domingo, marzo 25, 2007

 
Simulación
Es de presumir, y de desear, que el multitudinario acto anti Bush, llevado a cabo en el estadio de Ferro, haya servido cumplidamente a los dos fines que siempre persiguen estos mitines en todas partes del mundo: dejar contentos a sus oradores, que piensan que execrar públicamente a un poderoso los pone a ellos a la misma altura y convencer a sus oyentes de que si perseveran con sus denuestos el gigante, algún día, caerá rendido a sus pies.Como buen anfitrión, el presidente Kirchner simuló creer que las execraciones de Chávez tienen importancia y que sus chistes tienen gracia, mientras, como buen huésped, Chávez simuló creerse la simulación de Kirchner. Bush, de haber estado presente, también habría hecho su parte simulando cólera, cosa que hace bastante bien cada vez que alguien pone en duda el derecho de su gobierno a todo. Y sólo no simularía en caso de que, por ejemplo, el Estado argentino dejase de ser uno de sus soportes más seguros en el alineamiento contra el terrorismo internacional o que diese marcha atrás en el pedido de nueve capturas, a Interpol, de otros tantos funcionarios iraníes denunciados por nuestro país. Mientras ello no ocurra, más allá de la retórica, todo estará bien.

 
Rentabilidad
Que la alta rentabilidad de las empresas es, dentro del sistema de economía capitalista, requisito indispensable para activar la gran palanca de la riqueza común y hacer que ésta fluya, previsiblemente, hacia los niveles inferiores de la pirámide social, es cosa archisabida. Menos lo era, hasta hace pocos días, que el presidente Kirchner estimara este rasgo del sistema como algo bueno y tuviese por deseable, tal y como lo subrayó, que las tales empresas rindan dividendos crecidos. Jefe de un gobierno que, en muchos y enojosos aspectos, siente justificada su existencia por el honor de proclamar su adhesión al ideario setentista, entre cuyas rancias tonterías figuraba la de fomentar la lucha de clases a través de la lucha armada, Kirchner ha dicho ahora una verdad indiscutible. Enhorabuena que así sea, sobre todo si el sector público deja de ser un estorbo y se convierte en un dinamizador de la actividad privada.

 
Mal blanco
Si alguien quisiera, desde el poder, dar largas al asunto de la violencia en el fútbol y cambiar algo para que en éste nada cambie, el reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia que obliga a las entidades deportivas a indemnizar a quienes sufran daños en una cancha lo habrá puesto de un humor excelente. Porque el de la violencia en el fútbol no es, contrariamente a lo que a toda hora nos dicen y escuchamos, un fenómeno sociológico ni un síntoma de la época más de lo que lo son la prostitución o el tráfico de armas. Se trata de un negocio. Un negocio organizado, monitoreado y explotado no por los clubes como instituciones, sino por hombres de negocios que podrán, llegado el caso, operar desde los clubes, pero nunca en representación de estos. Exigir de tales instituciones (que es como decir de sus miles de socios contribuyentes) que respondan con sus activos por cada desmán y tumulto ocurridos un buen domingo es como exigir a la secretaría de Transporte que indemnice a las víctimas de carteristas dentro de un subterráneo. Los verdaderos culpables estarán encantados de que alguien pague por ellos. Y de que nadie los busque.

 
Dedazos
Un día sí y otro no, Néstor Kirchner candidatea a su mujer para la sucesión presidencial, pero también se candidatea a sí mismo, mientras Elisa Carrió se autoproclamó hace ya un año y medio, aunque, según dicen, ahora vira a disputar la intendencia porteña, donde Jorge Telerman se candidatea a sí mismo, mientras el oficialismo candidatea allí a Daniel Filmus y a Daniel Scioli en Buenos Aires. Son todos candidatos a dedo. Y eso no asombra a ninguno, ni aun a los más calificados observadores políticos. ¡Cómo han cambiado los tiempos! Antes no se concebía que alguien fuese candidato sin una larga militancia en algún partido y jamás en un distrito que no fuera el originario.

 
DD.HH.
En un tramo de su mensaje anual a la Asamblea Legislativa, Néstor Kirchner renovó fervientemente su adhesión a lo que bien podría ser bautizado como la "versión tuerta" de nuestro pasado histórico violento. Estriba ésta en clamar por justicia y por reparación, y emocionarse haciéndolo, contra los excesos de una legítima defensa, pero cautamente silenciar la ignominia, la ferocidad tenaz y los fines declarados (y hoy olvidados) de un ilegítimo ataque. Y, por supuesto, callar por siempre que el segundo dio, a grandes rasgos, origen a la primera. Llamar a la reconciliación y al ejercicio de la memoria común son arengas elementales, de efecto seguro, pues invocan nociones de suyo buenas a las que todos fácilmente adscriben. Lo mismo diera declararse a favor de la vida y en contra de las enfermedades. Mas no basta con ello para ser un buen médico.

 
Abuso
En cualquier país del mundo civilizado, si un malviviente intenta abusar de una menor, la arrincona en un colectivo, la manosea a vista y paciencia de la gente y le muestra sus genitales, va preso sin más vueltas. En la Argentina, es al revés. El hecho reseñado ocurrió en la localidad de Claypole, Gran Buenos Aires. El degenerado fue retenido por la policía y la jueza de Garantías, María Salvo, ordenó su libertad por falta de mérito. Acto seguido, el violador potencial, Alberto Zacarías, de 33 años, se hizo presente a metros del colegio donde asiste la menor y la amenazó. Increíble pero cierto. El padre de la menor se preguntó, con razón: "¿Qué hace falta para que la justicia reaccione?". A lo cual habría que responder: terminar, de una buena vez, con el garantismo. Mientras haya ministros de la Corte, jueces, y el presidente de la Nación insista en promover mas magistrados garantistas, los violadores seguirán libres aunque hayan abusado de menores.

 

De la verborragia de Kirchner (para ocultar otros temas) a la soledad de Verbitsky
Fue verborragia calibre grueso la que utilizó el presidente Néstor Kirchner en Córdoba, y pudo ocupar la mayoría de las portadas de los diarios dominicales. Sin embargo, ninguno de los columnistas, con excepción de Horacio Verbitsky, le dedicó pólvora al tema. Y Verbitsky, en su rol de ex oficial montonero y presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales, es juez y parte. Por lo tanto, Kirchner no pudo convencer a los columnistas dominicales que su advertencia al Poder Judicial, etc. era importante más allá de la crónica diaria; y Verbitsky habita su soledad porque todos quieren dejar en el pasado aquello que él se empeña en vivir como presente.

