lunes, julio 23, 2007

 
Los mejores momentos de las "Charlas de Quincho"
La trastienda del lanzamiento de Cristina K, mesas sindicales y un encuentro paquete del peronismo no oficialista son los escenarios del tradicional espacio de Ámbito Financiero que ofrece, como cada lunes, a sus lectores.
* Si alguien pretende hablar del poder actual, efímero pero actual (¡se decía lo mismo de Francisco Franco!), debió haber asistido a la picada de fiambres y quesos (luego filet de salmón con panecillos saborizados, cazuelitas de lomo al verdeo) que para un núcleo restringido se ofreció en el salón francés de la gobernación de La Plata, tras el acto que consagró a Cristina de Kirchner candidata. Allí estuvo ella, eufórica con su presentación y discurso (“hollywoodense”, caracterizó el opositor Ricardo López Murphy, demostrando que nunca estuvo en “Hollywood”), también su marido Néstor, más interesado en juguetear con un corderito negro que oficia de mascota del gobernador en la residencia (en rigor, animalito de su novia, María Elena Chávez, agradecida por la atención presidencial dedicada a su pet). Kirchner perseguía al corderito que, a su vez, perseguía una mamadera, mientras su mujer relataba cierto susto en la presentación, ya que “una cosa es estar en un escenario con muchas personas y otra estar solita como estuve yo”. La rubia Chávez la acompañaba con susurros -su pareja ya arregló futuro político con el matrimonio-, también Karina Rabollini, quien llegó tarde para acompañar a Daniel Scioli. No esperó a las tortas la pareja presidencial de 8 años, sí en cambio otros invitados que se imaginan atornillados en la provincia o en la Nación gracias a decir presente en esas reuniones y tener más besos o estrujamiento de manos con la señora que otras almas. De Alberto Fernández a Carlos Zannini, dos piezas clave del futuro gobierno, Nilda Garré (con destino incierto, más bien fuera), Aníbal Fernández (aduciendo “ya le dije a Cristina que no quiero seguir”, ¿ni de embajador en cierto país importante?), ex ministros de Solá como Mario Oporto (seguro ministro de Educación de Scioli), actuales como Jorge Randazzo (con seguridad cerca de Cristina en la administración futura), Alberto Balestrini y José Pampuro deshojando la margarita del Presidente para ver quién, de los dos, se integra a la fórmula con Scioli (el senador parece resignado en esa contienda, aunque ha hecho más manifestaciones de lealtad que cualquier otro rival). Tampoco faltaron tres gobernadores K, del radicalismo: Gerardo Zamora, Arturo Colombi y Julio Cobos, quien seguramente habrá de moderar sus pretensiones y el lenguaje (¿para qué está el modelo Scioli en escena?) que empezó a utilizar últimamente. Kirchner, aparte de divertirse con el corderito como si fuera un nieto, pronunció una frase en la que nadie creyó: “Tenemos que darles espacio a dirigentes jóvenes. Es lo que yo hice con Peirano”, Miguel, nuevo ministro de Economía. Casi todos sabían, o por lo menos es lo que suponen, que Peirano (conocido por integrar altri tempi una dupla lobbysta de la UIA llamada Abott y Costello, junto a Federico Poli, ahora radicado en España) fue un recurso de último momento, obligado por la deserción inevitable de Felisa Miceli, la no aceptación de Carlos Mosse y el requerimiento no aceptado -se afirma- de Martín Redrado para incorporar más personal técnico a Economía si le tocaba presidir la cartera. * El de Cristina fue, para muchos, el unipersonal de la semana. En cambio, para otros, el unipersonal de Jorge Asís -en lo que fue el City Hotel ahora convertido y remodelado NH- resultó una atracción más festiva y desopilante, ya que el escritor y presunto candidato a gobernador bonaerense, según el propósito confesado de López Murphy, todavía se entretiene hasta cuando presenta sus propios libros, como el último conocido como “El descascaramiento”. Según revelaba Asís a su platea (Ramón Puerta, el embajador paraguayo, Manuel Cáceres, José María Vernet, Moisés Ikonicoff, Jorge Hugo Herrera Vega, Juan Bautista Yofre, Aníbal Leguizamón), este testimonio -un texto sobre anomalías y “curros” del actual gobierno, según su impresión- será “un homenaje a la honestidad”. ¿Por qué? Porque será minúsculo ante el resto de lo que “vamos a ver”. Dijo que se iba a París, que remodelará su portal en Internet, y discurseó largamente (más de una hora sobre la situación política) con interrupciones propias que hacían sonreír a los asistentes. Por ejemplo, “el menemismo era un circo de punguistas al lado de este gobierno”. Lo suyo, por supuesto, más artístico que político (al menos, en relación con el acto de Cristina de Kirchner) y con sobredosis que forzaron al propio Puerta a dejar la sala para enhebrar tejidos con Leguizamón sobre el peronismo opositor que, creen, se quedará con el escudo y los símbolos del PJ debido a que el oficialismo lo desprecia. Parece difícil que Cristina y su marido se permitan ese obsequio a los contrincantes, aunque tal vez en su fuero interior piensen que no necesitan de esos recuerdos. * Lo presentaron como “compañero”. Dos veces. Ni una mención, en cambio, a sus otros títulos religiosos, como el de cardenal (que viene a ser el cargo específico por el cual es reconocido en todo el país el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio). Y él no rechazó la obvia identificación partidaria salida del micrófono -tampoco era un lugar para oponerse a esas manifestaciones-; simplemente, bendijo la casa y ofreció luego paz para todos los argentinos. Era en el acto de inauguración del Sindicato Unico de Cantantes, en la calle Garay, nuevo núcleo gremial que conduce Rubén Bassi -con vasta experiencia en el sindicato de Gas del Estado-, quien se atrevió a despojar a Bergoglio de sus honores católicos para resumirlo en su línea política, a la cual siempre se sostuvo Bergoglio perteneció. O pertenecía. El atrevimiento de Bassi, tal vez, se redujo a esos sentimientos personales que más de uno prioriza hasta por un club de fútbol, como cuando por simpatizar con Racing, por ejemplo, se pretende que todos sean de Racing, aunque se ganen la vida como presidentes de la Nación. Bergoglio aceptó también los sándwiches, algunos postres caseros, la aglomeración en el local y hasta compartir mesa con varios sindicalistas conocidos de la CGT (Oscar Mangone, Omar Viviani), otros menos conspicuos (Sambeletti, pintura; Murgo, caucho; Cantariño, televisión), algún funcionario de la Ciudad (Luis Liberman), el actor Nito Artaza y el representante cultural de Mauricio Macri, Ignacio Liprandi. A ellos, claro, se sumaba un economista como Luis Secco, diversos artistas plásticos (se exponían obras) y una multitud de cantantes grupales e individuales, hechos, deshechos, nuevos y viejos, como Dany Martin, Billy Cafaro, Jairo, Zamba Quipildor, Raúl Lavié, algunos miembros de Callejeros, José Angel Trelles y José Picchi, también conocido como Néstor Fabián. Se destacaron en el envío de adhesiones por telegrama Hugo Moyano y otros capitostes de la CGT, celosos seguidores del no menos celoso Kirchner, a quien el cura suele producirle urticaria con sus declaraciones. Como si alguien no entendiera el mensaje peronista de la reunión, a pesar de la amplia convocatoria, hubo que atender un capítulo de la cantata «Eva» (Alberto Favero), interpretada por 14 actores. Casi promiscua la actuación: no había espacio ni para la capitana de los pobres en esa salita abigarrada. Y a Bassi con su palabra, protector del controvertido grupo Callejeros -no precisamente peronista-, al que intenta que no lo procese la Justicia y pueda actuar en Capital o Gran Buenos Aires, no solamente ante gentíos del interior. Para quitarles imputaciones a los jóvenes por el caso Cromañón, el sindicalista se volvió literario o maradoniano. Dijo: «El arte no mata». Como es de sospechar, en las mesas abundaban recuerdos, etapas grandiosas de seres grandiosos que ya no lo son tanto, figuras que hablaban de discos mientras otros sólo de compacts, al tiempo que se deslizaban anecdotarios maravillosos de la política reciente. Por ejemplo, para convertir quinchos en una sección imprescindible, allí se reveló que en uno de los momentos críticos por la falta de energía, se enfrentaron -siguen enfrentados- los secretarios de Estado Guillermo Moreno y Daniel Cameron. Tan agresiva fue la disputa oral que “Supergas” Moreno, de pronto, como estaba frente a su jerarquía ministerial, Julio De Vido, le reclamó una atención especial: “Me da permiso, ministro, para que lo boxee a este hombre. Pero, como no quiero dañar su cuerpo ni su rostro, ni perjudicar al gobierno con esta querella física, quiero desafiarlo a un lugar reservado y con guantes de boxeo”. Insólito pedido, al menos para De Vido, quien estupefacto movió la cabeza para escuchar la reacción de Cameron. Este, sencillo en su respuesta, replicó: “Mirá, Morenito, no seas boludo: yo no te voy a pelear; te voy a matar”. Y lo miró fijo, como no hace ningún empresario cuando debate con el ex cuidador de precios y ahora esforzado buscador de gas o luz.En materia de diálogos oficiales y oficiosos, otro gremialista agregó el pasaje sabroso de una conversación: ustedes saben que cuando Alberto Fernández le preguntó a la Picolotti (Romina) por qué había hecho contrataciones a través de una fundación, ésta le replicó: “¿Cómo?, ¿eso no se puede hacer?”. Tanta ingenuidad de la funcionaria -de algún modo hay que calificarla- tuvo, luego, otro comentario añadido: alguien dijo que el hermano, Juan (también cuestionado en la denuncia que el monopolio Clarín no continuó), es un muchacho bullicioso, tanto que debió abandonar el departamento que alquilaba (un buen precio, para no entrar en detalles) en el edificio Le Parc de Puerto Madero (exactamente, se precisó: departamento 4, piso 12), porque los vecinos se rebelaron y le objetaron los ruidos constantes a la madrugada. Y se fue, decían, con la música a otra parte (no ofrecieron paradero) mientras en la mesa se empezó a hablar del gobierno, de las candidaturas, como el resto de los mortales de este país, aunque con más información. El “compañero” Bergoglio se mostró recatado en las opiniones, elusivo; no vaya a pensarse que es realmente lo que anunció Bassi por el micrófono. La señora Elena (esposa de Mariano Grondona) le dedicó toda la tarde a la cocina. ¿Se imagina uno a ella, tan elegante, en esos menesteres? Tal vez no, pero a la noche los invitados en su casa de Barrio Parque apreciaron la comida que como casera brindó a una docena de invitados: la terrine de champignones inicial, el pollo al chutney con arroz y, por fin, una despampanante torta helada (aunque este postre, se supone, no respondía exactamente a su mano de ama de casa). La gentileza por el servicio, sin embargo, más bien fue protocolar: los asistentes sólo pretendían escuchar o, más exactamente, hacerse escuchar en otros temas. Tal el caso de Ramón Puerta -acompañado por Marlene (editora de un diario en Misiones)-, quien protagoniza raids mediáticos para instalar su candidatura a presidente, pleito que aún no resolvió dentro del peronismo puro con presencias impuras reunido en San Luis (ese litigio partidario, frente a Jorge Sobisch y Alberto Rodríguez Saá, se resolverá luego de las elecciones provinciales en el Chaco, el 16 de setiembre). O Domingo Cavallo, siempre fiel con Sonia, algo excedido en su físico aunque podría decir que no es la compulsión ansiosa lo que lo obliga a comer. También la “Colorada” Teresa González Fernández, ex de Felipe Solá, sola, aunque con la compañía moral del contingente lavagnista que integra como segunda de Jorge Sarghini, el aspirante a la gobernación bonaerense. Por requisito social, a su lado se instaló otro solitario de la noche de Barrio Norte, Roberto Dvorik, modisto y diseñador, infaltable para quien desee alegrar una velada. No faltaron, tampoco, Jorge Pereyra de Olazábal y su mujer Sarita -dispuesto a ubicar su UCeDé en las filas de Puerta y a promover un programa radial que lanzará esta semana-, ni Sergio Martini y la ex titular de Conciencia María Rosa Segura, más atentos a los pormenores de la cena que a protagonizarla. Extrañaban a un habitué de estos encuentros, Santiago Soldati, a quien se le murió la suegra y debió llevar sus restos a Finlandia. Dvorik, mientras, castigaba a Grondona y a Pereyra de Olazábal por usar corbatas Hermès, de sedas poco armadas -según él-, con nudos negligés casi siempre, al revés de las que él patrocina (Ralph Lauren). Tal vez le cueste entender que el lazo poco apretado que por costumbre exhibe Grondona es un detalle personal más que un defecto del material. Puerta, mientras, le coqueteaba a la «Colorada» para sumarla a sus por ahora indeterminadas filas proselitistas, aunque todos en la comida sabían que su principal propósito de incorporación femenina es Hilda Chiche Duhalde, con la cual -se entiende- podría agregar un porcentaje de votos bonaerenses imprescindibles para forzar una segunda vuelta en los próximos comicios. Por lo que se sabe, el marido y jefe de la señora, Eduardo Duhalde, no cede la dama, descree de cualquier intento electoral próximo, se refugia en la convicción -bueno, en un cálculo- de que las dificultades serias del oficialismo sobrevendrán en los años venideros y que entonces sí se presentará la oportunidad para participar. Al contrario, en apariencia, de Cavallo, quien también augura crisis en 2008, pero observa un repentino deterioro del gobierno en los últimos meses -en algún momento mencionó el desastre de las “tres mujeres”, aludiendo a las complicadas en la Justicia Felisa Miceli, Nilda Garré y Romina Picolotti-, capaz de amputar la reelección del matrimonio Kirchner. ”No viajo más, -aseguró-, me quedo en el país para ver lo que ocurre”.Las mujeres, mientras, se entretuvieron con opiniones sobre el vestuario (copioso, sin duda) de Cristina de Kirchner, el hecho de que en algunos actos aparezca y estreche sus manos con guantes (lo que no se considera un hábito entre los dirigentes políticos), cierta impermeabilidad física de la candidata a los fenómenos de la gravedad (al menos de la cintura para arriba, material que falso o cierto abunda en Internet), al tiempo que preguntaban sobre cuestiones del origen de la familia platense de la primera dama. Más interrogantes que respuestas, aunque hubo una precisión cuando se avanzó sobre quienes le redactan los discursos. Ante la ignorancia, sorprendió una confidencia: parece que ella se encarga de esa tarea -la que, obviamente, debería delegar si un día es presidenta- con materiales que le pide a una de sus colaboradoras u otros que le acerca algún espontáneo de su círculo. Por fin, lo más interesante: uno de los asistentes contó que, al comienzo de la administración Kirchner, cuando se enfrentó varias veces con su colega chileno Ricardo Lagos, éste decidió convocar a un núcleo de psicólogos de su país para que le trazaran un perfil del mandatario argentino y, de paso, le añadieran una lista de consejos para mejorar un futuro diálogo. Se sostuvo que Lagos asimiló el informe y mejoró su trato con Kirchner. Tras esa confesión, se reclamó el conocimiento de ese informe psicológico allende la Cordillera (cuestión, en apariencia, imposible) y, también, develar el enigma de si Michelle Bachelet seguirá los pasos de su antecesor para consultar expertos en torno a su nueva relación -si es que gana- con la señora Cristina.

