 1 Sam. 8, 11-18, sobre lo que significa estar sometido a un poder absoluto, que en aquel tiempo sería la monarquía, nos advierte sobre lo peligroso que sería si nosotros mismos nos sometemos a este tipo de dominación. Con razón lo titulan: “ESTO NO ES DEMOCRACIA”.
Nos preocupa, dicen, esta situación que se está por vivir en la Provincia, porque “afecta a la dignidad de las personas”, y mencionan el caso de los políticos que traicionaron a la gente que les votó, para pasarse a las filas del oficialismo. Es evidente que por presiones y conveniencias. ¡Que triste que es esto de vender la conciencia por un interés!
El Gobierno actual no tolera ninguna clase de oposición. Lo vemos cada vez más autoritarios. Y es por esto que quieren perpetuarse en el poder para que nadie les pueda investigar y pedir cuentas.
Hablan del caudillismo, que tanto daño hizo en otras provincias. De los feudos. De esos gobernantes que se presentan como los salvadores o mesías, los únicos capaces de gobernarnos, como si fueran puestos por Dios. Con razón citan en el Salmo 146, 3-4, que advierte: “No pongan su confianza en hombres que se creen mucho, pero que no les podrán salvar. Cuando mueran, volverán al polvo, y ahí terminarán sus proyectos”.
Y añaden: “No solo han corrompido las voluntades de nuestros intendentes, legisladores, sindicalistas, jueces, etc. Sino que, a través del clientelismo, han sabido sacarle buen provecho al hambre, la ignorancia y las necesidades de la gente”. Son muchos, hoy, los que vendieron sus derechos, (o su dignidad) a cambio de un plato de comida (o de lentejas), como dice la Biblia que Esaú vendió a Jacob su primogenitura.
Y finalmente, dicen mis hermanos Pastores, “justificar la posibilidad de la continua reelección con el argumento de que la gente tiene derecho a elegir (a quien quiera), no es más que una falacia, (= un engaño), detrás del cual se esconden otros intereses, por su puesto que espurios, de quienes buscan perpetuarse en el poder para seguir robando”.
Que el Señor –Dios, que llevó a su pueblo de la esclavitud a la libertad, nos conduzca, por su amor, hacia una Provincia con “vida para todos”. Y firman los 3 miembros de la filial MEDH de Misiones. Yo añado que, como saben estoy a la espera de que el Papa acepte mi renuncia. Si ésta me llegara, me sentiría todavía más libre y con fuerza para seguir acompañando a mi gente, aunque acaro que el que sea aceptada mi renuncia no significa, en absoluto, que deje de ser Obispo.
Un abrazo para todos, su padre obispo
Autor: Mons. Joaquín Piña Batllevell Obispo de Puerto Iguazú.

