martes, junio 10, 2008

 

Decepcionante discurso de Cristina:
Para no retroceder en las retenciones, legitima una sórdida 'caja política' que disfraza de 'social'
Luego de provocar enormes expectativas en la sociedad acerca de su discurso por cadena nacional, Cristina de Kirchner, con la planificada ausencia de Néstor Kirchner, realizó una decepcionante presentación que sólo permitió corroborar que la crisis que corroe a la política económica es más grave de lo que los Kirchner se encuentran dispuestos a reconocer.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Cristina de Kirchner habló por la cadena nacional de radio y televisión pero las expectativas previas acerca del posible contenido de su discurso fueron muy superiores a las conclusiones que promueve el resultado de su pieza oratoria,
Otra vez Cristina de Kirchner ha perdido una oportunidad para retomar la iniciativa en el extenuante conflicto agropecuario.
Además de victimizarse, la Presidenta de la Nación tuvo la necesidad de explicar que "en estos 6 meses hemos hecho mucho". Fue una indeleble señal de que en las encuestas de opinión pública los consultados consideran que Cristina de Kirchner no se caracteriza por sus obras.
Luego, la Presidenta difundió un Programa de Redistribución Social consistente en la futura construccción de hospitales, centros de salud, escuelas y caminos rurales, que se financiará con los ingresos impositivos extraordinarios a recaudar por las exportaciones agrícolas.
Semejante anuncio quiere decir que, hasta que el campo no protestó por el incremento en la carga impositiva, la Presidenta no tenía ningún Programa de Redistribución Social, y se necesitaron 90 días de arduo conflicto para que el Ejecutivo Nacional 'soltara' el diferencial de 6 puntos de alícuota que hoy existen entre el 35% de 'piso' y el 41% en que hoy se encuentran las retenciones, a precios de mercado.
Sin duda, todos los argentinos deberían agradecerle al campo haber presionado al gobierno de Cristina de Kirchner hasta obligarle a desprenderse de ese diferencial de renta agrícola. Hay un Programa de Redistribución Social gracias al campo.
La política
Cristina de Kirchner afirmó que ese Programa de Redistribución consiste en construir 30 hospitales, 300 centros de salud, "soluciones habitacionales" (viviendas populares) y mejorar caminos rurales.
Si esa iniciativa hubiera ocurrido hace 90 días, cuando el campo reclamaba que la recaudación de impuestos a la exportación emigraba desde el interior hacia la Nación, gran parte del conflicto podría haberse negociado en un escenario más benigno.
El interior siempre explicó que padece de graves déficits en la infraestructura y que la Nación no los resuelve.
Pero es imprescindible detenerse en algunos aspectos del anuncio presidencial.
Cristina de Kirchner, quien dijo no sentirse o no interesarle asumirse como 'estadista', bien podría tener un gesto que la comunidad interpretaría como surgido de una estadista: Que toda esa obra pública se realice a precios de mercado, no con los sobrecostos que se ha denunciado en sede judicial que han ocurrido (y no solamente en el denominado 'caso Skanska').
El malgasto de recursos a través de los sobrecostos, predispone al rechazo de toda la operatoria de parte de los contribuyentes, en este caso los hacedores de la riqueza agropecuaria.
Luego, Cristina de Kirchner explicó que el Programa de Redistribución se financiará con el diferencial de 6 puntos porcentuales de diferencia entre 35% y 41% de retenciones, pero ¿qué ocurrirá con ese 35% que sí se lo seguirá quedando el Gobierno nacional para un uso discrecional?
Con mucha razón los productores agropecuarios pueden denunciar que ese 35% financia una 'caja política' que ahora será legitimada por un decreto del Ejecutivo Nacional que establecerá que gobernadores e intendentes municipales participarán de la asignación de ese dinero.
Es lamentable que, necesitados de disciplinar a la 'tropa política', los Kirchner anuncien un decreto que prostituye aún más la asignación del gasto, que incrementa el clientelismo y que no asegura una eficiente distribución sino que prioriza otros 'enfoques', a menudo caprichosos cuando no mezquinos.
