lunes, septiembre 09, 2013
Temor, ansiedad, improvisación
"La gente no votó en las PASO pidiendo cambios para no cambiar,
medidas engañosas o giros que no son tales. El voto opositor, 76% de los
sufragios, exige otro modelo. Con reformas estéticas, no alcanza. Pero la
oposición no debe “dormirse en los laureles”. Para Octubre falta mucho y,
mientras muchos “hacen la plancha” suponiendo un resultado electoral
inconmovible, Cristina Fernández sigue peleando por su supervivencia política.
Por suerte, por ahora, no deja de equivocarse. Sólo por ahora…"
Temor, ansiedad, improvisación. Ese es el
clima que se vive en el cristinismo ortodoxo ante las encuestas que circulan
dentro de la Casa Rosada y que confirman un virtual congelamiento de la intención de voto del candidato
oficialista Martín Insaurralde, y el lento, pero mantenido,
crecimiento del nuevo enemigo público Nº 1 de Cristina Fernández, Sergio Massa.
Luego de más
de 10 años en el poder, queda en claro que el kirchnerismo, cuando se encuentra acosado y quiere improvisar, no deja de
cometer errores y muestra sus flancos más débiles. Y eso es lo que está ocurriendo con Cristina Fernández que, en menos de
un mes, viene demoliendo el relato, la mística y el marketing político que
construyeron con tanto esfuerzo desde antes de la muerte de Néstor Kirchner.
Es cierto que
muchos anuncio que se realizan son para que aparezcan en los diarios, pero no
se llevan a cabo (como el supuesto pago de los fallos en contra recibidos en el
organismo multilateral de diferendos y arbitraje CIADI); y que algunas medidas
son de cortísimo plazo (tal como los gendarmes en la Provincia de Buenos Aires,
que se quedarán 45 días; o el cese del Mínimo no Imponible, que es sólo hasta
fin de año). Improvisación
y cortoplacismo para recuperar votos es la táctica. Cambiar algo, para no
cambiar nada, es la estrategia.
De esta
forma, la mutación estética del cristinismo
talibán construye nuevos mitos para enfrentar el
drenaje de votos. La
Casa Rosada quiso exhibir a Martín Insaurralde como un modelo de administrador entre los Barones
del Conurbano. Ahora, Daniel Scioli quiere convencer a todos que Alejandro Granados es
un ejemplo de gestión de la seguridad entre los
municipios bonaerenses.
Sin embargo,
ni Lomas de Zamora es un country
club ni Ezeiza es un páramo de pacifistas. Si
bien los Barones
del Conurbano han mostrado tener un mayor control del
aparato electoral que los colectivos sociales y clientelares que financia la
Casa Rosada, lejos
están de ser un modelo de urbanismo y trato hacia el vecino. Arrastran votos, es cierto; pero ellos son responsables de la virtual africanización del Gran
Buenos Aires, cómplices del estallido de los asentamientos urbanos y villas y
están inmersos en profundas sospechas de ser socios de la inseguridad que
sacude sus propios municipios.
¿Alguien en
La Plata se puso a pensar en lo peligroso que es que un Barón del Conurbano
controle a la Policía de la Provincia de Buenos Aires? Los intendentes “pesados” ya tienen los votos. ¿Ahora van a tener los “fierros”? Ya hubo varios intentos de feudalizar la seguridad bonaerense y,
cada cambio que se instrumentó, implicó un nuevo retroceso en la seguridad de
los vecinos que se promete proteger.
Imputabilidad
Alejandro
Granados promete “miles,
miles y miles de cámaras de seguridad”, sin contarle
al vecino que detrás de cada cámara hay un gran negocio controlado por
empresarios que son pilares del kirchnerismo. Daniel Scioli promete 6.000
policías más al año en la calle, pero no nos dice qué podrá impedir que esos
nuevos efectivos salgan de los mismos lugares que crean y albergan a los
delincuentes. Sólo instrumentalismo, sin soluciones.
La Provincia de Buenos Aires se ha convertido en tierra inmanejable para muchos
de sus autoridades, territorio que define las elecciones
nacionales, albergue de la mayor masa de pobres e indigentes del país, dominio
de empleados públicos, espacio de competencia de poder y maquina devoradora de
fondos públicos. Y su crisis financiera en 2001, se llevó puesto al gobierno de
un acosado y debilitado Fernando de la Rúa.
Pero la
elección de Alejandro Granados como nuevo ministro de Seguridad de la Provincia
de Buenos Aires es algo anecdótico al lado del reconocimiento del fracaso en la
política de seguridad que implican los cambios realizados por Daniel Scioli.
Después de 6 años de gestión, todos los intentos del Gobernador bonaerense por
revertir los problemas de inseguridad han resultado un fiasco, pero el ex
vicepresidente de la Nación (Juan Gabriel Mariotto) se hace el distraído: ¿con
ese antecedente quiere encarar su candidatura hacia la Casa Rosada en
2014?
