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«Menem y Kirchner son iguales, pero ahora se roba más»

TEXTO CARMEN DE CARLOS. BUENOS AIRES.
La Coalición Cívica de Elisa Carrió es un frente compuesto por socialistas, radicales, peronistas disidentes e incluso por independientes.
Carrió fue el azote de a la corrupción en el Gobierno de Menem. Curtida en esas batallas, su voz fue la primera en alzarse para denunciar los desmanes de la era Kirchner.
-En el 2001, en plena crisis, dijo que Argentina estaba «pariendo» un nuevo país. ¿Nació sana la criatura?
-Sí, nació y está bien. Argentina tiene quince años por delante de prosperidad económica y el domingo va a decidir si la quiere utilizar para el autoritarismo o para la República, para la justicia social o para el clientelismo. Ésa es la elección.
-Es decir, elegir entre usted y Cristina Fernández...
-No yo, sino la Coalición Cívica. Nosotros somos un equipo. Argentina tiene una oportunidad histórica para salir del peronismo y del radicalismo tradicional.
-¿Por qué dice que Cristina Fernández es autoritaria si aún no está gobernando?
-Porque la democracia es un sistema político de razones, de argumentos, no de números. Una persona que no habla con la prensa, que no expone sus ideas, que no se somete al debate no es democrática aunque gane las elecciones. Stroessner también ganaba elecciones en Paraguay y no daba razones.
-Esa descripción es aplicable también a Néstor Kirchner, ¿son iguales?
-Lo desconozco, en todo caso se perciben como una clara sociedad política.
-En sus intervenciones menciona mucho la importancia de un «Estado republicano», ¿Cómo lo definiría?
-Como un Estado donde existe un control de poderes, auditorías, justicia independiente, limitación de los poderes presidenciales y libertad de expresión.
-Usted habla de un Estado de derecho. ¿Existe en Argentina?
-No, no existe desde hace mucho tiempo. Hay abusos de facultades delegadas, de decretos de necesidad y urgencia, cooptación de la Justicia y vaciamiento del Parlamento.
-Los gobiernos de la democracia que no eran peronistas terminaron antes de tiempo. ¿Es posible gobernar Argentina sin el peronismo?
-Esos dos gobiernos, tanto el de Alfonsín como el de De La Rúa, tuvieron crisis de deuda. En este momento, y al menos en los próximos cuatro años, Argentina no estará en esa situación, tenemos prosperidad económica. Además, el peronismo actual está fragmentado y se pueden establecer acuerdos con sectores. Pero, la última razón es que yo soy una republicana con decisión peronista.
-¿Puede explicar qué significa eso?
-Significa que es necesario tener una fuerte decisión política. Eso, lo he demostrado frente al PJ al redoblarle la apuesta cuando ellos se querellaron contra mí. Intentaron llevarme presa pero ni aún así rectifiqué.
-¿Comparte la política económica del presidente Kirchner?
-No, la prosperidad económica de Argentina se explica por el campo, nuestro petróleo hoy y durante los próximos quince años. Lo que tendría que haber hecho Kirchner es tener una política económica no inflacionaria, de desarrollo económico, de apertura de inversiones, no de controles de precios, de oferta de inflación y de beneficio de algunos sectores. Autoritarismo e inflación son la peor combinación posible para el final de este Gobierno.
-¿Usted como parte de la oposición tiene que hacer alguna autocrítica por no haber sido capaz de frenar esa espiral que describe?
-No, no siento ninguna responsabilidad. Nosotros hicimos todo lo posible pero esta sociedad votó a Kirchner y le legitimó hace dos años . Además, no todos los que estamos en la oposición luchamos por lo mismos.
-Pasó de ser el azote de la corrupción en el Gobierno de Carlos Menem a desempeñar la misma función en el de Kirchner. ¿Qué parecidos encuentra entre ellos?
-Son iguales pero se ha robado mucho más ahora porque hay superávit fiscal y antes no lo había. Por eso me tienen que elegir como presidente para que no tengamos que seguir luchando contra la corrupción.
-¿Por qué la corrupción no afecta a la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner?
-Porque hay una mayoría de población que durante mucho tiempo votó la cultura del poder y no la de la decencia. Pero eso está cambiando. De todas formas, no veo un Gobierno de Cristina Kirchner, creo que puede haber segunda vuelta. Nada está decidió pese a que el Gobierno ha vendido durante un año esa idea.
-¿Qué le parece la manera en la que Cristina Fernández, esposa del jefe del Estado, ha sido designada candidata? Se acepta de forma natural en Argentina pero en otros...
-Sí, sería un escándalo pero nada de lo que es escándalo en otros países civilizados del mundo es escándalo en Argentina. La responsabilidad la tienen los que la votan.
-¿Revisaría los contratos de las inversiones extranjeras, en concreto, los servicios públicos privatizados, buena parte en manos de capital español?
-Depende, habría que estudiarlos en su momento.
-¿No los conoce?
-Los conozco pero no voy a dar ahora la respuesta.
-¿En qué medida influye que sea una mujer independiente?
-Que yo no tenga marido ni padrino político me ha permitido construir un liderazgo de mujer que no depende de los hombres. Tenemos una coalición con sitio para ellos, para muchas mujeres y para muchos jóvenes. En el 2003 la sociedad argentina no estaba preparada para este escenario, pero hoy sí. Yo rompí el techo de cristal que hoy permite que dos mujeres estén en cabeza en las elecciones.
-Pero son diferentes...
-Ella tiene la ventaja de que es esposa de alguien que es presidente de la nación y domina los aparatos partidistas. Yo sólo soy un líder de la oposición con reglas muy estrictas de apadrinamiento y financiamiento. Lo interesante de estas elecciones es que somos dos mujeres con dos estilos distintos que expresan dos modelos políticos diferentes. Las mujeres no somos idénticas, no es lo mismo Margaret Thatcher que Golda Meir o Indira Gandhi.
-En su provincia, en el Chaco, los aborígenes se mueren por falta de atención...
--La pobreza en Argentina es un escándalo moral, ni siquiera es un problema ideológico. Y no se puede olvidar la indiferencia de las clases medias. Ahora, en el caso concreto de los wichis, lo cierto es que ha habido fondos internacionales, pero... se han quedado en el camino. Lo que quiero decir es que la corrupción es la contracara de la pobreza.