martes, agosto 23, 2011

 
Los peligros del caudal electoral de Cristina


Ni el más opositor ponía en duda el triunfo de la presidente en las elecciones primarias, sin embargo el porcentaje de votos que obtuvo y la posibilidad de que repita su performance en octubre o aún la mejore despierta temores para una democracia escuálida como la Argentina.



La Argentina es un país que mira el hoy, el pasado lo dibuja a gusto y conveniencia del gobierno y este carece de visión y planificación de futuro.



La falta de diálogo y la forma de gestión de los Kirchner le ha impregnado a la vida democrática argentina un cepo a las ideas y a las políticas de Estado. Si a esto se le adiciona la desaparición de los partidos políticos y de una oposición divida en múltiples pedacitos, por la mezquindad de su clase dirigente, el panorama se cierne desolador para una sociedad muy golpeada que mayoritariamente mira el presente, siendo muy pocos los que se animan a pensar qué país le dejarán a sus hijos. Una miopía generalizada encierra un enorme temor al mañana.



Los fracasos constantes de las políticas económicas que han convertido al país en un gran recipiente donde se cocinan repetidas crisis, algunas tan difíciles de digerir como la que hizo llegar al gobierno a Eduardo Duhalde, y por su intermedio, a Néstor y Cristina, la pareja de Santa Cruz.



Ese período está vigente en la memoria colectiva, básicamente, por el inmenso daño causado a muchísimos bolsillos de gente común, mientras los circunstanciales amigos del poder se beneficiaban con reducciones vergonzosas de sus pasivos que los había puesto en la cornisa de la bancarrota.



Para todos y especialmente para los habitantes desde hace más de 8 años de la Casa Rosada, el llamado 'viento de cola' de la economía mundial (la supersoja) llegó como medicina salvadora de un paciente al borde del colapso. ¿Quién puede negar una apreciable mejoría frente a un momento de terror? Nadie.



Eso es lo que se reflejó, en gran medida, en la inmensa cantidad de votos que recogió la viuda que preside el Poder Ejecutivo.



Los hechos de corrupción que envuelven a muchos integrantes del gobierno y que ante cada denuncia de la prensa independiente son caratulados como operaciones destituyentes por los más representativos lacayos-voceros del poder no son tenidas en cuenta por el pueblo a la hora de emitir el voto. La comunidad se acostumbró y participa, activa o pasivamente, de la corruptela existente.



La inseguridad, la inflación pasaron a ser actores secundarios en un contexto donde se privilegió nada más que el mundo del dinero. Cómo podría ser de otra forma si no menos de 15 millones de habitantes viven del Estado, muchos de ellos percibiendo subsidios a la vagancia eterna, más el habitual clientelismo político.



El calendario camina inexorablemente hacia el 23/10 donde de no mediar nada fuera de lo común se impondrá Cristina y así será reelecta para un nuevo período de 4 años.



Ese nuevo lapso de la primera mandataria en el sillón de Rivadavia pueden enfrentar a la débil estructura institucional existente a un período tormentoso si es que la ciudadanía dota de amplio poder al gobierno y reconvierte al Parlamento en la escribanía de la Rosada.



Los sesgos autoritarios que tantas veces han mostrado Néstor y Cristina podrían verse agigantados si la solitaria primera dama se considera dueña de todo el poder.



En 1er. lugar la economía de los años por venir se enmarcan en una gran incertidumbre en virtud de la crisis global existente y a nivel interno también muchos indicadores muestran signos preocupantes.



El gobierno se verá en la necesidad de introducir cambios de rumbo a lo que llama el modelo sino la realidad se lo llevará puesto. Algunos de esas modificaciones no serán populares, entonces ¿Querrá la presidenta asumir esos costos? Quiera o no deberá afrontarlos, por lo tanto ¿Cuál será el clima social?



Acostumbrado el gobierno a ir por todo aquello que se le opone recrudecerá su lucha con la prensa independiente. ¿Correrá peligro la libertad de expresión? ¿El odio y la intolerancia podrán más que la sensatez?



La justicia que tantas veces estuvo y sigue estando sometida en buena medida al poder político, con un Ejecutivo rebosante de renovado mandato podría estar más sometida que lo que hoy se encuentra.



¿Una Cristina reelecta por amplio margen se creerá dueña absoluta de la verdad? Sería probable que esto ocurriese pero también muy preocupante, especialmente si el voto popular le brinda a ella un Congreso, en ambas cámaras, siempre listo y a su servicio.



Qué pasará con la inflación ignorada por el Ejecutivo hasta aquí. Si no se le pone coto puede llegar a desbordarse y escalar mucho más alto del nivel preocupante que ya tiene.



Qué sucederá con los subsidios que metidos debajo de la alfombra presentan un atraso enorme en las tarifas de los servicios públicos. Cómo se saldrá de esta encrucijada sin que los mismos no renueven pedidos de aumentos de salarios que hacen entrar en el círculo eterno de una ida y vuelta que el argentino ya sabe dónde y cómo termina.



Todo este panorama por cierto es enunciativo y no taxativo. La crisis energética, el atraso cambiario, el alto empleo en negro, los niveles muy altos de pobreza y de indigencia, la falta de credibilidad para que los capitales lleguen y no emigren en cifras multimillonarias como lo hacen ahora se agregan a una lista mucho más amplia de temas a resolver.



En las elecciones de octubre lo que debe primar, por lo dicho, es un equilibrio extremadamente necesario para los tiempos que se avecinan y especialmente porque la endeblez del sistema político argentino lo requiere más que nunca.



Esto sí es necesario, el cegato que impide divisar los tiempos lejanos deberá por un instante ser dejada de lado para asegurar la mejor tranquilidad social posible, que no es poco, en una geografía donde el debate está marginado.






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