sábado, octubre 27, 2007

 
Viajera
Si terminó o no su carrera de Abogacía en La Plata, durante la década del '70, resulta un tema intrascendente. Si su inclinación frívola la hace una consumidora compulsiva de botox y de las carteras Louis Vuitton es un dato menor. Que haya acompañado al gobierno más corrupto de la historia argentina --presidido por su marido-- no puede pasarse por alto así nomás, aunque no significa necesariamente que sea responsable directa de latrocinio. Su soberbia y propensión a levantar el dedo y dictar cátedra como si supiese, puede ser preocupante por aquello de que se parece mucho al maestro Ciruela que no sabe y pone escuela. Pero, en última instancia, puede disculpársele. Que no ofrezca conferencias de prensa en nuestro país y, en cambio, se desviva por hablar con los periodistas extranjeros, se entiende en alguien que tiene una cultura aldeana, de campanario. Que se agregue extensiones a su peinado, se haga retoques quirúrgicos en su cuerpo y quiera lucir más joven y más linda --aunque no lo logre-- es algo natural en algunas mujeres de su edad. En rigor, nada tiene de malo. Lo único importante es que sepa qué hacer con el poder si acaso es elegida presidente el próximo domingo. Y, respecto del tema, todas son dudas.





<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?