viernes, mayo 25, 2007

 
Sobornos
Sería todo un hallazgo para futuros historiadores eso de que en el más verticalista de los gobiernos argentinos hubo, según presunción del juez Montenegro, dos funcionarios con tanto espíritu emprendedor que organizaron primero y explotaron luego, a espaldas de sus poderosos jefes, una comandita dedicada al tráfico de influencias. La intriga cederá lugar al pasmo cuando a todo eso haya que añadir que el esforzado dúo se daba maña para esquivar a sus jefes también en el momento de repartir los beneficios. Si semejante milagro de iniciativa personal y sigilo se confirma, el gobierno dará las hurras y con razón. Pues, ¿qué culpa tiene una honrada cadena de mandos si, enquistados en ella por azar, operan furtivos dos genios del mal? Pero si los genios del mal estuviesen situados más arriba en la cadena de mandos y se los hallase culpables, ¿también los despedirían, como aconteció con Madero y Ulloa? Y si los responsables de la gigantesca cadena de corrupción montada en el Estado fuesen Julio De Vido y Néstor Kirchner, ¿se los podría echar? Porque Alberto Fernandez ha dicho que "se irá también...el que sea...".





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