jueves, julio 17, 2008

 
Noche de Cobos
Derrota merecida de Kirchner.
De pronto Cobos, el Cleto, sabe simular la formidable capacidad para el manejo escénico. El mendocino es portador de magistral control del suspenso. Como si el vicepresidente fuera un actor, pero dirigido a la distancia por Alfred Hitchcock.Cobos supo, como si disfrutara del momento, demorar la definición. Utilizó comparaciones convincentes, apenas, por la espesura de su tonalidad. Sin embargo, el país entero no se encontraba pendiente del discurso. Aguardaba el peso de su decisión.En su pausalidad exasperante, Cobos tuvo tiempo, incluso, hasta para permitirse el penúltimo gesto de grandeza consensual. Sugerir, sin suerte, un cuarto intermedio.Era la noche de Cobos. Con la astucia de la ausencia, ya había evitado la presión oral del senador Sanz. Su antiguo correligionario, y coprovinciano, pretendía sensibilizarlo. Con las evocaciones paradisíacas de Tunuyán.Desde hacía varios discursos se sabía que el vicepresidente Cobos tendría que desempatar. Para ser exactos, desde que lo dijo Rodríguez Saa. 36 a 36.
La factura
Aparte de las palabras de Sanz, debió Cobos padecer, aunque en cuerpo presente, la amarga expresividad del senador Pichetto.Conste que Pichetto, a pesar de sus fuertes limitaciones, se comportó como un verdadero jefe.El líder -Pichetto- de la bancada oficialista, reflejaba, en su perceptible desesperación, el fracaso, políticamente vaticinado, del kirchnerismo.
“¿Qué pasó en seis meses para que se cambie tanto?”, se lamentaba Pichetto, en el recinto.Ponía el corazón (desgarrado) en cada palabra. Transmitía el sentimiento colmado de reproches.“¿Adónde había quedado la Concertación, señor Presidente?”.
O sea, Pichetto preguntaba por el acuerdo con los radicales. Del que, precisamente, había sido, en Río Negro, una de las víctimas principales. Lo confesó, en la vibrante alocución que anticipaba la contundencia de la derrota más innecesaria.Por lo tanto, mientras sostenía, ardorosamente, las posiciones del gobierno, Pichetto, como si se excediera en materia de lealtad, le pasaba, a Kirchner, la factura política.
Presidente del PJ
El kirchnerismo sufrió, hoy, en el Senado, la tensa derrota que se merecía.Trátase de la derrota que elaboraba, pacientemente, desde que Néstor Kirchner, después de la transferencia conyugal, se lanzó a la aventura de gobernar, la Argentina, desde la conducción impune del Partido Justicialista. Desde que se pasó de rosca y confundió, escandalosamente, los roles. Desde que la patología, en fin, se impuso a la racionalidad política. Hasta naufragar en los arrebatos denunciativos de “comandos civiles”, de “grupos de tareas”. Pobre muchacho.Sorprende confirmar que Kirchner, en su condición de conductor del PJ, resultó infinitamente más nocivo que como presidente de la república.En general, en la Argentina, quien se hace cargo del peronismo tiene que hacerse cargo del país. Pero curiosamente a Kirchner, con el país, hasta que lo transfirió, le había ido bastante bien.Hay que coincidir que, como dirigente máximo del peronismo, Kirchner fue un desastre. Con consecuencias doblemente destructoras.Porque llevó al peronismo hacia el colapso.Y al gobierno de La Elegida, hacia el callejón más incierto.
Hostigamiento moral
Por los efectos residuales de una errónea Resolución Administrativa, Kirchner arrastró, al gobierno de su esposa, hasta el absurdo de la confrontación más límite. La sometió, con inconcebible torpeza, a la cultura del amontonamiento. Forzó inadmisibles sobreactuaciones de lealtad, hasta aplastar el prestigio de sus aliados. Y generó, en su ceguera, las dramatizaciones legendarias. Por cuestiones menores de asientos contables.Por ejemplo, el interior contra el centralismo. Aunque se tratara del centralismo eufóricamente detestado, ante todo, por los capitalinos.
Gran pregunta: ¿Por qué Kirchner arruinó, con tanto hostigamiento moral, el gobierno de La Elegida?La respuesta queda, en adelante, para los periodistas deportivos de la historia.Hoy puede comprobarse que Kirchner, meritoriamente, transformó en un caos, aquella administración que se presentaba como un reconfortante paseo. A través de la intolerable gestación de imposturas y simulacros. Con convocatorias vanas hacia las multitudes, para defenderla.Cuando de quien debían defenderla, a La Elegida, era de él. De Kirchner.
Epílogo de estas líneas precipitadas, escritas en la madrugada del jueves memorable.Como frase, “la historia me juzgará”, enunciada por Cobos, ya ingresa a la historia de la institución que venía desprestigiada. Pero por falta de uso.El Parlamento argentino exhibe, como dato positivo, la potencia fundacional de su utilidad.En la noche de Cobos, por último, desfiló también el deseo amable de acompañar a La Elegida. Hasta el 2011.Un anhelo dignamente elogiable. Para constar en actas. Provisto de saludables vestigios de voluntarismo.