 
REALMENTE VAMOS MAL…
Hace ya más de tres años asumió el actual gobierno. Asumió como primer magistrado, gracias a maniobras no demasiado claras, el gobernador de la provincia de Santa Cruz, un ignoto personaje casi desconocido por el grueso de los argentinos.¡Grave error y irresponsable negligencia! De habernos preocupado en averiguar sus antecedentes en sus dos períodos como gobernador, no estaríamos en el estado actual: nuevamente en la degradación institucional y camino a otro infierno.
Efectivamente, Nestor Kirchner asumió como presidente del país utilizando la fachada que proporcionan unos comicios democráticos, pero muy poco tiempo después mostró la esencia de su verdadera personalidad y su perfil político.
La realidad no pudo ser más decepcionante, verdaderamente decepcionante.El país quedó en manos de un hombre fuertemente autoritario, populista y demagógico en donde las practicas democráticas son solamente utilizadas como un mascara para ocultar sus aún desconocidos objetivos.
Su personalidad es difícil de resumir en un pocas palabras: Vulgar, desprolijo, ordinario, infantil, contradictorio, prepotente y confrontativo cuando está en posición de fuerza, temeroso y cobarde en la situación inversa, desconfiado, mentiroso, manipulador y mal educado.. En resumen reúne muchísimos defectos y pocas (hasta ahora desconocidas) virtudes.En su idoneidad para el desempeño de su cargo ocurre algo similar a su escasísimo bagaje personal. No tiene ninguna metodología para el planeamiento y la toma de decisiones, no sabe trabajar en equipo, su gobierno no tiene planes ni objetivos y va solucionando o pretende solucionar, las dificultades en el momento que se le presentan. Nunca efectuó conferencias de prensa porque no está en condiciones de responder las más elementales preguntas de los periodistas. No hay idoneidad ni capacidad en los funcionarios.
Pero lo hasta aquí planteado es conocido y de dominio público y es simplemente el prefacio de esta nota. Lo que pretendo transmitir son cuatro aspectos que considero realmente importantes para analizar la marcha del gobierno.
1. EL EQUILIBRIO ENTRE LA LIBERTAD Y EL PODER.
Entre los inumerables conceptos y definiciones que existen sobre la democracia quiero plantear una que reúne la esencia de esta y de toda la teoría de la constitucionalidad derivada.
El equilibrio armonioso entre poder y libertad, valores fundamentales pero antagónicos, es en principio el eterno problema del hombre en un sistema democrático.
Como se puede apreciar, hay dos ingredientes en toda comunidad, el poder y la libertad que son directamente contrapuestos.Donde el poder no está legal e institucionalmente limitado, el poder se excede. Nunca donde el hombre haya ejercido un poder ilimitado lo ha hecho con moderación, comedimiento y auto-limitación.El poder encierra en si mismo la semilla de su propia degradación .Cuando no está limitado, el poder se transforma en tiranía y en arbitrario despotismo. Se ha dicho “que el poder tiende a corromper y el poder absoluto tiende a corromper absolutamente”.
No obstante en toda comunidad organizada el poder es un ingrediente “sine quanon” para llevar a cabo las funciones de estado y la conducción de la sociedad. Pero al mismo tiempo debe, imprescindiblemente, garantizar las propias libertades a los destinatarios del poder.
La libertad de los integrantes de una sociedad sólo se logra cuando se establecen controles adecuados en cuanto a su eficacia y estabilidad que limiten la tendencia al exceso del poder .En nuestro sistema político, el contra peso del poder son los otros dos poderes, en particular el Poder Judicial.
El gobierno de Kirchner no mantiene el adecuado equilibrio entre estos dos aspectos. El exceso de poder que el gobierno adquirió a lo largo de estos tres años avanzó claramente sobre la libertad en muchas de sus manifestaciones: de expresión, de prensa, económica, etc.
Por ello este gobierno es autocrático y autoritario y va tomando las formas de un gobierno dictatorial y despótico, por no existir las limitaciones que deberían imponerle los otros dos poderes.
Creo que es superfluo dar ejemplos, por ser suficientemente conocidos por la ciudadanía.
2. LAS RESPONSABILIDADES ESENCIALES DE UN ESTADO.
Dentro de las diversas responsabilidades que tiene un Estado, hay dos, que en el análisis político, se las considera esenciales o responsabilidades primarias. Estas son la Seguridad y la Justicia.
Todas las demás tareas, responsabilidades y funciones que tiene, tales como la educación, la salud, la función social, son consideradas responsabilidades secundarias.
No se concibe un Estado si las responsabilidades primarias no son adecuadamente cumplidas. Estas son exclusivas del Estado y totalmente indelegables.
Si analizamos el gobierno de Kirchner vemos que la Seguridad durante su mandato, es uno de los aspectos que más se ha deteriorado. La delincuencia y la corrupción treparon a porcentajes nunca antes visto, en este país en el cual, muy pocos años atrás, el grado de seguridad era una característica destacada.
Hay muchos aspectos que influyeron en este mayúsculo deterioro, pero casi todos imputables a la ineficacia y torpeza del gobierno. Varias purgas al mejor estilo stalinista desarticularon seriamente la capacidad operativa de la Policía. La institución policial se vio maltratada y prácticamente vejada por sus máximas autoridades. Y una perversa campaña de difusión por los medios, sometió al escarnio a la Institución.
No opino sobre la seguridad territorial del país ante amenazas externas, ya que no conozco en profundidad el tema. No obstante, simplemente comparando el equipamiento y los presupuestos militares con los de nuestros países vecinos, podemos darnos cuenta que estamos en una posición netamente desfavorable.Paralelamente la Justicia también está en uno de los picos más altos de desprestigio y corrupción.
La Corte Suprema de Justicia fue casi totalmente renovada por Kirchner. Algunos de los nombrados tenían serias fallas en sus conductas cívicas y fueron duramente cuestionados. Es dable pensar que los nombrados tienen una adhesión ideológica y de concepción política similar o a la de Kirchner.
Por otra parte este impuso su criterio en el Consejo de la Magistratura pese a que todo el arco político de la oposición estaba en desacuerdo. Es asimismo el presidente, que más jueces nombró y también que más renuncias de jueces aceptó. ¿Tendrá Kirchner una justicia adicta y funcional a sus designios?. La respuesta se desprende por si sola.
Sintetizando, en nuestro país no funcionan adecuadamente ninguna de las responsabilidades esenciales o primarias del Estado.
3. LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Desde siempre, pero en este mundo globalizado e interdependiente hoy más que nunca, la inserción en el concierto de las naciones es fundamental. Para ello hay determinados puntos de reglas y convenciones no escritas que son importantes tenerlas en cuenta y de ese modo coadjudar a las posibilidades de un desenvolvimiento exitoso y facilitar el ejercicio de las Relaciones Internacionales.
Uno de los componentes de esta, es la elaboración y adopción de decisiones de la política exterior.
En principio la política exterior no tiene la función de maximizar la independencia de un estado ya que esta está en función y es una consecuencia directa del poder real del que dispone ese estado. La política exterior tiene como objetivo esencial, insertarse en el concierto de las naciones en una posición relativa favorable para la obtención de sus propios objetivos nacionales.
Dado un mundo de interdependencias asimétricas, la independencia relativa será en función del poder, el cual es básicamente una resultante, a su vez, del desarrollo económico y tecnológico de un país. Gestos desafiantes que conspiran contra la optimización de la inserción internacional de un país débil conspiran asimismo contra sus posibilidades de desenvolvimiento exitoso, y por ende, contra su poder e independencia reales.
Utilizar la política exterior y los organismos internacionales para afianzar la política del frente interno del país mediante actitudes desmedidas, prepotentes y bravuconadas no parece ser el modo ni la forma adecuada para encaminar las RR.II. La soberbia, la altanería, y todo otro despliegue desafiante de gestos simbólicos y agresivos erosionan las posibilidades de la “independencia futura”.
Otro aspecto que hay que tener especialmente en cuenta es la previsibilidad y la coherencia en los actos del gobierno, fundamentalmente en aquellas relacionados con la política exterior.
La incoherencia, la imprevisión, la improvisación, el no honrar los compromisos afectan fuertemente la imagen, el prestigio y la credibilidad internacional.
Y como último aspecto de esta sucinta y apretada síntesis es de vital importancia el lograr acuerdos y alianzas firmes con los paises centrales. Este punto constituye prácticamente el punto inicial clave para la inserción internacional de un estado.
El observar estos aspectos hará que la percepción del país ante los ojos del mundo lo muestre coherente y creible y con las bases mínimas para ser admitido y considerado en la comunidad de las naciones.
Debería evitarse a toda costa, ya que sus resultados siempre inciden negativamente en el éxito de las RR.II.: echar la responsabilidad de todos o parte de nuestros males a un chivo emisario: conspiraciones y manipulaciones del exterior, las multinacionales, los organismos multilaterales de crédito, los capitales buitres, las grandes empresas transnacionales, etc.
Esta forma de encarar la política exterior hace que se enfoque erróneamente el mundo, con una visión totalmente distorsionada de la realidad y se forme una cultura falsa y perniciosa en la población.Si analizamos la conducta del gobierno de Kirchner en base a estos simples aspectos expuestos podemos entender y comprender porque el país va a la deriva, sin rumbo fijo, en una declinación pronunciada y con firmes posibilidades de quedar descolgados del mundo.
4. LA PAZ SOCIAL
La paz interior, la paz social entre los argentinos debería ser la tarea prioritaria de cualquier presidente. Esta es la piedra basal para cualquier política de gobierno. La unión y concordia de los conciudadanos, es absolutamente esencial.
¿Tendrá Kirchner tiene este mismo concepto? A todas luces y ante tantas evidencias negativas pareciera que no. No hay sector de nuestra sociedad con la cual no haya confrontado. Su política pareciera basada en la confrontación permanente. No solo en nuestro país sino también en el ámbito internacional. Su política no es la de consensuar convencer ni acordar, sino la de imponer. Todo en forma prepotente, irónica, y soberbia.
Es notorio su particular resentimiento, odio y deseos de venganza contra uno de los pilares de toda sociedad: las FF.AA. La persecución contra estas es tan notoria como irracional.
Sintetizando, Kirchner recrea y genera una atmósfera de desconfianza, miedo y temor en la sociedad a la cual no escapa ningún sector de la misma. No existe ningún intento de reconciliación ni de pacificación. El clima imperante es de absoluta inseguridad y temor y la sensación imperante es que se está en una situación potencialmente explosiva.
CONCLUSIÓN FINAL
Si analizamos los cuatro puntos mencionados vemos que Kirchner y su gobierno no sale en absoluto favorecido. La democracia está en peligro. Vamos por un rumbo equivocado.
Pocas veces se ha visto un presidente tan despreciado y en muchos sectores profundamente odiado por su forma de ser y de actuar, tanto por los factores de poder de la Nación, la mayoría de las fuerzas vivas de la sociedad y gran parte de la ciudadanía.
Su popularidad se mantiene por el crecimiento de la economía, no atribuible a su gestión, sino al ciclo favorable en todo el mundo, al congelamiento de las variables que hacen a la economía interna y al efecto de rebote con respecto a la crisis del 2001. La no adecuación de las tarifas de los servicios públicos y el control de precios constituyen un serio problema a futuro. Kirchner no asume los problemas. Todo lo que puede ser anti-popular o dañar su imagen lo traslada al futuro. A causa de ello hubo un masivo éxodo de empresas y capitales. No existe la inversión externa. La desinversión durante todo este tiempo se está haciendo notar ya en la falta de combustibles y de energía.
Por otra parte la alineación política se hace con los países más cuestionados y de peor imagen en América.
Toda la acción del gobierno genera una fuerte sensación de que se vive en un ambiente de corrupción generalizada, con ribetes escandalosos y mayúsculos, así como de oprobio y vergüenza en el ámbito internacional. También se percibe un fenomenal retroceso y deterioro institucional. La ética y la moral están absolutamente ausentes en todo el quehacer político. Este aspecto que podría parecer secundario es, casi vital. El pésimo ejemplo del gobierno va envileciendo a la población, en particular el de los niveles más altos.
En definitiva la Argentina se ha convertido en una peligrosa bomba de tiempo que amenaza con violentos estallidos y disturbios sociales en el futuro e inclusive pone en peligro la integración y cohesión nacional. La Bolivia de Evo Morales debería ser una seria advertencia para los argentinos.
Autor: Alfredo Raúl Weinstabl

