martes, agosto 22, 2006

 
Cobrar y callar.Lo que entra en el bolso, querido amigo, no sale nunca más.A mojar la medialuna que se acaba el mundo. Y a hacerse, redituablemente, el Otario.
La cuestión que hoy, la Política parece haberse evaporado entre rituales de cometas y adoraciones de cajas.Agotada, la Política, entre los Delincuentes y los Delatores. Justo cuando más falta hace la Política. De manera que hay que liberarla con la acción de un Grupo Comando.Rescatarla. Hasta del aprovechamiento nocivo del oficialismo que cava, con el estímulo de la degradación ajena, su propia sepultura. Con tanta satisfacción y deleite mediático. Con la previsible complacencia oficialista. Con un gobierno que sale a proveerse de abundantes pontaquartos de ocasión.

Las nostalgias patéticas del "Chamamé del Soborno" adquieren, ahora, el tono crepuscular de una miniserie de aventuras.Porque "la pontaquartización de la sociedad argentina" también parece intensificarse.Sobre todo con la irrupción superadora de La Pontaquarta.La señora Sandra Montero. Con su fantástica revelación acerca de los billetes envasados al vacío.Bienvenida sea entonces la señora Sandra. El attache abierto, aparecido en el escritorio del senador Constanzo, proporciona la cuota de espectacularidad que le faltaba a la espantosa miniserie.“Si contás algo, te mato” tituló Clarín, en la primera plana del sábado.¿Cómo se organiza hoy, un Grupo Comando para rescatar a la Política?La historia de las coimas del senado debe entonces evocarse con algunas gotas de Reliverán. Con más nauseas que perplejidad.Se llevó puesto, la historia, un vicepresidente que se pretende, con audacia ilimitada, reivindicar. A lo sumo, por su incompetencia.Aunque Chacho Álvarez, tal vez, planificaba, llevarse puesto, al presidente.A un De la Rúa arrastrado, finalmente, por la realidad que se elaboraba.Por lo tanto, la conjunción de Delincuentes, Otarios y Delatores, logró acelerar las catástrofes coincidentes de los grandes partidos mayoritarios.La Unión Cívica Radical, por ejemplo, se transformó en una fragmentada ONG.Y el Partido Justicialista se entregó a las bondades de la inexistencia institucional.Para derivar en un conjunto de franquicias desestructuradas.
A esta altura nadie duda que se impuso, el mismo método que se había usado hasta ese momento para sacar aquella Ley Banelco., y que de una u otra manera se sigue usando.Aunque De la Rúa escriba soberbios libros para desmentirlo. Y asegure que está probado que los sobornos nunca existieron.Habrá que encontrar la manera de rescatar a la Política, que agoniza con ladrillos del dinero envasado al vacío.Para terminar, no se crea nunca, por favor, la conclusión que se impone con mayor facilidad.Que la corrupción es el principal flagelo de la Argentina.De ningún modo, porque el peor flagelo de la Argentina, el más horrible mal, lo representa el berretismo y la ordiñares y de la Ineptitud, de sus gobernantes.Ineptitud insustancial, querido. Hasta para robar.





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