viernes, julio 20, 2007

 

Tema tabú: ¿Cristina es candidata porque Kirchner está enfermo?
El consenso crece con el correr de las horas: Cristina de Kirchner no ilusiona, no seduce, no es popular, no apasiona. ¿Por qué, entonces, su esposo Néstor la eligió como candidata a heredarlo? El juego de las especulaciones ha comenzado.
20/07/2007 14:45

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Recorte de la encuesta de Heriberto Muraro.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Resulta difícil responder a la pregunta recorre a quienes observan la actualidad: ¿Qué ocurre con Cristina de Kirchner quien, como presidenciable, no provoca fervor?
El interrogante lleva a otro, que la propia Cristina de Kirchner abordó durante su presentación en el Teatro Argentino de La Plata, aunque con las exageraciones propias de Enrique Zuleta Puceiro: "¿Por qué un Presidente que tiene 70% de popularidad decide no continuar?"
Hay un intríngulis adicional: ¿Por qué Néstor Kirchner, cuando decidió no continuar, eligió tan mal candidato a heredarlo?
La 1ra. respuesta es obvia: "Porque quería dejar el poder en manos confiables para él". Es como retirarse, pero no del todo. Irse, pero a medias. Por lo tanto, el Presidente no se está marchando a su casa porque así lo desea sino porque no puede permanecer, y tanto es así que se encarga de dejar a alguien que tenga su apellido, una relación muy cercana y a través de quien pueda sentir que sigue aunque no siga en la Presidencia.
El interrogante siguiente introduce al misterio: ¿Qué puede ocurrirle a Kirchner que no puede seguir aunque quiera continuar?
Esa respuesta conlleva el riesgo de ingresar a la novela negra que acompaña al Presidente: su salud, acerca de la que Urgente24 escribió en cierto momento y luego la revista 'Noticias de la Semana' amplió con informes de las consultas presidenciales en el hospital Argerich.
Nunca se transparentó la información sobre la salud presidencial, ni siquiera luego de aquella internación durante la Semana Santa en El Calafate.
En USA, por ejemplo, hoy se ha informado que George Bush se someterá mañana sábado a una colonoscopia para verificar los estudios que se le hicieron en 2002. Pero ya se sabe que los Kirchner tienen su propio estilo desinformativo...
Nadie volvió a incursionar en el tema. Es como si el Presidente hubiese equilibrado su metabolismo en forma automática, como si fuese un disco rígido reseteado. ¿Fue así o el tema de la salud presidencial se convirtió en el mayor secreto de Estado de la Argentina?
Las circunstancias de la elección de Cristina comienza a provocar especulaciones, versiones, rumores de amplia difusión.
Y tanto es así, que Heriberto Muraro incluyó la pregunta en su encuesta semanal del servicio Telenews, de Telesurvey.
Sin embargo, la opinión pública no tiene constancia de que Kirchner se encuentre enfermo porque los medios olvidaron el tema, y habrá que reconocer el acierto parcial de la Teoría de la Agenda Setting que dice que la agenda de la gente es la que le arman los mass-media.
Entonces, como todavía la prensa no hurga en la gastritis presidencial, el resultado fue el siguiente:
Versión de que Kirchner decidió no presentar su candidatura porque está sumamente enfermo:
Días de medición: 10 al 13 de julio (300 casos en 4 días)
> 20% Verdadera> 75% Falsa> 5% No sabe
Versión de que Kirchner decidió no presentar su candidatura porque su gobierno está en un mal momento:
Días de medición: 10 al 13 de julio (300 casos en 4 días)
> 24% Verdadera> 73% Falsa > 3% No sabe
El resultado podría interpretarse que es que la opinión pública aún ignora porqué Kirchner decidió no presentar su candidatura.
Por lo tanto, inevitablemente, la hipótesis que hoy parece incorrecta, de que lo hizo porque se encuentra muy enfermo, puede replantearse apenas los medios lo incorporen como hipótesis posible, si es que encontraran elementos para profundizarla.

 
Creyente
Según cómo se mire, el flamante ministro Peirano bien pudo tener razón cuando aseguró que no hay vigente en el país un sistema de control de precios. Porque antes de decir esto había dicho que tampoco hay inflación. Y si no hay inflación, ¿para qué iba a haber control de precios? Sin ser ningunos genios, nuestros gobernantes no son tan estúpidos de ponerse a controlar algo que no cambia. Verdad es que para hacer a diario las mismas compras se precisa más dinero. Pero entre esa burda constatación de aficionado y la metodología científica del INDEC no hay cotejo posible. Por eso el presidente Kirchner le cree al INDEC y el señor Peirano le cree al presidente Kirchner. En tanto creyente, pues, ha debutado con el pie derecho. Lo que intriga es su afirmación de que ni siquiera hay que crisis energética. Porque el propio Kirchner admitió que la había y Peirano lo contradice. La fe es algo que se tiene o no se tiene. Pero no se tiene de a ratos...

 
Cálculo
La renuncia indeclinable de Felisa Miceli no sorprendió a nadie. Hasta tal punto estaba cantada. En todo caso, la única sorpresa que deparó el escándalo protagonizado por la ex titular de Economía se redujo a esto: ¿por qué Néstor y Cristina de Kirchner dejaron transcurrir 45 días, poco más o menos, antes de soltarle la mano, obligándola a dar un paso al costado? Cualquiera podía darse cuenta de la serie de torpezas y mentiras tras las cuales creyó posible escudarse Miceli. De modo que el matrimonio presidencial no podía pensar seriamente que decía la verdad. Si se descarta esta razón, la única que queda en pie es esta otra: el jefe del Estado y su probable sucesora consideraron que, mientras el asunto no pasase a mayores, valía la pena respaldarla. No les importó si había incurrido en un acto de corrupción. De lo contrario, le hubiesen pedido su dimisión ni bien estalló el affaire . Sólo les importó el peso de la opinión pública. Cuando ésta se dio vuelta, reaccionaron no por razones de ética pública, sino de cálculo electoral.

