domingo, marzo 25, 2007

 
Simulación
Es de presumir, y de desear, que el multitudinario acto anti Bush, llevado a cabo en el estadio de Ferro, haya servido cumplidamente a los dos fines que siempre persiguen estos mitines en todas partes del mundo: dejar contentos a sus oradores, que piensan que execrar públicamente a un poderoso los pone a ellos a la misma altura y convencer a sus oyentes de que si perseveran con sus denuestos el gigante, algún día, caerá rendido a sus pies.Como buen anfitrión, el presidente Kirchner simuló creer que las execraciones de Chávez tienen importancia y que sus chistes tienen gracia, mientras, como buen huésped, Chávez simuló creerse la simulación de Kirchner. Bush, de haber estado presente, también habría hecho su parte simulando cólera, cosa que hace bastante bien cada vez que alguien pone en duda el derecho de su gobierno a todo. Y sólo no simularía en caso de que, por ejemplo, el Estado argentino dejase de ser uno de sus soportes más seguros en el alineamiento contra el terrorismo internacional o que diese marcha atrás en el pedido de nueve capturas, a Interpol, de otros tantos funcionarios iraníes denunciados por nuestro país. Mientras ello no ocurra, más allá de la retórica, todo estará bien.





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