viernes, febrero 27, 2015
Aníbal, el tejedor de la transición con el PRO
Ayer, la presidente
optó por reconfigurar su gobierno en la etapa final del mismo, consolidando dos
líneas de poder claramente competitivas entre sí. En apariencia, La Cámpora
subió un peldaño más con la designación de Eduardo Wado de Pedro como
Secretario General de la Presidencia, pero el encumbramiento de Aníbal
Fernández en su segunda gestión como Jefe de Gabinete reconstruye un esquema de
poder ajeno a Carlos Zannini, Máximo Kirchner y La Cámpora. El 20 de diciembre
pasado, cuando apenas se había instalado nuevamente en la Casa Rosada como
Secretario General, Fernández proclamó que “Macri es coherente. Massa es un
mamarracho”. No habría sido una casualidad; durante sus gestiones anteriores
como jefe de gabinete, ministro del interior y de justicia, él fue el
funcionario K que mejores y más frecuentes relaciones mantuvo con la cúpula del
PRO, con excepción de Julio de Vido y su estrecha relación con el constructor
Nicolás Caputo, el alter ego de Macri. Hoy por hoy, todo indica que el
kirchnerismo, consciente de que su victoria en octubre es casi una utopía,
apuesta cada vez más a que Macri sea el próximo presidente para evitar que el
peronismo caiga en manos de Sergio Massa y conservar así al menos una porción
del fragmentado justicialismo que se viene, encaminándose hacia una de sus
crisis más profundas. La Cámpora mantendrá las banderas del ultracristinismo
mientras el nuevo jefe de gabinete tejerá los acuerdos de la transición con
Macri, al cual en los últimos días una serie de encuestadores colocan al tope
de los números. El Ministro de Seguridad de la Ciudad, Guillermo Montenegro, un
ex michettista, es uno de los hombres clave en la agenda de Aníbal y en la
arquitectura de la transición con el macrismo.
Obviamente, el cambio
en la Jefatura de Gabinete es una mala noticia para De Vido, que ve recortada
su influencia en la intermediación con el PRO.
Otro perdedor con este
cambio -algo inesperado- es el Ministro del Interior Florencio Randazzo que
mantiene una vieja enemistad con Fernández. Cuando éste era todavía jefe de
gabinete, se refería a él como “el mucamo del piso de abajo”. El caso es que
ambos ambicionan la gobernación de Buenos Aires y que ciertos contactos
recientes de Randazzo con Felipe Solá y Darío Giustozzi fueron vistos en Olivos
como una señal de infidelidad.
El interventor bonaerense
Justamente, el segundo
rol de Aníbal F., aparte de tejer la transición con el PRO, sería intervenir en
el turbulento PJ bonaerense. El gobierno desconfía cada vez más de Fernando
Espinoza, intendente de La Matanza y presidente del partido, que tiene un doble
discurso: públicamente elogia a Cristina pero en las reuniones privadas habla
de “plantarse” e imponerle a La Cámpora y sus aliados condiciones para el
armado de las listas de candidatos. La relación cada vez más estrecha de
Espinoza con Scioli no contaría con el visto bueno de la Casa Rosada.
Como misión adicional,
el nuevo jefe de gabinete tendría a su cargo la operación oficial para evitar
que Francisco de Narváez consiga su objetivo de ser gobernador de Buenos Aires
luego de ganar, como es probable, la interna del Frente Renovador.