 
En una histórica sesión, Cobos le dio el voto decisivo al campo
Luego de 18 horas de debate, la votación había arrojado una paridad en 36. Por eso, fue el vicepresidente quien se negó a acompañar el proyecto oficial. Los rumores que corrieron, la preocupación de Alicia Kirchner y el rol de Ernesto Sanz. El blooper de una senadora “indecisa” y los cruces entre Pichetto y Cobos. Crónica de un debate que terminó a la madrugada con incidentes.

Fue, sin dudas, un debate histórico. Por primera vez en la era K, el Senado le dijo “no” al Poder Ejecutivo y su intento por votar “a libro cerrado” el proyecto sobre retenciones móviles al campo que llegó desde la Cámara de Diputados.

El dato cobra más relevancia aún cuando el resultado final fue un empate en 36, luego de dos votaciones, y la decisión quedó en manos del vicepresidente Julio Cobos, quien definió la balanza por la negativa.

Luego de casi 18 horas de sesión, en la que no faltaron fuertes cruces verbales, versiones cruzadas y tensión, el gobierno recibió su primera derrota legislativa.

“Después del mediodía sabíamos que estábamos iguales en 36”, le dijo a este medio el senador jujeño y presidente de la UCR, Gerardo Morales. De todas formas, desde las primeras horas de la tarde las especulaciones eran moneda corriente por la Cámara Alta.

Se mencionaba al catamarqueño Ramón Saadi (quien finalmente votó a favor del gobierno), al igual que Isabel Viudes (correntina que no había opinado hasta ayer y que fue expulsada de su partido por su decisión), Emilio Rached (radical K de Santiago del Estero que no habló pero acompañó la negativa al proyecto oficial) y Carlos Menem (quien adujo problemas físicos que le impidieron presenciar gran parte de la sesión pero no impidieron que diera su voto contra el oficialismo). De todos modos, las fuentes legislativas coincidían en un punto: "Habrá un final abierto".

Afuera, militantes kirchneristas con bombos y silbatos sobre la Avenida Entre Ríos habían cortado la calle y podían observar en un monitor con dos parlantes gigantes a los costados los pormenores de la sesión justo frente a la entrada principal del Congreso. “Pïcadito de fútbol por la tarde, banderas con consignas en apoyo a Cristina Kirchner y remeras verdes con la inscripción “Moyano conducción” dominaban la escena.

Para las 20 horas el oficialismo no tenía los votos suficientes. Por eso, el titular del bloque K, Miguel Pichetto, había instruido a sus senadores que “estiren” la sesión. Esto es: que no adjunten sus discursos a la versión taquigráfica sino que tomen la palabra. Para esa hora había cerca de 30 oradores pendientes.

Mientras tanto, las reiteradas ausencias de Carlos Menem del recinto provocaban fuertes rumores de una posible abstención, mismo caso que Ramón Saadi (Adolfo Rodríguez Sáa alimentaba esta versión).

Minutos antes, Viudes, quien emitió un voto estratégico para el conteo kirchnerista, había protagonizado un blooper tragicómico. Desconocida para los medios, se acercó a la sala de periodistas y fue encarada por el cronista de “Duro de domar”, quien no dudó en ponerla incómoda. La senadora rápidamente se ofuscó e intentó irse. Claro que en su salida se topó con Clemente Cancela de CQC a lo que pidió a sus asesores y al personal del Senado que la ayuden a volver al recinto antes de que los cronistas de TV pudieran preguntarle sobre su polémico voto.

