domingo, agosto 20, 2006

 
La vigencia de la democracia depende de una condición que casi siempre se cumple: que la mayoría prefiera candidatos democráticos. Se supone que, siendo la democracia el gobierno de la mayoría, la mayoría la apoya. ¿Qué pasa, sin embargo, cuando la mayoría no la apoya? El voto mayoritario por un partido antidemocrático pone a los creyentes en la democracia ante un enigma al parecer insoluble. Si proscriben al partido antidemocrático, niegan la democracia porque prescinden del principio mayoritario. Pero si no proscriben al partido antidemocrático, éste, una vez en el poder, devora a la democracia. El enigma del voto mayoritario antidemocrático es muy difícil de resolver.





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