miércoles, julio 18, 2007

 
Las villas miseria y la propiedad privada
Para poder encontrar una solución a los problemas de vivienda es preciso asegurarles a los ciudadanos de bajos recursos el acceso a la propiedad privada y el derecho a fiscalizar el proceso de creación de riqueza.
Las ciudades argentinas tuvieron, históricamente, un buen diseño urbano. Las manzanas estaban divididas en clásicas cuadrículas, el área central y los edificios públicos eran de exquisita arquitectura, las plazas y parques habían sido diseñados por paisajistas de renombre mundial, las zonas comerciales lucían atractivas, los bulevares y áreas residenciales ostentaban viviendas de categoría y los barrios suburbanos se veían cuidados. Además, casi todas las ciudades estaban rodeadas por cinturones verdes de quintas y huertas. Las personas humildes vivían en barrios del suburbio, cuyas casas de una planta estaban hechas con mampostería de ladrillos unidos con mortero de cal y arena, mosaicos calcáreos en patios y cocina, pisos de pinotea con cámara de aire en los dormitorios y techos de chapas de zinc o de ladrillos cargados sobre la famosa bovedilla catalana. Esas casas estaban construidas en lotes de 10 varas de ancho (8,356 m) por un largo que variaba. En el fondo se armaba el gallinero y se cultivaba la huerta. Eran casas modestas, pero seguras y confortables. Se iban construyendo de a poco, agregando nuevas piezas a medida que la familia crecía. Si sus ocupantes tenían la suerte de conocer a alguno de los hábiles albañiles italianos, embellecían las fachadas con pilastras, zócalos, listeles, frontis triangulares o semicirculares encima de las ventanas, paneles, arquitrabes, frisos y cornisas que les otorgaban un aspecto sumamente atractivo. Sin embargo, no existían las deprimentes villas miserias que se multiplican hoy en día, donde vive una multitud cada vez mayor de ciudadanos en condiciones tan inhumanas que ni los animales se les asemejan. ¿Por qué ha sucedido todo esto? ¿Qué han hecho los sucesivos gobernantes para que las familias tengan que vivir en covachas inmundas, indignas de seres humanos? Los ideólogos de siempre A pesar de que la Constitución Nacional lo consigna pomposamente, en materia de erradicación de villas miseria el gobierno no ha hecho absolutamente nada. Sólo las ha incrementado, lo que constituye una muestra contundente de la hipocresía del discurso político. Los gobernantes actúan como una de las siete plagas de Egipto, obrando con una perniciosidad sólo comparable con los escandalosos actos de corrupción que nos sorprenden a diario. Así, destruyeron el proceso natural por el que los pobres tenían acceso a la propiedad privada e impidieron que, en el mejoramiento de la vivienda propia, volcasen los pocos pesitos que podrían ahorrar. El proceso natural se desarrollaba de este modo: una oficina de rematadores a cargo de un martillero público –que gozaba de la confianza pública– ofrecía a los dueños de baldíos en los aledaños de la ciudad convertirlos en terrenos suburbanos. El atractivo consistía en que esa tierra, sin valor agrícola, podía ser convertida en terreno del conurbano, lo que la valorizaba sustancialmente. Entonces, con un agrimensor, emprendían la tarea de amojonar y medir el terreno, estableciendo lotes, con sus respectivos niveles y calzadas. Una vez llevada al tablero la división de la tierra, se dibujaban lotes y calles, designándoselas con nombres de patriotas o personas ilustres. Los lotes se numeraban según el tamaño y la calidad de su ubicación. Una parte del terreno quedaba reservada para construir el templo parroquial, la escuela primaria, el puesto policial y el dispensario médico. El plano resultante se llevaba a la Dirección de Catastro o Registro de la Propiedad Inmueble, donde se gestionaba la aprobación oficial. En ciertos casos, se hacían trabajos con motoniveladoras para emparejar el terreno, formar cordones y trazar veredas huecas, para pasar ulteriormente las redes con distintas cañerías. Luego, los rematadores organizaban una verdadera fiesta de capitalismo popular, convocando a subasta pública. Alquilaban medios de transporte para llevar y traer a los interesados, levantaban unas atractivas carpas en el lugar de remate –que adornaban con vistosos banderines– y colocaban enormes carteles que anunciaban el remate e incluían el plano del loteo. En el interior de las carpas se colocaban sillas de madera y la multitud de interesados, con sus familias, esperaban sentados el comienzo del remate. Para hacer más amena la espera, algunos ofrecían un pequeño concierto de canzonettas y música popular con una banda polifónica. Los martilleros comenzaban el acto realizando una descripción muy vívida del terreno y aleccionaban a la gente sobre las ventajas de tener una propiedad para asegurarse el techo propio y proteger el futuro de los hijos. Algunos se convertían en relatores de la historia nacional y predicadores de normas morales, para confirmar la importancia de la palabra empeñada, el respeto y el cumplimiento de las promesas. Uno por uno se iban rematando los lotes que ya tenían asignado un crédito automático, pagadero en cuotas fijas de hasta 120 mensualidades. Cuando alguien compraba el lote, allí mismo registraban los datos personales y se emitía una libreta inmobiliaria –numerada, sellada, encuadernada y forrada en hule negro– que formaba parte del título de propiedad a inscribirse en la Dirección de Catastro. Esas libretas inmobiliarias eran una parte de la propiedad total y, como tales, podían ser hipotecadas, compradas, vendidas o cedidas en donación. Poseer la libreta inmobiliaria de hule negro era un orgullo para las personas humildes, porque por pocos pesos mensuales se convertían en propietarios. Por primera vez en la vida, contaban con un capital propio, eran dueños de un título que los respaldaba y les servía de garantía para conseguir créditos en tiendas, almacenes de ramos generales y hasta para aspirar a un trabajo estable en industrias importantes. Posteriormente y de a poco, el municipio se encargaba de pavimentar las calles del loteo, instalar los servicios de electricidad, gas, agua potable y la red cloacal. Después de emitidas, las libretas se inscribían en el Registro de la Propiedad y, a partir de ese momento, sus titulares eran dueños-propietarios del terreno. Sin trámites bancarios, recibían el primer crédito importante de largo plazo. Era un acontecimiento imborrable para las familias. La destrucción del orden natural Esos tiempos de bonanza para las personas humildes comenzaron a desaparecer a partir a mediados de los 60 y su extinción se aceleró con el shock devaluatorio de Celestino Rodrigo, ministro de Economía de la primera mujer presidenta que tuvo el país. Como consecuencia del sinceramiento de tarifas, ocurrido después del patoteril control de precios de José Ber Gelbard y del congelamiento de salarios precedente, se desató una inflación incontenible que produjo una devaluación devastadora de los ahorros. Las posibilidades de construir viviendas por el sistema de ajuste alzado a precios fijos inamovibles fueron liquidadas. Muchas empresas constructoras quebraron. Al poco tiempo, desde el decreto-ley 8.912, comenzaron a surgir por todo el país leyes regulatorias que impedían los clásicos loteos y exigían a los martilleros dotar previamente a los terrenos suburbanos de una planificación que el Estado no tenía, con infraestructura sumamente costosa y compleja compuesta de pavimentos de hormigón, cordones y veredas, faroles de alumbrado público, servicios de agua y red cloacal hasta la puerta del lote, cañerías para la distribución de gas y cámaras subterráneas para equipos de transformación y rebaje de energía eléctrica domiciliaria. En un marco de inestabilidad monetaria y con costos crecientes, esa infraestructura implicaba una altísima inversión de riesgo que no podía ser pagada por los humildes compradores de los viejos loteos. Por lo tanto, el mercado del loteo desapareció y la vivienda fue inaccesible para ellos. Las operaciones inmobiliarias se redujeron a personas de altísimos niveles de ingreso que, por moda cultural, decidieron mudarse a countries y barrios cerrados en los alrededores de las grandes ciudades. Las personas de escasos recursos no tuvieron nunca más acceso a una vivienda hecha con sus propios ahorros. El orden natural por el cual los pobres también podían llegar a ser propietarios había sido destruido y comenzaron a surgir los asentamientos irregulares, las villas de emergencia y los tenebrosos barrios de viviendas colectivas que se convirtieron en refugio de delincuentes, donde la policía y los servicios de emergencia médica temen ingresar. El retorno a la propiedad privada El problema de las villas miserias no tiene solución alguna si no se encara como una operación de gran prioridad para volver a convertir a los proletarios en propietarios. El acceso a la propiedad privada y el otorgamiento de títulos de propiedad transferibles constituyen tareas prioritarias. Luego vendrá la urbanización de las actuales villas, abriendo accesos y calles adecuadas con una reparcelización de aquellos habitantes a quienes habrá que expropiarles el terreno ocupado. Otras cuestiones importantes son la delimitación física de la villa miseria para evitar que se siga expandiendo y la construcción, en cada lote, de un núcleo central compuesto por baño, cocina y sistema de desagüe de aguas servidas, dejando que en el resto del terreno los ocupantes-propietarios construyan las habitaciones que necesiten y puedan. El ser humano satisface sus necesidades transformando las cosas que le rodean, pero cuando construye algo y lo utiliza, necesita que ese proceso sea controlado y dirigido por alguien. Para ello, es necesario que pueda decirse “yo cuido de esto” y “nadie sin mi permiso puede tocarlo”. En todas las lenguas del mundo, esa función de fiscalizar la acción económica tiene vocablos como “mío”, “tuyo”, “de fulano de tal”, “de mi padre”, “de mis hijos” o “del municipio”, los cuales se resumen en dos sustantivos esenciales de la naturaleza humana: “propiedad” y “dominio” privados. Cualquier acción para producir y consumir riqueza es imposible sin que alguien pueda y tenga el derecho a fiscalizar el proceso de creación de riqueza. Lo deprimente de las villas miseria es precisamente la absoluta y total carencia de propiedad privada, representada por un título de propiedad, lo cual significa que esa covacha donde habitan no es de nadie y un buen día pueden ser desalojados o desplazados por acción de alguien más poderoso.

 
Nivelando hacia abajo
En lugar de atraer inversiones, ayudar a crear nuevos puestos de trabajo y colaborar en el aumento de productividad de las empresas, el Gobierno prefirió hacer que todos los argentinos se volvieran más pobres.
“El cambio recién comienza”, reza el slogan del Gobierno para la candidatura de Cristina Kirchner. Y es verdad, recién comienza el largo proceso de nivelar toda la sociedad hacia abajo: el cambio tiende a que cada vez haya más pobres y un muy reducido sector de la sociedad con ingresos muy altos. En estos cuatro años, el Gobierno siempre aplicó políticas que sistemáticamente desestimularon la inversión (la crisis energética es el ejemplo más evidente al respecto). El camino deseable hubiese consistido en crear condiciones institucionales y políticas económicas que incentivaran la inversión para: a) aumentar la productividad de la economía y b) crear nuevos puestos de trabajo. A mayor inversión y más empresas, más demanda de trabajo. Esa mayor demanda de trabajo y el crecimiento de la productividad hubiesen producido un incremento de los salarios reales sin necesidad de decretos o extorsiones sindicales. Por otro lado, en vez de considerar al mundo como un enemigo, el presidente Néstor Kirchner debería haberlo visto como una oportunidad para crecer. En lugar de pensar en pequeño para, mediante un modelo de sustitución de importaciones, producir solamente para 40 millones de consumidores –muchos de ellos pobres e indigentes–, se debería haber considerado que en el mundo hay miles de millones de consumidores potenciales. Producir para ese mercado requiere de inversiones y demanda de trabajo sustancialmente diferente a la de un mercado de sólo 40 millones. Sin embargo, el Gobierno prefirió continuar con el modelo de Eduardo Duhalde, que consiste en hacer artificialmente barato el salario mediante una brutal devaluación y un creciente impuesto inflacionario. El mensaje fue: “No inviertan y contraten mano de obra con escaso stock de capital por trabajador. Para eso les doy salarios reales bajos. Entretengan a la gente tejiendo a mano en vez de instalar máquinas de última generación”. Es decir que la elección del Gobierno fue “africanizar” la economía argentina. Ahora bien, si uno observa cómo vinieron evolucionando las medidas de la gestión kirchnerista, advierte que ésta cada vez se enreda más en redistribuciones compulsivas y arbitrarias que lo único que consiguen es nivelar hacia abajo los ingresos. Primero, se les dio a las empresas un tipo de cambio alto y salarios y energía baratos. La estrategia consistió en cobrarles el impuesto inflacionario a los sectores de ingresos fijos para sostener alto el tipo de cambio y así poder transferirles ingresos a las empresas que sustituyen importaciones. Cuando este impuesto se tornó intolerable, se les empezó a quitar rentabilidad a las empresas aumentando por decreto los sueldos. Es decir que en un primer momento se achicaron los salarios y luego se les quitó rentabilidad a las empresas para transferírsela a los asalariados y tratar de compensar, en parte, la compulsiva transferencia de ingresos. En vez de estimular a las empresas para que invirtieran más, fueran más productivas y pagaran mejor a los trabajadores, con lo cual se nivelaba hacia arriba, se optó por hacer un juego de suma cero y bajar ahora la rentabilidad empresarial, aunque con caída en la eficiencia económica (leáse: menor riqueza producida). Más tarde llegaron los controles de precios para volver a compensar los salarios reales bajos producto del impuesto inflacionario. Otra vez menos rentabilidad de las empresas a favor de los asalariados. De nuevo nivelando hacia abajo. En algún momento se decidió frenar las exportaciones de trigo y compensar a los exportadores con un subsidio. Así, el Gobierno le cobra impuestos a la sociedad y se los transfieres a los productores (si es que se les transfiere algo) para que pueda venderse pan sin aumentos de precios. También se le cobra impuestos a la sociedad para subsidiar trenes y colectivos, de manera tal que no aumenten el valor de estos servicios públicos. Lo que se esconde con este mecanismo es que lo que el consumidor no paga en la ventanilla del tren o en el colectivo lo paga en impuestos. Un transporte público deteriorado fue el resultado de semejante estrategia. Nuevamente, se niveló hacia abajo: que el transporte público se caiga a pedazos, pero que no aumente el boleto. Peor calidad de servicio para la gente significa nivelar hacia abajo. El listado de “les saco a unos para darles a otros y a esos otros les vuelvo a sacar para darles a los primeros” es interminable. El Gobierno corre todo el tiempo atrás de los problemas por su incapacidad para anticiparlos y evitarlos. Más bien, podríamos decir que el Gobierno es una máquina de generar problemas a los que sólo atina a ponerles algún parche para tratar de disimularlos. La crisis energética fue anunciada por los expertos con mucha anticipación. Claro, hubo especialistas que tuvieron la capacidad de ver más allá de sus propias narices y prever el largo plazo, la gente descreía y el Gobierno los denostaba como falsos pronosticadores. No obstante, la crisis llegó y el kirchnerismo, como en todos los otros casos, corre atrás de los problemas por mirar hacia el pasado y no pensar en el futuro. ¿Qué solución ideó el Gobierno para enfrentar la crisis que él mismo generó a partir de políticas públicas demagógicas e imprevisoras? Un complejo sistema de subsidios para que el gas vaya a las casas y la industria consuma combustibles líquidos. Así, el mayor costo para las empresas se financia con un subsidio a las compañías petroleras para que no cobren el precio de mercado de estos combustibles líquidos. Las petroleras no ganan nada con este esquema. Sólo son compensadas por el menor precio mediante los impuestos que paga la sociedad para que las fábricas puedan funcionar sin que les aumente el costo de la energía. O, dicho de otra manera, para poder tener la energía que hoy no tienen se simula tenerla al mismo precio que antes. ¿Quién paga este subsidio? Los contribuyentes. Así como el pasajero de colectivo paga una parte del boleto cuando sube y otra parte con los impuestos que le cobra el Estado, con el nuevo “plan integral energético” las empresas pagan la energía con las boletas de gas y luz y otra parte con impuestos. También el contribuyente paga parte de ese subsidio. Hoy, los argentinos tienen que soportar una carga impositiva récord sin tener como contrapartida seguridad, salud, educación y demás bienes públicos. Buena parte de esos impuestos van a parar a estos subsidios que pretenden hacerle creer a la gente que tiene energía, comunicaciones y transportes baratos, siendo que en realidad el costo real se paga plenamente mediante una feroz carga tributaria y menor calidad de los mismos. El Gobierno optó por nivelar hacia abajo. Les quita poder de compra a los ciudadanos, se deteriora la calidad de los servicios públicos, escasean el combustible y la energía y la calidad de los productos es cada vez peor. Todos estamos perdiendo calidad de vida porque no se piensa en crecer, sino en disimular errores y espantar inversiones quitándoles a unos y dándoles a otros. Mientras la gente padece la crisis energética y el deterioro de los bienes y servicios, pagando cada vez más impuesto inflacionario, algunos secretarios de Estado se dan el lujo de contratar parientes y amigos con suculentos sueldos, comprar computadoras y contratar aviones privados, todo esto por el “noble” objetivo de mejorar el medio ambiente. Al mismo tiempo que las bolsas con dinero en los baños de los ministerios son un misterio del “cambio que recién comienza”.

