domingo, noviembre 12, 2006

 
Cayeron las máscaras
Reapareció el Presidente en un acto en la ciudad de Morón, rodeado de funcionarios que lo siguen en comitiva acompañando todos sus movimientos.Entre los presentes se pudo ver al sindicalista Hugo Moyano y por supuesto al Gobernador Solá, que abrazo mediante, recibió los elogios pertinentes a su patriótico renunciamiento, que en un ejercicio de humildad tuvo su resolución en un despacho de la Rosada.Con un discurso pequeño, casi repetitivo, donde no faltaron los “infiernos”, ni su particular fe católica, la que no olvida mencionar desde la campaña infructuosa, el Presidente enfatizó su gestión, reiterando un pedido que ya venía haciendo en otras tribunas, exigiendo a gobernadores, intendentes, etc., posponer sus campañas electorales para más adelante.Trabajar, trabajar, fue la consigna, la que no fue respetada por este Presidente que pasó sus días de gobierno haciendo proselitismo.Nueva Argentina, expresión que ya es reiterativa en las oratorias del Señor Kirchner y la que ya no representa en una hipócrita administración, plagada de ultrajes, violación de las leyes y anulación de la Constitución Nacional.
Con este “País en serio”, que se encarga de presentar cuando decide exponer su figura, ya no puede embaucar a los argentinos,dentro de esta extraña democracia que involucra a supuestos representantes, el Presidente dijo escuchar la voz del pueblo y repitió la frase remanida - No puedo solo, ayúdenme - que como una burla, dramatiza ante la opinión pública, en pos de manejar con una victimización impostada los sentimientos comunes de la ciudadanía.
En un intento de mantener a la sociedad lejos de los malestares internos provocados por los resultados adversos de Misiones, pretende dejar encubiertos los virulentos enfrentamientos desatados en el seno del poder, deslindando responsabilidades, el Señor Kirchner piensa poner un manto de olvido sobre su apoyo explícito al Gobernador Rovira, dejándolo en el pasado y proponiendo una amnesia generalizada, hoy con supuestas adhesiones de alquilados asistentes, que esta vez tapando sus ideologías, portaron banderas argentinas, demostrando un irreal cambio, se decidió suprimir algunos de los ritos que disgustaban a los ciudadanos y deliberadamente se reemplazaron los trapos rojos por la enseña patria, exaltada desde el discurso por un fervoroso Presidente.
Los que forman sus filas, lejos de tranquilizar sus ánimos electoralistas incentivados por la vacante en la Provincia de Buenos Aires, hacen florecer candidaturas y no ocultan sus intenciones. La corporación habla, dispone, se erige, busca en su obsesión, incluso el candidato presidencial que pueda conseguir el máximo de adherentes.
Ante las dudas por la baja que viene acompañando los niveles de popularidad del Señor Kirchner, provocando malestar en el oficialismo, ya se habla de imponer a la Primera Ciudadana para ocupar el preciado lugar de su esposo, como si esta opción magistral pudiera cambiar el panorama, descontando que los malos hábitos adquiridos representan los mismos intereses que los de su consorte.
Generalizando una devaluada interpretación de los seguidores del régimen imperante, los que no parecen escuchar las reales peticiones colectivas que se generan desde la sociedad, que sufre las consecuencias de la falta de humanidad de disgregados sociópatas que entre eclécticas políticas, estimulan sus ofertas impulsadas desde la opresión y la postergación de los argentinos.
Con paños fríos, el Presidente trata de entibiar la campaña que viene orquestando desde hace varios meses, disimulando con dobles discursos, trata de confundir a los ciudadanos, lo que resulta poco creíble en boca de ese hombre que ya no impone autoridad y solamente interpone a través de sus malos modales, justificados por eufemismos como “estilo frontal” o “rebeldías adolescentes”, cosa que no sería trascendente si este no fuera un Primer Mandatario.
Aplicando despóticas políticas acompañadas por regresiones ideológicas, supone desestimar a los argentinos, reprimiendo sus sentimientos y maltratando su historia con burdas tergiversaciones, destinadas a interrumpir la armonía de la Nación con una impuesta y planificada guerra amoral, promovida por una sucesión de revanchas.
Baterías de presunciones dirigidas como reto, trataron de perturbar para crear un ámbito propicio en el que se sometería a toda la comunidad bajo el temor de su régimen absoluto, pero entre las mentiras y su falta de tino no fue capaz de discernir que entre tantos oprobios e ilegalidades, llegaría el momento de la rebelión.
Se cayeron las máscaras, la exposición de las malas intenciones marca el final de un comprado imperio, que de ahora en adelante será imposible de mantener, el soberano comprendió, no se dejará sobornar, buscará la opción que resguarde la democracia, participará para el resurgimiento de la República y en el 2007 cumplirá con su conciencia, las urnas terminarán con los delirios de los que se sintieron dueños y señores de la Nación.
( S S)





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