domingo, marzo 25, 2007

 
DD.HH.
En un tramo de su mensaje anual a la Asamblea Legislativa, Néstor Kirchner renovó fervientemente su adhesión a lo que bien podría ser bautizado como la "versión tuerta" de nuestro pasado histórico violento. Estriba ésta en clamar por justicia y por reparación, y emocionarse haciéndolo, contra los excesos de una legítima defensa, pero cautamente silenciar la ignominia, la ferocidad tenaz y los fines declarados (y hoy olvidados) de un ilegítimo ataque. Y, por supuesto, callar por siempre que el segundo dio, a grandes rasgos, origen a la primera. Llamar a la reconciliación y al ejercicio de la memoria común son arengas elementales, de efecto seguro, pues invocan nociones de suyo buenas a las que todos fácilmente adscriben. Lo mismo diera declararse a favor de la vida y en contra de las enfermedades. Mas no basta con ello para ser un buen médico.





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