Afuera, llegaban más militantes que silbaban a los oradores no oficialistas y aplaudían a los propios. Ya estaba instalado un camión del Partido para la Victoria, la carpa del intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, hacía sonar la marcha peronista y los jóvenes del Movimiento Evita y la JP se pasaban mates de mano en mano. La noche iba a ser larga. Al mismo tiempo, en la carpa de Compromiso K se acercaron varios ministros nacionales (Carlos Tomada y Alicia Kirchner, entre otros) sumados a Hugo Moyano y Omar Viviani (taxistas) que ya se encontraban allí.

Se esperaba la llegada de Néstor Kirchner para las 22, pero los números en el Congreso no eran los esperados. A tal punto que la misma hermana del ex presidente se mostraba molesta y expresaba a sus allegados que irían por un “último intento” para que Menem se retire de la sesión. En ese entonces trascendía un fuerte malestar con Pichetto.

Adentro, se la podía ver cerca de la sala de periodistas a la diputada nacional K Diana Conti, con cara de cansada y con una actitud de franca preocupación. “Estamos ahí”, se limitó a expresar mientras prendía su segundo cigarrillo seguido.

Ya en el epílogo de la sesión, alrededor de las 2:30 AM, las palabras del titular del bloque de la UCR, el mendocino Ernesto Sanz, presagiaban un final cerrado. Es que, cuando sólo faltaba un orador, hacía dos horas que el vicepresidente Cobos se había alejado de la conducción de la sesión. Los rumores corrían. Sanz pidió tres veces la presencia del vicepresidente y la tensión seguía en aumento.

“Señor vicepresidente, usted tiene que venir acá, sentarse y desempatar. Me gustaría decirle que bajo sus hombros va a tener una enorme responsabilidad y creo que va a hacer honor a su cargo”, apuntaba Sanz, quien siempre mantuvo buen diálogo con Cobos.

Ya en el último discurso, y mientras se podía escuchar claramente un griterío ensordecedor desde la calle, Pïchetto cerró la lista de oradores. Cabizbajo, conocedor de una posible derrota, apuntó directamente contra Cobos en su discurso.

“Sería inconcebible que el vicepresidente de España votase contra el gobierno de Rodríguez Zapatero. Es el líder parlamentario de las políticas del gobierno nacional”, dijo mirándolo a los ojos. “No puedo concebir otra interpretación que no sea que el vicepresidente vote positivamente”, agregó.

Minutos más tarde, ya cerca de las 4 AM, la primera votación arrojó la paridad en 36. Cobos pidió, como marca el reglamento, volver a votar. Otra vez 36 iguales. De esta forma, el propio Cobos tomó el micrófono y, antes de su discurso, propuso un cuarto intermedio para alcanzar un proyecto común. Los bloques se opusieron. “Que se rompa pero que no se doble”, le expresó el titular del bloque K.

Entonces, pronunció un discurso ante las imágenes elocuentes de derrota en la cara del propio Pichetto. Casi quebrado, el vicepresidente expresó: “El consenso no está presente (en el proyecto oficial) y el país está partido”. Y agregó: “Hoy debe ser el día más difícil de mi vida. Yo estoy seguro que lo que el campo, el gobierno y la gente está esperando es una solución consensuada”. Afuera, los insultos y los gritos se hacían sentir.

“Quiero que el gobierno de Cristina Kirchner sea el mejor de todos, pero ella delegó la solución del conflicto al Congreso”, dijo, ante los silbidos sobre la calle Entre Ríos.

“Sé que formo parte de este gobierno pero me permito diferir en muchas cosas. La ciudadanía espera que salga algo consensuado, pero hay varios proyectos y ninguno termina de convencer porque no se pudieron unificar”, bregó.

Afuera, se oía: “hay que saltar, hay que saltar, el que no salta, es radical”, y los “traidor” y “gorila”.

Pero Cobos continuó: “Me cabe una responsabilidad histórica. Desde lo político sé que tengo que acompañar el proyecto, pero mi corazón dice otra cosa. Y no creo que esto sea motivo para poner en riesgo al país, la gobernabilidad y la paz social”.

“Quiero seguir siendo el vicepresidente hasta 2011”, apuntó. “Pero no creo que sirva una ley que no da solución al conflicto. La historia me juzgará. No puedo acompañar y esto no significa que estoy traicionando a alguien”, agregó. Desde afuera, se seguían escudando, cada vez con más intensidad, bombas de estruendo y cánticos contra Cobos.

