lunes, abril 14, 2008

 
Uribe y Duhalde
Otra vez, El Piloto de Tormentas, en operaciones, fastidia a los Kirchner, en sus caídas libres.

Uribe, entre las infinitas tensiones de Bogotá, hoy lo recibe a Duhalde.Autodenominado creador de la Comunidad Sudamericana de Naciones, el ex presidente Eduardo Duhalde, el antiguo Bañero de La Salada, que se consagrara como Piloto de Tormentas, vuelve a merodear el espinel del poder.El Piloto se desplaza hacia Bogotá movilizado, probablemente, por la mágica percepción, en el horizonte cercano, de los nubarrones negros. Los cuales podrían cotizar, en el mercado climátológico del rebote, tormentas. Por lo tanto, pueden convocarse sus servicios, estratégicamente providenciales.
Operaciones
Ocurre que Duhalde se encuentra, otra vez, en los amagues de las operaciones.Lo gestual, en política, suele ser textual.El gesto entonces supera al pretexto.La fotografía eventual, de Uribe con Duhalde, con sus mensajes múltiples, adquiere una dimensión más significativa que las palabras. Establece, en principio, para el mercado interno, un acto de diferenciación de la vigente política exterior, en el caso que esta exista.Y un mensaje explícito hacia la pugna interna. Ante el contexto conciliador, pero crecientemente desconforme, de la superstición del peronismo. Con la docilidad de los dirigentes espantados por la insolvencia estructural de los que suponen dirigirlos, a partir de la endiablada selectividad de las partidas.
Entonces carece de importancia el motivo del desplazamiento de Duhalde. Aunque se trate de presentarle, a Uribe, un proyecto ideológicamente entretenido.El Piloto de Tormentas parte, hacia Colombia, el jueves.Para reunirse, con el presidente Uribe, hoy, viernes.Y volver, presumiblemente, el sábado. A los efectos de comer, el domingo, los ravioles familiares de la senadora Hilda. Mientras evalúan, con Toma y el Tata Brown, las plausibles repercusiones. Y disfrutan, previsiblemente, del rencor imaginable de los Kirchner.A los Kirchner que los Duhalde catapultaron.
Guerra Fría
Así como cuando Duhalde ofreció sus servicios, gratuitamente profesionales, para defender a la señora Isabel Martínez de Perón.O como cuando Duhalde se entrevistó con el Presidente Tabaré, con el propósito de regalarle uno de sus libritos, en el peor momento de la crisis con el Uruguay. Por la papelera que municipalizó nuestra diplomacia.O como cuando Duhalde lanzó la reciente tesis del doble comando, (ampliamente superada porque existe un solo comando, el de Néstor), hoy Duhalde vuelve, en el foquismo de su guerrilla gestual, a fastidiarlo, calculadamente, a Kirchner. Y proyectarse.Con la simbólica visita a Uribe, el Piloto de Tormentas marca, acaso a su pesar, una definición política. Una suerte de aval que aplaude, en realidad, un considerable segmento de la sociedad argentina.
Para Alan García, el presidente del Perú, casualmente, en América Latina se asiste a otra reedición de la Guerra Fría. Más apasionante, acaso, que la guerrilla gestual con que Duhalde trata de atormentar a Kirchner.En la Guerra Fría de García, confrontan los modelos de países cerrados y los abiertos.Entre los países que García califica de neoestatistas, y diseñan modelos cerrados, ubica a Venezuela, Ecuador, Bolivia, y Nicaragua. Confrontan con los modelos antagónicos de los países que buscan aperturas. Y reciben, sobre todo, inversiones. Aquí García ubica a Colombia, Chile, Brasil, Uruguay, Méjico. Y por supuesto, el propio Perú.Para García, Argentina otra vez es neutral. No figura. No entra en ninguna de las dos categorías. Ni siquiera como país, aunque sea, entornado.
Fin duhaldista de la historia
En vez de los tradicionales libritos, Duhalde le lleva, a Uribe, de regalo, aparte de la clarísima solidaridad, un proyecto social bajo el brazo.La ficción del Movimiento Productivo que conduce se impuso, en apariencias, sobre la escritura.Según El Ciudadano, el Portal bonaerense, Duhalde propone, en el proyecto para Sudamérica, entregar “tierras fiscales para los pobres”.Una especie de reforma agraria para construir el capitalismo globalizado, conformado por una infinidad de propietarios populares.A esta altura, desde la memoria del Purgatorio, Carlitos Marx debe sentirse, al lado de Duhalde, comparativamente, un salame.Rigurosamente atormentado, históricamente neutralizado, el pobre Marx, por los focos duhaldistas de la teoría superadora.También cuesta entender, después de la luz de Duhalde, que entre Lenin, Stalin y Polpot hayan matado tantas decenas de millones de desgraciados, para profundizar la alucinada revolución. Si les bastaba con aguardar el ingenio suburbano del Movimiento Productivo. Con el meritorio reparto de tierras para los desposeídos, a los efectos de producir el otro fin, el definitivo, de la historia.Por lo que se ve, Duhalde decidió llevárselo puesto, además, a Francis Fukuyama.





<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?