domingo, marzo 25, 2007

 
Impresionante: Kirchner busca su Anillaco mientras murmura que hay una conspiración en Santa Cruz (y ¿cuándo 'escrachan' a Rudy?)
El 'kirchnerismo' está en problemas en Santa Cruz. Son años de desgobierno del Frente para la Victoria. Algo similar le ocurrió a Carlos Menem aún antes de su reelección, y decidió refugiarse en Anillaco, sin pasar más por la capital provincial. Pero Menem nació en Anillaco y Néstor Kirchner en Río Gallegos, no en El Calafate. La situación es muy interesante porque Kirchner especula con el 'pankirchnerismo' y resulta que no sabe cómo hacer para viajar a su provincia natal. En tanto, 'El Periódico', matutino paraestatal de Santa Cruz que dirige Rudy Fernando Ulloa Igor insiste en omitir cualquier información sobre que ocurre en su provincia. La pregunta es: ¿cuándo le escracharán el multimedios a Rudy?
Eduardo van der Kooy en el diario Clarín:
"Néstor Kirchner conjetura sobre alguna confabulación en Santa Cruz. Los conflictos en esa provincia han resultado siempre explosivos y traumáticos. Aquel de los petroleros en el alba del 2006 dejó incluso un muerto. Pero hacía muchos años, tantos que hasta casi se perdió la cuenta, que en Río Gallegos no salía un gentío a protestar. El Presidente dio un respingo.
Río Gallegos tiene una de las tasas de empleo más elevadas del país. Sus niveles de pobreza son también los más bajos. ¿Cómo se entiende semejante convulsión? Hay una multiplicidad de razones que podrían explicarla. Las mismas, quizá, que acicatean problemas similares en otras provincias donde las discusiones salariales se mezclan con el tiempo electoral. Pero Santa Cruz es la tierra de Kirchner y todos los focos de la atención política iluminan allí sin remedio.
Poco y nada se habló la semana pasada de las quejas docentes en Corrientes, Salta y Neuquén. Menos aún del trastorno con médicos y enfermeras en Catamarca. Persiste larvada, además, la crisis política e institucional en La Rioja. Pero la única información que fluyó con abundancia fue la que provino de Santa Cruz. También Kirchner subió el valor de aquel conflicto: le dedicó tiempo completo de su agenda y desde una tarima bonaerense enjuició a la oposición.
Habría que empezar por precisar una cosa. La protesta de Río Gallegos no fue detonada por el aumento salarial a los docentes que dispuso semanas atrás el Gobierno. El piso de los docentes allá —aun con su composición segmentada— está bien por encima del que anunció Daniel Filmus y que repercutió en Buenos Aires y en otras geografías. Pero esos docentes se reflejan en una realidad diferente y es esa misma realidad la que suele alentar sus demandas.
La vara de la comparación son siempre los trabajadores petroleros. El petróleo es, por lejos, el tesoro que dispone Santa Cruz para financiar su economía. Después de la revuelta de Las Heras, el salario de aquellos trabajadores quedó boyando entre los $ 4.000 y $ 5.000. Un docente de Río Gallegos gana casi $ 2.900. Esas desigualdades, aun en las cimas salariales, fogonean los reclamos y a veces cierta tensión. Pero a los petroleros les pagan empresas privadas y a los docentes el Estado provincial. Unos pueden desembolsar, con seguridad, más que otros.
Un problema adicional consiste en el pago de los salarios caídos por huelga. Esa cuestión fue clave para el arreglo del conflicto en Las Heras. Kirchner ordenó entonces ceder a la exigencia de los petroleros. El presentismo resulta determinante en la conformación final del salario docente. El Presidente asegura ahora que no aflojará. Aquella es una norma general que impuso en sus épocas de gobernador y que ayuda a neutralizar huelgas o, por lo menos, a debilitarlas.
En el entrevero, la política siempre mete su cola. La gran movilización fue en Río Gallegos y más raleadas en poblaciones del interior. La ciudad capital está en manos de un radical, Héctor Roquel. El intendente ha sido en promedio un hombre conciliador. Aunque Kirchner sospecha que tejió ahora alianzas finas con los docentes y empleados estatales que salieron a la calle. El radicalismo está activo en la provincia y la mayoría se inclina por respaldar la candidatura presidencial de Roberto Lavagna. El ex vicegobernador kirchnerista, Eduardo Arnold participa de esa negociación. Detrás de él se han ido algunos fragmentos del PJ provincial. Elisa Carrió aterrizaría en Santa Cruz en las próximas horas. Con ese panorama Kirchner dispone de un solo candidato para octubre: su hermana, Alicia.