A modo de conclusión, dijo: “Le pido a la presidenta de todos los argentinos que envíe otro proyecto que contemple los aportes que se realizaron aquí y afuera. Que la historia me juzgue y pido perdón si me equivoqué”.

Una vez finalizadas sus palabras, las piedras comenzaron a golpear contra el edificio del Congreso al compás de un grupo de militantes que, enojados con la decisión, estaban dispuestos a entrar al palacio legislativo. Por eso, tres hileras de gendarmes más un nutrido grupo de policías impedían el ingreso de los militantes.

Adentro, el temor de los senadores obligó a terminar rápidamente la sesión y Cobos se retiró rápidamente por Hipólito Irigoyen y Combate de los Pozos a su domicilio en el conurbano bonaerense.

miércoles, julio 16, 2008

 
Naranjo en Flor
Ante la sistemática autoaniquilación del último producto peronista, el peronismo vuelve a ponerse en movimiento. Para sucederlo. En la plenitud de la esquizofrenia, el peronismo se prepara para transformarse. A los efectos de ofrecer, al mercado, un producto nuevo. Con los elementos viejos.Mientras se extingue, paulatinamente, el ciclo precario de los Kirchner, se perciben los deslizamientos de los tradicionales peronistas olfativos. Toman distancias, previsiblemente táctiles.De irrelevante complejidad analítica, el abanico se abre en Duhalde. Quien estimula, en el país pacientemente inagotable, esperanzas furtivas de protagonismo. Las cuales prosperan, a partir de la negación, o del sigiloso ocultamiento, de las mismas.Duhalde suele capitalizar el mérito reconocido del “armador”. Aunque los armados, de planificación obsesiva, deriven, hasta aquí, en patéticos descalabros.Con márgenes desconfiados de autonomías, lo secundan a Duhalde, en el primer plano, el más visible, una colección de dirigentes de consolidada magnitud gestionaria. Acompañados por los indispensables trajinantes de las segundas y terceras líneas. Son los que brindan la función significativa del termómetro. Con el amontonamiento oportuno de sus presencias, los acompañantes marcan la temperatura de la situación global. La atmósfera del poder, que se huele. A través de las pituitarias aventajadas.
Bolillero
En el plano visible, en la proximidad ficcional de Duhalde, emerge, en primer lugar, De la Sota. Otra vez, De la Sota arrastra la pendiente perspectiva nacional. Siguen, con insistencia emotiva, los dos Rodríguez Saa. Conservan la hegemonía del terruño, pero exhiben dificultades ostensiblemente culturales para la proyección. Después, el frecuentemente recursivo Reutemann. Con la indemne identidad de eterna esperanza blanca. Lucen además, en el interior del bolillero, aunque con menores energías, legitimados por cuestiones específicamente geográficas, referentes como Busti, o Puerta.En cambio, Romero se encuentra en condiciones de asumir la singularidad de una actitud menos amontonable. Independientemente enigmática. Acaso a su pesar, se lo debe integrar en el bolillero de los caudillos que mantienen posibilidades sucesorias, pero de instrumentación improbable.Proyectos que se intensifican, en definitiva, por el irreparable descenso del último producto de la congregación que vertebra la política esquizofrénica. Kirchner.
Aparte de la superstición fundamentada del peronismo, para tratar en un próximo despacho, los protagonistas del presente bolillero mantienen, en común, el antecedente, casi profesional, de haber sido gobernadores. En la actualidad, de los citados sólo lo es Alberto Rodríguez Saa, en (el Estado Libre Asociado de) San Luis.