Horacio Verbitsky en el diario Página/12:
"A un cuarto de siglo de la guerra de las Malvinas, a treinta años de la desaparición de Rodolfo J. Walsh y a treinta y uno del último golpe militar, no hay sectores significativos de la sociedad que reivindiquen el terrorismo de Estado o cuestionen el enjuiciamiento de sus responsables, salvo sus familiares y amigos.
Los intentos que hoy se realizan para frustrar el avance de la justicia son solapados e insidiosos e intentan aprovechar las deficiencias estructurales de la burocracia pública que, librada a sí misma, suele empantanarse en cualquier lodazal.
En este momento hay 253 procesados por crímenes de lesa humanidad, pero apenas seis de ellos han sido condenados en juicio, cuatro por apropiación de bebés, delito que nunca fue incluido en las leyes de impunidad.
Desde la anulación de las de punto final y obediencia debida los únicos condenados fueron el suboficial de la Policía Federal, Julio Simón, y el oficial de la policía de Buenos Aires, Miguel Etchecolatz.
Sólo una movilización consciente de la sociedad civil, que ejerza presión sobre la sociedad política, podrá impedir que la justicia siga esperando turno.
A partir del secuestro de Jorge Julio López, hace ahora seis meses, esa reacción se puso en movimiento y comienzan a verse sus primeros resultados:
> la primera pista seria sobre López fue brindada por un organismo de derechos humanos, la Corte Suprema de Justicia decidió actuar para que las excusaciones en cascada no dejen las causas sin jueces;
> la Procuración General de la Nación creó una nueva Unidad que coordinará todos los juicios por violaciones a los derechos humanos;
> el Consejo de la Magistratura comenzó a analizar el posible juicio político a varios jueces de la Cámara Nacional de Casación Penal que están demorando sin razón los procesos;
> el Ministerio de Defensa está preparando una cárcel común en la que serán alojados todos los detenidos; la justicia federal avanza en la investigación del secuestro de López y
> en los próximos días el Poder Ejecutivo anunciará la creación de un Programa de Verdad y Justicia que tendrá a su cargo la centralización de todas las tareas vinculadas con la protección de los testigos y el ordenamiento racional de las causas, al frente del cual será designado un funcionario de confianza presidencial.
Los dos actos realizados ayer en la Plaza de Mayo dan cuenta de esos claroscuros y de las diferentes valoraciones que suscitan: la declaración de los organismos defensores de los derechos humanos (que acompañaron a Kirchner a Córdoba, donde un campo de concentración del Ejército se convertirá en museo de la memoria) puso el acento en los juicios pendientes contra los responsables del terrorismo de Estado, mientras el mensaje de los partidos políticos del arco rojo se centró en una denuncia cerrada y sin matices del gobierno nacional.
Un claro deslinde, en el que cada uno asume su propia representatividad y pone su legítimo punto de vista a consideración de la sociedad, sin mescolanzas intolerables para unos y otros (...)".
Joaquín Morales Solá, en el diario La Nación, no le dedicó ni un párrafo al tema (tampoco Eduardo van der Kooy en 'Clarín'). En el caso de Morales Solá debe destacarse lo siguiente:
"(...) El gobierno norteamericano no promoverá inversiones de sus empresarios en la Argentina. Esa es otra conclusión, aunque siempre cabe la decisión particular de las corporaciones. Burns se había interesado por aumentar las inversiones norteamericanas en la Argentina cundo estuvo en Buenos Aires, en febrero último. Según los primeros datos sobre inversión extranjera en América latina en el año 2006, la Argentina podría resultar quinta, luego de Brasil, México, Chile y Colombia. Las explicaciones hay que buscarlas en la política y no en la hasta ahora rebosante economía.
El presidente de Petrobras, José Gabrielli, se refirió de algún modo a esas cuestiones políticas cuando cuestionó las decisiones sobre tarifas y controles, y condicionó las inversiones. ¿Novedad? Ninguna, pero el Gobierno explotó de furia. Julio De Vido le habló cortésmente al embajador brasileño, Mauro Vieira. Vieira es un diplomático fogueado en la prestigiosa cancillería brasileña y en el acto se dedicó a poner paños fríos entre el gobierno argentino y la petrolera de su país. Lo logró.
Una ayuda importante que recibió el diplomático fue la nula repercusión que tuvo en Brasil el conflicto entre Gabrielli y De Vido. Nada. Ningún diario de Brasil habló de ello. Ningún funcionario de Brasilia se enteró de nada. Petrobras es una empresa emblemática de la sociedad brasileña, pero el gobierno de Lula entendió que se estaba metiendo, sin quererlo, en la política electoral argentina. Brasil confía en que los números de la economía, incluidos los de las tarifas, comenzarán a sincerarse después de los comicios de octubre. ¿Para qué pelear un combate inútil?, dedujeron.
Sea como sea, no deja de ser extraño que el Gobierno reaccione con tanta rabia ante la declaración de un ejecutivo, que luego debe rendir cuentas a sus accionistas. El Estado brasileño tiene la parte más importante del paquete accionario de Petrobras, pero la mayoría está en manos de accionistas privados. Kirchner ha defendido el derecho a expresarse de Chávez por su vociferación de Ferro. ¿Por qué le negaría a un brasileño el derecho a exponer sus opiniones? Los empresarios del extranjero actúan y hablan como se habla y se actúa en el mundo, que cada vez se parece menos a la Argentina.
El mundo desconfía. La máxima conducción del Gobierno debió salir por segunda vez en dos semanas a aclarar que no proyecta despojar a Repsol de YPF. Esas versiones no surgen de la ficción; un sector de la segunda línea del Ministerio de Planificación las está fogoneando. El gobierno español, uno de los pocos que tratan de comprender a Kirchner, se estremeció una vez más.
Alberto Fernández trató de apagar el fuego. El funcionario le aseguró al embajador español, Rafael Estrella, que su gobierno jamás le daría ese manotazo a Repsol. Estrella es un político que no quiere ser el embajador de las empresas de su país, pero lo que se discute no son las tarifas, sino la propiedad. Algo más grave, sin duda.
YPF no está en venta y, por lo tanto, cualquier intento de compra sería hostil , ha dicho el jefe de Gabinete. ¿Kirchner le haría eso a Rodríguez Zapatero? En tal caso, el presidente argentino les entregaría la cabeza del líder español a sus opositores y nunca más volvería a entrar en Madrid. Por ahora, y por un largo tiempo, no volverá a entrar en Washington".
Eugenio Paillet, en La Nueva Provincia, tampoco abordó lo de la represión a Montoneros, ERP y sus simpatizantes. Podría especularse con la relación histórica entre el matutino y sectores militares; pero también es cierto que, objetivamente, los temas que abordó eran los de la agenda elegida por la mayoría de los otros analistas:
"El gobierno salió a defender la embestida de Néstor Kirchner contra el obispo de Río Gallegos, Juan Carlos Romanín. No podía esperarse otra cosa dado el culto a los dichos y las formas del santacruceño que cultiva el gabinete. Con la misma lógica, el presidente se encarga siempre de dinamitar cualquier esfuerzo de otros sectores de su gobierno por enderezar las relaciones crispadas con quienes no piensan como él. Es lo que acaba de ocurrir con la Iglesia.
Apenas un día antes de que Kirchner se subiera otra vez a la tribuna para vociferar andanadas contra el obispo y los empleados estatales de su provincia, Daniel Scioli había logrado una definición del Papa Benedicto XVI sobre la Argentina que, si algo supuso, antes que cualquier otra consideración, fue la presencia de una señal favorable hacia el país y el gobierno. Los encontronazos por el caso del vicario castrense Antonio Baseotto, las críticas a la aparición pública de monseñor Joaquín Piña como adalid contra los abusos del poder en Misiones y la nula relación de la Casa Rosada con el cardenal Bergoglio fueron una constante en estos cuatro años. Kirchner acaba de sumar ahora su rabieta frente a los prelados que, como el mismo Piña, y ahora el obispo Romanín, se vuelcan a favor de la protesta social o de reclamos ciudadanos contra la vieja y la mala política.
Resulta cuanto menos errático el paso del presidente. No hace mucho, había reclamado a la Iglesia por no participar, por no involucrarse, y hasta endilgó a sus hombres algún exabrupto como el de acusarlos de ser pecadores con sotana. Ahora ha terminado por reprocharle al obispo sureño haberse sumado a una protesta en la que los trabajadores estatales reclaman mejores salarios y un freno a la prepotencia de las autoridades santacruceñas. Un hombre político de Balcarce 50 ha salido a reforzar la andanada presidencial. Sostiene que, en la visión de las autoridades y de cara a la sucesión de casos de protesta social, lo que se espera de la Iglesia es que no se pare junto a uno de los bandos, sino que se ubique en el centro en calidad de moderadora o de mediadora.
Salta a la vista que Kirchner no mide ninguna consecuencia una vez que toma el micrófono de la tribuna o se acerca al atril tan temido. Es el caso de esta fuerte embestida contra el obispo de su ciudad -al que apoyó y a cuya asunción asistió, hace un año- apenas 24 horas después de aquel fuerte gesto papal. Tal como han ocurrido las cosas, es probable que caiga en saco roto esa palabra de acercamiento y hasta el enorme esfuerzo del embajador Carlos Custer para conseguirle a Scioli una exclusiva de un par de minutos con Su Santidad. Nuestro diplomático ante el Vaticano asegura que no suelen ocurrir esos gestos: para ello existe, desde tiempos remotos, la tradicional audiencia de los miércoles en la Sala del Consistorio, a la que acuden dos centenares de funcionarios y sus familias para recibir la bendición y la medalla oficial de la Santa Sede.
Por el mismo andarivel, el gobierno recibió con enojo la queja de los Estados Unidos por el nulo sentido de la oportunidad del gobierno de organizarle aquí a Hugo Chávez una manifestación contra George Bush mientras éste se encontraba en Montevideo. Encima, la protesta provino de Nicholas Burns, tercero en jerarquía del Departamento de Estado, que semanas antes había estado en Buenos Aires con su superior, Thomas Shannon. Ambos se habían prodigado en esa visita sobre la buena relación con la Argentina y con el gobierno. Pero conviene retratarlo: antes de la queja de ahora, Kirchner estuvo en Venezuela y desde allí le dijo a Bush que no tenía por qué inmiscuirse en la alianza entre Caracas y Buenos Aires y que las cosas seguirían así aunque no le gustara al ocupante de la Casa Blanca. Más de lo mismo: Kirchner puede tirar por la borda cualquier amago de estrategia de acercamiento como la que se llevaba adelante con Estados Unidos para ir a una negociación con el Club de París sin tener que pasar por el FMI. Es de imaginar que esa condición de los norteamericanos será ahora más innegociable que antes del jolgorio chavista de Ferrocarril Oeste solventado por la Casa Rosada.
Volvamos al plano local. El enojo con el obispo de Río Gallegos pretende esconder el grave problema de Kirchner en su provincia con el reclamo generalizado de los estatales. Dicen que resulta intolerable para el mandatario que se haya instalado con tanta contundencia en la escena nacional un reclamo que nunca debió salir de su patio trasero. Lo ocurrido en Santa Cruz es el coletazo de otros dos problemas profundos de la administración nacional: el reclamo de los empleados estatales -extendido como reguero en varios puntos del país, sobre todo en la provincia de Buenos Aires- y la fuerte puja salarial desatada en las discusiones paritarias.
No en vano, una fuente gubernamental había admitido hace diez días que el de las demandas por mayores sueldos de trabajadores públicos y privados era uno de los temas de la agenda que más preocupaban al presidente.
Kirchner se molesta con la prensa por lo obvio: desde su propia administración se había advertido que la decisión de apuntalar las escasas chances electorales de Daniel Filmus con el aumento a los docentes nacionales desataría una tormenta y provocaría el reclamo de los gobernadores. No sólo se han plegado otros gremios estatales a la protesta, sino que el gobierno nunca previó un paraguas financiero para las provincias. Pero, en época electoral, las decisiones de Kirchner no se discuten, aunque generen rechazos internos y de sus gobernadores aliados, como ha ocurrido.
En esa puja salarial, Kirchner abrió por primera vez una puerta a los "gordos" sindicales. Recibió a Oscar Lezcano, uno de los viejos dirigentes enfrentados a la conducción de Hugo Moyano en la CGT. Si fue una forma de intentar contrapesar el poder del camionero y su influencia en las discusiones salariales, puede decirse que el tiro le salió por la culata. Lezcano se despachó con un piso del 20% para los aumentos a discutir. Y otros dirigentes de peso, como los ferroviarios, prometen que llegarán al 25%. "Le doblamos la apuesta a Hugo", se vanagloriaba uno de los "gordos", a sabiendas de que, en su afán por mantenerse aliado a Kirchner, Moyano pugna por un aumento de entre el 15 y el 17% que se coloque en línea con lo que pretende la Casa Rosada.
Hay un capítulo aparte en los análisis oficiales de última hora, a raíz de la visita de Cristina Fernández a Ecuador y Venezuela, y que deja una frase de uno de ellos que se las trae: "Vuelve más candidata que nunca". Se reitera lo viejo: si bien el presidente va a esperar hasta último momento, ya son pocos los que dudan que la candidatura recaerá en la senadora. Ayuda a ese convencimiento que las encuestas recibidas en los últimos días en los despachos oficiales agigantan la impresión de que Cristina no necesitaría de una segunda vuelta para ganar, ayudada --es cierto-- por las dificultades a esta altura casi insalvables del arco opositor para encontrar un candidato único. Ese dato agiganta los convencimientos y hasta apuraría la toma de decisiones. (...)"

