viernes, abril 25, 2008

 
Pancartas
Hugo Moyano.
Al tercer hombre fuerte, el del Cartel Sindical, Hugo Moyano, lo atemperaron las derivaciones autónomas del asesinato innecesario.Resulta inadmisible la espantosa vulnerabilidad del crimen por encargo. Ejecutado, asombrosamente mal, por marginales urgidos por completar la changa, demasiado rápido. Para hacerse de unos mangos.El encargador del delivery debió recurrir a los servicios garantizados de algún profesional en la materia. Los sicarios abundan. Bajan, por ejemplo, desde el Paraguay, o del sur de Brasil. Con los datos justos, y alguna fotografía. Suben después, con la estoica satisfacción por el trabajo realizado.Cuestan menos, los eventuales sicarios profesionales, que el monto abonado a los espontáneos. Por el anticipo. Veinte mil pesos, poco más de seis mil dólares. Pero habían acordado, cuentan, por excesivos ochenta mil. Significa que, aparte de la vida clausurada de Beroiz, se quedaron, sesenta, en el camino.
Por tan sincera, la invocación de inocencia, de Moyano, es descalificante, certifica una Garganta.El desconocimiento, como argumento, lo desacredita. Aunque sea cierto.Lo convierte, a Moyano, en la segunda víctima. Queda a contrapierna. Desubicado, ante sus pares.Entre los pesados, en general, no suele reprocharse una muerte. Cuesta aceptar, en todo caso, el amateurismo criminal.





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