Ocurre que el grado de osada independencia, de virtual radicalización, lo marca la cercanía -o la distancia-, con las herramientas convincentes de La Caja. Las que maneja, con indiscutible eficacia, la arbitrariedad del poder central.Por lo tanto, cuando se abandona la gobernación, resulta más propicio el planteo estratégicamente diferenciador. Que le está vedado, en general, al gobernador en ejercicio. Con la excepción exclusiva de San Luis, un territorio aparte. Y de la Córdoba de Schiaretti-De la Sota, pero por la agudización de una circunstancia puntual, como lo es el interminable conflicto agrario. El que precipita el epílogo abrumador del kirchnerismo.Los otros gobernadores vigentes, que mantienen el origen del pecado peronista, suelen comportarse, casi necesariamente, como meros Delegados Presidenciales. Son Regentes, en realidad, con rango de Gobernadores. Sin embargo no todo está perdido. Pueden recuperar la osadía, en cuanto dejen de serlo.De acuerdo a este análisis, no pueden perder, las ilusiones recuperatorias, los diversos Delegados Presidenciales, con rango de Gobernador, del tipo desperdiciado de Capitanich, de Urtubey, Beder Herrera y Alperovich. Y queda Scioli, con el drama que arrastra, para tratar aparte.La Caja del poder central impone la banalización suprema del concepto de federalismo. Emerge como el elemento que condiciona ideológicamente las posturas. Arbitra la distancia. O, lo que es lo mismo, la cercanía.
Significa, hasta aquí, que es un artificio tratar el peronismo, disociado de la problemática del poder.Es un movimiento gestado desde el poder, donde sólo mantienen peso específico aquellos cuadros que supieron manejar los mostradores del poder real. Los Gobernadores. Canteras de donde surgen los presidenciables. Con la excepción única de Perón, el visionario que fundó el eterno negocio, y que no necesitó el peldaño de la gobernación.Hasta la irrupción, en 1989, del producto peronista del menemismo, los gobernadores estuvieron asistidos por los sindicalistas. Quienes los nutrían, mientras se les equiparaban. Cuando representaban, antiguamente, la “columna vertebral del Movimiento”. Y no eran, como hoy, prótesis involuntariamente secundarias. Folklóricas, pero prescindibles.
Teoría de la acción
El intelecto, en el peronismo, suele ser generalmente arrinconado como objeto suntuario.Es desplazado, merced al malentendido que induce a la tendenciosa preferencia de la acción.Suele desconfiarse, en principio, de cualquier marco teórico. Significa suponer que la teoría siempre marcha detrás de la acción que la provoca. Con el objetivo acotado de explicar, posteriormente, las acciones que ejecutan los hacedores. Los que “hacen”, en general, sin disponer de la consistencia de ningún arsenal teórico que les sostenga la praxis. Característica que apunta a explicar que el peronismo puede tranquilamente deslizarse entre los extremos confrontacionales. Con los mismos protagonistas. Con un riguroso desprecio por la gratuidad de la palabra.Entonces en el peronismo, la racionalidad del pensamiento surge, en el mejor de los casos, como elemento de decoración. Como le dijo un poderoso importante al Director del Portal, Jorge Asís:“No quiero que seas mi asesor cultural, no te lo tomes en serio. Sólo quiero que se sepa que sos mi asesor cultural”.Igual que aquel protagonista, vagamente autorreferencial, del tango “Naranjo en flor”, el peronismo puede, sin mayores inconvenientes fácticos, también “andar sin pensamiento”.La doctrina la brinda el ejercicio del poder.Porque la explotación de los atributos del Poder, al fin y al cabo, genera, en el peronismo, su propia doctrina. La ideología del poder debe entenderse, en este caso, como una teoría de la acción.Es la ética, desfachatadamente descarada, de “Naranjo en Flor”. Legitima que no se responsabilice socialmente al peronismo por las consecuencias de las transformaciones inconclusas de los noventa. Las que signaron, con el sustento de la Convertibilidad, la década de Menem.Tampoco aún se le reclama, al peronismo, y en todo caso saben esquivarse las culpas, por la calamitosa salida de la Convertibilidad, que encarnó Duhalde. Antesala del antinoventismo superficialmente despedazador que supo encarnar, con indudable eficacia, Kirchner, el último producto peronista que desemboca en las playas recientes del más flamante fracaso.