Por cierto que ese decreto, cuando se publique en el Boletín Oficial, será redundante, porque no establecerá ningún comportamiento diferente a la forma de gestión presente. Pero explicitará el enorme desprecio que Cristina de Kirchner parece sentir por el Congreso de la Nación que ella integró como diputada nacional y senadora nacional.
Los impuestos a la exportación deberían ingresar a los recursos presupuestarios y el Congreso de la Nación definir su asignación a través de la herramienta denominada Presupuesto Nacional de Gastos y Recursos.
Sin embargo, desconociendo la autoridad del Legislativo, Cristina de Kirchner le concede a otras instancias la decisión del gasto en nombre de la 'redistribución social'.
Resulta insólita la confusión que tiene la Presidenta de la Nación acerca de qué significa 'redistribución social'. Al respecto caben 3 preguntas y sus correspondientes respuestas:
> ¿La obra pública redistribuye riqueza?No, la obra pública hace ricos a algunos empresarios privilegiados, pero no supone un cambio en el flujo ni en el stock de riqueza.
> ¿Más y mejores hospitales redistribuyen riqueza?No, eso podría garantizar, en el caso de que la atención hospitalaria fuese la adecuada, una comunidad con mejor atención sanitaria en las áreas de influencia de esos centros de salud, pero no cambia la distribución de riqueza.
> ¿Más escuelas de enseñanza pública redistribuye riqueza?No, en caso de que brindaran una educación mejor que la que reciben hoy los alumnos de las escuelas públicas -que es muy deficiente-, ayudaría a obtener alumnos más capacitados pero ni siquiera se garantizaría su salida laboral.
En definitiva, el modelo de poder de los Kirchner es tan conservador que no pueden explicar cómo redistribuirían riqueza y, sin embargo, reivindican para sí el mote de 'progresistas' que, al menos evaluando estos acontecimientos, resulta un concepto hueco y hasta frívolo.
De Néstor a Yasky
Es interesante recordar a 'los Kirchner' y no solamente a Cristina de Kirchner. Ocurre que Néstor Kirchner estuvo ausente de la Casa Rosada. Las columnas políticas dominicales y las encuestas de opinión han establecido que cuando Néstor Kirchner irrumpe en escena, devalúa la imagen de la Presidenta, y entonces el titular del partido gobernante fue dejado afuera del Salón Blanco.
Cabe preguntarse si el discurso fue destinado a los productores agropecuarios o intentó anticiparse a un análisis próximo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación de los impuestos a la exportación agrícola.
Si la Corte Suprema fallara que es inconstitucional toda presión tributaria superior al 33% o al 35%, resulta que ahora sería una Corte 'insensible' que deja sin financiamiento a un Programa de Redistribución Social.
Esa es la trampa que ubican los Kirchner al vincular el incremento en las retenciones a la denominada 'deuda social'.
Una última reflexión: Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos, se encontraba presente en la Casa Rosada. Desde hace algunos días, apelando en forma desconsiderada a una cita de Agustín Tosco, cuando reivindicaba a la CGT de los Argentinos, en la Casa Rosada se promueve la inclusión de la CTA en la CGT.
Pero hasta ahora gran parte de la CTA no parece de acuerdo aún cuando Yasky recibe presiones insistentes desde la Casa Rosada. Entonces, Yasky, quien no consigue la personería jurídica para la CTA se presta al papelón de bufón estable de la corte kirchnerista. Lamentable.
Los Kirchner festejan, con alborozo, su nuevo gambito al campo. Pero no pueden evitar que la incertidumbre siga atenazando a la economía que ellos recibieron, en 2003 en expansión, y ante el primer inconveniente, resulta que no pueden sostener el rumbo.
Una sociedad pujante no se construye con gambitos sino con estrategias, que es significado bien diferente. El discurso no aporta optimismo. Apenas es el preludio del próximo movimiento del campo.





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