Quizás el Presidente haya subestimado la crisis de hace un año donde la revuelta de los petroleros terminó con la renuncia del entonces gobernador Sergio Acevedo. Ese hombre, que formó durante años parte del tronco kirchnerista, vive hoy en la lejanía, el anonimato y el silencio. Kirchner supuso que Santa Cruz podía continuar funcionando bajo la órbita de su influencia a la distancia y la presencia de un simple controlador. Por esa razón dejó a Carlos Sancho a cargo del Ejecutivo provincial. Pero la gestión de ese funcionario de poco carácter es pobre, vacía de convicción.
Una de las deudas políticas que tiene, que en verdad heredó, es la falta de novedades sobre el asesinato del policía Jorge Sayago, ocurrida durante el estallido de Las Heras. Hay detenidos, pero la investigación está parada. Voceros de la oposición santacruceña denuncian que se evita incriminar a algún responsable con llegada al poder nacional. En aquella ciudad inhóspita y remota la situación no está en calma: los que protestan no son hoy los petroleros sino los pobladores comunes que se quejan por la falta y la mala calidad del agua, contaminada con materiales pesados y químicos.
Sancho no es el único responsable, sin embargo, de la tirantez con la Iglesia. Este es un problema que arrastra Kirchner desde el inicio de su gobierno. Y no incluye solamente a Santa Cruz. Existe sobre todo una relación deteriorada con el cardenal Jorge Bergoglio, el jefe del catolicismo argentino. Hay entre ellos hondas diferencias, pero habría también una puja de vanidades. El Presidente se indigna porque en distintos puntos del país algunos obispos se han colocado a la cabeza de luchas políticas (Misiones) o de protestas sociales. Hacen aquello que por distintas razones no está en condiciones de hacer la oposición. Bien o mal, es un anticuerpo que genera todo sistema que funciona con anormalidad. Kirchner y también la oposición tienen muchísimo por hacer para que la democracia mejore.
Santa Cruz no es, en ese sentido, una excepción. Juan Carlos Romanín llegó hace poco más de un año al Obispado de Río Gallegos. Es un jesuita de la escuela de Bergoglio, austero y concreto. Romanín le dio con su asistencia una escala superior a la movilización callejera de la semana pasada. El Presidente se desencajó porque había tenido con el cura un gesto, a juicio suyo, de buena voluntad: estuvo el día de su asunción. "No sirvió de nada", rezongó con amargura en las horas de mayor tensión.
Suceden más cosas. El párroco de Las Heras, Luis Bicego, tiene un duro enfrentamiento con el Gobierno provincial y, por añadidura, con la Casa Rosada. El gobernador Sancho lo responsabiliza de apañar siempre a los sindicalistas petroleros más revoltosos. El sacerdote hostiga al mandatario con severísimas opiniones en su contra. Hubo hace meses otro episodio serio que transcurrió alejado del escándalo. El párroco de Caleta Olivia, Enrique Lapadula, sostuvo una áspera discusión con el senador kirchnerista Nicolás Fernández. Lapadula fue trasladado a Puerto Deseado luego de recurrentes apretadas del poder político.
El alboroto en Santa Cruz llegó en un momento inoportuno e impensado para Kirchner. Estaba transitando sin grandes sobresaltos el primer tramo del tiempo electoral. Aquel alboroto, en cambio, fue recibido casi como una bendición por los opositores, esterilizados con las buenas noticias que brinda la economía. El conflicto patagónico revela que debajo de la alfombra de la bonanza subsisten insatisfacciones de todo tipo, también políticas. (...)"
El diario La Opinión Austral anticipa lo que vendrá en Río Gallegos esta semana:
"Los docentes de Río Gallegos asistieron ayer a una asamblea informativa que convocó la filial de la Asociación Docentes de Santa Cruz, para transmitir la resolución del Congreso Provincial del último jueves, de paro de 72 horas para los días martes, miércoles y jueves para la cuarta semana del plan de lucha por aumento al básico y blanqueo salarial, desde el inicio de clases el 5 de marzo pasado.
En la oportunidad fue informada a los docentes una resolución en primera instancia de la Justicia provincial, de inadmisibilidad al Recurso de Amparo presentado por la Adosac provincial, para que no se hagan los descuentos anunciados por el gobierno para los docentes en lucha, y que será apelada el lunes, se informó desde la asesoría letrada del sector.
El secretario general local, Ernesto Velásquez dijo que a pesar de eso, que fue informado en la asamblea, los compañeros siguen fuertes en las medidas y analizando la posibilidad de continuarlas en abril.
A tal efecto dijo que el sector está avanzando en un relevamiento por escuela, y no descartó que incluso, se sumen los compañeros que no han podido hacer el paro en el mes de marzo. Es lo esperable para darle continuidad a esta lucha y que se consiga lo que realmente queremos que es el aumento salarial al básico, y que se logra con una mesa de diálogo con el gobierno, que hasta ahora reacciona con todo tipo de agravios y provocación, advirtió el dirigente.