 
El país de Bombita Rodríguez
Una parte de nuestras obligaciones como personas es entender lo que sucede. La otra, contarlo. Debo reconocer que no entiendo nada.
Una parte de nuestro deber como ciudadano que vota, es entender lo que sucede. Debo reconocer que no entiendo nada. No entiendo el tono apocalíptico de estos días, no entiendo la sensación de abismo, no entiendo por qué el Gobierno siente que en este aumento de retenciones se le va la vida. No entiendo el tono épico del oficialismo, que parece bajar desde la Sierra Maestra para liberar ¿a quién? Decisiones muchísimo más trascendentales en la vida argentina no han tenido ni la mitad de esta repercusión social: las leyes de impunidad, la reforma de la Constitución, las privatizaciones. Estamos discutiendo el monto de una alícuota. ¿Quién lo transformó en una cuestión de vida o muerte?Hay un 30% de inflación, hay concentración insólita de la economía, hay uno de los funcionarios más sospechados del Gobierno a punto de renacionalizar una compañía aérea y seguimos hablando de las retenciones. El Gobierno compra voluntades, entrega aportes del Tesoro a diputados y senadores, arregla lo que sea con quien fuere para conseguir la mayoría en el Legislativo. ¿Está por repudiar los 170.000 millones de dólares de deuda externa? ¿Va a pedir que la transferencia de acciones de las empresas pague impuesto a las Ganancias? ¿Va a dejar de entregar subsidios a las empresas de transporte que brindan un pésimo servicio y se quedan con la diferencia? ¿Va a reducir el IVA y aumentar Ingresos Brutos o Bienes Personales?¿Va a poner un impuesto a los plazos fijos, hoy exentos de impuesto a las Ganancias? No. Sólo piensa aumentar las retenciones al agro; no digo que el tema sea menor, pero... ¿por qué visto desde afuera da la impresión de que estamos discutiendo el comienzo del socialismo en la Argentina? Y si es así, ¿por qué tardamos cinco años en comenzar a hacerlo? ¿Qué parte del gobierno K va a llevarlo adelante? ¿Moyano? ¿Ishi? ¿Saadi? ¿D’Elía? He escuchado las sentencias más increíbles:–Si el Gobierno pierde en el Senado, la estabilidad democrática está en riesgo.¿Quién tomará el poder? ¿Darán un golpe por cinco puntos de retenciones? ¿Avanzará con las tropas el general De Angeli?–No –dicen con ingenuidad los chicos de la Cámpora–, pero la derecha terminará fortalecida.¿Cuál derecha? ¿La de las petroleras que apoyan a K? ¿La de las compañías testaferros que salieron a comprar empresas? ¿Las de la industria pesquera o minera? ¿Cristóbal López es un comandante sandinista? ¿Rudy Ulloa, su lugarteniente? ¿De Vido viene de trabajar en un koljos? ¿Felisa será Felisa Luxemburgo? Tuve, como todos, el mismo escozor ante la foto del campo con Barrionuevo. ¿La de Kirchner con Moyano es distinta? ¿Hay chorro bueno y chorro malo? ¿Qué tienen de distintos Reutemann y Scioli o Alperovich y De la Sota? ¿En qué momento Luis Juez, o Claudio Lozano o Víctor De Gennaro pasaron a ser parte de un complot golpista y que pasa hoy que Aldo Rico un demócrata está asesora al Frente para la Victoria en el Senado bonaerense? ¿Felipe Solá es un “traidor hijo de puta” por votar distinto? ¿Hay escrache bueno y escrache malo? Ver a Juan Cabandié, ex miembro de HIJOS, despotricar contra los escraches fue igual de desolador. También escuchar que estos escraches son violentos y los otros no. ¿Meterle el pie a Alemann o tirarle huevos a un milico eran sólo pasos de danza clásica? La lógica del escrache descansa en la idea del repudio social: es arbitraria y anónima, y muy susceptible de ser manipulada, pero es buena para todos o mala para todos. Que Kirchner sea admirado y escuchado por “intelectuales” es también una novedad. El trabajo académico e intelectual del Presidente, su aporte al mundo de las ideas, no parece haber superado la ejecución hipotecaria durante la 1.050. Ahora, sin embargo, un grupo de “intelectuales” –dentro de los cuales se encontraban muchos funcionarios del Gobierno– decide iluminarse con sus razonamientos, y le regala –como informó anteayer Página/12– una serie de aforismos. Horacio “Bombita Rodríguez” Verbitsky pareció divertirse con el juego, de modo que se nos ocurrió acercarle algunos otros:“Si seguís con De Vido, Horacio, estás jodido.”“El Perro con Rudy bien se lame.”“De robo para la Corona a servir a la Reina.”“Desde Ezeiza a Calafate Horacio banca el remate.”“De los soldados de Perón a defender a Felisa fue HV sin cortapisas.”Bombita Rodríguez, el Palito Ortega montonero, personaje creado por Diego Capusotto, se ha transformado en un documental.Acaso el humor sea la única manera de combatir al nuevo invitado que llegó para quedarse: el odio. Se discute con odio, se argumenta con odio, se pregunta con odio. Asistimos a la remake del término “gorilas”, como si el Gobierno fuera “peronista”. D’Elía llama “oligarca” a Fernando Peña y milita en un partido cuyo líder declaró, en blanco, unos cinco millones de dólares y acaba de construir un hotel en Calafate de 500 dólares por noche, eso sin hablar del gasto en carteras de Madame. El Gobierno habla de democratizar la democracia, pero espera tres meses de conflicto para llevar las retenciones al Congreso, y mientras tanto el secretario Guillermo “Poronga” Moreno trata de convencer a los golpes a los opositores (con la ayuda de su esposa y jefa de asesores). Me están contando una pelea que no es tal. Así como Kirchner supo, durante su primer gobierno, que no había nada mejor que pelearse contra enemigos imaginarios, propone ahora, en su segunda administración, abismos inexistentes.¿Qué pasará si el Gobierno pierde en el Senado? Nada. Seguirá gobernando hasta completar su período, y ojalá le sirviera para sacudirse la soberbia que se vuelve cada día más violenta.

