domingo, octubre 22, 2006

 
Incorregibles
"Los peronistas no son ni malos ni buenos: son incorregibles", decía Jorge Luis Borges. Y ayer volvieron a demostrarlo, malogrando una jornada popular por el traslado del féretro del "líder" al mausoleo erigido en su vieja quinta de San Vicente. Patadas, trompadas, pedradas y hasta tiros jalonaron una refriega aparentemente causada en la disputa por los primeros lugares frente al palco, antes de que llegara el cortejo. Los revoltosos, pertenecientes al gremio de los camioneros --dicen algunos-- o a los albañiles --dicen otros--, rompieron todo el portón de acceso, la vivienda de los caseros y hasta el viejo Fiat que el prócer amaba manejar. Igual que en la "batalla de Ezeiza" de 1974 (90 muertos), ayer era imposible descartar el conflicto tribal del peronismo, la lucha primitiva por la propiedad del "totem" (el que toma el "totem" gana) para desilusionar a los más cándidos, que creyeron en una reconciliación entre las facciones internas en torno del sarcófago. El presidente no asistió, y el acto acabó con un público mayoritariamente formado por la Guardia de Infantería.
(LNP)





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