 
Ya olvidada de Machinea, Nofal sólo tiene ojos para los $ 22.300 que le paga Kirchner y exagera: "En 5 años se hablará del milagro argentino"
¿Qué queda de aquella Beatriz Nofal que en días de Juan Sourrouille se ilusionaba con un futuro junto a José Luis Machinea? También Roberto Lavagna era funcionario público y Felisa Miceli integraba el directorio del Banco Provincia de Buenos Aires. Ahora todos son 'kirchneristas', excepto Lavagna, por motivos personales antes que ideológicos. Nofal hizo su propia familia, se olvidó de Machinea y se encandiló con la Alianza UCR-Frepaso en 1999. Su nueva ilusión es Néstor Kirchner, y le agarró con todo...

 
Impresionante: Kirchner busca su Anillaco mientras murmura que hay una conspiración en Santa Cruz (y ¿cuándo 'escrachan' a Rudy?)
El 'kirchnerismo' está en problemas en Santa Cruz. Son años de desgobierno del Frente para la Victoria. Algo similar le ocurrió a Carlos Menem aún antes de su reelección, y decidió refugiarse en Anillaco, sin pasar más por la capital provincial. Pero Menem nació en Anillaco y Néstor Kirchner en Río Gallegos, no en El Calafate. La situación es muy interesante porque Kirchner especula con el 'pankirchnerismo' y resulta que no sabe cómo hacer para viajar a su provincia natal. En tanto, 'El Periódico', matutino paraestatal de Santa Cruz que dirige Rudy Fernando Ulloa Igor insiste en omitir cualquier información sobre que ocurre en su provincia. La pregunta es: ¿cuándo le escracharán el multimedios a Rudy?
Eduardo van der Kooy en el diario Clarín:
"Néstor Kirchner conjetura sobre alguna confabulación en Santa Cruz. Los conflictos en esa provincia han resultado siempre explosivos y traumáticos. Aquel de los petroleros en el alba del 2006 dejó incluso un muerto. Pero hacía muchos años, tantos que hasta casi se perdió la cuenta, que en Río Gallegos no salía un gentío a protestar. El Presidente dio un respingo.
Río Gallegos tiene una de las tasas de empleo más elevadas del país. Sus niveles de pobreza son también los más bajos. ¿Cómo se entiende semejante convulsión? Hay una multiplicidad de razones que podrían explicarla. Las mismas, quizá, que acicatean problemas similares en otras provincias donde las discusiones salariales se mezclan con el tiempo electoral. Pero Santa Cruz es la tierra de Kirchner y todos los focos de la atención política iluminan allí sin remedio.
Poco y nada se habló la semana pasada de las quejas docentes en Corrientes, Salta y Neuquén. Menos aún del trastorno con médicos y enfermeras en Catamarca. Persiste larvada, además, la crisis política e institucional en La Rioja. Pero la única información que fluyó con abundancia fue la que provino de Santa Cruz. También Kirchner subió el valor de aquel conflicto: le dedicó tiempo completo de su agenda y desde una tarima bonaerense enjuició a la oposición.
Habría que empezar por precisar una cosa. La protesta de Río Gallegos no fue detonada por el aumento salarial a los docentes que dispuso semanas atrás el Gobierno. El piso de los docentes allá —aun con su composición segmentada— está bien por encima del que anunció Daniel Filmus y que repercutió en Buenos Aires y en otras geografías. Pero esos docentes se reflejan en una realidad diferente y es esa misma realidad la que suele alentar sus demandas.
La vara de la comparación son siempre los trabajadores petroleros. El petróleo es, por lejos, el tesoro que dispone Santa Cruz para financiar su economía. Después de la revuelta de Las Heras, el salario de aquellos trabajadores quedó boyando entre los $ 4.000 y $ 5.000. Un docente de Río Gallegos gana casi $ 2.900. Esas desigualdades, aun en las cimas salariales, fogonean los reclamos y a veces cierta tensión. Pero a los petroleros les pagan empresas privadas y a los docentes el Estado provincial. Unos pueden desembolsar, con seguridad, más que otros.
Un problema adicional consiste en el pago de los salarios caídos por huelga. Esa cuestión fue clave para el arreglo del conflicto en Las Heras. Kirchner ordenó entonces ceder a la exigencia de los petroleros. El presentismo resulta determinante en la conformación final del salario docente. El Presidente asegura ahora que no aflojará. Aquella es una norma general que impuso en sus épocas de gobernador y que ayuda a neutralizar huelgas o, por lo menos, a debilitarlas.
En el entrevero, la política siempre mete su cola. La gran movilización fue en Río Gallegos y más raleadas en poblaciones del interior. La ciudad capital está en manos de un radical, Héctor Roquel. El intendente ha sido en promedio un hombre conciliador. Aunque Kirchner sospecha que tejió ahora alianzas finas con los docentes y empleados estatales que salieron a la calle. El radicalismo está activo en la provincia y la mayoría se inclina por respaldar la candidatura presidencial de Roberto Lavagna. El ex vicegobernador kirchnerista, Eduardo Arnold participa de esa negociación. Detrás de él se han ido algunos fragmentos del PJ provincial. Elisa Carrió aterrizaría en Santa Cruz en las próximas horas. Con ese panorama Kirchner dispone de un solo candidato para octubre: su hermana, Alicia.
Quizás el Presidente haya subestimado la crisis de hace un año donde la revuelta de los petroleros terminó con la renuncia del entonces gobernador Sergio Acevedo. Ese hombre, que formó durante años parte del tronco kirchnerista, vive hoy en la lejanía, el anonimato y el silencio. Kirchner supuso que Santa Cruz podía continuar funcionando bajo la órbita de su influencia a la distancia y la presencia de un simple controlador. Por esa razón dejó a Carlos Sancho a cargo del Ejecutivo provincial. Pero la gestión de ese funcionario de poco carácter es pobre, vacía de convicción.
Una de las deudas políticas que tiene, que en verdad heredó, es la falta de novedades sobre el asesinato del policía Jorge Sayago, ocurrida durante el estallido de Las Heras. Hay detenidos, pero la investigación está parada. Voceros de la oposición santacruceña denuncian que se evita incriminar a algún responsable con llegada al poder nacional. En aquella ciudad inhóspita y remota la situación no está en calma: los que protestan no son hoy los petroleros sino los pobladores comunes que se quejan por la falta y la mala calidad del agua, contaminada con materiales pesados y químicos.
Sancho no es el único responsable, sin embargo, de la tirantez con la Iglesia. Este es un problema que arrastra Kirchner desde el inicio de su gobierno. Y no incluye solamente a Santa Cruz. Existe sobre todo una relación deteriorada con el cardenal Jorge Bergoglio, el jefe del catolicismo argentino. Hay entre ellos hondas diferencias, pero habría también una puja de vanidades. El Presidente se indigna porque en distintos puntos del país algunos obispos se han colocado a la cabeza de luchas políticas (Misiones) o de protestas sociales. Hacen aquello que por distintas razones no está en condiciones de hacer la oposición. Bien o mal, es un anticuerpo que genera todo sistema que funciona con anormalidad. Kirchner y también la oposición tienen muchísimo por hacer para que la democracia mejore.
Santa Cruz no es, en ese sentido, una excepción. Juan Carlos Romanín llegó hace poco más de un año al Obispado de Río Gallegos. Es un jesuita de la escuela de Bergoglio, austero y concreto. Romanín le dio con su asistencia una escala superior a la movilización callejera de la semana pasada. El Presidente se desencajó porque había tenido con el cura un gesto, a juicio suyo, de buena voluntad: estuvo el día de su asunción. "No sirvió de nada", rezongó con amargura en las horas de mayor tensión.
Suceden más cosas. El párroco de Las Heras, Luis Bicego, tiene un duro enfrentamiento con el Gobierno provincial y, por añadidura, con la Casa Rosada. El gobernador Sancho lo responsabiliza de apañar siempre a los sindicalistas petroleros más revoltosos. El sacerdote hostiga al mandatario con severísimas opiniones en su contra. Hubo hace meses otro episodio serio que transcurrió alejado del escándalo. El párroco de Caleta Olivia, Enrique Lapadula, sostuvo una áspera discusión con el senador kirchnerista Nicolás Fernández. Lapadula fue trasladado a Puerto Deseado luego de recurrentes apretadas del poder político.
El alboroto en Santa Cruz llegó en un momento inoportuno e impensado para Kirchner. Estaba transitando sin grandes sobresaltos el primer tramo del tiempo electoral. Aquel alboroto, en cambio, fue recibido casi como una bendición por los opositores, esterilizados con las buenas noticias que brinda la economía. El conflicto patagónico revela que debajo de la alfombra de la bonanza subsisten insatisfacciones de todo tipo, también políticas. (...)"
El diario La Opinión Austral anticipa lo que vendrá en Río Gallegos esta semana:
"Los docentes de Río Gallegos asistieron ayer a una asamblea informativa que convocó la filial de la Asociación Docentes de Santa Cruz, para transmitir la resolución del Congreso Provincial del último jueves, de paro de 72 horas para los días martes, miércoles y jueves para la cuarta semana del plan de lucha por aumento al básico y blanqueo salarial, desde el inicio de clases el 5 de marzo pasado.
En la oportunidad fue informada a los docentes una resolución en primera instancia de la Justicia provincial, de inadmisibilidad al Recurso de Amparo presentado por la Adosac provincial, para que no se hagan los descuentos anunciados por el gobierno para los docentes en lucha, y que será apelada el lunes, se informó desde la asesoría letrada del sector.
El secretario general local, Ernesto Velásquez dijo que a pesar de eso, que fue informado en la asamblea, los compañeros siguen fuertes en las medidas y analizando la posibilidad de continuarlas en abril.
A tal efecto dijo que el sector está avanzando en un relevamiento por escuela, y no descartó que incluso, se sumen los compañeros que no han podido hacer el paro en el mes de marzo. Es lo esperable para darle continuidad a esta lucha y que se consiga lo que realmente queremos que es el aumento salarial al básico, y que se logra con una mesa de diálogo con el gobierno, que hasta ahora reacciona con todo tipo de agravios y provocación, advirtió el dirigente.
Velásquez aseguró que cada cosa que ha hecho el gobierno hasta ahora ha provocado mayor disgusto y mayor descontento.
Al margen del paro y de la movilización docente, dijo que las acciones de la Adosac Río Gallegos están sujetas a ajustes permanentes ya que remarcó, van a tratar de ir siempre ligadas al acompañamiento de la comunidad y de la integración con los gremios con los que formamos la Mesa de Unidad Sindical.
En tal sentido mencionó que para esta semana está pautada una movilización simultánea en cada una de las localidades para el día jueves, a lo que la asamblea local agregó una modalidad de asambleas por núcleos educativos, y una asamblea resolutiva de la continuidad de acciones para el miércoles".
Mariano Grondona en el diario La Nación:
"(...) Cuando se lanzó a la aventura misionera, el Presidente parecía pensar que debería elegir en cada provincia a un solo candidato, asegurándole la victoria con su insuperable energía. En distritos como Corrientes, Catamarca y Entre Ríos, que acaban de votar, ha optado en cambio por no "bajar" a cada distrito de la mano de un solo favorito, limitándose a aceptar a quienquiera lo apoyara y dejando a partir de ahí que el pueblo escogiera al ganador. En Entre Ríos, para tomar el último caso, tres de los candidatos se manifestaron kirchneristas antes del comicio. Uno de ellos ganó; otro salió tercero. Todos sabían que, una vez que se contaran los votos, el Presidente le levantaría la mano al vencedor.
Es probable, por lo tanto, que a partir de ahora se presenten dos o más candidatos oficialistas por distrito. Desde el momento en que casi todas las provincias dependen para sobrevivir del manejo presidencial de la "caja" nacional, el Gobierno supone que la gran mayoría de los candidatos que resulten vencedores, sean cuales hayan sido sus muestras de independencia antes de los comicios, vendrán finalmente "al pie" cuando necesiten el auxilio financiero de la presidencia, un auxilio que traerá consigo la contrapartida de la subordinación.
¿Por qué asumiría el Presidente el costo políticamente innecesario de escoger entre los diferentes candidatos antes de que se pronuncien las urnas, si casi todos ellos le estarán financieramente condicionados? Más le valdrá dejarlos que corran cada uno por su cuenta. Si gana alguno de los que le han manifestado previamente la más fervorosa adhesión, tanto mejor. Pero piensa que aún la mayoría de los que hayan querido mantener un margen de autonomía e incluso los que hayan militado lejos del oficialismo, tarde o temprano tendrán que acordar con la "Caja" Rosada.
En este cálculo se basa hoy la fuerza político-fiscal del pankirchnerismo . (...)
El pankirchnerismo se presenta como un conglomerado mucho más fuerte, mucho más sofisticado, que el simple kirchnerismo de la época premisionera . Aun así, tiene flancos vulnerables.
Observemos por lo pronto que, a la inversa de caudillos como Perón, Alfonsín y el propio Menem, Kirchner no moviliza el entusiasmo de masas. Tiene encuestas favorables a resultas de los números de la economía, pero entre este cálculo frío y el entusiasmo auténtico de las plazas, media una gran distancia. El pankirchnerismo, en este sentido, es más una ecuación de la razón práctica que una pasión.
Si un día las cuentas de la economía empiezan a vacilar, ¿qué quedará de las adhesiones que ahora se agolpan en tropel? ¿Cuántas 'facturas' guardan en sus cajones aquellos que, en algún momento, debieron hacen como que ignoraban las agresiones presidenciales? Pareciera que el apoyo al Presidente, más que un auténtico movimiento multitudinario que viene "de abajo", está prendido con los alfileres del cálculo económico de cada cual.
Contra esta visión podría levantarse un argumento que hasta ahora no hemos analizado: la adhesión importante, por ahora insuperable, que obtiene la candidatura a gobernador de Buenos Aires del vicepresidente Scioli, que podría ser votado el 28 de octubre, el mismo día que Kirchner o su señora.
Pero por debajo de Scioli, por quien Kirchner pagó el precio de escogerlo pese a que contradice su estilo, ¿se aquietan acaso las aguas del pankirchnerismo ? Pareciera más bien que, si bien de modo silencioso, dos kirchnerismos aún miden sus fuerzas en el mayor de nuestros distritos. Uno contiene a la legión del peronismo tradicional, a esos poderosos intendentes del conurbano que fueron sucesivamente menemistas, duhaldistas y kirchneristas, pero siempre manejaron al "aparato". Al lado de ese "peronismo permanente" de base municipal y sindical ahora militan empero referentes kirchneristas de izquierda ligados, finalmente, a los "imberbes" que Perón echó de la Plaza. (...)".