 
PUNTO FINAL PARA UNA PERMANENCIA QUE SE TORNABA INSOSTENIBLE

Acosada por la bolsa, se fue Miceli. La reemplaza Peirano
El fiscal Marijuan había pedido que la ministra de Economía sea citada a declaración indagatoria. El jefe de Gabinete aseguró que no habrá cambios en las políticas.
BUENOS AIRES (DyN, Télam y NA) -- Acosada por la creciente investigación judicial sobre la aparición de una bolsa con dinero en su despacho, Felisa Josefina Miceli renunció ayer como ministra de Economía y, casi de inmediato, se anunció que será reemplazada por el secretario de Industria, Miguel Gustavo Peirano.
El presidente Néstor Kirchner aceptó la dimisión, tras evaluar que los argumentos de los abogados contratados por su colaboradora eran poco convincentes ante la vertiginosa marcha de la causa.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se encargó de confirmar la salida y anunciar la promoción de Peirano, quien anoche recibió el apoyo de diversas cámaras empresariales bonaerenses.
"Nosotros creemos (en Miceli)", dijo el ministro coordinador, aunque aclaró que deberá explicarlo convincentemente en los tribunales, desde donde, ya en la mañana, el fiscal Guillermo Marijuan había emitido un durísimo dictamen y agravado su situación pidiendo al juez federal Daniel Rafecas, que la cite a declaración indagatoria.
Miceli, de 54 años, se convirtió en el primer alto funcionario "K" que abandona el gobierno como consecuencia de una investigación judicial. "Me voy porque no le puedo hacer daño a un presidente que confió en mí", expresó a sus allegados, tras redactar la renuncia, donde señaló textualmente:
"Señor presidente: me dirijo a usted con el objeto de presentar mi renuncia indeclinable al cargo que ocupo como ministra de Economía y Producción.
"La difusión de actos concernientes a mi vida privada, vinculándolos con mi actividad pública, ha generado un daño inmerecido a mi honorabilidad que, indudablemente, afecta a nuestro gobierno.
"Deseo ya mismo, frente a las autoridades judiciales, quedar en un plano de igualdad como cualquier otro ciudadano para esclarecer los hechos, de manera total y definitiva, en el menor tiempo posible.
"Sin otro particular, saludo a usted atentamente." Al texto, y de puño y letra, Miceli agregó "con sincero afecto, Felisa".
Fernández aseguró que Peirano --jurará hoy a las 19-- mantendrá el rumbo y la impronta "productivista e industrialista" que, según sus palabras, ostenta la gestión kirchnerista. Admitió, sin embargo, que deberá rearmar el equipo económico y, consecuentemente, evitó precisar quién lo sucederá en la secretaría de Industria.
Debido al affaire Miceli, la sala de conferencias de la Casa Rosada fue escenario de otro tenso encuentro entre el jefe de Gabinete y los periodistas que asistieron a escuchar las explicaciones oficiales.
Esta vez, Fernández aceptó responder preguntas, a diferencia de lo ocurrido hace una semana cuando ratificó a la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, sin prestarse al diálogo.
--¿Siempre contestará preguntas?, presionó uno de los cronistas acreditados en la Casa Rosada.
--Sí. Aquel día no quise porque nadie nos preguntó sobre la nota que se estaba escribiendo (en alusión al informe periodístico que denunció desmanejos en el área de Picolotti). Al otro día hablé con todas las radios.


Frontal. En un fortísimo dictamen, de 56 páginas, Marijuan había manifestado sus sospechas sobre el presunto origen espurio del dinero hallado por la Brigada de Explosivos en el baño de Miceli y determinado que, al menos el fajo de pesos encontrado, llegó a su poder por afuera de una operación financiera debidamente registrada y con respaldo documental.
También reprochó a la ahora ex titular del Palacio de Hacienda que el día del episodio intentara interceptar el acta labrada por los policías --considerado un documento público-- tras el descubrimiento.
"Llamó a su secretaria privada y le pidió que consiguiera el original, pese a que ya tenía en su poder una copia. No existía, y tampoco debía existir, motivo para que obtuviera su original", apuntó.
Marijuan repasó las circunstancias del hallazgo, las actitudes posteriores, el origen de los billetes y las chances reales de que hubieran sido aportados por un hermano de Miceli.
Tras analizar la situación, el fiscal concluyó que había acumulado las pruebas de los hechos acaecidos. Más: entendió que existen suficientes motivos para sospechar que los investigados participaron en la comisión de distintos delitos.
Consecuentemente, acusó a Miceli por presunto incumplimiento de los deberes de funcionaria pública, sustracción de documento público y encubrimiento.
El juez federal Daniel Rafecas --a cargo momentáneamente del expediente en calidad de subrogante-- recibió el dictamen, donde se describe de qué manera fue hallado el dinero en un baño que sólo usa Miceli.
Para Marijuan, los billetes --100.000 pesos en un fajo termosellado del Banco Central y 31.670 dólares-- fueron dejados en el armario del toilette porque Miceli no podía o no quería mostrárselos a sus asistentes.
El informe también descarta que el hermano de Felisa, Horacio, hubiera sido quien le prestara la plata para una supuesta operación inmobiliaria de la que tampoco halló indicios. Las leyes argentinas prohíben operaciones de compra-venta con efectivo por montos superiores a mil pesos.
El texto incluye, además, una investigación del Banco Central sobre la Caja de Crédito Cuenca --involucrada en el caso--, detallando que, además de lo ya expuesto en sede judicial, la Unidad de Información Financiera conserva antecedentes por un posible lavado de dinero.
Como si fuera poco todo lo anterior, la permanencia de Miceli se complicó más aun cuando trascendió que dos directores del Banco Hipotecario designados por ella hace un par de meses para representar al Estado --Jorge Luis March y Jaime Armando Grinberg-- podrían ser parte de la ruta del dinero.
"Estarían fuertemente vinculados con Adriana, hermana de la ministra, a quien le habrían encargado vehiculizar, a través de estudios jurídicos, el recupero de cobranzas de cédulas hipotecarias de 2001 por 700 millones de pesos", comentaron varias fuentes.
Así las cosas, Miceli podría afrontar una nueva denuncia: supuestas negociaciones incompatibles con la función pública, según anticipó el asesor legal de la Asociación en Defensa de la Vivienda Familiar de la República Argentina (Adevifra), Rafael Brener.
"Debió abstenerse de haber nombrado como director de un banco bajo su control a alguien que tenga interés directo con su hermana", especificó.
Tras conocerse el pedido de Marijuan para la indagatoria, Miceli se reunió con Kirchner, pero la Casa Rosada prefirió mantener silencio sobre su situación judicial y el futuro político.
Hasta el ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, se negó a responder una inquietud durante una ronda de prensa ofrecida por la crisis energética, poco antes del mediodía. "No es el tema de la conferencia", cortó, visiblemente molesto por la pregunta de una reportera y se fue.

 
Muda
Mientras Néstor Kirchner se pone al frente de la campaña de su mujer y hasta usa los actos del 9 de Julio en Tucumán para apoyarla, ella apenas habla, no actúa, y no se le cae una sola idea. El resultado es que si bien la señora resulta fotogénica, nadie la conoce personalmente. La pusieron a cerrar el Congreso de Filosofía en San Juan y recitó allí unas pocas simplezas, meditando sobre la vida de los políticos, cuando se pensaba que iba a ensayar una definición metafísica. Con sólo glosar el magnífico discurso que el filósofo Carlos Astrada le escribió a Juan Perón, para cerrar un congreso similar en Mendoza, en 1949, la dama hubiese brillado. Como no ocurrió, el gobernador Gioja usó el cóctel de cierre para divulgar el vino sanjuanino entre los filósofos extranjeros. En suma, se está viendo una película muda: hasta ahora, Cristina carece del calado intelectual de Elisa Carrió, el ángel de Gabriela Michetti o la fuerza de Olga Riutort. ¿Soportará algún debate televisivo?

viernes, julio 13, 2007

 
Aseguran que Picolotti tuvo una gestión “lastimosa”

Lo dijo en Radio 10 el abogado y director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Daniel Sabsay. La secretaria de Ambiente brindará una conferencia de prensa
La secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Romina Picolotti, enfrenta cuatro denuncias en la Justicia por supuestas irregularidades en el manejo del organismo.
En este marco, el abogado constitucionalista y director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Daniel Sabsay se sumó a las críticas por el mal desempeño de la secretaria de Ambiente.
Sabsay reiteró en diálogo con Radio 10 que el plan para el saneamiento de la cuenca hídrica cuenta con “graves falencias” y recordó que el informe de la auditoría de la UBA ordenada por la Corte Suprema determinó que “no reúne las pautas mínimas de un plan”.

 
La Justicia tiene las pruebas del caso INDEC
Ya existen pruebas contundentes ante la Justicia Federal de las reiteradas intenciones del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, de violar la ley de secreto estadístico que protegía la elaboración del índice de precios al consumidor (IPC) en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
Graciela Bevacqua declaró ayer ante el fiscal federal Carlos Stornelli y cerró la ronda de testigos. La causa penal está radicada ante el Juzgado Federal Nº 6 a cargo Rodolfo Canicoba Corral. Anteriormente el fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, ya había emitido un dictamen en el que concluía que tanto Moreno como Beatriz Paglieri, actual directora del IPC, habían cometido violaciones a las leyes que rigen la actividad estadística oficial.
Según consta ante la Justicia, al menos en cinco oportunidades Moreno se había comunicado con Bevacqua y Clyde Trabucchi (ex directora nacional de Condiciones de Vida que tenía a cargo el IPC) en términos “duros” que excedían los límites de la educación y el respeto. Las funcionarias también habían sido citadas al despacho del secretario donde encaraban duras discusiones con el funcionario que a toda costa quería tener una metodología de medición de la inflación a su medida.

 
País gobernado por corruptos y podrido hasta el caracú
El país, décimo en la región en calidad institucionalEl país quedó en en el puesto 93 en un ranking de 184 países; está por detrás de Chile, Costa Rica, Uruguay, Belize, El Salvador, Panamá,, México, Perú y Brasil
En el campeonato de la calidad institucional, la Argentina quedó en la mitad de la tabla.
Esta es la primera observación que surge de un estudio que resume las últimas calificaciones que recibió la Argentina en los principales estudios internacionales que analizan aspectos puntuales de una economía, como su competitividad o el respeto a la propiedad privada.
El nuevo informe sobre calidad institucional, del Centro de Investigación sobre Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima), un think-tank creado por la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (Eseade), ubica a la Argentina en el puesto 93 —por debajo del Líbano y arriba de Macedonia— sobre un total de 184 países.