Otra
de las improvisaciones de la campaña cristinista es el tema de la baja en la
edad de imputabilidad. A
la Casa Rosada no le preocupa borrar con el codo 10 años de declaraciones,
discursos y propaganda con tal de hace subir 2 puntos en las encuestas a Martín
Insaurralde. Así, uno de los “dogmas de fe kirchnerista” se deshilacha sin más, para furia de los puristas de
izquierda que creyeron en la ficción oficialista todo este tiempo.
Para redoblar la apuesta, el kirchnerismo habla de
bajar la imputabilidad a los 14 años, cuando los 5 proyectos opositores que
esperan ser tratados en el Congreso fijan los 16 años.Así ocurre con los conversos, exageran las posiciones,
se radicalizan, sobre actúan y no temen usar en un sentido, cuando hasta hace
poco, lo hicieron en el sentido contrario a los mismos protagonistas. ¿Acaso es una venganza de la
Casa Rosada que apostó por el voto joven y los jóvenes le fueron esquivos o se
volcaron hacia la izquierda en las urnas durante las PAS0? Si es verdad, es perverso.
Fiasco
en Corrientes y militares metalúrgicos
En
tren de cometer errores, la
Casa Rosada nacionalizó la elección que habrá la semana que viene en la
provincia de Corrientes para
designar un nuevo gobernador y autoridades locales. Incluso, Cristina Fernández
ordenó a todo los gobernadores peronistas apoyar al candidato oficial.
Sin
embargo, ahora que las encuestas muestran que el postulante radical, Ricardo Colombi, supera al “delfín” presidencial, 'Camau' Espínola, la Casa Rosada no sabe cómo despegar a la Presidente de la
Nación del candidato que podría perder la votación. Otra obstinación presidencial que sale mal. Otro
error infantil. Y van…
Pero
así es el cristinismo: tenaz en lo político, incapaz de reconocer errores e
instrumentando soluciones que no son tales.
En
tanto, el Ejército, que fue reducido a su mínima expresión como fuerza militar,
eliminado como corporación política, destrozada su imagen y borrada su
orgullosa historia, se convertirá en un grupo de metalúrgicos destinado a
construir vagones y renovar vías, tal como si fueran una empresa del Grupo
Cirgliano.
A
propósito: en un comienzo, el Gobierno dijo “más Estado”. Ahora,
la Casa Rosada propone la idea del “Estado empresario”. Néstor Kirchner renovó el negocio de los trenes a 4
grupos, según
la concesión otorgada por Carlos Menem y Domingo Cavallo (Roggio/Metrovías, Cirigliano/TBA, Romero/Ferrovías y
Taselli/El Metropolitana). Más tarde fue erosionándolos, y Cristina Fernández
mantuvo la proa. En
2013, ella coloca al Ejército en su reemplazo y, en medio del cepo importador,
compra al exterior cientos de vagones sin licitación, sin estudios previos, sin
consultar a especialistas. Después, que los
trenes choquen o descarrilen no es una causalidad, es la consecuencia de 10
años de incoherencia, negocios y apuros electorales.
Destruyendo
el ambiente de negocios
Otra. La Comisión Nacional de Valores
se subroga el poder de ingresar a las reuniones de directorio de las empresas
cotizantes, poniendo en riesgo el necesario secreto empresario que requiere el
desarrollo de la actividad comercial de las grandes compañías y bancos. Así, el mismo Gobierno que no informa sus
actividades, ni sus planes, ni responde a los pedidos de informes, ni legisla
sobre transparencia, ahoga a los organismos de control y no permite discutir
sus medidas, resulta que reclama un
poder que va más allá de las intenciones iniciales de la Ley de Mercado de Capitales
que tanto aplaudieron la Bolsa de Comercio y el Mercado de Valores de Buenos
Aires.
Perdura
la idea en el oficialismo que un militante de La Cámpora es más eficiente que
un banquero o cualquier ejecutivo, o se cree que en los directorios se amasan
supuestos planes golpes de Estado corporativos. El relato los ha penetrado
tanto que se lo han creído y, tal como es el caso de Luis D´Elia, inventan
fantasmas en los cuales más tarde creen.
Pero
nada es inocente. Cada
vez que el Gobierno lanza una medida afirmando que responde al reclamo de los
ciudadanos, termina sumando una cuota más de poder u obtiene un nuevo mecanismo
de financiación. Por ejemplo, congela el Mínimo no
Imponible por 6 meses y, a cambio, obtiene 2 nuevos impuestos. En los mercado
de capitales faltaba una nueva legislación, el Estado se arroga una serie de
facultades que termina por intervenir a cotizantes, operadores y mercados y
hace que sea más difícil obtener financiamiento por ese camino. Justo lo
contrario que buscaba.