 
Autoridad es una buena palabra
Sin autoridad no es posible ser padre, ya que ésta es la que nos permite transmitir a nuestros hijos contenidos contenedores de valores que le den sentido al vivir.
Resulta interesante repensar nuestra función de padres como la de los primeros educadores, aquellos encargados de criar personas dispuestas a aprender, a escuchar, a crecer. Padre es aquel que es capaz de enseñar, en un sentido auténticamente humano. Ser padres no remite exclusivamente a la función biológica de engendrar un nuevo ser. Sólo se engendra cuando se enseña, cuando se introduce a los recién llegados en un mundo que ya está ahí. Al hablar de un sentido auténticamente humano, estamos hablando de valores. Nos referimos a “valor” como aquello que hace que un hombre sea tal; es un referente, una pauta que orienta el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Es una guía de orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social, sin lo cual perderíamos nuestra humanidad o parte de ella. Hoy en día, la jerarquía de valores está en crisis, los esenciales pasaron a ser los menos importantes y los secundarios se colocaron en la cima de nuestra estima. Los momentos de crisis son en sí mismos una posibilidad de crecimiento, un motor para el cambio. Frente a ellos podemos actuar positivamente y ser agentes activos de esa transformación. Entre otros, el valor “autoridad” está siendo cuestionado en muchos ámbitos. Debemos ser conscientes de que sin ella no se puede ser padre. Sin autoridad no tenemos la calidad de transmitir a nuestros hijos contenidos contenedores de valores que le den sentido al vivir. Criar es conducir a un niño a su mejor destino; pero también a un adulto, que es padre. En ese vínculo nos encaminamos en la búsqueda de lo mejor de nosotros mismos, a través de asumir nuestra responsabilidad de padres. Es importante que seamos conscientes de que como padres somos el primer “otro” para nuestro hijo, aquel que inicial y fundacionalmente le marca un “hasta ahí”, le muestra que no está solo en el universo; de esta manera le vamos dibujando los bordes, los límites. Éstos son tan importantes a la hora de pensar en la salud mental de los niños porque son los que permiten la conciencia de la existencia del “otro”. Cuando hablamos de límites, nos referimos a marcar un punto de referencia, una presencia, sin temores. No puede ser el temor el que dictamine los procesos de la crianza. La paternidad es un acto de fe y de confianza que no se relaciona con la dominación, que implica tratar al otro como un objeto, sino con el cuidado y la conducción. La familia es el lugar de la protección, de un adulto protector. Dentro de sus funciones, a la hora de la prevención hay varios elementos importantes: organización, amparo, límites negociados, supervisión, sensación de pertenencia y de unidad, tiempo compartido. El miedo como factor de crianza quita toda esperanza, porque empezamos a diseñar sistemas de seguridad en lugar de ámbitos de crianza. Una sociedad será mucho más segura si es una sociedad amorosa que confía. Nuestra función de padres es educar, ocuparnos. El amor no es solamente un sentimiento, es sobre todo un trabajo. Sin una serie de esfuerzos perseverantes, nunca podremos ser conductores de vida sana para nuestros hijos. La educación le da a cada uno de ellos la dimensión de sus posibilidades de ser. Ésa es nuestra tarea esencial...