 
Con carpetas no se ganan elecciones

La guerra de las carpetas no es nada nuevo en la Argentina, otro caso desesperado por retener poder, provocó un revuelo inusitado hace treinta años, fueron los informes reservados de Isabel Perón, con los que pensó acallar y mantener en reposo a sus eventuales enemigos de la época, los dirigentes sindicales.
La argucia no prosperó y sus amenazados contrincantes, presentaron sus propias carpetas, las que comprometían a la propia Presidente y su entorno, de esa manera el escándalo finalizó en forma abrupta.
El Señor Kirchner desde su juventud siempre sufrió esta adicción, la que puso en práctica para dominar a opositores o mejor posicionarse en el campo político. Con bajezas de esta naturaleza, el Presidente pretende destruir a sus adversarios, estos métodos también le resultarían útiles para llevar a sus huestes a distintos personajes que resistan unírsele, cualquier antecedente privado o curricular, es propicio para doblegar voluntades.
Los pasados de quienes utilizan estos métodos, no responden precisamente a los valores morales, todos están marcados por hechos violentos y manchados con sangre inocente, aunque excentos por esas cosas ilógicas de nuestra justicia, de haber sido procesados por delitos de lesa humanidad.
Mientras estos denigrados personajes intenten amedrentar por medio de denuncias a aquellos que entorpezcan el Poder Absoluto, los argentinos que tenemos memoria y somos muchos, aunque en su psicopatía el Supremo piense lo contrario, con un patoterismo instalado como política de estado no se podrá someter a la ciudadanía, la que no es ajena a tales maniobras ni cree en lo más mínimo distorsionadas acusaciones, harta ya de sufrir la falta de capacidad y sentido común.
Nadie que posea un intelecto normal pude adecuarse a deliberado manejos de autoritarismo, con los que se intenta colocar a millones de argentinos ante una situación límite de inseguridad y una inequidad, hasta ahora oculta tras planes clientelísticos destinados a contener a organizaciones piqueteras al servicio del régimen.
El Primer Mandatario coloca en puestos públicos, altamente remunerados, a líderes violentos que puedan desestabilizar su imperio irreal, a sabiendas que no cuentan con las condiciones éticas e intelectuales mínimas para desempeñarse en cargos de tan alta responsabilidad, consiente que estos delincuentes pueden convertir el país en una hoguera y así acabar con sus planes reeleccionarios, por lo que acepta dócilmente sus requerimientos.
Los honestos no constituyen parte de sus preocupaciones, total bajo apercibimientos los puede dominar, todo tipo de insultantes justificaciones siempre están dispuestas para anular los justos reclamos del pueblo.
Si no se está de acuerdo con sus medidas inconstitucionales, con su falta de respeto por la vida, con la destrucción programada de las instituciones, la hegemonía explícita y sus cacerías de brujas, recaerán acusaciones de pertenencia a una derecha complotada para no dejarlo gobernar.
Y ahora las carpetas cumplirán también con otro capítulo de distracción, tratarán de anular las voces que denuncien las falencias de su gestión, la falta de idoneidad y la desmesura en la venganza impuesta por una ideología enfermiza y el odio acumulado.
La verdadera confrontación no estará dada en el 2007 por un informe reservado más o un informe reservado menos, si no por el arma democrática por excelencia, el sufragio.
(LHP)

 
Al maestro, con cariño

Además de dedicarse a enseñar, los docentes de nuestros días tienen ante sí desafíos enormes, para muchos de los cuales ni siquiera están profesionalmente capacitados. Sin embargo, continúan luchando a diario por aportar su granito de arena a la educación argentina.

El 11 de setiembre, mientras el mundo recordaba el ataque terrorista más grande de la historia, en la Argentina festejábamos el día del maestro. Muchos recordarán la versión cinematográfica de “To Sir, with love” (Al maestro, con cariño) protagonizada por Sidney Poitier, cuyo argumento mostraba la “conversión” que, combinando una gran presencia moral, conocimiento de su materia y buen trato con los alumnos, el maestro iba logrando sobre un grupo de “inadaptados” a quien nadie quería darles clases y que al momento de filmarse la primera versión de la película (1966) debía tratarse de un grupo de excepción en Inglaterra. El argumento de esa película se ha ido repitiendo en similares en los últimos 40 años, (“Mentes que brillan”, “Al maestro con cariño II”, sólo por citar un par de ejemplos), pero lo que puede apreciarse es que los alumnos “incivilizados” de la película original son “niños de pecho” comparados con los alumnos de versiones parecidas más modernas. También, en otras películas cuya trama sucede en escuelas o colegios, puede apreciarse que ya nos se trata de grupos de “incivilizados” aislados, sino que cada vez son más comunes. Lo que creo es que el cine, nos guste o no nos guste, refleja bastante de la realidad. Para ponerlo en una ecuación, uno podía encontrar “maestros excepcionales” para “grupos excepcionales” y así tener un “final feliz” (y no me refiero al cine sino a la realidad). Hoy, parece ser que los “maestros excepcionales” siguen siendo un reducido grupo pero los “grupos excepcionales” han pasado a ser los que son respetuosos con ellos mismos y con sus docentes, quieren estudiar, hacen las tareas, es decir, van a la escuela para aprender, que aunque parezca obvio es aquello para lo que los alumnos van a la escuela. En lo que va de este año, hemos visto muchas veces reflejadas en los medios de comunicación noticias que dan cuenta de maestras o maestros agredidos físicamente por alumnos o padres de alumnos, alumnos agredidos por otros alumnos y demás situaciones de violencia que cada vez parecen ser más habituales. El último ejemplo puede ser la maestra de grado que fue pateada y mordida por uno de sus alumnos en la provincia de La Pampa, desde luego sin ningún tipo de consecuencia para el alumno. Lo que lamentablemente nunca será reflejado en los medios (por su falta de valor como noticia) es la enorme cantidad de alumnos que va a la escuela para hacer cualquier cosa distinta a estudiar. Los docentes de nuestros días tienen ante sí desafíos enormes, para muchos de los cuales ni siquiera están profesionalmente capacitados: tienen que hacer de asistentes sociales, mediadores, psicólogos, detectores de adicciones o de violencia familiar, enfermeros, nutricionistas, consejeros personales y familiares, orientadores vocacionales, etcétera. ¡Ah! Además, deben enseñar, cosa para lo cual sí han sido formados y para lo que se han preparado. E increíblemente, a pesar de estos cambios, siguen al frente del aula y de sus alumnos. Vaya en este día mi saludo y agradecimiento para todos aquellos docentes que intentan seguir educando y no se dan por vencidos, a pesar de tener frente a sí chicos y jóvenes cuya actitud y comportamiento dista enormemente de la definición de “alumno” que podríamos encontrar en cualquier diccionario.
(Economía Para Todos)

 
Las sinceras declaraciones de la ministra de Economía:
Respecto al valor real de mercado del dólar afectan la integridad y consistencia del propio balance del Banco Central.