Se
declama un fin y no se consigue, entonces, se crea otro anuncio “superador” que termina por ser un nuevo fracaso. En 2011, para
reactivar la construcción se lanzó el Plan Pro.Cre.AR. No funcionó. Sólo el
Estado financia esa operatoria, y con el Estado no alcanza. Luego se
presentaron los “créditos
productivos” y la mayoría nunca fue a la producción sino a
financiar consumos. Se anunciaron los CEDINES y resultan un fiasco. El repetido
congelamiento de precios genera una distorsión de precios de tal nivel que sólo
se recuerda algo igual en 1975.
En
Twitter, la periodista Julieta
Tarres, a través de la cuenta @bajo consumo, reseña algunas de las distorsiones de precios que se
verifican en el mercado:
>
es más cara la gaseosa que el vino,
>
las frutas secas son más caras que el salmón,
>
las empanadas son más caras que los choripanes,
>
la leche que la cerveza,
>
el queso que el jamón,
>
el tomate que el asado,
>
el pan que la manteca,
>
la ensalada que la milanesa,
>
el té que el café,
>
el kilo de helado que el de sándwiches de miga,
>
un lavado de auto que 48 horas de estacionamiento,
>
un par de zapatillas que uno de zapatos,
>
20 piezas de sushi que una banqueta de diseño,
>
1 sweter que 1 mesa ratona, y
>
1 docena de rosas que 1 mes de Wi-Fi.
¿Cuánto cuesta cenar en Tecnópolis?
Si
bien algunas comparaciones son en supermercados, otros en bares y otros entre
comercios de diversos rubros, en el fondo, la enumeración muestra la huella de
años de un Secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, frenando un
aumento y autorizando otros, permitiendo algunas importaciones y congelando
otras; es decir, ejerciendo el poder de policía del funcionario público con
displicencia, antojadizamente.
Es
cierto que el superávit comercial creció, pero fue usado para importar más
combustible a precio exorbitante.
En
el fondo, al Gobierno de Cristina Fernández no le interesa que bajaron las
ventas a casi todos los socios comerciales de la Argentina, que el país sufre
42 demandas ante el CIADI o que se deben enfrentar 40 quejas en la Organización
Mundial de Comercio. Con
estos antecedentes, la Presidente de la Nación va al G20 y reclama a las
naciones desarrolladas el fin de proteccionismo. Cínico.
Incluso, en pocos días más, en Tecnópolis, “Lassie” Moreno reunirá a los empresarios a una cena con la Presidente de la Nación con la excusa de celebrar el Día de la Industria, cuando en verdad, será un apoyo electoral al Gobierno y para anuncia la fusión entre la Confederación General Económica y la Confederación General Económica de la República Argentina, 2 organizaciones controladas por el funcionario. Los concurrentes deberán pagar $1.000. ¿Cómo se almuerza en la Casa Rosada por $5 y se cena en Tecnópolis por $1.000? ¿Es recaudación de fondos para la campaña disfrazada de acto oficial?
En
medio de tantos problemas reales, no es necesario hablar del “círculo negro” vs. ”círculo rojo” o de la histórica frase “The letter is the Pope?”. Los hechos, hablan por sí mismo. Mientras Cristina
Fernández asegura que obligó al G20 a cambiar la denominación “paraísos fiscales” o la Argentina presenta sus apelaciones en Nueva York repitiendo argumentos que ya
fueron rechazados por la Justicia estadounidense en 4 oportunidades, el juez
Thomas Griesa ordena buscar bienes de posibles 'alter ego' del
Estado para embargarlos. Esos son hechos, no
palabras.
Sergio
Massa no es un líder carismático. No construye su poder por la fuerza de su
propuesta o personalidad. No es un emergente fenomenológico de la política
argentina. Simplemente es el primero que se animó, en serio, a patear el
tablero cristinista desde adentro. Es el primero que le dice al peronismo que se
puede volver a tener el poder sin la intermediación de mediocres funcionarios
kirchneristas.
Mientras
la Casa Rosada improvisa, se contradice y destroza su relato; Sergio Massa construye una
opción, quizás, la primera opción real que aparece en el horizonte de
disputarle el poder a Cristina Fernández. Con mucho marketing político, con algunas acciones
políticas pequeñas, pero inteligentes; paso a paso, lanzando temas que obligan
al Gobierno a salir corriendo detrás, se aleja de Martín Insaurralde.
La
gente no votó en las PASO pidiendo cambios para no cambiar, medidas engañosas
o giros que no son tales. El
voto opositor, 76% de los sufragios, exige otro modelo. Con reformas estéticas, no alcanza. Pero la oposición
no debe “dormirse
en los laureles”. Para Octubre falta
mucho y, mientras muchos “hacen
la plancha” suponiendo un resultado electoral
inconmovible, Cristina Fernández sigue peleando por su supervivencia política.
Por suerte, por ahora, no deja de equivocarse. Sólo por ahora…