 
Lejos del desarrollo
Si bien el PBI volvió a crecer durante 2006, todavía estamos muy alejados de aquellos países con ingresos per cápita razonables. Para achicar la brecha es necesario que, como sociedad, reveamos algunos valores que nos impiden crecer y desarrollarnos.
La semana pasada se conocieron las cifras finales de crecimiento de 2006 y el monto en millones de pesos que alcanzó el Producto Bruto Interno (PBI) cerrado al 31 de diciembre pasado. Después de sumar el 8,5% de incremento experimentado durante el año, el producto global de la Argentina se ubicó en los $ 654.000 millones. Esta cifra merece varias aclaraciones y el concepto de crecimiento debe enfrentarse a la idea de desarrollo como vehículo de verdad adecuado para sacar a la Argentina de la postración y a la mitad de su población de la pobreza. En primer lugar, el monto considerado en pesos y aislado de la interpretación mundial carece de sentido. A menos que la Argentina haya decidido definitivamente aislarse del mundo y comenzar a dar vueltas desprendidas en una órbita propia, es necesario convertir esos números a dólares para comenzar a tener sentido de las proporciones. La cifra del PBI global dividida por el tipo de cambio actual (U$S 1 = $ 3,12) lleva el PBI a poco menos de U$S 210.000 millones. A su vez, esa cifra dividida por la cantidad de habitantes (38 millones) nos entrega un PBI per cápita de U$S 5.516. Si, por otro lado, sabemos que, según el Banco Mundial, el PBI per cápita más alto del mundo es de casi U$S 60.000 (Noruega, U$S 59.590), la cifra argentina decepciona. Este ingreso medio nos pone en un pelotón de países de “ingresos medios bajos”, según la propia denominación del Banco Mundial, junto a Uruguay, Rusia, Venezuela y Costa Rica y por debajo de Chile, México, Polonia y Latvia. Siguiendo las cifras del Banco Mundial, Corea del Sur (el país de PBI per cápita más bajo entre los desarrollados) tiene U$S 15.830 de ingreso medio. La cifra que nos separa de las puertas del desarrollo sería, entonces, de U$S 10.314 por cabeza, un total de casi U$S 400.000 millones adicionales de producto. La pregunta es: ¿cómo vamos a conseguir semejante cosa?, ¿cómo vamos a atravesar la brecha entre el lugar en donde estamos y el lugar al que queremos llegar? Y aquí es en donde debemos empezar a anotar algunas consideraciones no económicas. Recién dijimos: “al lugar al que queremos llegar”... ¿Queremos llegar, realmente? ¿Queremos tener U$S 15.830 por argentino por año en el bolsillo? “¡¡Pero, claro...!!!”, se nos dirá. Lo que ocurre es que para tener ese ingreso no sólo hace falta “decir” que lo queremos, hace falta “hacer” ciertas cosas que tornan posible el objetivo. La mera actitud declarativa de “decir” que queremos el desarrollo, no lo produce. Sólo la adopción de valores concretos en la cotidianeidad de todos los argentinos (o de una mayoría decisiva) lo provocará. ¿Cuáles son esos valores? Obviamente, la respuesta completa a esa pregunta daría tema suficiente para un libro entero. Por eso incluiremos aquí sólo algunos comentarios. En primer lugar, los argentinos y su gobierno deberían desterrar, justamente, la creencia de que es posible alcanzar el desarrollo por la aplicación de metodologías originales, inventadas por la Argentina. El tema es central, porque la tara que el país parece tener con el berretín de inventar una formula de desarrollo propia es francamente llamativa. Parecería que los argentinos prefieren coquetear con la miseria antes de aplicar las recetas que ya fueron exitosamente probadas por otros. Es como si la dignidad nacional se pusiera a prueba frente a esta alternativa. En segundo lugar, la sociedad debería archivar para siempre la idea de que estructuras colectivas como el Estado sean la fuente de las soluciones por encima de los valores predominantes del individuo. La destrucción de la autoestima individual como motor del progreso es crucial para el desarrollo económico. Un país en donde el conjunto social no tenga la confianza suficiente en las personas individuales como para encarar y resolver sus propios problemas, esta condenado a la pobreza. En tercer lugar, los argentinos deberían desterrar dos conceptos interrelacionados de la riqueza que, en la medida en sigan siendo interpretados como hasta ahora, conducirán al país por la senda de la mediocridad y del resentimiento. El primero es la idea de que la riqueza es el conjunto de bienes físicos con los que el país cuenta. Frente a esto, el propio ejemplo de la Argentina (sobrecargada de regalos naturales de la Providencia) y de Japón (absolutamente excluido de todos) es suficiente como para terminar la discusión. El segundo es la idea de que la riqueza que tienen unos les falta a otros y que la pobreza de unos explica la riqueza de los otros. Este concepto es definitorio. Si los argentinos no adoptan la idea de que la riqueza radica en el intercambio de las múltiples relaciones humanas y que el producido de ellas es suficiente para mejorar a las dos partes de la relación al mismo tiempo, jamás tendrán el desarrollo. En cuarto lugar, la Argentina debería cerrar el círculo de odio y resentimiento que recrea su pasado. En la medida en que la hoguera de las pasiones que multiplica las pasiones de la división siga ardiendo, el desarrollo no llegará. Alcanzar los niveles de los países de avanzada implica una empresa de unión que no se alcanzará fomentando la idea que sólo son argentinos los que piensan igual que el viento que impera en el momento. Estos son apenas algunos de los palotes que deberíamos incorporar a nuestras creencias para empezar a pensar en el desarrollo como una posibilidad cierta. Cultivando los valores contrarios seguiremos debatiéndonos en la mediocridad y acrecentado el caldo de cultivo de la miseria.

domingo, marzo 04, 2007

 
Varitas mágicas
El pretendido resurgimiento industrial no es otra cosa más que un fenomenal enriquecimiento de determinados sectores elegidos por el Gobierno en forma arbitraria.

Hace unas semanas, en ocasión de salir al cruce de las declaraciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), tanto Felisa Miceli como el presidente Kirchner declararon que “el presente modelo económico no va a cambiarse porque busca la reindustrialización del país” y que la Argentina no iba “a aceptar presiones de nadie” para volver a un camino que terminó con la industria nacional. La recurrente tendencia de los funcionarios del Gobierno a aclarar que no aceptan presiones es sugestiva. “Dime de lo que alardeas y te diré de lo que careces”, dice el refrán popular. Es tanto el énfasis verbal que se pone en alertar que el Gobierno es infranqueable a las presiones que el primer pensamiento que surge es que la verdad transita por los caminos contarios. Puede ocurrir, efectivamente, que el Gobierno no esté dispuesto a aceptar presiones (o incluso sugerencias) de determinado sector social, de ciertos organismos internacionales o de aquellos creyentes en un determinado conjunto de ideas. Pero, en cambio, es claramente permeable a las presiones de otros sectores, de otros personajes, de otras fuerzas de choque y de otras ideas. Uno de los resultados de esa receptividad a la presión de determinados sectores es, justamente, la aplicación de una serie de conceptos de política económica que, a diferencia de un proceso normal de industrialización, están dirigiendo al país a una segunda vivencia del período conocido como “Patria Contratista”, en donde un sector o conjunto de sectores es receptor de una serie de privilegios antojadizos y artificiales que terminan convirtiéndolos en millonarios a costa de la sociedad, a la que a su vez se engaña vendiéndole un paquete “nacional y popular” cuya característica dominante es la demagogia. Pensemos por un momento qué producto de valor agregado industrial ha producido la Argentina por la aplicación de esta política económica que le haya permitido ganar aunque sea un mercado internacional con una oferta de calidad mundial a precios competitivos. Es difícil encontrar esa respuesta. Salvo aquellos casos que ya existían antes de esta administración, no existen ejemplos conocidos y resonantes de producción industrial exitosa nacida como consecuencia de esta política. Lo que sí pueden anotarse, en cambio, son sectores industriales que están obteniendo porciones extraordinarias del ingreso nacional. Esa riqueza, sin embargo, no se ha obtenido –lamentablemente– como resultado de una mayor competitividad, eficiencia y tecnificación del proceso industrial que permitan abaratar costos, mejorar calidades y ganar mercados, sino que ha sido producto de un fenomenal proceso de transferencia artificial de riqueza a sectores antojadizamente elegidos por la “varita mágica” del Gobierno. Independientemente del hecho adicional de que es natural sospechar de la limpieza e incorruptibilidad de los procesos en donde existen “varitas mágicas”, la idea de que el Gobierno no va dejarse presionar por aquellos que no quieren la industrialización del país es falsa y enfermizamente demagógica. Es demagógica porque insita el afloramiento de instintos primarios de la sociedad que cree estar enfrentada con fuerzas ocultas y extranjeras que sólo persiguen la infelicidad del país. Y es enfermiza porque anestesia la capacidad de advertir que los más pobres subsidian a los más ricos. Hoy, en la Argentina, un jean cuesta $ 350 cuando en el mundo cuesta $ 100. Creer que eso contribuye a “industrializar el país” (y no a convertir en millonarios a unos pocos privilegiados) es creerse una mentira a la que estamos siendo receptivos por alguna razón que deberá buscarse en los siempre difíciles, aunque habitualmente acertados, pliegues sicológicos de la sociedad. Es obvio que la Argentina está atravesando por uno de los momentos de mayor clausura mental de su historia. La incapacidad promedio del país para interconectarse con el mundo es francamente alarmante. En ese encierro, los argentinos han resultado permeables a los gritos vociferantes de la demagogia populista y pseudo-nacionalista. La ceguera que la estrechez mental genera impide ver que –por detrás del aparente cuidado a la “industria nacional”– lo que hay es un fenomenal enriquecimiento de unos pocos a costa de la mayoría, es decir, exactamente el escenario opuesto que el modelo de “igualdad” dice perseguir. Esta tendencia al aislacionismo y la clausura es contraria a la que Karl Popper definió como requisito para el progreso en “La Sociedad Abierta y sus Enemigos”. Es posible que la mayoría de los argentinos prefiera vivir en el engaño a sentir que da el brazo a torcer. Es una elección. Pero esto no dirige a la Argentina hacia la industrialización y a un mejor nivel de vida. Muy por el contrario. La persistencia en el error del aislamiento, la desconfianza y la estrechez de miras junto a la creencia de que el uso arbitrario de “aritas mágicas” sirve para defender los intereses de país sólo hará que la riqueza se concentre y la miseria, lastimosamente, se multiplique.