sábado, julio 05, 2008

 
Por 128 votos a 122 y sin leer el texto definitivo del proyecto, el FpV-PJ aprobó la ley sobre retenciones
pero nació un importante bloque opositor
Diputados aprobó el proyecto de retenciones móviles en general, por 128 votos a favor y 122 en contra. Ahora será el tratamiento en particular. edia sanción al proyecto oficial que establece el régimen de retenciones móviles, que apunta a gravar con una alícuota diferencial alta a aquellos que producen a mayor escala.
05/07/2008 12:19

Con 128 votos a favor y 122 en contra, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto oficial que establece el régimen de retenciones móviles.
Antes de la votación, el diputado nacional Agustín Rossi (Santa Fe-FpV), presidente del bloque oficialista, se negó a leer el texto definitivo del proyecto, afirmando que eso lo haría cuando se votara en particular.
Hay algunas conclusiones por delante:
* Fue la 1ra. vez que la oposición pudo presentar semejante batalla legislativa, y si pudiera persistir en ciertos criterios de unidad, le complicará mucho el trámite legislativo al oficialismo, que dificilmente en otras circunstancias podrá repetir la presión para sumar 'masa crítica'.
* El resultado fue más ajustado de lo que esperaba el Frente para la Victoria-Partido Justicialista porque el viernes consiguió 129 votos para el quórum y el sábado no pudo repetir esa cantidad de votos.
* El bloque oficialista sale muy dañado del debate; hubo deserciones y algunas relaciones personales han quedado seriamente afectadas.
* El bloque de la Concertación Plural, saltó por los aires, dividiéndose.
* En el Senado, no sería menor el choque interno dentro del oficialismo, ratificando el elevado costo político que pagan los Kirchner por el conflicto agropecuario.

