lunes, agosto 28, 2006

 
Un sindicalista (moyano) abrió «su» hotel en Mar del Plata con presencias que incluyeron al matrimonio presidencial, ministros, legisladores, gremialistas y hasta un par de empresarios. El dirigente sindical le ofreció la mejor suite a la primera dama, pero ésta (con su marido) eligió otro hotel para pasar la noche. Se habló de la Ley de Accidentes de Trabajo, del nuevo velorio de Perón y hasta de fútbol (preocupa la posible sucesión de Julio Grondona, que ahora le reclama al monopolio «Clarín» un aumento en los derechos de televisación para los clubes). La política tampoco faltó en concurrida vernissage de una muestra auspiciada por una petrolera. Lo más saliente: el relato de una pelea entre el Presidente y un encumbrado gobernador.
· Mar del Plata en invierno también puede ser una fiesta, diría un Hemingway doméstico, al menos para el oficialismo. Hacia «la Feliz» de antaño partió el matrimonio presidencial, ella para inaugurar un congreso de cultura y luego cambiarse en minutos de vestido, al mejor estilo Legrand o Eva Perón, para acoplarse a su marido -siempre con la misma ropa casual como si no le importara el atuendo-, quien la llevó a otro estreno: el 5 estrellas de los camioneros, el 15 de Diciembre (¿por qué el sindicalismo carece de imaginación y siempre denomina con fechas a sus hoteles?). Un soberbio emprendimiento que sorprendió hasta a los empresarios que acompañaron el festejo, los habitués de la Unión Industrial, Alberto Alvarez Gaiani y el controvertido Ignacio de Mendiguren. Gente que frecuenta grandes hoteles en el mundo y que, en este caso, se declaraban asombrados por el buen gusto, la terminación y la amplitud del edificio. Después hay quien se pregunta hacia dónde van los subsidios oficiales: una mínima parte se ha trasladado, para alegría gremial camionera, a ese inmueble que recuerda a los gigantes de Luz y Fuerza que se crearon a finales de los 60 en la marea inversora sindical. No se repitieron, y sirven para que los afiliados vivan 15 días de vacaciones como no viven durante el año. Fiesta, claro, de Hugo Moyano, quien no reparó en gastos y también ofreció un servicio de calidad (Schuster, el que fuera preferido de Carlos Menem en su momento) para agasajar a la pareja mandante, también a su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, al intendente porteño, Jorge Telerman (curioso: no estuvo Daniel Scioli), ministros clave como Julio De Vido, también Carlos Tomada ( curioso: no estuvo Aníbal Fernández) y especial ubicación para el senador José Pampuro, ya instalado como uno de los candidatos privilegiados de Olivos para suceder a Felipe Solá, de reposado acompañamiento con su ex mujer María Teresa González Fernández (al gobernador, amablemente, sus amigos lo definen como «chavista», no por el propósito de reelección o su debilidad por el jefe venezolano, sino porque su influyente novia se llama María Elena Chávez)...............(charlas de quincho AMBITO)





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