 
El Gobierno y la Ley de Say
La actual política económica pone el acento en el consumo pero se despreocupa de las condiciones necesarias que permiten producir. Por eso, la demanda crece más rápido que la oferta y, en consecuencia, los precios suben y la inflación aumenta.
Si mal no recuerdo, no hace tanto tiempo la ministra Felisa Miceli dijo que prefería un poco de inflación a la paz de los cementerios. Imagino que en este momento, en que el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno tiene que pelearse hasta con el precio de la lechuga y el Gobierno está en abierto conflicto con el INDEC, Miceli debe preferir un poco la paz de los cementerios a tanto desborde en el tema inflacionario. Claro, Miceli comparte la filosofía económica del Gobierno, que supone que la emisión monetaria es un buen estimulante de la actividad económica y cree que una vez lanzados a la droga de la emisión podrán controlarla. En rigor, desde el Gobierno creen haber inventado la pólvora en materia de política económica y suponen que lograron un nuevo paradigma de crecimiento cuando, en rigor, no hacen otra cosa que seguir los pasos de John M. Keynes, quien había sido refutado por Jean Baptiste Say muchos años antes de que el economista inglés escribiera su famosa Teoría General. Ya en 1803, Say (1767-1832) escribió un libro titulado Tratado de Economía Política, en el cual sostenía, en forma resumida, que la oferta crea su propia demanda. Dice Say: “Una persona que dedique su esfuerzo a invertir en objetos de valor que tienen determinada utilidad no puede pretender que otros individuos aprecien y paguen por ese valor, a menos que dispongan de los medios para comprarlo. Ahora bien, ¿en qué consisten estos medios? Son los valores de otros productos que también son fruto de la industria, el capital y la tierra. Esto nos lleva a una conclusión que, a simple vista, puede parecer paradójica: es la producción la que genera la demanda de productos”. Lo que nos explica Say es que para que alguien pueda demandar bienes y servicios, previamente tuvo que producir y vender bienes y servicios. Es decir, primero ofrezco los bienes que produzco y con la venta de esos bienes compro otros. Por lo tanto, como sostiene Say: “No debe decirse que la falta de ventas se debe a que la moneda es escasa, sino a que los productos lo son”. Éste es el problema que tiene el Gobierno: cree que la moneda es escasa y que la cantidad de bienes y servicios en la economía está dada. Cree que ya existen esos productos y lo que se necesita es más moneda para poder comprarlos. Por eso, pone el acento en el consumo. Por supuesto que toda economía tiene como último fin producir para luego consumir, lo que pasa es que, al igual que Keynes, nuestros gobernantes se olvidan del paso previo que es la producción. Piensan que los bienes surgen de la nada o que, dada la capacidad instalada, producir es una cuestión menor. Esa es la razón por la cual aumentan constantemente el gasto público: para “estimular” la demanda, ya que suponen que la oferta ya existe. Say veía al dinero como un vehículo, es decir, el medio de intercambio por el cual los productores realizaban sus transacciones. Consideraba que cuando un productor vendía sus bienes, no lo hacía para obtener dinero como fin último, sino para poder comprar otros bienes, siendo el dinero el vehículo que le permitía realizar la transacción. En definitiva, para Say, el dinero se obtiene de lo que uno produce y vende, y ese dinero sirve para comprar otros bienes y servicios que se necesitan. El dinero no es riqueza en sí mismo, sino que es el instrumento que permite comprar las riquezas luego de haberlo conseguido mediante la producción. Todos los intentos de Keynes por rebatir la ley de Say fracasaron porque iban contra la lógica más elemental. Keynes quería poner el carro delante del caballo, es decir, estimular el consumo antes de la producción y para eso intentó refutar la ley de Say. Si no lo conseguía, toda la estructura de la Teoría General se hacía trizas. Y Keynes no lo pudo conseguir. No pudo lograr el milagro de multiplicar los panes y los peces. Volviendo al caso argentino, el Gobierno también pone el carro delante del caballo. Quiere estimular el consumo antes que la producción y para ello expande el gasto público y la cantidad de moneda en circulación. El resultado es que, por un lado, la demanda crece más rápido que la oferta y los precios suben y, por otro lado, la cantidad de dinero en circulación sostiene y acelera el proceso inflacionario. Es fácil advertir, entonces, que el modelo de incentivar la demanda en detrimento de la inversión y la producción es insostenible en el largo plazo. En consecuencia, cuando la inflación tenga un desborde mayor al actual, la economía tendrá que desacelerarse para no correr el riesgo de perder totalmente el control de la inflación. Podrán dinamitar el INDEC, pero el problema inflacionario igual va a ser más agudo de lo que es actualmente y, en ese momento, la fiesta de consumo habrá terminado. El ejemplo más claro que puede darse respecto al incentivo del consumo en detrimento de la inversión es el del sector energético. Al mantener artificialmente bajas las tarifas de la energía en las casas de familia, el Gobierno estimula el consumo de gas y energía eléctrica. El famoso PURE (Programa de Uso Racional de la Energía) hace que, con tarifas artificialmente bajas, lo racional sea consumir mucho gas y mucha energía eléctrica porque su precio es muy bajo. Por ejemplo, en invierno, si la calefacción está muy fuerte, en vez de bajarla, la gente abre la ventana. El termostato es la ventana dada la artificialidad de la tarifa. Al mismo tiempo, las tarifas congeladas desestimulan la inversión en el sector y generan el doble problema de más consumo y menor oferta. Es el típico caso de estimular artificialmente el consumo en detrimento del aumento de la oferta. Lo mismo pasa con la carne, los bienes que tienen los precios congelados, el combustible o el transporte público, entre otros. En todos esos casos tenemos precios artificialmente baratos para estimular el consumo y una baja tasa de inversión. Como sostenía Ludwig von Mises en un artículo de 1950 en la revista The Freeman: “Keynes no fue un innovador ni un precursor de nuevos métodos para conducir los asuntos económicos. Su contribución consistió más bien en brindar una justificación aparente para las políticas que eran populares entre quienes estaban en el gobierno…”. De la misma forma, podemos decir que este gobierno no es original con su política económica ni ha inventado la pólvora. Solo está siguiendo el mismo curso que siguieron otros gobiernos que terminaron en estrepitosos fracasos.

 
Provocación
Para cuando George Bush aterrice la semana próxima en Montevideo, Néstor Kirchner y Hugo Chávez habrán organizado un gigantesco barullo en Buenos Aires, que naturalmente será protagonizado por los piqueteros y las demás bandas, ya que el protagonista, Chávez, no podrá traerse al grueso de los suyos. Para Kirchner será otro de los actos de lanzamiento de su campaña matrimonialista y para el propio Bush, una nueva "contracumbre" como la que ya soportó hace un año y medio en Mar del Plata, dándole la señal definitiva de que Kirchner forma parte del universo antinorteamericano. Ahora bien, ¿qué consecuencias puede tener la patoteada para el argentino medio? Bush es sin duda un fracasado que en Medio Oriente está en retirada y manotea desesperadamente para evitar que en otros ángulos del planeta surjan nuevos focos de conflicto. Pero si es cierto que era ingenuo pensar que Kirchner podía ser usado como instrumento para disciplinar a Chávez, también lo es que los mandatarios de otros países (Romano Prodi, Jacques Chirac, Antonio Zapatero o Vladimir Putin) toman la precaución de manifestar su disidencia de tal modo que no sea interpretada como una provocación a la mayor sociedad planetaria. Es tonto creer que energúmenos como Chávez puedan agradar a la oposición demócrata estadounidense. Ni a Lula ni a Bachelet, que también son de izquierda, se les ocurre llenar las plazas contra la gira de Bush para favorecer a los Clinton ni enviar a sus amigos a visitar Irán (D'Elía, Farinello, Cafiero). O sea que esta provocación sólo va a sumarse al resto de las desconfianzas que ya acumula nuestro país en diversas esferas del hemisferio norte.

