sábado, abril 12, 2008

 
Voluntad
Suele entre argentinos darse por descontado y cierto que basta, frente a cualquier problema urgente, con dictar una ley que ordene al problema desaparecer de nuestra vista y ya. De que las cosas no son así de sencillas debiera ser prueba la distancia que media entre nuestras excelente leyes y nuestra calamitosa situación ciudadana. Claro es que todo esto no tiene nada de asombroso: sin una inflexible, infatigable voluntad coercitiva y punitiva en que repose la norma (como reposan nuestros órganos en nuestros huesos), cualquier ley es letra muerta. ¿Lo será también la nueva Ley de Seguridad Vial? De nuestra voluntad depende.





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