 
Noticias Archivo Martes 10 de julio de 2007 Información general Nota
Llegó un invierno histórico: sorpresa y satisfacción por el milagro blanco

La nieve transformó a Buenos Aires

Después de 89 años, la ciudad y el conurbano volvieron a quedar blancos; los porteños hicieron muñecos y guerras de nieve
Fue como si la ciudad hubiera quedado atrapada dentro de una de esas bolas de cristal en las que nieva cuando se las da vuelta. Así, el paisaje cotidiano, ese que los porteños ven cuando miran por la ventana de sus casas, de pronto adquirió un aspecto mágico, encantado y atemporal. Después de 89 años, una nevada inexplicable e inesperada cayó sobre Buenos Aires y transformó la ciudad. También el ánimo de los porteños, que, incrédulos, salieron a las calles a comprobar si realmente esas rosetas blancuzcas que se veían caer eran copitos de nieve. Al anochecer, ya no había dudas. Los autos estaban blancos y había suficiente nieve como para hacer muñecos. También, claro, para formar bolas blancas y declarar guerra de nieve a hermanos y amigos. El día patrio se convirtió de pronto en una fiesta mucho más blanca que celeste. Gracias al feriado, casi todo el mundo tuvo tiempo para salir a jugar con la nieve. Por la noche, las plazas se llenaron de personas que miraban hacia el cielo con los brazos extendidos y que se tomaban fotos. No había dudas. Los porteños tenían la sensación de estar viviendo una jornada que, además de mágica, era histórica, de esas que alguna vez les contarán a sus nietos, prologada con un "allá, por el año 2007...". La primera nevada llegó cerca del mediodía. Pero en la calle la gente tenía sus dudas, "es como nieve", decían, aunque las dudas persistían porque los copitos tenían apenas forma de pelusa y se deshacían apenas tomaban contacto con el asfalto. La sospecha de todos se confirmó pasadas las 16. El frío arreció y las "pelusas" se intensificaron. El Servicio Meteorológico Nacional lo confirmó en su parte para Capital y alrededores: "Nublado con nevadas". La temperatura era de 2,6° y la sensación térmica era de 1,2° bajo cero. Era oficial: nevaba en Buenos Aires. Los celulares canalizaron la sorpresa y la alegría que produjo la nevada. En la estación Malabia, del subte B, había un concierto de ringtones : los interlocutores cambiaban, pero todos daban la misma noticia: "Por acá está nevando mucho". Hubo quienes no se quisieron perder el espectáculo y a mitad de camino abandonaron el tren bajo la tierra. En la superficie, Buenos Aires parecía una ciudad encantada. Erica, una venezolana que paseaba con sus primas en Corrientes y Callao, no aguantó la sorpresa. Llamó con su celular a su familia en Caracas, al grito de "estoy en Buenos Aires y está nevando". Revancha tipo Mahoma Fue como la revancha de los que se quedaron en Buenos Aires durante el fin de semana largo: no fueron a la montaña, pero la nieve vino hasta sus puertas. Mariana, de Villa Urquiza, decidió levantar a sus hijos -Paula, de 9, e Ignacio, de 4- que estaban en cama con fiebre. "Paula hace días que viene diciendo que quiere que la llevemos a Bariloche para hacer angelitos en la nieve y esquiar. Al menos, vieron la nieve por primera vez sin moverse de casa", comentó. Los chicos fueron los que más disfrutaron de este inusual fenómeno meteorológico. Jacco, de 4 años, no entendía mucho. Es argentino, pero hace medio año volvió al país, tras vivir en Holanda. Cuando empezó el invierno, le preguntó a su tía si faltaba mucho para que comenzara a nevar. La tía le explicó: "No, en Buenos Aires no nieva". Fue hace sólo un mes. "Ahora, no me va a creer nada de lo que le diga", bromeó la tía. Poco después de las 21, algunas zonas del oeste del conurbano, como Ituzaingó, Haedo y Moreno, estaban sin luz. En Edenor se informó que se trató de cortes puntuales, de lo que se informa en la sección Economía. También en Belgrano y en Villa Urquiza había hogares sin teléfono. Los registros del SMN se invirtieron: la máxima se registró a las 2.40 AM: fue de 5,7°. De allí en adelante, la temperatura fue descendiendo. A las 17.45, hizo 1° y la sensación térmica fue la más baja del día: -2,5°. A las 22, la mínima bajó aún más: 0,5°. Al cierre de esta edición, seguía nevando en Buenos Aires.

 
Noticias Archivo Martes 10 de julio de 2007 Información general Nota
Llegó un invierno histórico: sorpresa y satisfacción por el milagro blanco

La nieve transformó a Buenos Aires
Después de 89 años, la ciudad y el conurbano volvieron a quedar blancos; los porteños hicieron muñecos y guerras de nieve
Fue como si la ciudad hubiera quedado atrapada dentro de una de esas bolas de cristal en las que nieva cuando se las da vuelta. Así, el paisaje cotidiano, ese que los porteños ven cuando miran por la ventana de sus casas, de pronto adquirió un aspecto mágico, encantado y atemporal. Después de 89 años, una nevada inexplicable e inesperada cayó sobre Buenos Aires y transformó la ciudad. También el ánimo de los porteños, que, incrédulos, salieron a las calles a comprobar si realmente esas rosetas blancuzcas que se veían caer eran copitos de nieve. Al anochecer, ya no había dudas. Los autos estaban blancos y había suficiente nieve como para hacer muñecos. También, claro, para formar bolas blancas y declarar guerra de nieve a hermanos y amigos. El día patrio se convirtió de pronto en una fiesta mucho más blanca que celeste. Gracias al feriado, casi todo el mundo tuvo tiempo para salir a jugar con la nieve. Por la noche, las plazas se llenaron de personas que miraban hacia el cielo con los brazos extendidos y que se tomaban fotos. No había dudas. Los porteños tenían la sensación de estar viviendo una jornada que, además de mágica, era histórica, de esas que alguna vez les contarán a sus nietos, prologada con un "allá, por el año 2007...". La primera nevada llegó cerca del mediodía. Pero en la calle la gente tenía sus dudas, "es como nieve", decían, aunque las dudas persistían porque los copitos tenían apenas forma de pelusa y se deshacían apenas tomaban contacto con el asfalto. La sospecha de todos se confirmó pasadas las 16. El frío arreció y las "pelusas" se intensificaron. El Servicio Meteorológico Nacional lo confirmó en su parte para Capital y alrededores: "Nublado con nevadas". La temperatura era de 2,6° y la sensación térmica era de 1,2° bajo cero. Era oficial: nevaba en Buenos Aires. Los celulares canalizaron la sorpresa y la alegría que produjo la nevada. En la estación Malabia, del subte B, había un concierto de ringtones : los interlocutores cambiaban, pero todos daban la misma noticia: "Por acá está nevando mucho". Hubo quienes no se quisieron perder el espectáculo y a mitad de camino abandonaron el tren bajo la tierra. En la superficie, Buenos Aires parecía una ciudad encantada. Erica, una venezolana que paseaba con sus primas en Corrientes y Callao, no aguantó la sorpresa. Llamó con su celular a su familia en Caracas, al grito de "estoy en Buenos Aires y está nevando". Revancha tipo Mahoma Fue como la revancha de los que se quedaron en Buenos Aires durante el fin de semana largo: no fueron a la montaña, pero la nieve vino hasta sus puertas. Mariana, de Villa Urquiza, decidió levantar a sus hijos -Paula, de 9, e Ignacio, de 4- que estaban en cama con fiebre. "Paula hace días que viene diciendo que quiere que la llevemos a Bariloche para hacer angelitos en la nieve y esquiar. Al menos, vieron la nieve por primera vez sin moverse de casa", comentó. Los chicos fueron los que más disfrutaron de este inusual fenómeno meteorológico. Jacco, de 4 años, no entendía mucho. Es argentino, pero hace medio año volvió al país, tras vivir en Holanda. Cuando empezó el invierno, le preguntó a su tía si faltaba mucho para que comenzara a nevar. La tía le explicó: "No, en Buenos Aires no nieva". Fue hace sólo un mes. "Ahora, no me va a creer nada de lo que le diga", bromeó la tía. Poco después de las 21, algunas zonas del oeste del conurbano, como Ituzaingó, Haedo y Moreno, estaban sin luz. En Edenor se informó que se trató de cortes puntuales, de lo que se informa en la sección Economía. También en Belgrano y en Villa Urquiza había hogares sin teléfono. Los registros del SMN se invirtieron: la máxima se registró a las 2.40 AM: fue de 5,7°. De allí en adelante, la temperatura fue descendiendo. A las 17.45, hizo 1° y la sensación térmica fue la más baja del día: -2,5°. A las 22, la mínima bajó aún más: 0,5°. Al cierre de esta edición, seguía nevando en Buenos Aires.

 
Cristina y la calidad institucional
Aunque se intente presentar a la esposa del presidente Néstor Kirchner como una defensora de las instituciones, sus antecedentes de actuación política van en contra de esas afirmaciones.
En muchas ocasiones, y especialmente desde el lanzamiento de su candidatura, sectores del kirchnerismo y hasta el propio presidente de la Nación afirman que un posible mandato de Cristina Fernández de Kirchner aportará mayor calidad institucional al país. Existe un consenso sobre lo que representa la calidad institucional, plasmado ello en un respeto por la división de poderes, la no injerencia en el sistema judicial y la mesura en el ejercicio de la autoridad ejecutiva y sus facultades, entre otros. Veamos, entonces, cuáles son los antecedentes y credenciales que presenta Cristina Kirchner en materia de calidad institucional: • Votó a favor de los denominados superpoderes permanentes para el jefe de Gabinete, lo que le permite a éste reasignar partidas presupuestarias sin la aprobación del Congreso y sin rendir cuenta alguna. • Votó a favor de la reforma de la composición del Consejo de la Magistratura, que otorgó al Poder Ejecutivo cinco de los trece miembros del organismo (lo que le da poder de veto de facto en las decisiones, ya que las mismas requieren la aprobación de nueve de los miembros). • Votó para autorizar al Poder Ejecutivo a crear cargos específicos para financiar obras de infraestructura a través de los polémicos fideicomisos, en abierta violación de la Constitución, que no permite al Ejecutivo la creación de tributos. • Apoyó la prórroga de la emergencia económica, que delega amplias facultades en materia legislativa al Poder Ejecutivo. • Propuso la ley para hacer efectiva la Comisión Bicameral Permanente del Congreso, cuya función es aprobar o desechar los Decretos de Necesidad y Urgencia. Así, ayudó a instalar un mecanismo por el cual si no hay voluntad de rechazar dichos decretos –por una mayoría integrada por su propio partido-, los mismos siguen vigentes. • Presentó el proyecto para reducir a cinco los actuales siete miembros de la Corte Suprema, una aparente medida de fortalecimiento institucional que esconde la limitación de futuros gobiernos de nombrar jueces, ya que de los cinco que quedarán por una cuestión de edad, cuatro fueron justamente nombrados por Néstor Kirchner. • Avala la intervención del gobierno nacional en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), que ha sido copado por empleados poco profesionales, amigos de los funcionarios de turno. Esto destruye el prestigio que tenía el organismo. • Iba a ser parte de la aprobación de un proyecto que limitaba el papel de la oposición en la Auditoría General de la Nación, órgano de control externo del Poder Ejecutivo. Dicho proyecto debió ser archivado por su gravedad institucional. Al mismo tiempo, no se le conoce opinión sobre si le parece correcto que la esposa del ministro Julio De Vido forme parte de la Sindicatura General de la Nación, órgano que controla la labor de dicho funcionario. Vistos los antecedentes de Cristina Kirchner en relación a la “calidad institucional”, no vemos cómo su hipotético gobierno puede ofrecer garantías en ese sentido. A no ser que ella decida dar un paso atrás con todas estas medidas y, más que dotar de calidad institucional a su gobierno, deba reconstruir varios aspectos de la institucionalidad, dañada con su propia promoción, apoyo y consentimiento. En el caso de que llegue a realizar esa revisión, deberá explicar –ya como máxima autoridad del gobierno– cómo lo que ella misma votó antes estaba bien, pero ahora está mal.

