viernes, febrero 09, 2007

 
Bolsillos
Lo más desazonador de la polémica entre el presidente Néstor Kirchner y el ahora candidato a serlo Roberto Lavagna acerca del último índice inflacionario no estriba en que no puedan dos políticos de representatividad nacional ponerse de acuerdo en algo tan neutro como debiera serlo un valor numérico, sino en que necesariamente uno de los dos miente o no sabe de lo que habla (aunque Lavagna ha de saber). Tercera posibilidad no puede haber cuando la cifra de uno casi duplica a la del otro. Aun la versión conciliatoria de que mensuran el dichoso índice empleando variables y técnicas distintas, lejos de aplazar nuestra inquietud, la agiganta hasta el pasmo. Pues si un guarismo econométrico de tamaña importancia, referente mensual de millones de bolsillos, puede ser medido así de laxamente, ¿quedará, al cabo, algún renglón de la vida pública incontaminado de voluntarismo, de capciosidad, de mala fe?





<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?