Con tales declaraciones, formuladas en el Parque Industrial La Cantábrica en la localidad de Haedo, al celebrarse el Día de la Industria, el Gobierno por medio de su portavoz más calificada nos está alertando de que se encuentra prisionero de la misma rigidez cambiaria que amenazaba a la convertibilidad menemista. Ahora la diferencia estriba en que el tres a uno sirve al Gobierno para tener ingresos extraordinarios mediante retenciones a las exportaciones. Si pretendiese salir de este modelo, inmediatamente dejaría de exhibir sus finanzas equilibradas, el superávit fiscal se derrumbaría en un abrir y cerrar de ojos y se evaporarían los cuantiosos fondos utilizados en generosos subsidios asimétricos con los cuales están comprando el transversalismo político. Inconsistencia del balance del Banco Central Las sinceras declaraciones de la Micelli muestran claramente cuál es el precio de mercado del dólar. Sin embargo, este reconocimiento oficial afecta la integridad y consistencia del propio balance del Banco Central, tal como vamos a explicarlo. Todos sabemos que el presidente Kirchner ha ordenado recomponer las divisas utilizadas para el pago anticipado al Fondo Monetario Internacional (FMI), de modo tal que el Banco Central se ha convertido hoy en generador de emisión monetaria para comprar dólares. Los datos que brindamos a continuación son rigurosamente precisos y surgen de un minucioso análisis de la propia información oficial. A fines del pasado agosto, el Banco Central manifestó tener reservas internacionales por u$s 27.347 millones. Esas reservas están constituidas por barras de oro de “buena entrega”, divisas convertibles y colocaciones en dólares o euros en bancos del exterior para obtener una renta interesante. Ahora bien, al confeccionar su propio balance en pesos, el Directorio del Banco Central debe valuar esas reservas multiplicándolas por $ 3,09, que es el tipo comprador del dólar estadounidense, lo cual le produce activos financieros por $ 84.490 millones, pese a que la propia Micelli reconoce que esos dólares valen $ 2,30. Para confirmar el precio manifestado por la Micelli, hay que tener en cuenta que las reservas del Banco Central no son de la institución. Sirven de respaldo irrestricto a la circulación monetaria en manos del público, más el dinero disponible en bancos y más los depósitos de liquidez que los propios bancos comerciales tienen en el Banco Central. Todo lo cual sumado asciende, a esa misma fecha de agosto pasado, a $ 67.193 millones. Entonces, si dividimos el monto de esa masa monetaria por las reservas declaradas, tendríamos la cotización técnica según datos oficiales. Es decir que podemos determinar el valor técnico del dólar por el que el Banco Central podría canjear toda la circulación monetaria más los depósitos de liquidez del sistema bancario, sin dejar nada pendiente. La división entre $ 67.193 millones y u$s 27.347 millones nos arroja un tipo de cambio de $ 2,45 por dólar, una cifra equivalente al valor de $ 2,30 manifestado por la Micelli. Efectos de una corrección Si el presidente del Banco Central, los directores titulares, síndicos y auditores externos recogieran las evidencias que estamos analizando, tendrían que ajustarse a las normas internacionales de auditoría que establecen “que las inversiones en moneda extranjera deben calcularse al valor de coste o al valor de mercado, el que fuese menor de ellos, porque éste es el importe realizable”. Por lo tanto, el balance del Banco Central debiera mostrar activos por $ 62.898 millones (resultantes de multiplicar u$s 27.347 por $ 2,30) en lugar de los $ 84.490 millones como se exhiben, lo cual implica una sobrevaluación de $ 21.592 millones que debiera ser previsionada por minoración de valor. Es decir que el Banco Central está comprando, caro, divisas que valen menos de lo que paga, y eso inexorablemente ocasiona quebrantos. Por lo tanto, y de acuerdo con las normas de auditoría bancaria universalmente aceptadas, debería registrarse esa pérdida en el balance anual. Con lo cual el Banco Central mostraría un formidable quebranto que absorbería la totalidad del patrimonio neto cuyo importe –según la Memoria oficial del año 2005– es de $ 21.245 millones. En tal caso, el Banco Central de la República Argentina quedaría automáticamente disuelto por pérdidas totales de su capital y reservas. Tal es la magnitud del embrollo macroeconómico en que está metida la política económica del modelo “K”, basada en un dólar artificialmente alto, la desvalorización de sueldos, el control de precios, una brutal exacción fiscal con impuestos distorsivos y el generoso reparto de subsidios asimétricos a los grupos sociales que interesa privilegiar por razones políticas. Pero ahora, con las revelaciones de la Micelli, todos estamos debidamente informados de lo que puede pasar y, como dijo un ministro de la actual Corte Suprema de Justicia, que poco tiempo antes había formado parte de la Legislatura, refiriéndose a la abstracta ley de integridad de los depósitos bancarios: “Nadie puede acogerse a leyes que todo el mundo sabía eran de imposible cumplimiento”. Sólo nos resta pedir a Dios: valor, esfuerzo y energía para enfrentar nuestro propio destino.
(Economía para todos)

 
Un gobierno que hace de bombero

Por más que intenten demostrar lo contrario, la economía no está bajo control y el estallido está a la vuelta de la esquina. Los focos de incendio que surgen cada semana no hacen más que recordar que la bomba puede estallar en cualquier momento.

A juzgar por lo que viene ocurriendo en los últimos meses, lejos de tener la situación económica bajo control, el Gobierno se asemeja más a un bombero que a un constructor. Sin plan de largo plazo y basando toda su estrategia en un dólar alto financiado con expansión monetaria, los focos de incendio que se producen hacen que el presidente Néstor Kirchner tenga que estar permanentemente con el casco puesto y el matafuegos en la mano. Y no es que Kirchner tenga enemigos que le quieren incendiar el país, sino que su política económica es propia de un pirómano. La aceleración de la inflación lo llevó a tratar de frenar la suba del índice de precios con controles y “acuerdos”. En su momento, con la suba de la hacienda, trató de apagar el fuego prohibiendo la exportación de carne, lo cual le generó otro foco de incendio que fue la certeza de que invertir en la Argentina es sumamente peligroso dadas las reglas que imperan. Cuando el Gobierno no había terminado de apagar el fuego de la carne, tuvo que ver qué hacía con el precio del trigo. Cuando “frenó” el problema del precio del trigo, le saltó otro foco de incendio en los alquileres. En este caso, quiso apagar las llamas tirando nafta súper y casi genera una catástrofe de proporciones. De manera que dio marcha atrás con los controles de alquileres y se lanzó al utópico proyecto de anunciar un plan para conseguir créditos hipotecarios a tasas bajas que se traduzcan en una cuota similar al de un alquiler. Mientras el Gobierno continúa intentando apagar el fuego de los alquileres, acaba de surgir otro foco de incendio con el tema energético, dado que ya todos empiezan a advertir que, si en el verano hace mucho calor, tendrán que producirse cortes de energía al más puro estilo Alfonsín al final de su mandato. ¿Quién puede invertir en un país en el cual no sabe si al enchufar la máquina va a tener energía para hacerla funcionar? Pero es así: el nuevo modelo productivo no depende de condiciones institucionales para poder funcionar adecuadamente, sino del clima. Si hace frío y la gente prende la calefacción, tenemos problemas energéticos. Si hace calor y la gente prende el aire acondicionado, tenemos problemas energéticos. Y mientras Kirchner está tratando de apagar los focos de incendio que se le producen en el campo económico, se le arma otra fogata por el tema seguridad. Una gigantesca movilización le hace recordar que el Gobierno no está cumpliendo con su función de brindarle seguridad a la población. Pero, encima, mientras la gente marcha pacífica y voluntariamente, el funcionario público Luis D’Elía arma una contramarcha que, por sus características y su discurso, hace recordar a Herminio Iglesias, aquel famoso puntero peronista de la provincia de Buenos Aires que en el cierre de la campaña electoral de 1983 no tuvo mejor idea que quemar un ataúd con las iniciales de la UCR. El mismo Herminio Iglesias que decía “conmigo o sinmigo”. El mismo que, cuando le preguntaron qué iba a hacer con el erario público, respondió que “iba a seguir siendo el mismo, de 8.00 a 12.00”. Y mientras D’Elía nos permite rememorar los tiempos de Herminio Iglesias, a Kirchner se le produce otro incendio con el gas oil, combustible que en el interior del país escasea notablemente. Mucha gente me dice que uno puede no estar de acuerdo con las políticas que aplica Kirchner, pero resaltan que el hombre es muy inteligente y habilidoso para controlar el poder. No lo sé, pero quienes me dicen eso sobre Kirchner son los mismos que antes me decían que Duhalde era un gran estratega político y que, como buen ajedrecista, tenía en la mente varias jugadas por anticipado. Lástima que al gran estratega le cantaron jaque mate en dos jugadas. Claro, mientras tanto todos están encandilados con el aumento del PBI. Ese dato me hace acordar al famoso gol de los 25 toques que hizo la Argentina durante el Mundial de Fútbol en Alemania. Lo pasaron por televisión mil veces y parecía que con ese gol nuestro país se transformaba en firme candidato a ser campeón. Ese solo gol ya era suficiente para demostrar que éramos los mejores. Pero no lo fuimos. Lo mismo pasó en el Mundial de 2002. Teníamos al equipo de mayor capitalización porque, sumando el valor de los pases de cada jugador, la Argentina tenía la selección más cara del mundo. Éramos imparables. Lástima que nos volvimos en la primera ronda. Y hace dos domingos, Argentina salió a la cancha con Messi, Riquelme y Tévez. Los magos del fútbol mundial. Los brasileros nos hicieron tres goles. Así como nos creemos los fenómenos del fútbol mundial, hasta que algún rival nos hace caer en la realidad, con los datos del PBI pasa lo mismo. Creemos que podemos seguir creciendo a tasas fenomenales sin inversiones, distorsionando los precios relativos, cerrando el país a la competencia externa, tolerando que funcionarios públicos violen el derecho de propiedad y pateando para adelante una crisis energética que cada vez está más cerca. Nos creemos los fenómenos de la economía mundial haciendo exactamente todo al revés de lo que hicieron los países que lograron desarrollarse. En síntesis, no nos engañemos: la economía no está bajo control como pretenden vendernos, porque si estuviera bajo control Kirchner no tendría que estar corriendo atrás de cada foco de incendio que se le viene produciendo. Que yo sepa, ningún estadista reconstruyó un país corriendo atrás del precio del bife de chorizo, del valor de los alquileres o de la cotización del trigo. Cuando esos temas se transforman en una cuestión de Estado, quiere decir que estamos en problemas.
(Economía para todos)

