viernes, agosto 31, 2007

 
Blindaje
Nadie cree ya en los índices de precios que elabora el gobierno: si hasta la Conferencia Episcopal proyectaba ayer un cálculo propio, sobre la base de las cifras que se recogen en las provincias. Mientras tanto, ¿cómo estamos? La gente se guía por indicios personales, a lo sumo barriales. Una fuente accesoria es la prensa extranjera: según el "Corriere della Sera" , que se imprime en Buenos Aires junto a "La Nación" , por el aviso de un supermercado podemos colegir que el queso provolone cuesta en Milán 7,47 euros, o sea unos 33 pesos argentinos, pero en el centro porteño no se consigue a menos de 48 pesos. Otrosí: la papa amarilla vale, en Milán, el equivalente de 2,60 pesos. En Buenos Aires, 3,50. ¿De qué sirvió, entonces, la monstruosa devaluación de 2001, el congelamiento de los ahorros y su entrega en títulos y por cuentagotas?





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