 
Demagogia
La intempestiva decisión del ministro Daniel Filmus de otorgar un aumento indiscriminado a los docentes de todo el país, para respaldar la propia campaña en la Capital Federal, complicará el inicio de las clases en todas partes, porque si bien el gobierno central anticipa su ayuda a la provincia de Buenos Aires, todos los otros distritos le caen encima pidiendo similares subsidios, y no todos van a lograrlos, al menos con idéntica facilidad. Los gremios docentes se niegan a iniciar las clases sin el aumento y se estima que el Ejecutivo deberá invertir al menos $ 1.500 millones en satisfacerlos, monto igual al que penosamente obtuvo en la última licitación de bonos del tesoro para refinanciar la deuda pública. Pero nadie sabe de dónde tomará Economía semejante suma sin perjudicar el famoso superávit (que es "primario", recordemos: si no se paga la deuda se convierte en déficit). Toda esta negociación llevada contra reloj, deja entre la bruma la pregunta central: ¿para qué le sirve al país la educación? Si es para darles de comer a los chicos famélicos de los barrios periurbanos, o para contener a los adolescentes evitando que se droguen o delincan, entonces los docentes, con ganar poco, ganan mucho. Debieran equipararse con el convenio del cuerpo penitenciario. Si se trata de formar por el estudio y la competencia rigurosa --como en China, en India--, esa "aristocracia neuronal" que deseaba el malogrado René Favaloro, entonces ganan muy poco y merecen que la Nación gaste en solventarles esta revolución cultural, aun lo que el Estado no tiene.

 
Crítica
Un diluvio estropeó el cotillón y dispersó la clientela que Néstor Kirchner había mandado a sus capataces reunir en Plaza del Congreso, para agasajarse al salir de su mensaje anual ante las Cámaras. Pero la tormenta siguió adentro del palacio, por la virulencia con que el mandatario opacó el informe, que pretendía ser objetivo, acotando cada párrafo con un ataque contra sus críticos, al margen del texto... Y en especial al periodismo. ¿Qué pretende, una prensa aduladora de su gestión? Para eso están las oficinas de prensa del Estado y la propaganda de sus alquilones, esos intendentes suburbanos y esos piqueteros subsidiados que seguían afuera esperándolo bajo las marquesinas. Pero el deber del periodismo es decir "todo el mal que se hace en el país y todo el bien que no se hace"; en suma, ejercer la crítica cada cual a su leal saber y entender.

 
Crítica
Un diluvio estropeó el cotillón y dispersó la clientela que Néstor Kirchner había mandado a sus capataces reunir en Plaza del Congreso, para agasajarse al salir de su mensaje anual ante las Cámaras. Pero la tormenta siguió adentro del palacio, por la virulencia con que el mandatario opacó el informe, que pretendía ser objetivo, acotando cada párrafo con un ataque contra sus críticos, al margen del texto... Y en especial al periodismo. ¿Qué pretende, una prensa aduladora de su gestión? Para eso están las oficinas de prensa del Estado y la propaganda de sus alquilones, esos intendentes suburbanos y esos piqueteros subsidiados que seguían afuera esperándolo bajo las marquesinas. Pero el deber del periodismo es decir "todo el mal que se hace en el país y todo el bien que no se hace"; en suma, ejercer la crítica cada cual a su leal saber y entender.

 
Agnósticos
En el pasado, los humanos conocían la realidad a través de sus cinco sentidos: verificaban lo inmediato y rechazaban lo inverosímil. Eran materialistas, pero también tenían creencias en aquello que no veían: el mecanismo central de la realidad, el "motor inmóvil" de todo lo que existe, al que llamaban Dios. En nuestro siglo, impío, donde pocos tienen fe, se da la paradoja de que estemos condenados a creer en infinitas cosas que ni vemos ni podemos comprobar. Nunca hemos visto el átomo, y muy pocos avistaron una célula a través del microscopio: debemos confiar en la conductividad del selenio, que --según dicen-- gobierna nuestras computadoras, y en el chip de los teléfonos celulares, cuando no en la dictadura del subconsciente o los flujos automáticos de la economía. Más perentoriamente, tenemos que creer en la exactitud de las cifras oficiales, como cuando nuestro presidente dice que se montaron bajo su mandato 39.000 nuevas fábricas; que sólo este año se invertirán 35 mil millones en educación y 27.000 en energía; que el costo de la vida, que había subido el 12,3% en 2005, creció apenas un 9,8% en 2006; que la desocupación, que era del 27% al asumir, en 2003, ahora es apenas del 8,7% y que el riesgo país, que era de 7.060 puntos, es hoy sólo de 224. Cifras tanto más indigestas cuanto eran obligatorias, porque se usó la cadena nacional para emitirlas, algo inédito desde las dictaduras militares. ¿Y cómo verificar el nivel de empleo, si casi el 45% de los ocupados está en negro? Uno se pregunta por qué, entonces, hay gente revolviendo las bolsas de basura, por qué hay cortes rotativos de corriente, en los suburbios y en los pueblos; a qué se debe que no podamos colocar deuda en el exterior y si la que tomamos aquí, que ya supera a la previa al default, no nos está generando un déficit cuasifiscal que pueda llegar a ser explosivo. El presidente no dialoga y no se lo puede interrogar, pero estas dudas no lo acusan de mentir. Tan sólo refieren a la imposibilidad para los pobres mortales de verificar todo lo que se dice, y no es un agnosticismo propio de los argentinos. La semana pasada aún, los boletines financieros mundiales decían que la economía norteamericana prosperaba agradablemente. El lunes, Alan Greenspan reveló que había caído la venta minorista, la de inmuebles, de automóviles y la inversión, vulnerando las reservas de jubilación. Y se desató el vendaval bursátil. Hay imposibilidad de creer en todo lo que se dice, por lo cual frases apodícticas tales como "hay ahora 3.400.000 ocupados más" o "se están construyendo 254 hoteles" no resisten a la duda. Sobre todo, cuando el presidente sigue mudo acerca de su mortífera política rural o se niega a comentar el auge de las drogas o la inseguridad que reina en las calles y en los campos. Alega Kirchner que sus críticos queremos que las cosas le salgan mal y que por eso no le proponemos soluciones. ¿O es que tan sólo osamos revelarle nuestras dudas? ¿Y por qué se arrancaron al Congreso los superpoderes para manipular el gasto? Bastó un par de senadores que husmeara en las planillas para descubrir que proyectaban indemnizar al tristemente famoso grupo Greco. ¿Cómo no desconfiar que, sin controles, haya muchos casos así? Kirchner satanizó la ley que instaló las AFJP frente a Felipe Solá, Oscar Parrilli, Alberto Balestrini o Juan Carlos Maqueda, que la votaron y hoy son sus secuaces, mientras las cámaras "inteligentes" de la TV oficial enfocaban a los actuales jefes militares cuando aludía a los "derechos humanos", o al ingeniero Macri cuando demonizaba a la oposición. Falta humildad y sobre engreimiento: con razón el radical Fernando Chironi afirma que el presidente quiere reescribir la historia. Pide "justicia con memoria", pero olvida el asesinato de Aramburu, de Vandor, de Rucci, de Roberto Uzal, mientras se pasea rodeado de sus victimarios. Pestifera contra los años '90, pero olvida que él estaba allí, incensando a Carlos Menem y aprobando los indultos que hoy condena. Kirchner habló el jueves ante José Manuel de la Sota, que fuera embajador de Menem; Osvaldo Cornide, que jugaba al tenis con él, sentado junto a Daniel Scioli, hechura de Menem, y Alberto Fernández, su jefe de Gabinete, que integraba los equipos menemistas.