miércoles, julio 02, 2008

 
Kirchner va a resistir hasta el último aliento
Se lo dijo a sus íntimos. Jamás se hubiera refugiado en una cañonera (como hizo Perón). Ni lo van a sacar 25 caceroleros en ojotas (como a Rodríguez Saa). Un análisis del Kirchner que se viene.
CIUDAD DE BUENOS AIRES. En el desgarro del descascaramiento, Kirchner plantea disidencias súbitas con Perón.
Sostiene que nunca, en su lugar, se hubiera refugiado en la cañonera. Mensaje explícito. Debe entenderse que Kirchner, llegado el caso indeseablemente límite, va a resistir. Con lo que tenga. No lo van a expulsar 25 caceroleros en ojotas, como a Rodríguez Saa. Tampoco, cuatro mil.
Si Parrili, el despachante de los fondos, desde la Secrataría General decidiera convocar, para la defensa real del gobierno, podrían juntarse, con generosidad de cálculo, según nuestras fuentes, entre ocho y diez mil personas. Con convicción, voluntad y palos. Y con algunos fierros.
“Siempre y cuando enfrente no haya nadie. Y no suene ningún estampido”, aclara un especialista, algo escéptico en materia de arrojo popular.
El más fríamente temerario de los especialistas consultados, asegura la existencia, oculta en alguna parte, de alrededor de ocho mil armas que aguardan ser utilizadas.
Los fierros proceden de Venezuela, y llegaron, confirma, vía Bolivia.
Adictos a la rigurosa información, los atinados citan la persistencia, a lo sumo, de mil quinientos cuadros. Aunque improbablemente puedan juntarse más de seiscientos. En condiciones personales de “enfierrarse”. Capacitados para manejar el estricto lenguaje de los fierros.
Brotan desde distintos centros de irradiación, que conforman un rectángulo. Jujuy, el Chaco, Rosario, y el suburbio bonaerense, en conjunto con la capital.
En la declinante actualidad, persisten dos funcionarios que concilian, según nuestras fuentes, la atención prioritaria de Kirchner.
Prioritarios son Zannini, alias El Ñoño, y Larcher, alias Paco.
Afuera quedan los abnegados declaracionistas precoces. Útiles para el ejercicio frontal de la palabra. Heroicos que van, concientes, al sacrificio, y asumen el riesgo de autodescalificarse. Colocan el rostro, con un discurso medianamente articulado. En la defensa de la posición oficial. La suerte es indecorosamente relativa.
Tampoco La Elegida, en este esquema, es prioritaria. Duele confirmarlo. A pesar de la jerarquía de su investidura. Y aunque le colmen los pasillos, como los baños, con rosas color salmón.
La Elegida percibe que el marido, para colmo su jefe político, desperdició irresponsablemente su gobierno, con inesperada crueldad.
En un acto de explicable grandeza, Kirchner la colocó en el sitial más alto. Con aquella ética de Kane, El Ciudadano, que inmortalizara Orson Welles. En blanco y negro.
Pero para hacerla, en el fondo, fracasar.
Kirchner sorprende. Faena pendiente para los periodistas deportivos de la historia. Para cualquier analista, transformado en furtivo historiador del presente, debe contrastar la reconocida mezquindad de Kirchner, para administrar el poder, durante su gobierno. Con la dispendiosidad con que suele derramarlo, el mismo poder, durante el gobierno de La Elegida.
Kirchner atiende, especialmente, las articulaciones conceptuales del doctor Zannini, aún Secretario Legal y Técnico. Un cordobés profesional que lo conoce demasiado al jefe, como para hacerse cargo de la jefatura de gabinete.
Zannini, El Ñoño, mantiene, hasta aquí, el mérito exclusivo de ser incuestionable. No suele participar del eufórico “clima de negocios”. Tampoco se encuentra inmerso en la supuesta ética de las transformaciones, para amontonar propiedades. Ni para llenar cajas de seguridad. En definitiva, para llevársela.
Resulta admirable la epopeya del cordobés profesional. Pasa Zannini, en la peripecia, de la alucinación maoísta, que le deparó encierros, a ser el ideólogo del peronismo caricatural.
Conste que Zannini nunca fue peronista. Tampoco, aún, lo es. Aunque se dedique a construir la literatura de los documentos. Sin embargo, en materia de importancia, para el Presidente, Zannini desplazó al Alberto y a De Vido. A los dos juntos. Los que se enfrentaron, entre sí, estimulados por el menemismo de Kirchner, hasta atenuarse recíprocamente.
Incluso De Vido, que se recuperaba de los desmanes preelectorales del Alberto, viene de fracasar. Junto al devaluado Moyano.
Si se lo debilita aún más, y si Kirchner sobrevive al torrente actual de la adversidad, Moyano es el sindicalista preferible. Para mantenerlo -por frágil- al frente de la CGT.
De Vido y Moyano vienen de rebotar ingenuamente juntos, en una negociación con los dirigentes agrarios. Habilitada, en principio, por Kirchner. Pero que finalmente no se la bancó. Como no se banca nada que huela, hasta ahora, a concesión. Y menos, si la concesión trasciende.
Aflojar es lícito, pero que no se note. Es Zannini quien lo consolida a Kirchner, según nuestras fuentes, en las posiciones categóricamente suicidarias. Es el que articula algún concepto en medio de los arrebatos.
Si Kirchner aguanta la parada, Zannini le asegura que va a ganar. Una partida tristemente hueca. Otro funcionario, que concita atenciones sustanciales, es Larcher. Es el Espía que viene de “Abril”. Los involucrados, o sea, los sospechados, consideran que Kirchner carece de buena información. Pero Larcher resulta indispensable, en la presente instancia, por los informes precisos. Relativos a los entrecruzamientos de -digamos- ciertos dirigentes. Aluden a la multiplicidad de reuniones. Comunicaciones que incluyen a funcionarios vacilantes, que aguardan el momento propicio para decidir la traición.

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