sábado, junio 23, 2007

 
Oscurecimiento
En 1998, año cuando se hicieron las últimas inversiones energéticas, el país consumía 14.000 Mw. diarios, y había un techo de 18.000 Mw. Ahora se ha superado este techo y el consumo araña los 19.000 Mw, lo que impone los cortes domiciliarios rotativos y la indisponibilidad para ciertas empresas. Miguel Benvenuto, de Milkaut, denunció ayer públicamente que se le están echando a perder 20.000 litros de leche, alimento que escasea en las góndolas, mientras los autopartistas retrasan sus entregas y las terminales tienen que achicar la promesa de unidades nuevas. Como, además, falta gas (materia prima dominante para generar electricidad), habrá que importar plástico, debido a la carencia de etano. El lector conoce suficientemente las razones de la crisis: los funcionarios sostienen que las empresas no hicieron las inversiones prometidas por contrato, y las empresas porfían que para hacerlas necesitaban fijar nuevas tarifas. La pugna, que es ridícula, fue inocua mientras duró la depresión, pero se hace notar ahora con el previsible rebote, convocado por el alza de los precios internacionales. Pero, como se han perdido cuatro años y se precisan otros cuatro para contar con nuevas usinas y nuevos gasoductos, mientras tanto habrá que habituarse a las restricciones.





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