miércoles, febrero 13, 2008

 
La billetera de Hugo Chávez da para todo y también alimenta a la ultraderecha de la Argentina
En los últimos meses, tres grupos diferentes que años atrás militaron en la ultraderecha castrense unos y en la peronista los otros, recibieron ayuda económica en Caracas.
Si el militar bolivariano se las ingenia para desestabilizar con sus petrodólares a cuestas a toda la región, sería un error subestimarlo o pensar en su ingenuidad al recibir y ayudar a grupos de ultraderecha.

Si al Presidente venezolano Hugo Chávez se le ocurriera sentar alrededor de una misma mesa a todos los grupos argentinos a los que apoya económicamente, ocurriría la gran paradoja de que estarían codo a codo las “Madres de Plaza de Mayo” junto a quienes fueron verdugos o instigaron de una u otra forma la violencia contra sus hijos.

El comentario viene al caso porque en los últimos meses tres grupos diferentes que años atrás militaron en la ultraderecha castrense unos y en la peronista los otros, recibieron ayuda económica en Caracas después de viajar y alojarse con todos los gastos pagos por el gobierno de Chávez.

Los contactos iniciales y las credenciales políticas (es decir, sus referencias históricas, lo cual significa que Chávez sabía que ayudaba a operadores ultraderechistas) las presentaron ante el “lobby” que funciona en la Embajada de Venezuela en la Argentina. Desde ya que los códigos de la diplomacia no permiten este tipo de operatoria política desde las embajadas (por un motivo similar están siendo juzgados en Miami los agentes venezolanos vinculados al affaire del valijero Wilson Antonini), pero en este caso es harina de otro costal.
En el último semestre del año pasado, viajó a Caracas un ignoto “Grupo Cóndor”, integrado por ex militares retirados de la Fuerza Aérea y otros personajes civiles que militaban junto a los uniformados en conspiraciones variadas contra el régimen democrático en tiempos que era presidente Raúl Alfonsín.
Algunos integrantes de los “cóndores” que fueron a usufructuar la billetera de Hugo Chávez participaron del alzamiento de un grupo de la Fuerza Aérea en enero de 1988 que alcanzó a tomar por un momento las instalaciones del Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery. Durante el juicio que tuvo como fiscales a Aníbal Ibarra, Luis Moreno Ocampo y Mariano Ciafardini, los golpistas que reconocían como jefe de su movimiento al Comodoro Estrella, aceptaron haber participado en la represión de los 70, aunque fueron los primeros que señalaron a un desconocido empresario en ese entonces como socio dilecto de las cúpulas aeronáuticas y dirigentes radicales. El misterioso personaje del cual hablaron en el juicio era Alfredo Yabrán. Fue tan absurdo ese intento golpista que las denuncias contra Yabrán pasaron desapercibidas entre el fárrago acusatorio que se intercambiaban los fiscales con los civiles y militares partícipes de la maniobra desestabilizadora.

Nunca más se supo de las actividades de esa ultraderecha aeronáutica, solo que se la había desterrado definitivamente de la fuerza militar y casi no activaban en el campo político.
Pero hace más de un año, algunos de aquellos golpistas de 1988 se unieron alrededor de un sitio web en el cual levantaban sus antiguas consignas de batalla. Como siempre, identificaban a sus enemigos como: los “yankys”, los judíos, los masones, Inglaterra y el comunismo internacional (sic).
Después de los primeros contactos con el lobby venezolano en Buenos Aires, y ante la perspectiva de encontrar ayuda financiera en Caracas, el “Grupo Cóndor” levantó el sitio de Internet hasta nuevo aviso. Lógico: no podían viajar a Venezuela y a la vez denunciar las atrocidades del castrismo en Cuba. Se quedaron con sus eternas quejas contra “el poder financiero del judaísmo” y el “antiimperialismo norteamericano junto a la masonería inglesa”. Esos slogans parecieron sonar como música a los oídos de Hugo Chávez, pues al parecer los “condoritos” regresaron a Buenos Aires con dinero en los bolsillos destinados a comprar espacios en radios marginales a efectos de pregonar la nueva alianza bolivariana en Latinoamérica.Hugo Chávez lleva consigo todos los tics del prototípico dictador de republiqueta bananera tal cual lo describía con sorna Woody Allen en algunas de sus primeras películas, pero si el militar bolivariano se las ingenia para desestabilizar con sus petrodólares a cuestas a toda la región, sería un error subestimarlo o pensar en su ingenuidad al recibir y ayudar a grupos de ultraderecha.
Quizás, en todo caso, sus gestos inquietantes en Latinoamérica se vean con más claridad cuando se advierte su apoyo explícito a toda la marginalidad regional: terrorismo, narcotráfico y grupos ultras de izquierda o derecha le vienen bien a los planes del histriónico militar.
En nuestra próxima entrega, el apoyo que le brindó Caracas a una de las vertientes a fines al lopezrreguismo en los años 70.





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