 
Achicando
Después de haber estado "gobernando" toda la pasada quincena, esto es, destruyendo a los adversarios (sacarían a relucir "videos íntimos"), el presidente viaja ahora al extranjero para achicar las tensiones que viene generando su singular modo de producirse. Ya estuvo explicándole a Michelle Bachelet por qué no se puede vender gas a Chile a precio subsidiado, y con Tabaré Vázquez parece haber llegado a un acuerdo secreto: se va Ence de Fray Bentos pero se queda Botnia, con la condición de eliminar la alta chimenea para que no se vea desde el sambódromo de Gualeguaychú. A Bolivia promete operarle la refinación del petróleo e, inversamente, al Brasil lo tienta con el petróleo de la plataforma continental argentina, mientras a Paraguay le asegura echar más plata al barril sin fondo de Yacyretá. Lo peliagudo, ahora, será dejar convencidos a los norteamericanos, después de la reunión pública en Caracas de la ministra Nilda Garré con Hugo Chávez, imaginando formar unas milicias internacionales sudamericanas. Pero, sobre todo, tras las sesiones en La Habana de la reflotada conferencia de no alineados, donde el oficialismo fraternizó con Irán. En Nueva York, luego de tocar la campanita en Wall Street, que le consiguió Héctor Timerman, deberá enfrentarse al poderoso Comité Judío, que va a reprocharle la lenidad con que tratan aquí las agresiones de Quebracho contra un acto antiiraní de la colectividad, sin olvidar la vergüenza del juicio por el caso AMIA. Cierto es que Néstor Kirchner viaja precedido por una eficaz campaña de relaciones públicas (todo esto se paga), según la cual nuestro país crece a "tasas chinas" (el dinero robado volvió para reinvertirse). ¡Pero que todo sea para bien, con tal de que Kirchner regrese un poco más sereno...!
(LNP)

lunes, septiembre 04, 2006

 
Ideas sueltas para un lunes
1. Simplificar
: Kirchner es un gran simplificador. No porque sea un genio sino porque su experiencia gubernamental es la de un intendente pueblerino. La simpleza de su gestión acumula complejidades que generan presión. Y la presión siempre busca una válvula de escape. (La otra alternativa es la explosión).
2. Policía: La herramienta del Estado para proveer seguridad a la gente es la Policía. Pero la Policía para el gobierno es el enemigo de los setentas. Mientras dependamos de la Policía para tener seguridad y la Policía esté en manos de este gobierno no tendremos seguridad.
3. Delincuencia: La política de (in)seguridad del gobierno justifica a la delincuencia. El gobierno pretende combatir la inseguridad con más trabajo y más educación. Mientras tanto las víctimas no tendrán derecho al pataleo, porque los delincuentes tendrán "justificativo" presidencial.
4. Abyecto: El discurso de D'Elía en la marcha a favor de la delincuencia fue de una bajeza despreciable. D'Elía es la verdadera cara de este gobierno? D'Elía representa la capacidad intelectual de este gobierno? Estamos en manos de D'Elía?
5. Error: Esperamos que por fin Kirchner reconozca un error: La designación de D'Elía como funcionario de su gobierno. Y que lo corrija expulsándolo del cargo que le dio.

 
Lo que hay detrás...
La mayoría de los medios cantan loas a la baja inflación lograda por la política de "acuerdos de precios" del gobierno.Sin embargo La Nación publica hoy una nota que hace ver que detrás de esa política no hay nada más que la clásica presión gubernamental para mantener los índices a raya sin importar el costo a futuro de la medida.Mientras tanto los empresarios argentinos se la rebuscan para seguir conformando al gobierno y a la vez hacer ganancias mediante algunas "trampitas"... no sea cosa que se note...

 
DERROTA DEL GOBIERNO FRAGIL (J.A)
Al gobierno le costará, en adelante, encontrar otra oportunidad para equivocarse más. Cae, por impericia, en confusiones innecesarias y en torpezas antológicas. Al aislamiento externo, debe agregarse la sensación política del aislamiento interno. Kirchner es el gran derrotado. Quedó atado apenas al fracaso de su militancia rentada. Aferrado a las nostalgias agotadas de Kunkel y de Gullo, aunque se conmueven todavía al abrazarse, después de sus discursos. Y sostenido por las estructuraciones ideologistas de Tumini y de Pérsico.Con semejante código de interpretación, deja de ser una chicana el penúltimo exabrupto del jefe. Dijo que D’Elía es el funcionario más racional con que cuenta Kirchner. No sólo para producir la asociación del comentario. ¿Cómo será el resto?D’Elía es la representación más emblemática de la estética del kirchnerismo. Es el vocero más calificado de Kirchner. Contiene mayor convicción que Braga Menéndez. Carece del profesionalismo oral del Aníbal. Tampoco presenta la aparatosidad intelectual de la señora Cristina. Insisto, D’Elía es lo más genuino que mantiene Kirchner para mostrarle a la sociedad.
La calle tiene que ser de ustedes. De las Abuelas y de las Madres. Para eso les pago”.Para controlar la calle, a Kirchner puede servirle el Rudy Ulloa.
Los que tienen que poner la cara por Kirchner son los que no tienen nada para perder. Los piqueteros prebendarios que suponen, desde la tribuna, que gracias a Kirchner ya se acabó mágicamente el neoliberalismo. Como dijo Tumini, ante el aplauso fácil de la militancia de alquiler. Son los que deben salir a simular la espantosa debilidad del gobierno. Una debilidad que se agiganta. Porque ésta, no se confundan, es la derrota de un gobierno frágil. Kirchner es tan vulnerable que no se banca siquiera el abucheo posible de una movilización inofensiva. Cae en el error de pedirle, vía Parrilli, a D’Elía, el guapo del barrio, para que salga a defenderlo. De los procesistas que quieren instaurar, otra vez, el “terrorismo de estado”.
. A pesar de exhibir la fragmentación grotesca de su fuerza, y sin olvidar tampoco la ausencia absoluta del peronismo, Kirchner sacó, como escudo defensivo, a la calle, a determinados traficantes de miserables, los que conocen la arqueología de los traslados.Lo curioso es que Kirchner se apoya en D’Elía justamente cuando D’Elía se encuentra más cuestionado entre la gente de su “palo”. En especial, a su izquierda. Descuento que en esta mesa se desconoce que D’Elía ni siquiera pudo asomar la nariz cuando fue la Cumbre de Córdoba. La última, con Chávez, y en vísperas de la agonía de Fidel Castro. Pero no fue por disidencias ideológicas. Fue por un problema crematístico.En los alrededores de las respectivas embajadas se habla acerca de vueltos. Con el dinero venezolano que llegó, procedente de Cuba, y en manos, para financiar aquella Contracumbre de Mar del Plata. Con tanta contracumbre, D’Elía venía mal, esquilmado en sus bases, casi vaciado. Enfrentado por cuestiones poco revolucionarias con el Huevo Cevallos. Y acotado por la ofensiva de Pérsico, el piquetero barbado que le pusieron a Solá. Y con la autonomía repentina del Lito Borello, el piquetero que le pusieron a Telerman, para probarlo.Kirchner entonces recurre a D’Elía cuando éste atravesaba por su peor momento. Para avanzar con tijeras sobre la tranquera del americano Tomkins, en Corrientes. Pero por problemas pendientes en Santa Cruz. Derivaciones de un campo oportunamente donado por Tomkins. Y para avanzar después sobre Blumberg, para ligarlo al “terrorismo de estado”, por presumir que Blumberg tiene cerca el bolígrafo de Cecilia Pando.Entre el discurso antiprocesista de D’Elía, que acusaba de fascistas a los asistentes, y la mera imagen televisiva de los rostros de la convocatoria, puede perfilarse, en el medio, un precipicio de incomprensión.Es el precipicio que precisamente espera por Kirchner. Si prosigue con la ceguera de profundizar el camino que lo conduce, derechito, hacia el fracaso.
A su pesar, con Blumberg acaba de consolidarse un candidato. Lo tengo registrado con una imagen positiva del 75 por ciento. Y con una imagen negativa de apenas 8.Aquel 75 por ciento de imagen positiva es improbablemente trasladable en intención de voto. Sin embargo puede descontarse que, en la provincia de Buenos Aires, Blumberg parte con un piso del 18 por ciento.Lo cual permite inferir que, en términos políticos, Blumberg no es sólo un problema para Kirchner. Es un problema para Macri.Porque de ningún modo Macri, aunque triunfó con la adhesión, puede ser jefe político de Blumberg. Cualquiera que lo conozca sabe que Blumberg no puede tener un Jefe. El Jefe es él, Blumberg.
Es decir, desde un supuesto lugar no político Blumberg se torna hegemónico en el tema sustancial de la seguridad. Y avanza, más allá, de lo que puede cualquier político. Apunta hacia lo que precisamente espera la sociedad. Al menos hacia la ilusión de una solución.Aparte, Blumberg conmueve. Y aquí planta una diferencia atroz con el resto de la dirigencia. Puede decir “fundamente” por “fundamentalmente”. Y es como si el auditorio deseara equivocarse con su furcio. O puede lanzar el utopismo de los jueces, los que deben responsabilizarse por las excarcelaciones que conceden.Y aquí termino de verdad, Blumberg registra un magnífico crecimiento que le hace adquirir conciencia del poderío. Menciona al Presidente para que lo abucheen, e inmediatamente suplica que no sea condenado con el abucheo que provoca. Con lo cual, Blumberg salva al presidente de la encerrona que le tiende. Si a Blumberg se le ocurre, por ejemplo, en la plaza, delante de la multitud, denigrarlo, para Kirchner resultaría letal. Si actuara como cotidianamente actúa el presidente, con cualquier objetivo de turno.

