miércoles, agosto 23, 2006

 
Nunca tan acertada como en estos momentos la filosofía de Enrique Santos Discépolo, en estas estrofas que conservan en la actualidad un reflejo vivo de la barbarie que nos toca vivir en este siglo XXI, donde la burla y el desprecio por los ciudadanos es política de estado.“Que falta de respeto, que atropello a la razón, cualquiera es un señor, cualquiera es un doctor”También expresó el autor en sus versos, una mezcla descabellada de individuos , en una sociedad compuesta por todo tipo de personajes, desde lo más bajo y decadente a los más prominentes héroes argentinos, que con una distorsión de valores y honor, manejó Discépolo en su clara descripción de la cultura autóctona.
Pero la realidad de nuestros tiempos deja más acentuada la crisis moral que se instaló en nuestro país, deformando sustancialmente los ejemplos de vida que siempre fueron orgullo de los argentinos, marcando una bastarda y lamentable superposición por parte de modelos que se corresponden auténticamente con la delincuencia de pensamiento.
Bárbaros, incultos y con marcados odios por la decencia, se presentan estas especies surtidas, pero ahora no cabe entre ellas ningún hombre ejemplar, solamente son alimañas que interactúan entre si.
El diablo los cría y ellos se juntan para delinquir, la bajeza en sus distintas versiones es el pluralismo que tanto se pregona desde el régimen, así es como los ciudadanos debemos soportar tales insultos a las instituciones, por parte de estas aberraciones de la naturaleza.
Tantas difamaciones colman la paciencia de las personas de bien, estos carenciados intelectuales mancillan desde la legislatura el estado de derecho Ello lleva, por consiguiente, a que el estado descuide su rol elemental, que es el de garantizar la vida, la integridad, la libertad y la propiedad de todos los habitantes, a la par que extrae recursos de la población para alimentar una maquinaria cada vez más pesada e ineficaz.Esta búsqueda por concentrar el poder en una sola mano, nos está desviando de los principios que hicieron a la Argentina una nación próspera y libre. Los miembros del Congreso están olvidando cuál es su papel fundamental, que es el control al Poder Ejecutivo, a tal punto que la senadora y esposa del primer magistrado señaló que el rol del parlamento es el de “acompañar” al presidente de la República. Este rumbo que se aparta del espíritu y la letra de la Constitución nos está llevando hacia un camino de mayor decadencia institucional, de debilitamiento al sistema de partidos y de la sociedad civil en su conjunto.Es preciso que las fuerzas de la oposición libre y republicana dejen de ceder terreno al unicato que se está vertebrando en torno al presidente, señalando con voz alta y clara cuáles son los principios fundamentales de la República, aun cuando se crea que en el corto plazo ello pueda significar la pérdida de algunos votos.





<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?