 
Mayoritarismo y democracia
Los gobernantes que utilizan la excusa de haber accedido al poder mediante el voto de las mayorías para violar los derechos de las minorías traicionan el verdadero espíritu de la democracia y de los principios republicanos.
Claudio Fantini, el inteligente analista internacional de la Argentina, inventó un término magistral para referirse a regímenes como el de Hugo Chávez que, bajo el argumento de haber sido elegidos por una mayoría determinada en elecciones no impugnadas, avasallan los derechos de los que no piensan como ellos en su camino hacia el silencio total. El “mayoritarismo” engaña a propios y extraños machacando sobre la idea de su elección “libre”, haciéndoles creer que por ello han sido envestidos con el poder de desconocer todo lo que no sea igual a su pensamiento: “nos han votado a nosotros, así que lo que decimos es la verdad revelada, lo demás deben recluirse en el silencio o morir”. No hay alternativas: ellos son la patria, la razón, la verdad y la única voz; los demás son el enemigo, no de ellos, sino de la patria. El “mayoritarismo” o la “mayoricracia” distan mucho, obviamente, de tener algún parentesco con la democracia. Ésta, además de ser un sistema de gobierno por el cual una mayoría circunstancial asume la responsabilidad temporal de la administración, es un sistema de derechos, un régimen de garantías y, en el fondo, un esquema de protección a las minorías. Nada de todo esto ocurre en una “mayoricracia”. La democracia entregó al mundo, justamente, el valor agregado del reconocimiento de los derechos individuales y la libertad de expresión como elementos distintivos de su esencia. Que una mayoría ejerciera el gobierno no era, después de todo, un aporte nada “genial” a la historia de las ideas: eso era algo esperable. Pero que, de una vez por todas, las minorías estuvieran protegidas contra los gobiernos despóticos, cualquiera sea su origen, ése era el verdadero avance filosófico, la verdadera diferencia con el sojuzgamiento que el mundo había conocido como norma hasta que la democracia apareció como sistema de garantías y libertad. Que la Argentina aparezca como socia y defensora del Duce Chávez, mediando con Brasil por la defensa que hizo éste (y no lamentablemente la Argentina) de la libertad de expresión y de prensa en Venezuela en ocasión del cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), es francamente lamentable para el país. Que un personaje de segunda categoría como el camarada Eduardo Sigal, miembro del Partido Comunista Argentino e inexplicablemente secretario de Integración Económica de la Cancillería, salga a justificar y defender el cierre de una emisora opositora en Venezuela bajo el manoseado argumento de no inmiscuirse en los asuntos internos de otro estado constituye una vergüenza para la Argentina, que no tiene lo que hay que tener para condenar lo que hay que condenar. El MERCOSUR es una unión económica, pero también una asociación de valores políticos. De hecho, el Tratado de Asunción impide que un estado no democrático sea miembro del bloque. Que el Duce de Caracas blandee un argumento “democrático” para decir que su gobierno fue elegido por una mayoría de votantes, no lo inviste del derecho a desconocer las libertades y garantías de los opositores y de las minorías, porque precisamente eso es ir en contra de la democracia. Lo demás, lo que personajes como Chávez representan, son regímenes “mayoritaristas” o “mayoricracias”, esto es, despotismos que usan los votos de masas clientelistas como escudo de su propio autoritarismo. Si bien es triste para un nación que nació al mundo defendiendo la libertad, es entendible que un personaje como Sigal comprometa la palabra del gobierno argentino en la defensa de un totalitario como Chávez: después de todo, las ideas en las que cree se han basado –y se basan– en el desconocimiento de todas las libertades individuales, en la concentración del poder en una nomenclatura de privilegiados burócratas y en una maquinaria preparada para silenciar, por el medio que sea, a todo aquel que se atreva a enfrentarla. El único misterio es cómo un país que nació como lo hizo el nuestro ha llegado al punto de permitir que personajes como ése ocupen puestos en el gobierno y hablen en nombre de un pueblo que consideró sagrado el grito de libertad. ¿Cuán lejos estamos del “mayoritarismo”? ¿Qué diferencia tenemos con Chávez y con su bolivarismo socialista? Desde el punto de vista de la consideración de una mayoría circunstancial como sinónimo del pueblo todo, no tenemos ninguna diferencia. Cuando esa mayoría nos resulta adversa la tildamos de fascista y de no-pensante, como lo hicieron el oráculo filosófico (¿?) del kirchnerismo, José Pablo Feinmann, y Daniel Filmus después de las elecciones porteñas. ¿Significa Cristina Kirchner algo distinto respecto de estas pantomimas de la democracia? No pareciera serlo, a juzgar por el cambio copernicano que experimentó desde que encarnaba la oposición a Carlos Menem y a Fernando De la Rúa hasta ahora, especialmente en lo que se refiere a la supresión de los controles del gobierno por las minorías parlamentarias, la independencia de la justicia y el respeto a la división de poderes. Es la sociedad argentina la que debería tomar urgente cuenta acerca de cómo es utilizada como carne de cañón para legitimar con su número (porque por respeto a la verdadera democracia ni siquiera se puede hablar de voto) regímenes que desconocen los derechos y ponen la libertad en serio riesgo. Su participación no respalda la llegada de personas que profesan ideologías totalitarias a las cercanías del Estado y, sin embargo, allí están opinando en nuestro nombre y respaldando distintos fascismos alrededor del mundo. Es la sociedad la que debe exigir terminar con el “mayoritarismo” y pedir que se instale, sin más trámite, un verdadero gobierno democrático dispuesto a respetar los principios fundacionales de la República.

 
Las villas miseria y la propiedad privada
Para poder encontrar una solución a los problemas de vivienda es preciso asegurarles a los ciudadanos de bajos recursos el acceso a la propiedad privada y el derecho a fiscalizar el proceso de creación de riqueza.
Las ciudades argentinas tuvieron, históricamente, un buen diseño urbano. Las manzanas estaban divididas en clásicas cuadrículas, el área central y los edificios públicos eran de exquisita arquitectura, las plazas y parques habían sido diseñados por paisajistas de renombre mundial, las zonas comerciales lucían atractivas, los bulevares y áreas residenciales ostentaban viviendas de categoría y los barrios suburbanos se veían cuidados. Además, casi todas las ciudades estaban rodeadas por cinturones verdes de quintas y huertas. Las personas humildes vivían en barrios del suburbio, cuyas casas de una planta estaban hechas con mampostería de ladrillos unidos con mortero de cal y arena, mosaicos calcáreos en patios y cocina, pisos de pinotea con cámara de aire en los dormitorios y techos de chapas de zinc o de ladrillos cargados sobre la famosa bovedilla catalana. Esas casas estaban construidas en lotes de 10 varas de ancho (8,356 m) por un largo que variaba. En el fondo se armaba el gallinero y se cultivaba la huerta. Eran casas modestas, pero seguras y confortables. Se iban construyendo de a poco, agregando nuevas piezas a medida que la familia crecía. Si sus ocupantes tenían la suerte de conocer a alguno de los hábiles albañiles italianos, embellecían las fachadas con pilastras, zócalos, listeles, frontis triangulares o semicirculares encima de las ventanas, paneles, arquitrabes, frisos y cornisas que les otorgaban un aspecto sumamente atractivo. Sin embargo, no existían las deprimentes villas miserias que se multiplican hoy en día, donde vive una multitud cada vez mayor de ciudadanos en condiciones tan inhumanas que ni los animales se les asemejan. ¿Por qué ha sucedido todo esto? ¿Qué han hecho los sucesivos gobernantes para que las familias tengan que vivir en covachas inmundas, indignas de seres humanos? Los ideólogos de siempre A pesar de que la Constitución Nacional lo consigna pomposamente, en materia de erradicación de villas miseria el gobierno no ha hecho absolutamente nada. Sólo las ha incrementado, lo que constituye una muestra contundente de la hipocresía del discurso político. Los gobernantes actúan como una de las siete plagas de Egipto, obrando con una perniciosidad sólo comparable con los escandalosos actos de corrupción que nos sorprenden a diario. Así, destruyeron el proceso natural por el que los pobres tenían acceso a la propiedad privada e impidieron que, en el mejoramiento de la vivienda propia, volcasen los pocos pesitos que podrían ahorrar. El proceso natural se desarrollaba de este modo: una oficina de rematadores a cargo de un martillero público –que gozaba de la confianza pública– ofrecía a los dueños de baldíos en los aledaños de la ciudad convertirlos en terrenos suburbanos. El atractivo consistía en que esa tierra, sin valor agrícola, podía ser convertida en terreno del conurbano, lo que la valorizaba sustancialmente. Entonces, con un agrimensor, emprendían la tarea de amojonar y medir el terreno, estableciendo lotes, con sus respectivos niveles y calzadas. Una vez llevada al tablero la división de la tierra, se dibujaban lotes y calles, designándoselas con nombres de patriotas o personas ilustres. Los lotes se numeraban según el tamaño y la calidad de su ubicación. Una parte del terreno quedaba reservada para construir el templo parroquial, la escuela primaria, el puesto policial y el dispensario médico. El plano resultante se llevaba a la Dirección de Catastro o Registro de la Propiedad Inmueble, donde se gestionaba la aprobación oficial. En ciertos casos, se hacían trabajos con motoniveladoras para emparejar el terreno, formar cordones y trazar veredas huecas, para pasar ulteriormente las redes con distintas cañerías. Luego, los rematadores organizaban una verdadera fiesta de capitalismo popular, convocando a subasta pública. Alquilaban medios de transporte para llevar y traer a los interesados, levantaban unas atractivas carpas en el lugar de remate –que adornaban con vistosos banderines– y colocaban enormes carteles que anunciaban el remate e incluían el plano del loteo. En el interior de las carpas se colocaban sillas de madera y la multitud de interesados, con sus familias, esperaban sentados el comienzo del remate. Para hacer más amena la espera, algunos ofrecían un pequeño concierto de canzonettas y música popular con una banda polifónica. Los martilleros comenzaban el acto realizando una descripción muy vívida del terreno y aleccionaban a la gente sobre las ventajas de tener una propiedad para asegurarse el techo propio y proteger el futuro de los hijos. Algunos se convertían en relatores de la historia nacional y predicadores de normas morales, para confirmar la importancia de la palabra empeñada, el respeto y el cumplimiento de las promesas. Uno por uno se iban rematando los lotes que ya tenían asignado un crédito automático, pagadero en cuotas fijas de hasta 120 mensualidades. Cuando alguien compraba el lote, allí mismo registraban los datos personales y se emitía una libreta inmobiliaria –numerada, sellada, encuadernada y forrada en hule negro– que formaba parte del título de propiedad a inscribirse en la Dirección de Catastro. Esas libretas inmobiliarias eran una parte de la propiedad total y, como tales, podían ser hipotecadas, compradas, vendidas o cedidas en donación. Poseer la libreta inmobiliaria de hule negro era un orgullo para las personas humildes, porque por pocos pesos mensuales se convertían en propietarios. Por primera vez en la vida, contaban con un capital propio, eran dueños de un título que los respaldaba y les servía de garantía para conseguir créditos en tiendas, almacenes de ramos generales y hasta para aspirar a un trabajo estable en industrias importantes. Posteriormente y de a poco, el municipio se encargaba de pavimentar las calles del loteo, instalar los servicios de electricidad, gas, agua potable y la red cloacal. Después de emitidas, las libretas se inscribían en el Registro de la Propiedad y, a partir de ese momento, sus titulares eran dueños-propietarios del terreno. Sin trámites bancarios, recibían el primer crédito importante de largo plazo. Era un acontecimiento imborrable para las familias. La destrucción del orden natural Esos tiempos de bonanza para las personas humildes comenzaron a desaparecer a partir a mediados de los 60 y su extinción se aceleró con el shock devaluatorio de Celestino Rodrigo, ministro de Economía de la primera mujer presidenta que tuvo el país. Como consecuencia del sinceramiento de tarifas, ocurrido después del patoteril control de precios de José Ber Gelbard y del congelamiento de salarios precedente, se desató una inflación incontenible que produjo una devaluación devastadora de los ahorros. Las posibilidades de construir viviendas por el sistema de ajuste alzado a precios fijos inamovibles fueron liquidadas. Muchas empresas constructoras quebraron. Al poco tiempo, desde el decreto-ley 8.912, comenzaron a surgir por todo el país leyes regulatorias que impedían los clásicos loteos y exigían a los martilleros dotar previamente a los terrenos suburbanos de una planificación que el Estado no tenía, con infraestructura sumamente costosa y compleja compuesta de pavimentos de hormigón, cordones y veredas, faroles de alumbrado público, servicios de agua y red cloacal hasta la puerta del lote, cañerías para la distribución de gas y cámaras subterráneas para equipos de transformación y rebaje de energía eléctrica domiciliaria. En un marco de inestabilidad monetaria y con costos crecientes, esa infraestructura implicaba una altísima inversión de riesgo que no podía ser pagada por los humildes compradores de los viejos loteos. Por lo tanto, el mercado del loteo desapareció y la vivienda fue inaccesible para ellos. Las operaciones inmobiliarias se redujeron a personas de altísimos niveles de ingreso que, por moda cultural, decidieron mudarse a countries y barrios cerrados en los alrededores de las grandes ciudades. Las personas de escasos recursos no tuvieron nunca más acceso a una vivienda hecha con sus propios ahorros. El orden natural por el cual los pobres también podían llegar a ser propietarios había sido destruido y comenzaron a surgir los asentamientos irregulares, las villas de emergencia y los tenebrosos barrios de viviendas colectivas que se convirtieron en refugio de delincuentes, donde la policía y los servicios de emergencia médica temen ingresar. El retorno a la propiedad privada El problema de las villas miserias no tiene solución alguna si no se encara como una operación de gran prioridad para volver a convertir a los proletarios en propietarios. El acceso a la propiedad privada y el otorgamiento de títulos de propiedad transferibles constituyen tareas prioritarias. Luego vendrá la urbanización de las actuales villas, abriendo accesos y calles adecuadas con una reparcelización de aquellos habitantes a quienes habrá que expropiarles el terreno ocupado. Otras cuestiones importantes son la delimitación física de la villa miseria para evitar que se siga expandiendo y la construcción, en cada lote, de un núcleo central compuesto por baño, cocina y sistema de desagüe de aguas servidas, dejando que en el resto del terreno los ocupantes-propietarios construyan las habitaciones que necesiten y puedan. El ser humano satisface sus necesidades transformando las cosas que le rodean, pero cuando construye algo y lo utiliza, necesita que ese proceso sea controlado y dirigido por alguien. Para ello, es necesario que pueda decirse “yo cuido de esto” y “nadie sin mi permiso puede tocarlo”. En todas las lenguas del mundo, esa función de fiscalizar la acción económica tiene vocablos como “mío”, “tuyo”, “de fulano de tal”, “de mi padre”, “de mis hijos” o “del municipio”, los cuales se resumen en dos sustantivos esenciales de la naturaleza humana: “propiedad” y “dominio” privados. Cualquier acción para producir y consumir riqueza es imposible sin que alguien pueda y tenga el derecho a fiscalizar el proceso de creación de riqueza. Lo deprimente de las villas miseria es precisamente la absoluta y total carencia de propiedad privada, representada por un título de propiedad, lo cual significa que esa covacha donde habitan no es de nadie y un buen día pueden ser desalojados o desplazados por acción de alguien más poderoso.

