martes, agosto 29, 2006

 
En estos días se ha producido una nueva burla a la sociedad con el regreso de Alicia Kirchner al ministerio de Desarrollo Social, a partir del cual ha salido a la luz una serie de datos alarmantes, no por desconocidos, sino porque ponen de manifiesto la manipulación del gobierno sobre la información y la explotación política de la pobreza.Nos hemos enterado que ese ministerio maneja un presupuesto de 3.500 millones de pesos (1.500 millones de dólares) destinados a la “ayuda social”, eufemismo con el que se denomina al asistencialismo; y que, desde esa repartición, se instrumentan tres programas sociales de orden nacional que llegan a una población de 6 millones de beneficiarios, todos en situación de pobreza y carencias extremas:
El Plan Alimentario Nacional, que maneja el proyecto “El hambre más urgente”, cuyos beneficiarios totalizan unos 4 millones de personas (familias con niños menores de 14 años, mujeres embarazadas, personas que padecen desnutrición o discapacidades y adultos mayores que viven en condiciones socialmente desfavorables), para el cual dispone de un presupuesto de 1.000 millones de pesos anuales;
El Programa de Desarrollo Local y Economía Social, conocido como “Manos a la Obra” al que le asigna un presupuesto de 500 millones de pesos anuales y del que son beneficiarias unas 550.000 personas. Y el Plan Familias –que también depende del ministerio de Trabajo, por cuanto incluye al Plan Jefes y Jefas de Hogar– que alcanza a 1,5 millones de beneficiarios y al que Desarrollo Social destina un presupuesto de 1.500 millones de pesos anuales.
Si sumamos los beneficiarios de los planes oficiales, el número oscila en el orden de los 6 millones. Es decir que oficialmente se admite que tenemos más del 16% de la población asistida por planes sociales, lo que significa que no tienen trabajo y se encuentran cercanas a la indigencia.
Por otro lado, en los periódicos del domingo 4 de Junio del corriente año, se publicó una publicidad denominada “Recursos humanos: ¿Argentina nuestra o ajena?”, anunciando una charla debate a llevarse en ND Ateneo de Buenos Aires, propiedad del secretario de Medios, José Albistur.
Por ella nos hemos enterado que en nuestro país hay más de 7 millones de menores de 18 años que viven en la pobreza. Considerando que cada uno debe tener padre y madre, se suman otros 14 millones de personas más. Es decir que, sin contar abuelos y hermanos mayores de 18 años, se admite que los pobres sumarían la friolera de casi 21 millones. Si tenemos en cuenta que los panelistas fueron Juan Pablo Cafiero, ex ministro de Desarrollo Humano de la provincia de Buenos Aires; Adolfo Aguirre, director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA, y Gustavo Palmieri, integrante del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que conduce el asesor presidencial Horacio Verbitsky, concluimos en que las cifras no deben de estar muy alejadas de la realidad.
Cualquiera sea la verdad, tanto una como la otra, son cifras verdaderamente pavorosas.Si a esta realidad le agregamos que existe la posibilidad de unificar el ministerio de Desarrollo Social con el de Salud, que tiene un presupuesto de más de 2.100 millones de pesos, podemos decir que algo sigue oliendo a podrido en la Argentina.





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