 
Los millonarios gastos de la compañia de aviacion estatal lafsa, que no funciona
Línea de alto vuelo
Desde su creación en 2003, LAFSA lleva gastados más de 40 millones de dólares
Por Jorge Lanata
04.03.2007 01:34
Ni una sola de las 20.335 palabras del mensaje del presidente Kirchner al Congreso fue “Lafsa”. K, sin embargo, aseguró ante el Legislativo que “en nuestra gestión el Estado asumió un rol activo”, que “Argentina necesitaba de un nuevo rumbo, un cambio profundo de su política y de su cultura”, y se conmovió al confesar que “lo que nosotros queremos es que este tiempo de la Historia sea recordado como el resurgir de un nuevo amanecer, donde la Argentina empezó a pensar que se podía soñar”. Pero la historia de Lafsa no parece la de un sueño, sino la de una pesadilla de la que nadie puede salir. Líneas Aéreas Federales Sociedad Anónima, LAFSA (rebautizada como Líneas Aéreas Federales Sin Aviones), es una empresa estatal creada por el decreto 1238 en 2003, que nunca voló ni lo hará, que lleva gastados desde su creación 125,7 millones de pesos (unos 40.629.646 dólares con 39 centavos) y aloja aún a 99 empleados –entre ellos cinco gerentes con salarios de bolsillos superiores a los 10.500 pesos– en dos pisos de una de las zonas mas caras de la Ciudad: Ramos Mejía y Libertador, a metros de la Torre de los Ingleses. Esos cuarenta millones de dólares en personal que navega hace tres años a la deriva representan, para tener una idea de la entidad del gasto, lo mismo que el Gobierno asignó en 2007 para la Cuenca Matanza-Riachuelo, o una cifra similar a la que se destina para fomentar las actividades de pequeñas y medianas empresas, o la mitad del programa “Más escuelas, mejor educación”. En 2006, 6.764.736 pesos de nuestros impuestos fueron a parar a LAFSA en concepto de Plan de Acción y Prespuestos de Caja, Remuneraciones, Recursos Humanos e Inversión Real Bruta, y Financiamiento Asociado. No sé si ya les dije que LAFSA no vuela, no tiene instalaciones, fuera de los dos pisos administrativos y de dirección en Ramos Mejía 1302, y 99 empleados sin funciones, algunos de los cuales aún mantienen una carpa de protesta en Aeroparque, en la que de tanto en tanto acampan. En 2006 se contemplaron también gastos por 1.000.000 pesos en concepto de “asesoramiento” no especificado. Ya dije que la empresa no funciona, ¿no?. El personal actual de LAFSA se compone de: - 96 personas de planta permanente. - Diez gerentes. - Catorce pilotos y copilotos (¿Les comenté que LAFSA no vuela?). - Dos tripulantes de cabina (¿Dije algo? Perdón, no quiero resultar pesado). - Diez Supervisores Jefe. - Veinte Técnicos aeronáuticos. - Diez administrativos. - Treinta operadores de rampa (¿Adónde darán las rampas?). - El promedio salarial de la “empresa” es de 4.500 pesos brutos y unos $ 3.700 de bolsillo. - En las previsiones del Presupuesto Nacional 2007, Anexo II Cuadro “E” (ver facsímil con detalles), el Estado destinará 4.650.284 pesos. El caso de la LAFSA no hace más que confirmar el dicho popular: en la Argentina el que no corre, vuela. VENÍ,VOLÁ,VENÍ Luego del cierre de LAPA y DINAR y con del objeto de “conservar las fuentes de trabajo afectadas”, el Estado decidió crear LAFSA, una empresa autónoma sujeta al régimen de derecho privado, por el decreto 1238/03 del 21 de mayo de 2003. Duhalde destinó a la empresa 40 millones de pesos en momentos de su creación y Kirchner gastó 80 millones más para sostenerla. El ingeniero José Alberto Bidart (uno de los operadores del ministro Julio De Vido) fue designado presidente y el cargo de vice fue ocupado por el brigadier Jorge Eduardo Baravalle, consuegro del entonces ministro de Economía, Roberto Lavagna. Nicolás Scioli, hermano del vicepresidente de la Nación, fue uno de los primeros miembros del directorio: el único que percibía sueldo, según informó Alberto F al Congreso. Según un informe del Centro para la Transparencia en la Gestión Pública y Privada del ARI, “la firma LAFSA se presentó ante la Secretaría de Transporte a solicitar rutas internacionales, las que constituirían, en algunos de los casos descriptos en los manuales de riesgo de narcotráfico, como virtuales rutas de distribución de drogas ilegales”. Las frecuencias eran: - Buenos Aires-Asunción-Ciudad del Este (tres vuelos semanales). - Buenos Aires-Lima-Quito-Guayaquil-Caracas-Bogotá (dos frecuencias semanales). - Buenos Aires-Santa Cruz de la Sierra-Caracas-Bogotá (cuatro vuelos semanales). - Buenos Aires-Lima-Quito-Guayaquil-Caracas-Bogotá-México-Los Angeles (tres frecuencias semanales). - Buenos Aires-Santa Cruz de la Sierra-La Paz-Caracas-Bogotá-México-Los Angeles (tres vuelos semanales). LAFSA firmó entonces un acuerdo con Southern Winds (la empresa de las narcovalijas) de “cooperación empresaria”: LAFSA se comprometía a pagarle el salario a 1.000 ex empleados de LAPA y DINAR, de los cuales 578 prestaban servicios en SW, y a entregar, además, $ 3.200.000 semanales en combustible. En un discurso pronunciado en el Aeroparque antes del despegue del primer avión con la identificación “LAFSA-Southern Winds”, dijo el presidente Kirchner: “Apostamos a un buen resultado, sabemos que los escépticos van a estar esperando que fracase, pero nosotros estamos convencidos de que la calidad empresaria y la calidad de los trabajadores permitirán que esto pueda funcionar”. El ministro De Vido expresó entonces que “estamos asistiendo a un hecho trascendente del transporte aéreo nacional”. También se encontraban presentes el secretario de Transporte, Ricardo Jaime; el subsecretario de Transporte Aerocomercial, Ricardo Cirielli; y el diputado y dirigente gremial Ariel Basteiro, hoy miembro del directorio de Aerolíneas.Todos coincidieron en anunciar que en el último trimestre del año (2003), se incorporarían nuevos aviones y que LAFSA-SW cubrirían alrededor de treinta rutas de cabotaje. ¿DONDE ESTA EL PILOTO? El convenio de LAFSA con Southern Winds estuvo vigente hasta marzo de 2005, cuando la empresa llegó a un entendimiento con la chilena LAN, que absorbió a parte de sus empleados. Pero ya entonces LAFSA tenía un pasado que, aunque breve, era bastante turbio: ¿Quién había elegido a los ex LAPA y DINAR que quedaron? ¿Con qué criterio? ¿Entraron sólo ellos? Según la Oficina Anticorrupción, se verificaron al menos 70 ingresos de empleados que nada tuvieron que ver con las empresas fallidas. Y de acuerdo a un informe de la ANSeS, 14 de esas personas trabajaban en otro sitio mientras se suponía que lo hacían en LAFSA. En una denuncia ante la OA, el diputado macrista Federico Pinedo –uno de los pocos que se ocupó seriamente del asunto– recordó palabras del ministro De Vido y de Anibal F ante el Congreso: “Los listados del personal –dijeron– fueron confeccionados por los delegados gremiales de APL (Asociación de Pilotos de LAFSA, Daniel Amigo), AAA (Asociación Argentina de Aeronavegantes, Paula Marconi), APTA (Asociación Personal Técnico Aeronáutico, Guillermo Cruz Quival), APA (Asociación de Personal Aeronáutico, Hernán Cardigonde) y UPSA (Unión Personal Superior Aeronáutico, Sergio Dotta)”. Pinedo recuerda en su presentación que en el listado de los sueldos de LAFSA de enero de 2005 aparece el delegado del gremio del subsecretario Cirielli, Cruz Quival, cobrando $ 4.722 más 853 pesos de tickets de mercadería. “Habiendo cuatro empleados de apellido Cruz que correspondería verificar si habían trabajado antes en LAPA o DINAR, y si tienen parentesco con el dirigente mencionado”, detallaba la denuncia. El delegado de UPSA Sergio Dotta cobra en LAFSA $ 6.417 al mes, más 1.423 de tickets canasta; la lista detalla también la presencia de dos empleados con el mismo apellido. El gremialista Cardigonde cobra $ 2.031 más $ 241 de tickets, la delegada María Paula Marconi, $ 1.909 más 197 de tickets y hay otros dos empleados de apellido Marconi dentro del personal. En pleno escándalo por las narcovalijas de Southern Winds, el ministro De Vido consideró “liquidada” a la empresa LAFSA. “No existe más, se liquidó, dijo el ministro de Planificación. De modo que debe pensarse que los 99 empleados, los dos pisos en Retiro y el millón y medio de dólares destinado a pagar sueldos del presupuesto 2007, forman parte de nuestra afiebrada imaginación. Los motivos que en off mantienen funcionarios del Gobierno para intentar explicar esta lujosa vida vegetativa de LAFSA son encantadores: —Todavía no se pudo ubicar a los cincuenta maleteros, porque eran la oposición del sindicato y ahora es el sindicato el que pone trabas para que se los reasigne, afirmaron ante PERFIL sin hesitar. Así que por culpa de los maleteros hay gerentes, pilotos, asistentes y supervisores a los que no les queda otra que no trabajar e ir puntualmente a Retiro a cobrar su sueldo. Estos maleteros son incorregibles. El personal que ya lleva tres años sin levantar vuelo no es muy distinto del original, aunque entre el año pasado y el actual se contrataron tres nuevos empleados (¿Les comenté que LAFSA no tiene aviones, ni vuela, ni tiene rampas, ni azafatas, ni turbulencia, ni cinturones de seguridad, ni detectores de humo en los baños porque no tiene baños?). El consuegro de Lavagna y el amigo de De Vido siguen en funciones. El gerente general (¿de quién?) es Guillermo Ballesteros, el gerente de Atención al Pasajero (SI, USTED ACABA DE LEER ATENCION AL PASAJERO) es el Auxiliar de a Bordo del avión presidencial Tango 01 (en uso de licencia en su otro trabajo), el Gerente de Mantenimiento es Hugo Cifala, el de Personal Ricardo Spera, y el de Marketing (SI, USTED ACABA DE LEER MARKETING) Walter Salama, el gerente de Comandantes es César Carrizo, y el Sr. Escagliarini es el gerente de Tripulantes de Cabina.Cada uno de ellos lleva ya tres años y cobran unos $ 10.500 más tickets canasta y viáticos. Luego de un año de investigar el caso, Martín Montero, Director de Investigaciones de la Oficina Anticorrupción, presentó la denuncia sobre LAFSA ante el Juzgado Federal Nº 3 de Daniel Rafecas, secretaría 6. En su presentación, la OA ratifica gran parte de los informado y agrega un elemento más: se detectaron empresas creadas después de LAFSA con el aparente y sólo fin de comerciar con esta empresa aérea sin aviones. En algunos casos los directores de las empresas supuestamente proveeedoras son los mismos y han cobrado por gastos muy sugerentes:en 2004 LAFSA pagó $ 459.664,37 por “Uniformes” y $ 372.750 por “Capacitación”. Las empresas sospechadas por la OA son: Soluciones Aeronáuticas S.A., SMR S.A., CWS Centro Médico de la Salud S.A., Gialco S.R.L. y MSP Seguridad S.R.L.,Kalmatex S.A.,La Bluseri S.A. y Gexal S.A.. El juez Rafecas mantiene en la causa el retraso normal de todos los aeropuertos: aún no ha citado a nadie, ni tomado indagatorias. Sólo ordenó un peritaje contable sobre las compras y contrataciones que todavía no finalizó.

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