lunes, septiembre 04, 2006

 

La revista inglesa The Economist, el mejor periódico económico del mundo, publicó una tabla con estimaciones del salario por hora, expresado en dólares de EEUU, que se paga en las principales ciudades del mundo. La tabla que presento a continuación es incompleta; no encontré la original y he tenido que conformarme con la tabla fragmentaria que reprodujo el diario Ámbito Financiero el pasado lunes 28 de agosto. Dos aspectos de la tabla me llaman la atención: 1º La marcada brecha que separa a los salarios que se pagan en las ciudades del mundo desarrollado de los que se pagan en las ciudades del subdesarrollado. 2º El marcado retroceso que experimentó el salario que se paga en Buenos Aires respecto del que se paga en otras ciudades de América Latina.
Al tope de la tabla figuran los salarios que se pagan en Zurich, Nueva York, Tokio, París, Roma y Madrid. Fluctúan dentro del rango 9.1-25.7 dólares por una hora de trabajo de baja calificación. Supongo que se trata de remuneraciones de empleadas domésticas, cadetes o albañiles. Al pie, figuran los salarios que se pagan en un conjunto de ciudades que van desde Santiago hasta Bombay, pasando por Moscú, Lima y Buenos Aires. Aquí los salarios fluctúan dentro del rango 0.8-3.2 dólares por hora. La primera explicación de tamaña separación tiene que ser la productividad laboral. El trabajo, aun el no calificado, es más productivo en el mundo desarrollado debido a una combinación de mejor educación y mayor dotación de capital físico (maquinaria, transporte, comunicaciones).
Según The Economist, en Buenos Aires se pagan 2 dólares por hora de trabajo no calificado. Parece una buena aproximación a la realidad; es lo que se paga a una empleada doméstica. Es un salario inferior al que se paga en Lima, Perú, de donde provenía en la década pasada una fuerte corriente de inmigración. La tabla contiene también una medida del desequilibrio del tipo de cambio en cada país. Este surge de comparar el tipo de cambio de mercado con el tipo equivalente a la paridad de poder de compra del índice Big Mac de The Economist. Para Argentina el desequilibrio es 35%. Lo cual significa que el tipo de cambio debería ser 2.26 pesos por dólar (35% inferior al tipo de mercado de 3.06 pesos por dólar del momento del cálculo) o el precio de los servicios (y el salario) debería ser un 35% más alto. De esta manera, el salario de equilibrio debería ubicarse en 2.70 dólares por hora, un nivel similar al que se paga en Lima y San Pablo. Sin embargo, una empleada doméstica cobraba a mediados de la década pasada alrededor de 4.5 dólares por hora.
El gráfico del final ilustra, en términos generales, la existencia de una relación inversa entre el tipo de cambio y el salario en dólares. Los países ricos exhiben tipos de cambio más bien bajos (monedas sobrevaluadas) y pagan altos salarios. Y los países pobres exhiben tipos de cambio más bien altos (monedas subvaluadas) y pagan bajos salarios. Dentro de este contexto cabe considerar el fuerte retroceso que experimenta el salario argentino. Una vez corregida la cuestión cambiaria, el salario argentino se ubicaría cerca del tope del ranking regional. Para que se ubique cerca del salario más bajo que se paga en Europa hace falta un gran aumento de la productividad laboral, es decir, un gran aumento del capital humano y físico.





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