Velásquez aseguró que cada cosa que ha hecho el gobierno hasta ahora ha provocado mayor disgusto y mayor descontento.
Al margen del paro y de la movilización docente, dijo que las acciones de la Adosac Río Gallegos están sujetas a ajustes permanentes ya que remarcó, van a tratar de ir siempre ligadas al acompañamiento de la comunidad y de la integración con los gremios con los que formamos la Mesa de Unidad Sindical.
En tal sentido mencionó que para esta semana está pautada una movilización simultánea en cada una de las localidades para el día jueves, a lo que la asamblea local agregó una modalidad de asambleas por núcleos educativos, y una asamblea resolutiva de la continuidad de acciones para el miércoles".
Mariano Grondona en el diario La Nación:
"(...) Cuando se lanzó a la aventura misionera, el Presidente parecía pensar que debería elegir en cada provincia a un solo candidato, asegurándole la victoria con su insuperable energía. En distritos como Corrientes, Catamarca y Entre Ríos, que acaban de votar, ha optado en cambio por no "bajar" a cada distrito de la mano de un solo favorito, limitándose a aceptar a quienquiera lo apoyara y dejando a partir de ahí que el pueblo escogiera al ganador. En Entre Ríos, para tomar el último caso, tres de los candidatos se manifestaron kirchneristas antes del comicio. Uno de ellos ganó; otro salió tercero. Todos sabían que, una vez que se contaran los votos, el Presidente le levantaría la mano al vencedor.
Es probable, por lo tanto, que a partir de ahora se presenten dos o más candidatos oficialistas por distrito. Desde el momento en que casi todas las provincias dependen para sobrevivir del manejo presidencial de la "caja" nacional, el Gobierno supone que la gran mayoría de los candidatos que resulten vencedores, sean cuales hayan sido sus muestras de independencia antes de los comicios, vendrán finalmente "al pie" cuando necesiten el auxilio financiero de la presidencia, un auxilio que traerá consigo la contrapartida de la subordinación.
¿Por qué asumiría el Presidente el costo políticamente innecesario de escoger entre los diferentes candidatos antes de que se pronuncien las urnas, si casi todos ellos le estarán financieramente condicionados? Más le valdrá dejarlos que corran cada uno por su cuenta. Si gana alguno de los que le han manifestado previamente la más fervorosa adhesión, tanto mejor. Pero piensa que aún la mayoría de los que hayan querido mantener un margen de autonomía e incluso los que hayan militado lejos del oficialismo, tarde o temprano tendrán que acordar con la "Caja" Rosada.
En este cálculo se basa hoy la fuerza político-fiscal del pankirchnerismo . (...)
El pankirchnerismo se presenta como un conglomerado mucho más fuerte, mucho más sofisticado, que el simple kirchnerismo de la época premisionera . Aun así, tiene flancos vulnerables.
Observemos por lo pronto que, a la inversa de caudillos como Perón, Alfonsín y el propio Menem, Kirchner no moviliza el entusiasmo de masas. Tiene encuestas favorables a resultas de los números de la economía, pero entre este cálculo frío y el entusiasmo auténtico de las plazas, media una gran distancia. El pankirchnerismo, en este sentido, es más una ecuación de la razón práctica que una pasión.
Si un día las cuentas de la economía empiezan a vacilar, ¿qué quedará de las adhesiones que ahora se agolpan en tropel? ¿Cuántas 'facturas' guardan en sus cajones aquellos que, en algún momento, debieron hacen como que ignoraban las agresiones presidenciales? Pareciera que el apoyo al Presidente, más que un auténtico movimiento multitudinario que viene "de abajo", está prendido con los alfileres del cálculo económico de cada cual.
Contra esta visión podría levantarse un argumento que hasta ahora no hemos analizado: la adhesión importante, por ahora insuperable, que obtiene la candidatura a gobernador de Buenos Aires del vicepresidente Scioli, que podría ser votado el 28 de octubre, el mismo día que Kirchner o su señora.
Pero por debajo de Scioli, por quien Kirchner pagó el precio de escogerlo pese a que contradice su estilo, ¿se aquietan acaso las aguas del pankirchnerismo ? Pareciera más bien que, si bien de modo silencioso, dos kirchnerismos aún miden sus fuerzas en el mayor de nuestros distritos. Uno contiene a la legión del peronismo tradicional, a esos poderosos intendentes del conurbano que fueron sucesivamente menemistas, duhaldistas y kirchneristas, pero siempre manejaron al "aparato". Al lado de ese "peronismo permanente" de base municipal y sindical ahora militan empero referentes kirchneristas de izquierda ligados, finalmente, a los "imberbes" que Perón echó de la Plaza. (...)".





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