 

La revista inglesa The Economist, el mejor periódico económico del mundo, publicó una tabla con estimaciones del salario por hora, expresado en dólares de EEUU, que se paga en las principales ciudades del mundo. La tabla que presento a continuación es incompleta; no encontré la original y he tenido que conformarme con la tabla fragmentaria que reprodujo el diario Ámbito Financiero el pasado lunes 28 de agosto. Dos aspectos de la tabla me llaman la atención: 1º La marcada brecha que separa a los salarios que se pagan en las ciudades del mundo desarrollado de los que se pagan en las ciudades del subdesarrollado. 2º El marcado retroceso que experimentó el salario que se paga en Buenos Aires respecto del que se paga en otras ciudades de América Latina.
Al tope de la tabla figuran los salarios que se pagan en Zurich, Nueva York, Tokio, París, Roma y Madrid. Fluctúan dentro del rango 9.1-25.7 dólares por una hora de trabajo de baja calificación. Supongo que se trata de remuneraciones de empleadas domésticas, cadetes o albañiles. Al pie, figuran los salarios que se pagan en un conjunto de ciudades que van desde Santiago hasta Bombay, pasando por Moscú, Lima y Buenos Aires. Aquí los salarios fluctúan dentro del rango 0.8-3.2 dólares por hora. La primera explicación de tamaña separación tiene que ser la productividad laboral. El trabajo, aun el no calificado, es más productivo en el mundo desarrollado debido a una combinación de mejor educación y mayor dotación de capital físico (maquinaria, transporte, comunicaciones).
Según The Economist, en Buenos Aires se pagan 2 dólares por hora de trabajo no calificado. Parece una buena aproximación a la realidad; es lo que se paga a una empleada doméstica. Es un salario inferior al que se paga en Lima, Perú, de donde provenía en la década pasada una fuerte corriente de inmigración. La tabla contiene también una medida del desequilibrio del tipo de cambio en cada país. Este surge de comparar el tipo de cambio de mercado con el tipo equivalente a la paridad de poder de compra del índice Big Mac de The Economist. Para Argentina el desequilibrio es 35%. Lo cual significa que el tipo de cambio debería ser 2.26 pesos por dólar (35% inferior al tipo de mercado de 3.06 pesos por dólar del momento del cálculo) o el precio de los servicios (y el salario) debería ser un 35% más alto. De esta manera, el salario de equilibrio debería ubicarse en 2.70 dólares por hora, un nivel similar al que se paga en Lima y San Pablo. Sin embargo, una empleada doméstica cobraba a mediados de la década pasada alrededor de 4.5 dólares por hora.
El gráfico del final ilustra, en términos generales, la existencia de una relación inversa entre el tipo de cambio y el salario en dólares. Los países ricos exhiben tipos de cambio más bien bajos (monedas sobrevaluadas) y pagan altos salarios. Y los países pobres exhiben tipos de cambio más bien altos (monedas subvaluadas) y pagan bajos salarios. Dentro de este contexto cabe considerar el fuerte retroceso que experimenta el salario argentino. Una vez corregida la cuestión cambiaria, el salario argentino se ubicaría cerca del tope del ranking regional. Para que se ubique cerca del salario más bajo que se paga en Europa hace falta un gran aumento de la productividad laboral, es decir, un gran aumento del capital humano y físico.

 
Política nacional / Carlos Mira
¿Contemporáneos de un cambio?

Si el llamado a la “pluralidad” lanzado por el presidente logra conformar un escenario político en el que se aglutinen claramente dos polos –uno de centroizquierda y otro de centroderecha–, la Argentina comenzará a parecerse más a los países en donde sus ciudadanos conviven en armonía social.