 
Corrupción: ¿por qué sorprenderse?
El manejo de la economía y el estilo de gobierno impulsados por el presidente Néstor Kirchner son el caldo de cultivo perfecto para el germen de la corrupción y el tráfico de influencias.
Las denuncias sobre casos de corrupción y manejos pocos transparentes de los fondos públicos han comenzado a surgir como hongos. A los casos Skanska y Greco se le sumaron estos últimos días las acusaciones de Sergio Acevedo, un kirchnerista de la primera hora, ex jefe de la SIDE y ex gobernador de Santa Cruz que fue despedido por Néstor Kirchner. Ahora, la ministra de Economía, Felisa Miceli, trata de explicar, en forma poco convincente, por qué tenía guardada en el baño de su despacho una bolsa llena de dinero. Estos hechos son, a mi juicio, sólo la punta del iceberg de lo que puede venir. ¿Deberían sorprendernos los casos de corrupción? En realidad, no, ya que la forma en la que se maneja la economía del país abre infinidad de puertas para que se trafique con los fondos públicos. Cuando el Estado se arroga el derecho de definir ganadores y perdedores en las transferencias de ingresos y patrimonios, los funcionarios pasan a tener un poder tal que se hace imposible evitar un desborde de la corrupción. Podríamos decir que la política económica actual tiene el germen de la corrupción, que podría ser neutralizado únicamente si el Gobierno estuviera compuesto por ángeles, caso que no parece ser éste. ¿Cuáles son los elementos que hacen posible una corrupción generalizada? En primer lugar, la posibilidad que tiene el Gobierno para regular la economía (precios, sistema energético, sistema impositivo, subsidios, entre otros). Las regulaciones no son otra cosa que el poder del gobernante para decidir quién gana y quién pierde. Y ese poder, como transfiere ingresos y riquezas, crea un mercado de tráfico de influencias para estar del lado de los ganadores. En otros términos, al margen de la ineficiencia que tienen los controles como asignadores de recursos, se les agrega este tráfico de influencias. Es curioso, pero las continuas declaraciones en contra del libre mercado y las justificaciones del intervencionismo terminan por crear un libre mercado de venta de privilegios entre particulares y funcionarios públicos. Si un sector productivo es protegido y, como resultado, obtiene rentas extraordinarias, el margen de utilidad que le queda es lo suficientemente alto como para “negociar” con el funcionario de turno el precio para mantener esa renta extraordinaria compulsiva. Así, se crea un libre mercado de coimas y compra de favores: el odiado neoliberalismo es implementado en el mercado del tráfico de influencias, donde las tarifas de las coimas se establecen en base a la oferta y la demanda. El segundo elemento que es el caldo de cultivo perfecto para que la corrupción florezca consiste en la falta de controles republicanos en el manejo de los fondos públicos. Otorgarle al Estado la posibilidad de manejar a su antojo todo el presupuesto y los fondos fiduciarios, sin controles estrictos por parte de un Congreso que no es independiente del Ejecutivo, es un regreso a las épocas de las monarquías absolutistas, cuando los reyes avasallaban los derechos de los súbditos sin ninguna contemplación y usaban los impuestos para beneficio personal y sostener ejércitos que contuvieran el descontento popular. El tercer elemento es la falta de una Justicia que convenza a la población de ser verdaderamente independiente del Ejecutivo, dado que jueces independientes podrían condenar actos de corrupción. Sin esa independencia, el corrupto se siente sin límites a lo que puede hacer con los fondos públicos o bien con arbitrarias transferencias de ingresos. La impunidad se hace carne en los funcionarios estatales. Es por estas razones, y muchas otras, que limitar el poder de los gobernantes no es un capricho ideológico y una forma de asignar eficientemente los recursos, sino una manera de evitar que los que ocupan el poder se sientan dueños de la vida y la fortuna de las personas. Es un modo de asegurar la libertad individual. Es una forma de permitirle al ciudadano controlar cómo los gobernantes utilizan sus impuestos. Es un recurso para impedir que el poder económico se concentre en unos pocos funcionarios y empresarios socios del modelo. Los sistemas de gobierno basados en el intervencionismo, el reparto de subsidios, el otorgamiento de privilegios y demás arbitrariedades suelen tener dos grandes etapas. Una primera de felicidad, porque la gente vive un momento de artificial prosperidad. En esa etapa, a los ciudadanos no les interesan demasiado el tema institucional o los problemas de corrupción. Digamos que hacen la vista gorda ante el desmanejo de los fondos públicos. La segunda etapa de estos sistemas de gobierno se caracteriza por un deterioro acelerado de la situación económica. Por ejemplo, inflación creciente, desabastecimiento de productos elementales, problemas energéticos, paralización del sistema productivo por falta de insumos y energía, ente otras posibilidades. En esta segunda fase, el malhumor de la gente empieza a tomar cada vez más fuerza y comienzan a pasarle la factura a los gobernantes, no sólo por el deterioro de la economía, sino también por la corrupción. Si a un gobierno intervencionista que entra en colapso por la ineficiencia del sistema económico y la corrupción se le agregan años de comportamientos autoritarios, el derrumbe del régimen tiende a acelerarse. Es decir, se pasa de un estado de optimismo generalizado a una breve transición de descontento, para llegar rápidamente al desmoronamiento de la autoridad. El derrumbe es casi inmediato. Al momento de redactar esta nota, leo declaraciones de Felisa Miceli en las que afirma: “Esto está montado claramente para perjudicarme, es una operación muy brutal en contra mío. Alguien quiere capitalizar esto. Están tratando de quedarse con el Ministerio de Economía". Si alguien quiere quedarse con el Ministerio de Economía, tiene que ser un integrante del Gobierno, dado que Kirchner es quien tiene la última palabra en la designación de un ministro. ¿No estará Miceli tratando de decir que está en el medio de una lucha por manejar los resortes del intervencionismo, germen de la corrupción? Para mí, las declaraciones de Miceli son lo suficientemente claras como para confirmar la escasa transparencia en el manejo de la cosa pública y, además, para ver un Gobierno que empieza a tener lucha internas ante el desmadre de la economía y las sucesivas derrotas electorales.

