martes, junio 10, 2008

 
El portazo final a las expectativas:
Los Kulak de la frontera agropecuaria
Cristina de Kirchner terminó por dar un portazo final a las expectativas del campo. No dejó ni más mínima opción de someter las retenciones móviles a discusión con una dirigencia rural que levantó el paro con la esperanza del regreso al diálogo. Así, el gobierno acorraló a las entidades agropecuarias. ¿Algo similar ocurría en la URSS de principios de siglo? ¿Cómo terminó esa historia? Con el exterminio de diez millones, hambre, desabastecimiento y persecución. Un matutino bahiense cuenta la historia:
LUIS MARÍA BANDIERI 10/06/2008 07:19
BAHÍA BLANCA (La Nueva Provincia).- Con su decreto de Programa de Redistribución Social -que el Congreso no debatirá-, el gobierno dejó en claro que no hay marcha atrás con las retenciones móviles. Ni mínima opción de someterlas a discusión con una dirigencia rural que levantó el paro con la esperanza del regreso al diálogo.Así, el gobierno buscó dejar a las entidades agropecuarias acorraladas. De hecho, éstas no tendrán mucho margen de acción frente a la nueva jugada oficial, salvo la batalla judicial (que ya tiene precedentes con fallos de primera instancia, que sentenciaron la inconstitucionalidad de las retenciones) o más bronca de las bases agropecuarias, que pueden desafiar cualquier orgánica en las calzadas de las rutas.En su discurso, la presidenta puso a la pobreza como escudo para blindar este impuesto confiscatorio. Montó toda su exposición sobre la pobreza y la deuda social que tiene el país en los -crecientes- segmentos más relegados de la sociedad.¿Quién podría oponerse a esta premisa humanitaria? Que todos los argentinos tengan un lugar donde vivir con dignidad o un hospital donde recurrir por su salud, nadie lo discutirá. Ni los dirigentes rurales, cuando ayer dijeron: "Compartimos el destino de las retenciones, pero ¿por qué sólo un sector debe sostenerlo?". Sin embargo, no parece evidente que luchar contra la pobreza sea una prioridad. Si así fuera, la presidenta hubiera asignado a ese fin una porción importante de las retenciones, y no sólo el excedente del 35% del impuesto a la soja.El programa no comprende desarrollo social, laboral ni alimentario, sino únicamente obras edilicias y de infraestructura, que son sólo una parte -y no la principal- de la "deuda social".El gobierno vuelve a plantear el falso paradigma de que sin retenciones no es posible luchar contra la pobreza. Cuando, en realidad, el anuncio realizado es una nueva transferencia de recursos desde el aparato productivo hacia la política; entendida ésta en su doble condición: como aparato de decisión (quién recibirá los fondos y a cambio de qué) y como herramienta electoral (en lugar de que los pobres puedan dejar de serlo, aumentarles su dependencia del Estado clientelista).Desde 2003 a la fecha, las arcas nacionales percibieron algo más de 130.000 millones de pesos por impuestos a las exportaciones. A estas alturas, todo el mundo sabe que esa cifra no fue a combatir la pobreza. El destino ha sido el sometimiento de gobernadores e intendentes, el sostenimiento de los socios del poder (piqueteros y organizaciones afines), el subsidio a empresas o industrias leales y la adjudicación de las obras a los amigos de la familia K.Por otra parte, ¿quién hará el control de lo que decidan De Vido, Ocaña y Carlos Fernández? ¿Un Congreso ausente; una oposición y órganos de control desmantelados? Ya sabemos que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández (o el que lo puede suceder si renuncia) tiene piedra libre para hacer todas las modificaciones presupuestarias que necesita para crear este programa. Es por los superpoderes que nadie ha podido derribar, como ocurrió con la Emergencia Económica, eternamente prorrogada.Hay que recordar, además, que los programas son los mismos que se prometieron ejecutar hace ya más de cuatro años.¿Están hechas todas las casas del Plan Federal I y II? ¿Están vigentes los préstamos hipotecarios para adquirir viviendas?¿Quién garantiza que este nuevo inventario de buenas intenciones humanitarias será cumplido? ¿Gobernadores hipercríticos como Schiaretti tendrán la posibilidad de intervenir en este programa? ¿O los "beneficiados" volverán a ser los gobernantes amanuenses?Los actores con el control de estos fondos son los que manejan la caja del poder K y todo el dinero está destinado a obra pública, una de las tradicionales formas del actual gobierno para condicionar a los agobiados gobernadores. La caja la maneja Kirchner (Néstor) junto al ministro que Cristina no pudo sacar: De Vido.El discurso presidencial quiere mostrar que la culpa de la pobreza la tienen los sectores que hoy generan altos niveles de rentabilidad. Cristina ha desmentido las necesidades de caja del gobierno para sostener el "modelo". Pero justo ahí está la clave de la existencia de los impuestos distorsivos.En síntesis, más demagogia para legitimar la nueva confiscación al campo y ponerle cerrojo a sus demandas.





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