La sociología nos dice que los contemporáneos de un cambio histórico no tienen conciencia de que éste está sucediendo mientras sus vidas acontecen. Muchos aseguran que, el 14 de julio de 1789, el rey Luis XIV escribió “rien” (nada) en su diario personal como resumen de lo que había sucedido aquel día. Pero vistos con la retrospectiva de la Historia, los cambios pueden ubicarse con una exactitud temporal bastante precisa, aun cuando sean la resultante de un proceso cronológico más largo. La Argentina funciona, en lo político, de modo diferente al resto del mundo civilizado. En la enorme mayoría de los países, las ideas de la sociedad aparecen divididas en dos grandes tendencias, representadas, a su vez, por dos grandes partidos políticos. Aquella parte de la sociedad que cree en un papel más activo del Estado encontrará su representación política en partidos de inclinación socialdemócrata o de centroizquierda que apelarán a políticas de tipo activo para motorizar programas de gobierno. La otra parte de la sociedad que esté más inclinada a la iniciativa individual, a la creencia de que es el individuo y su afán de progreso lo que eleva el nivel de vida de todos, encontrará su representación en partidos liberales o de centroderecha que, apostando a la inversión, a la baja de impuestos y a la competencia, tratarán de convencer a la mayoría de que ése es el camino más corto hacia el éxito. Otra de las características de estos países es que la sociedad aparece dividida, en cuanto a estas creencias, prácticamente por mitades, quedando el poder de decisión para torcer las elecciones en una minoría ecléctica que alterna entre una postura y otra. En este sentido, no hay diferencias entre países desarrollados y subdesarrollados. Así, estas inclinaciones se hayan representadas por el Partido Demócrata y el Partido Republicano en los EE.UU., por los Blancos y los Colorados en Uruguay, por la Concertación Chilena y los partidos liberales de ese país, por el Partido Socialista Oobrero Español y el Partido Popular en España o por el Partido Socialista Francés y la Unión por la República Francesa. En la Argentina, la irrupción del peronismo destruyó este esquema. Como un magma que todo lo invade, el peronismo ha teñido todas las ideas y en su “movimiento” ha absorbido todas las posturas. En él han podido convivir Menem y Vaca Narvaja, Romero y Kirchner, López Rega y Bonasso, Redrado y Guillermo Moreno. Esto ha confundido enormemente a la sociedad. Nadie distingue las dos filosofías clásicas de las democracias occidentales: la inclinación a la distribución de la riqueza (centroizquierda) y la inclinación a su generación (centroderecha). La propuesta a la llamada “pluralidad” del gobierno del presidente Kirchner puede constituirse en un camino alternativo para terminar, de paso, con tamaña confusión. Si el llamado termina por destruir a la Unión Cívica Radical (UCR) clásica y lleva bajo el ala de Kirchner a los llamados “radicales K”, podría pensarse que allí se gestaría un embrión de partido de centroizquierda más o menos parecido a los del resto del mundo. En el otro sentido, la oposición, hoy dispersa en mil personajes diferentes, podría conformar un polo más cercano a las ideas que, en los demás países, tienden a liberar a la sociedad de trabas para lanzarla a la aventura de la creación de riqueza. Está claro que el prerrequisito ineludible de este esquema es que ambos sectores depongan la idea de creer que los que opinan diferentes no son argentinos o son menos argentinos que ellos. Este estigma –claramente percibible hoy en muchas reacciones del presidente y sus allegados– infecta cualquier posibilidad de vida civilizada y sentencia cualquier intento de acomodamiento de las ideas sociales. Mientras haya personajes que endilguen o insinúen que otros no son argentinos por pensar como piensan, ninguna concordia será posible. Quizás no tengamos noción de que un cambio de esta naturaleza sea posible. Mucho menos de que pueda estar produciéndose en este mismo momento. Pero lo que está claro es que, mientras ese acomodamiento no se produzca, el horizonte de estabilidad argentino estará seriamente comprometido. Mientras la patota y el escarnio para los que no tienen el poder sea el trato que impere en el país, la vida pacífica estará en riesgo. Y si la paz peligra, nuestro nivel de vida no mejorará, porque el dinero que se necesita para elevarlo no llegará a un lugar donde reina la discordia, el escrache y donde no existe la convivencia ordenada entre diferentes. Dudo que el presidente haya hecho esta convocatoria para alcanzar el horizonte que describimos aquí. Pero, más allá de su intención, si el resultado que dispara es el que nos acerca a un esquema político y social que nos asemeje a los países que pueden convivir sin matarse entre ellos, bienvenida sea la casualidad.

 
Publicada 04/09/2006/ Roberto Cachanosky
La contramarcha y la filosofía del Gobierno

El presidente Kirchner y sus funcionarios han dado repetidas muestras de que el uso de la violencia y de la fuerza bruta para imponer sus voluntades forma parte de la estrategia oficial para conservar el poder a toda costa.

Poco tiempo atrás, Néstor Kirchner afirmaba ante los cortes de calles, rutas y marchas que éstos eran buenos porque demostraban que la sociedad estaba viva. Y, si mal no recuerdo, hizo alguna referencia a que prefería los cortes de los piqueteros a lo que ocurría durante el Proceso. Sin embargo, pareciera ser que para este Gobierno es bueno que la sociedad esté viva siempre y cuando eso no lo salpique políticamente, porque días atrás uno de los Fernández se encargó de remarcar que Juan Carlos Blumberg tenía que hacerse responsable por lo que pudiera ocurrir durante su convocatoria a la Plaza de Mayo. Dicho en otras palabras, mediante una velada amenaza, Alberto Fernández trató de intimidar a los organizadores de la marcha insinuando que podía haber enfrentamientos y que ellos tenían que cargar con la responsabilidad. Obviamente que el Jefe de Gabinete no hizo la misma advertencia cuando Luis D’Elía anunció la contramarcha. ¿Qué dudas pueden quedar de que el funcionario del gobierno de Kirchner hizo la contramarcha con la total venia del presidente? ¿O alguien va a creerse que, luego de tantas muestras de intolerancia, un funcionario del gobierno de Kirchner puede hacer una contramarcha sin asumir costos si al presidente no le gusta? También cabe la posibilidad de que, finalmente, Kirchner le tenga miedo a D’Elía y piense que si le pone un límite o lo vapulea públicamente, como lo hizo con otros miembros de su gobierno, D’Elía movilice la gente en contra de él. Aunque a juzgar por la gente que pudo movilizar D’Elía, su capacidad de convocatoria parece estar en declinación. Si el 25 de mayo pasado Kirchner pudo darse el gusto de hablar frente a una plaza “llena”, gracias a los choripanes, los micros y los pagos en efectivo per cápita, la conclusión que puede estar sacando es que esos mismos que logran las movilizaciones “espontáneas” para que el presidente sienta que convoca multitudes en cualquier momento pueden avivarse y decir: “si nosotros somos los que movilizamos a la gente, ¿para qué lo necesitamos al presidente?”. Es por eso que me queda la gran duda de si Kirchner lo mandó a D’Elía a hacer la contramarcha, si D’Elía se cortó solo y Kirchner vio la contramarcha con buenos ojos o, simplemente, arruga ante D’Elía porque no puede controlarlo y tiene miedo de que se le ponga en contra o, finalmente, lo necesita para su proyecto hegemónico que se basa en fuerzas de choque y le tolera sus actos de prepotencia. No nos olvidemos de que Kirchner no sólo hizo la vista gorda cuando el líder piquetero tomó por la fuerza una comisaría sino que, encima, lo premió con un cargo público. Tampoco le dijo nada cuando invadió propiedad privada en Corrientes. De manera que las actitudes fuera de la ley de D’Elía son toleradas por el Gobierno por temor. Y si no son toleradas por temor, quiere decir que la violación de las leyes se adapta al paladar del Gobierno. Y esto nos lleva al punto central, porque la marcha del jueves a la Plaza de Mayo tiene una diferencia cualitativa sustancial con la que hizo D’Elía el mismo día y la del 25 de mayo último. En la primera, la gente se movilizó por su propia cuenta como simples ciudadanos reclamando por algo elemental: seguridad. En las otras dos, tuvieron que recurrir a los micros, los aportes de gente que responde a los intendentes y demás mecanismos (jugando con la necesidad de los pobres) para “movilizarlos” a actos partidarios. Pero no nos confundamos: la marcha que organizó Blumberg nada tiene que ver con derecha o izquierda. Es más, personalmente lo he escuchado a Blumberg defender la política económica del Gobierno, de manera que mal puede afirmarse que esa marcha fue organizada por el liberalismo, como afirmó D’Elía desde el obelisco y como si ser liberal fuera un pecado mortal. No nos olvidemos de que Blumberg es un empresario industrial que se ha beneficiado con el modelo de sustitución de importaciones impulsado por Eduardo Duhalde y continuado por Kirchner. De manera que yo no diría que esta marcha de Blumberg tiene detrás un proyecto de política económica liberal como sostiene el piquetero funcionario del Gobierno. Volviendo a la aceptación del Gobierno a las reiteradas violaciones a la ley que comete su aliado D’Elía, me parece que esta actitud refleja toda una filosofía. Es decir, si D’Elía es premiado con un cargo público por violar la ley y luego, desde la función pública, vuelve a violarla sin que el Gobierno lo eche de su cargo, quiere decir que el uso de la violencia y de la fuerza bruta para imponer deseos forma parte de la estrategia oficial. En ese caso, lo que cabe esperar es que, ante la adversidad en el campo electoral, la violación de la normas sea el instrumento para sostenerse en el poder. O, incluso, el uso de la violencia para sostenerse en el poder mediante fraudes electorales puede llegar a ser justificada “moralmente” como la forma de luchar contra el “enemigo” en busca de la “liberación nacional”. Si Kirchner consiguió los superpoderes y logró que le aprobaran una ley para gobernar mediante Decretos de Necesidad y Urgencia; si el presupuesto es una herramienta para cooptar (¿será sinónimo de comprar?) a gobernadores, diputados e intendentes; si el terror a ser vapuleado públicamente es el instrumento que se utiliza para disciplinar (¿será sinónimo de extorsionar?) a empresarios, ¿por qué causa el uso de la fuerza no puede llegar a ser utilizado en el futuro para mantenerse en el poder? No nos engañemos: la democracia, que es un mecanismo pacífico para cambiar las autoridades de un país, ha sido utilizada para conseguir el monopolio de la fuerza que permite destruir la república, ese sistema que le pone límites a los gobiernos para que no se transformen en autoritarios. En los últimos días, ha quedado categóricamente demostrado que no sólo tenemos un serio problema de seguridad, sino que los derechos civiles y políticos están seriamente amenazados ante el creciente autoritarismo del Gobierno, que se respalda en las fuerzas de choque que encabeza el piquetero D’Elía. Que el jueves pasado no ocurriera una desgracia dado el consentimiento de Kirchner para que D’Elía hiciera una contramarcha a pocas cuadras para amedrentar a los que deseaban concurrir pacíficamente a la Plaza de Mayo no quiere decir que, en el futuro, no tengamos que lamentar enfrentamientos civiles, puesto que el Gobierno ha demostrado estar dispuesto a todo con tal de no tolerar la más mínima crítica y disidencia, con el preocupante antecedente de haber consentido que sus funcionarios violaran abiertamente las leyes más elementales de la república. En definitiva, una cosa es debatir sobre apertura o sustitución de importaciones, menor carga tributaria o más impuestos confiscatorios, un sistema educativo u otro, pero otra cosa muy distinta es discutir si los argentinos tendremos como organización política una democracia republicana o una dictadura basada en la fuerza bruta de los grupos de choque adictos al Gobierno.

