jueves, mayo 15, 2008

 
Clarín
La desembozada campaña que el gobierno ha enderezado contra el diario "Clarín" y, por extensión, a su grupo de empresas de radiodifusión y televisión, no es de extrañar. Es que Néstor Kirchner no entiende otra forma de hacer política y de acumular poder que no sea a través de la confrontación. Quien no piensa como él o se sale de los lineamientos que él imparte, es presa de su ira.
Desde el comienzo mismo de su administración, no perdió oportunidad el santacruceño de afilar cuanto agravio se le ocurrió a expensas de "La Nación" . Ahora, secundado por los impresentables --Hugo Moyano y Luis D'Elía-- se ha lanzado a criticar a "Clarín" porque considera que sus títulos no reflejan la realidad y ayudan a crear un clima adverso al gobierno.
Sería en vano pedirle al señor Kirchner un mínimo de sensatez y de respeto por las instituciones. Insistir por ese lado carecería de sentido. Por lo tanto, al ex presidente hay que hablarle el único idioma que entiende. En este caso, "Clarín", a semejanza de cuanto ha hecho en circunstancias similares el diario "La Nación" , no debe ceder a las amenazas ni a las campañas de difamación.
No es la primera vez que el diario fundado por Roberto Noble ha sufrido un ataque así y quizás no sea la última. Lo importante es mantener la independencia de criterio y reivindicar la libertad de defender sus ideas. Le guste o no al ex presidente.





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