jueves, diciembre 27, 2007

 
Colombia
Estos días, algunos de los principales demagogos del mundo entero --Zapatero, Prodi, Kirchner-- ejercen una presión suprema ante Alvaro Uribe para que se rinda ante los narcos de la FARC y "libere" a 500 guerrilleros presos, con sentencia firme en las cárceles colombianas, a cambio de la entrega de Ingrid Betancourt, secuestrada hace seis años por los delincuentes de esa organización subversiva. El beneficiario directo va a ser Hugo Chávez, quien oficiará de Papá Noel como intermediario en el canje, que empezaría con el regreso a la civilización de Clara Rojas, auxiliar de Betancourt. Pero un gobierno no puede rendirse ante una guerrilla, pues su fin específico consiste en mantener el orden; los anteriores presidentes colombianos que lo intentaron sumieron al país en el caos y fueron defenestrados. Remárquese a todo esto que el líder de las FARC, Manuel Marulanda (alias "Tirofijo"), no pide la liberación pura y sencilla de los 500 guerrilleros para que decidan libremente adónde quieren ir, sino que se los entreguen a él para interrogarlos, examinarlos y eventualmente juzgarlos y fusilarlos si hubieran cometido alguna infidencia o filtrado informaciones. Una monstruosidad de la cual nadie dice una palabra.





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