jueves, mayo 15, 2008

 
“La presencia sindical no es de militantes, son barrabravas"
El autor de “Los cuatro peronismos” habló con La Política Online y afirmó que la presencia sindical hoy no es política, sino que son “activistas que se ganan el peso". “Moyano dice una cosa, la presidenta otra y la escena deja en claro que ninguna de las dos es relevante”, dijo del acto.
Por Nicolás Fiorentino 20:19
Alejandro Horowitz.
Los violentos sucesos entre masas sindicales que se vivieron en el acto de asunción de Néstor Kirchner como presidente del Consejo Nacional del Partido Justicialista se apoderaron del centro de atención. Más aún si se guarda en la memoria lo ocurrido en la Quinta de San Vicente o, más atrás aún, el famoso cajón de Herminio Iglesias, los disparos en el retorno de Perón o el asesinato de Rucci.

Lo cierto es que el acto en la cancha de Almagro no sólo dejó en evidencia la crisis del gobierno nacional –ausencias en el palco y vacíos en las tribunas-, el decaimiento de la imagen de Cristina Kirchner –su marido le cedió la palabra y no habló para entregarle el protagonismo- y los quiebres internos en el corazón del kirchnerismo, sino que mostró a las claras la situación de los gremios en la Argentina.

Según el análisis del historiador Alejandro Horowitz, autor del libro “Los cuatro peronismos”, las masas de los sindicatos ya no siguen una línea política sino que son “activistas sindicales” que “se ganan el peso de lunes a viernes como barrabravas”.

En diálogo exclusivo con La Política Online, Horowitz analizó la situación del peronismo y los gremios, así como la crisis que atraviesa la gestión kirhcnerista.

¿La violencia que se vivió hoy en la cancha de Almagro es una remake de lo que ocurrió en San Vicente?

Fueron los mismos métodos pero sobre todo fue la misma alucinación. Es una situación de descomposición política extrema y por tanto de pérdida de horizontes estrictamente políticos que se sustituyen por enfrentamientos de proximidad o distancia de algo. En este caso de Kirchner supongo.

¿Qué representa esa alucinación?

Si uno tiene en el fondo de la cabeza la escena del 20 de junio de 1973 donde la distancia respecto al palco en el que iba a situarse Perón, era la distancia y la proximidad del poder y la lucha de corrientes opuestas, en este caso de los montoneros y la vieja dirección sindical era un debate donde las diferencias políticas eran realmente sustantivas. El programa de los montoneros no era el programa de la dirección de la CGT y las 62 Organizaciones. Si uno tiene en el fondo esa escena, con diferencias políticas genuinas y la lucha entre las dos fuerzas como una lucha real por el poder, esta es una escena que alucina a aquella.

Otro hecho curioso es que se dio un hecho tragicómico. Mientras Cristina enviaba un mensaje de “unidad” y bastante conciliador al campo, dos corrientes sindicales se mataban a palos. ¿Cómo puede repercutir esto en su imagen, en este momento crítico del gobierno?

Del único modo en que puede repercutir, que es dar claridad sobre la debilidad que el gobierno tiene, que surge del propio discurso de la presidenta. Llamar a una conciliación con el campo en medio del segundo aro agropecuario deja en claro que es una discusión por “quien manda”. En una discusión de esas, el que cede deja de mandar.

De los oradores, los cuáles fueron bastante flojos, quien atacó más fuerte al campo es Moyano, que es casualmente el representante de la vertiente que hoy chocó con la UOCRA. ¿Cómo se toma esto?

Muestra claramente la falta de dirección política. Moyano dice una cosa, la presidenta dice otra y la escena deja en claro que ninguna de las dos cosas es muy relevante.

¿Le llamó la atención que Kirchner no tome la palabra y le haya cedido su lugar a Cristina?

La lectura es obvia. Es el intento de fortificar la imagen de la presidenta como síntesis política del gobierno, lo cual sería cierto si el gobierno tuviera política y no fuera una fuerza descompuesta.

¿Pero esa obviedad no puede ser contraproducente?

Lo contraproducente es lo que suceda no que él ceda la palabra o no la ceda. Si el discurso hubiese sido un discurso unificado y hubiesen dicho Moyano, Kirchner y la presidenta lo mismo, en medio de la tensión religiosa de todos los presentes, se trataba de un discurso unívoco y por lo tanto de un discurso político que no podía no afectar al conjunto de la sociedad argentina. Pero el hecho que ni el discurso sea unificado ni la práctica mucho menos aún y en las condiciones políticas en que esto sucede, es evidente la crisis profunda que atraviesa este gobierno.

Viendo lo que ocurrió en este acto, con hechos de violencia en las masas sindicales e internas incluídas. ¿Puede trazarse algún paralelismo con lo que ocurría antes de la renovación en el peronismo?

Es cierto. Antes de la renovación el peronismo tenía este tipo de situaciones, pero digamos que hubo un momento en que dejó de tenerlas, al mismo tiempo que dejó de tener presencia sindical. Ahora la presencia sindical no es una presencia de militantes, es una presencia de hombres y mujeres que se ganan el peso de lunes a viernes como activistas sindicales, como barra bravas.

Son fuerzas de choque.

Si y nada más. No estás hablando de militantes de una política, estás hablando de una forma de ganarse el pan.





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