 
El tero y el avestruz
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Corrupción K
Como si la dirigencia argentina en el poder se resistiera a dar pasos hacia adelante, el presidente Néstor Kirchner parece asociar los anhelos de su propia consolidación con la incomprensible necesidad de obligar al país político a dar constantes pasos hacia atrás, entorpeciendo el camino hacia el futuro.
Mientras en su política económica Kirchner intenta moverse con más dinamismo, en lo estrictamente partidario o ideológico cree que su mejor apuesta es la de revolver el pasado, no analizarlo y encontrar alternativas superadoras, sino modificarlo a su antojo, para mejorar su imagen en las encuestas.
Pero como el método no es el más recomendable, obviamente, la lógica consecuencia es que tampoco los resultados sean los esperados.
Gritar como un tero mientras pone huevos en otro lado, u ocultar la cabeza debajo de la tierra frente a cuestiones de máxima preocupación para la sociedad, forma parte de un estilo que se está imponiendo y que puede resultar un bumerang para el presidente.
Kirchner se expone cada vez con menos filtros: casi hasta con cierta inocencia, el Presidente revela a través de palabras, actos y gestos, que muchas veces sus preocupaciones están más lejos de las de la gente y de lo que gusta proclamar en sus diarios actos públicos.
La andanada que le ocupó una energía volcánica contra el ex presidente Raúl Alfonsín y contra el dirigente Juan Carlos Blumberg redundaron más una descarga de impotencia que el resultado de un análisis lúcido y ecuánime de la realidad presente.
Desde la última dictadura hasta hoy, ha corrido ya mucha agua bajo el puente, pero la Historia, los registros de lo ocurrido a partir de la recuperación de la Democracia, no puede ser tergiversada ni leída según el interés de los gobernantes de turno.
Las diatribas de Kirchner contra el ex presidente radical que tuvo el valor de juzgar a las Juntas cuando aún los militares gozaban de un altísimo poder político y de acción, no sólo no condicen con la realidad histórica, sino que además son de una injusticia palpable.
Kirchner se vio casi patético en su esfuerzo por demostrar que él fue más víctima que otros de la Dictadura. Los archivos lo desmienten, los organismos defensores de derechos humanos lo desmienten, lo que queda de la entonces dirigencia del peronismo revolucionario, lo desmienten.
¿Por qué entonces empecinarse en mostrar una realidad que nunca existió? Kirchner parece haber encontrado en ese discurso vacío de comprobaciones el arma para atacar a Alfonsín por una sola y excluyente razón: su decisión de apoyar la eventual candidatura presidencial de Roberto Lavagna, y la atracción que sigue ejerciendo en el partido socialista, que decidió darle la espalda a la "concertación" -más bien cooptación- del kirchnerismo en relación a los gobernadores e intendentes radicales K.
Nadie le disputa hoy por hoy a Kirchner los favores del potencial electorado en las encuestas.
Entonces, ¿por qué el Presidente arriesga tanto de su buena imagen mostrándose como un tero, que grita lo que no es verdad, mientras por otro lado, avanza en decisiones en el campo económico que no son precisamente las postuladas por un modelo de centroizquierda que dice encarnar?
Un caso similar es la actitud que adoptó frente a la marcha realizada por Blumberg.
Tal vez por piedad valdría la pena no abundar demasiado en uno de los mayores papelones que protagonizó desde que asumió la Presidencia, si no fuera por el peligro que entrañó su maniobra para intentar contrarrestar la concentración del padre de Axel.
Entrenar a un hombre con tan pobre imagen pública y personal como el funcionario Luis D'Elía para que intentara nada menos que una fuerza de choque y arremeter contra quienes manifestarían junto a Blumberg fue un gesto de una torpeza política casi inédita.
Parecía que el plan trazado por los estrategas del Gobierno era convocar a un acto multitudinario que tal vez incluyera a algún participante deseoso de "romper" la manifestación de Blumberg, y por qué no, generar violencia que, en los sueños de esos "pensadores", podría haber aguado para siempre las posibilidades de Blumberg.
Encima, lograron reclutar al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, para sumarse a la maniobra.
Las razones por las cuales el antiguo luchador por los derechos humanos accedió a prestarse a semejante movida quedará para el análisis de cada uno, pero será difícil olvidar cuánto demoró en darse cuenta de lo que ya casi toda la gente observadora de la política había notado.
Todo terminó afortunadamente en paz, la "contramarcha" fue una patética muestra de la poca visión política y de la torpeza, y el acto de Blumberg se desarrolló con una magnitud que superó las expectativas de los propios organizadores.
Es que los gestos que quieren retrotraer al pasado, como el fraccionamiento de los argentinos en términos ideológicos y sociales, ya son afortunadamente parte de una época harto superada.
Hoy los argentinos están mucho más parejos que en la década del 70: hay muchos más pobres, más desocupados, más iletrados, más enfermos que entonces.
Las brechas sociales se fueron achicando y nivelando hacia abajo, y esa realidad el Gobierno parece todavía mirarla con lentes de colores.

domingo, septiembre 03, 2006

 
Mentiras
El presidente Kirchner parece, por momentos, un mentiroso compulsivo. Sobre todo, cuando trata, en sus discursos públicos, de reconstruir la historia del país y su historia personal en consonancia con las ideas que defiende hoy, pero a las cuales nunca prestó atención durante los años en que desempeñó distintas funciones públicas en Santa Cruz. El joven Kirchner no necesitaba amigos militares que le diesen un pasaporte para salir del país en 1976, porque nadie lo perseguía. Mientras otros --más valientes y más dignos que él, cualesquiera fueran sus errores-- marcharon a la guerra, Kirchner se instaló en su provincia natal y se convirtió, según la expresión justa de Jorge Asís, en un "militante inmobiliario". Por una elemental razón de respeto a los caídos del bando que hoy dice defender --el de las organizaciones subversivas-- deje de mentir, señor presidente.
LNP-

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