 
El boleto de Felisa: iba a señar una casa que aún no había encontrado
La ministra de Economía decidió hablar con tres diarios –menos con éste– sobre el hallazgo de una bolsa con dinero en el baño de su despacho, tras doce días de hacerlo sólo a través de comunicados y su vocero. Ahora cambió la versión: la plata no era suya ni estaba declarada en la AFIP, sino que casi toda pertenecía a su hermano; nunca se había caído operación inmobiliaria alguna, sino que ni siquiera había encontrado el inmueble que pretendía comprar. Allanaron Economía: hay una caja fuerte, pese a que Felisa lo negó. Y el dinero era del BCRA, donde ninguna persona puede abrir una cuenta.
Por Jorge Lanata
08.07.2007 02:36
“El pez por la boca muere.” Refrán popular. —Ayer dije ¡basta! –dice que dijo la ministra Felisa Miceli, en diálogo con Marcelo Bonelli por el aire de Radio Mitre. —Yo me salía de la vaina por hablar –dijo el viernes a la tarde la ministra, frente al selecto grupo de periodistas de La Nación, Página/12 y Clarín. Felisa, sin embargo, llevaba doce días sin hablar, o haciéndolo a través de un comunicado difundido por la agencia oficial Télam o en off the record por su vocero, Silvio Robles. Finalmente, habló. Y fue peor: el viernes, el presidente K y Alberto F decidieron darle permiso “para salir a aclarar lo que fuera necesario”. —Ella cree que la están bancando. Y, en realidad, la están tirando debajo del camión. Dejan que hable y ven qué pasa. Si nadie le cree, Felisa tiene las horas contadas –confió a PERFIL un miembro del gabinete pingüino. Y tal como Alberto y K intuyeron, Felisa habló de más y no pudo convencer a nadie: las afirmaciones del sábado fueron contradictorias con su propio comunicado y sus voceros oficiosos, a saber: • Dice Felisa ahora: “La plata era casi toda de mi hermano y un poquito mía”. • Había dicho Felisa en su propio comunicado: “El dinero fue declarado por la ministra en su declaración de Ganancias” (la pobreza de estilo debe pertenecer a Robles, pero es textual del original). • Primer problema: Si el dinero era del hermano, no podría haberlo declarado ella en su descargo ante la AFIP. • Dice Felisa ahora: “Yo estaba buscando el dinero para la compra de una propiedad, pero no había encontrado ninguna”. • Había dicho Felisa y también su vocero: “La ministra estaba buscando un departamento para su hija, pero la operación se cayó”. • Segundo problema: Ahora resulta que buscaba una casa para sí y no un departamento para su hija. Según reconoce, ella pide 60 mil dólares a su hermano, “a ojo”, ya que no firma boleto alguno ni menciona ninguna propiedad en concreto. • Dice Felisa ahora: “El dinero estaba guardado en un placard. No tengo caja fuerte, por eso lo dejé ahí”. • Tercer problema: Equiparar el armario del baño a la caja fuerte es un error, al que se agrega un dato encantador: según declaró el mayordomo ante la Fiscalía, el armario del baño estaba siempre cerrado con llave, por lo que nunca se revisaba. Pero aquel 5 de junio, el día de “la bolsa”, el día en que reemplazaba a la caja fuerte, el armario estaba abierto. • Dice Felisa ahora: “Esto lo traje yo (refiriéndose a la bolsa). El lunes 4 lo traje para llevarlo al Banco Nación, donde tengo una cuenta para depositar la plata en efectivo y, con el resto, abrir una caja de seguridad para tenerlo con rápida disponibilidad”. • Cuarto problema: Según el acta firmada en el Ministerio al descubrir el dinero, los cien mil pesos estaban en un solo fajo sellado con una banda de papel que señalaba “Lote 38.057 Bco. 30”. “Bco. 30” equivale, en el lenguaje bancario, al Banco Central de la República Argentina. El BCRA sólo reparte dinero a bancos y entidades financieras, nadie puede tener una cuenta personal en el Central. Cada lote se envía a un banco que, según el BCRA, puede reenviarlo –sin abrir el fajo sellado– a otra entidad. Pero, según confirmaron a PERFIL tres banqueros del mercado local, jamás se redistribuye el dinero a sus clientes sin antes haber abierto el fajo y revisado la cantidad. Ya era extraño que la ministra de Economía tuviera un fajo sellado y cerrado con la denominación del Central, pero desde ayer todo empeoró: ¿qué hacía su hermano con ese fajo? ¿Cómo y cuándo lo obtuvo? El martes próximo, por pedido de la Justicia, el Central deberá responder a qué banco fue enviado ese lote. Después, será sencillo saber quién lo retiró. • Dice Felisa ahora (en los micrófonos de Radio Del Plata): “Que Lanata haya dado el nombre de mis hijos es de una bajeza increíble”. • Quinto problema: Fue la propia Felisa quien introdujo a su hija en esta historia: primero mencionándola como futura propietaria del bien, y luego señalando que su hija la acompañó a ver propiedades: “Quien se dedicaba a buscar por Internet era mi hija”. Hernán, Javier y Gabriela Scheinkestel (de 24, 23 y 20 años), hijos de Felisa, son mayores de edad y –que se sepa– no son agentes secretos de la SIDE, cuya identidad no puede ser revelada. • Dice Felisa ahora: “Yo declaré ante la AFIP, en abril, un ahorro de 105.000 pesos. El resto, para poder hacer esta operación, me lo prestó mi hermano. Mi idea era vender mi dúplex, sacar una hipoteca y después pagar las cuotas”. • Sexto problema: Felisa cuenta, es evidente, con un importante poder de abstracción: pensaba en el valor de una casa que ni siquiera había visto, planteando la siguiente operación inmobiliaria: usaría los 60.000 dólares para pagar el boleto de compraventa (habitualmente es el 30%, a lo que debe sumarse el 3% de la comisión de la inmobiliaria), luego pondría en venta su propia casa, sin saber cuánto tiempo tardaría en encontrar algún interesado y, entretanto, pediría un préstamo hipotecario de aproximadamente 100.000 dólares tomando en cuenta su salario de ocho mil pesos. • Ahora Felisa intenta mostrar que todo el asunto era un tema menor y que cuando sucedió se manejó a nivel de sus secretarias. • Séptimo problema: Esta semana, ante la Justicia, los bomberos declararon haber recibido una llamada de la custodia de Miceli para que les devolvieran el acta. Los custodios, por su parte, afirmaron “haber recibido órdenes de arriba” para conminar a los bomberos. Arriba, se sabe, no viven las secretarias. ¿Podrá averiguarse alguna vez si la plata de la bolsa eran 241.000 dólares o 60.000? La Justicia cuenta con una pista: superado el pánico inicial, los bomberos se comunicaron por radio con sus superiores para notificarlos del hallazgo. Es posible que en ese diálogo hayan mencionado el total del efectivo a través del canal del Comando Radioeléctrico. Todas esas comunicaciones se graban. El baño tour. El Gobierno decidió jugar su carta de doble filo el viernes a la hora del té: los periodistas gráficos que podrían preguntarle a Felisa serían tres: el diario Clarín y su sucursal, y el matutino La Nación. Hubiera sido más cómodo limitar todo al Grupo, pero con La Nación el Gobierno hizo hace unos días un papelón considerable, que vale la pena relatar: en una cena a mediados de la semana pasada, se decidió en Olivos presentar, finalmente, la candidatura de Cristina. La decisión fue tomada por una mesa demasiado chica: el Presidente, Alberto, la propia interesada y Luis Buonomo, el médico presidencial. Cuando el Presidente le preguntó a Buonomo, éste fue tajante: —Claro que estoy de acuerdo –le dijo–. Vos sabés que yo creo que no debés seguir, por tu salud. En paralelo, se eligió “operar la nota” en Clarín, y, en efecto, al día siguiente el Gobierno combinó con el diario la tapa del domingo, que resultó apoyada por una nota anónima, en un diario en el que se firman hasta los epígrafes. Pero, como siempre sucede con los secretos, alguien más se enteró. Y luego otro. Y otro más, hasta que se enteró un periodista de la sección política del diario La Nación, que se lo comentó de inmediato a su editor, dispuesto a quedarse con la primicia. El periodista releía su nota cuando escuchó la voz de la fatalidad: —Alberto dice que no. —¿Qué? —Que Alberto habló con Paola y niega todo. El periodista volvió a sentir, como se siente cada quince días en esta profesión, que el mundo se desmoronaba. Paola y Alberto son íntimos, y él no va a mentirle. La Nación, ese domingo, se quedó sin tapa. Y sus periodistas tuvieron que leer, con la bronca entre los dientes, la anónima “exclusiva” de Clarín. De modo que el viernes, a la hora de repartir las invitaciones para la entrevista VIP con Felisa, La Nación fue incluida. Silvio Robles –que esa mañana había declarado bajo juramento ante el fiscal Guillermo Marijuán– recibió a los invitados de prensa en una nueva faceta: la de cicerone turístico del despacho. Lo primero que hizo fue llevarlos al famoso baño, que ya se ha transformado en una atracción turística comparable a la (nueva) Piedra Movediza. Robles les mostró el placard y señaló: —La dejó acá. Hablaba, claro, de la bolsa. El placard, parte del mobiliario del baño íntimo, tiene una sola división y en él se desordenan algunos objetos de aseo personal. Miceli, según uno de los testigos de la reunión, “estaba rara, inquieta”. Luego de un pequeño silencio, el vocero recobró la compostura y observó: —Bueno… no vamos a seguir hablando acá. Y la delegación salió del baño con destino a uno de los privados que rodean el despacho. Estaban en pleno reportaje cuando el fiscal federal llegó junto a un grupo de unas diez personas para allanar las oficinas de Miceli. Los periodistas, sin embargo, recién se enteraron al salir. ¿Sabes quien vino a cenar? Apenas comenzó a estacionar su automóvil en la vereda del Ministerio de Economía, el fiscal federal Marijuán notó que tres policías de civil se acercaban al coche, sin ningún disimulo. De pronto, de la nada, una señora mayor cruzó entre medio del grupo a paso apresurado, se detuvo a mitad de la vereda y con un brazo en alto gritó: —¡Devolvé la bolsa, hija de puta! Todos supieron entonces que los próximos minutos iban a ser complicados. El fiscal llegó al quinto piso acompañado de sus tres secretarios, un oficial de Planimetría de la Policía Federal, otro de Fotografía y uno más de Computación, junto a tres federales de la División Bancos y el subinspector Patricio Rodrigo Palo junto a tres testigos: un transeúnte que pasaba por la puerta y dos empleados de maestranza del Ministerio. A pesar de lo numeroso del grupo, el oficial Palo no pasaba desapercibido. Hijo del comisario Vicente Palo, detenido por torturas junto a Sablich, estaba visiblemente nervioso. Palo había sido, junto a un suboficial, uno de los testigos del hallazgo de la bolsa el pasado 5 de junio. Ahora volvía al lugar de los hechos en medio de un allanamiento. Mariela Pía Santarelli Goñi, una de las secretarias de Felisa, saludó a Marijuán y le propuso un encuentro reservado: —Señor fiscal, la ministra lo quiere ver –le dijo, cordial. —Usted me va a disculpar, pero tengo que entrar con los testigos. No puedo ir a saludarla solo. Y entró al despacho con el peatón y los ordenanzas, que observaban a Felisa Miceli como si se tratara de una aparición: llevan décadas trabajando ahí, pero nunca le habían dado la mano. El encuentro fue breve y luego comenzó la inspección ocular que terminó en allanamiento, ya que la Justicia secuestró las impresiones de dos agendas de la ministra. Al grupo se sumó el doctor Cruz, abogado personal de Miceli, y una asesora legal del Ministerio. El resultado del allanamiento fue por demás interesante: • En ninguna de las agendas secuestradas aparecen datos relativos a inmobiliarias ni citas para ver propiedades. • Hay –contrariamente a lo señalado por Miceli al principio– una caja de seguridad a la que las secretarias tienen acceso. Resulta inexplicable que la ministra Miceli considerara más seguro el armario del baño con una llave de botiquín. La caja en cuestión se encuentra en el antedespacho. • La Fiscalía solicitó las grabaciones de dos cámaras de seguridad del quinto piso que están dirigidas hacia los pasillos. Ambas monitorean el acceso público y sólo una parte del acceso desde el ascensor privado, donde tienen un cono de sombra. Miceli deberá presentar las cámaras desde el 28 de mayo hasta el 5 de julio, inclusive, y también las fotografías de todas las personas que ingresaron al Ministerio entre esas fechas, fotos que se toman a todos los visitantes. El hermano no puede ser citado a declarar ante la Justicia debido a su vínculo con la persona investigada. Si Miceli presenta un descargo espontáneo esta semana y lo ofrece como prueba testimonial, podrá indagárselo.
Chan, chan. Horacio Rafael Miceli (CUIT 20-13915399-6) es lo que se llama una persona diversificada: es contador, productor de espectáculos de tango, dueño de un laboratorio –Wierhom Pharma– y de una empresa aérea: Flugel Aviación SRL. ¿Le servirá todo esto para explicar cómo le entregó a su hermana un fajo con 100.000 pesos termosellado y procedente del Banco Central, es decir, el “lote 38057 Bco. 30”? ¿Cuándo lo habrá sacado de su banco? ¿Tendrá el correspondiente certificado de retiro? ¿Habrá sido filmado por las cámaras de la entidad, como el resto de los clientes? El destino del fajo termosellado de la bolsa es gracioso: podemos suponer ahora que se encuentra en el domicilio de Miceli –seguramente en alguno de sus armarios–, lo que no resulta tranquilizador aunque, como el Gobierno afirma, la inseguridad es una paranoia sin sentido, ¿no? Horacio es fanático de Racing, muy amigo de Ginés González García y dueño de un laboratorio con escasa imaginación para el marketing: producen Precalent, aceite para masajes musculares; Nergacné, que reduce el tamaño de los puntos blancos y negros; Varonplus para la disfunción eréctil; Plus&Plus, champú para cabellos con piojos y liendres; isoflavonas de soja para atenuar el climaterio, y otros productos que ennoblecen el juramento hipocrático. Por otro lado, Horacio Rafael Miceli maneja la empresa Empresas, Medios y Publicidad, que no registra actividad alguna, y la empresa Somos Tango junto a su socio Jorge Waisburd, declarado irrecuperable por el Banco Supervielle. Somos Tango, casualmente, ha sido declarado de interés cultural de la Nación por la Secretaría del área a cargo de José Nun –resolución SC 2474/05–, y produce un programa diario por la FM La Isla y uno semanal por la estatal Radio Provincia. “Hemos incursionado exitosamente en el lanzamiento de nuevos productos de consumo masivo y en la producción de programas de radio y de TV por cable”, señalan en su sitio web. Miceli es, también, gerente de Flugel Aviación –cuyo domicilio en Sinclair 3139 coincide con el del laboratorio; deben estar un poco amuchados–, que realiza servicio de taxis aéreos y opera como transporte sanitario a todo el país.

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